¡A las que comentáis muchísimas gracias de nuevo! >________< Soy inmensamente feliz cuando leo vuestros comentarios por pequeños que sean *3* ¡Me animáis un montón! ¿Tal vez sea por eso que escribo más? ^^
Tengo que ponerme a acabar la segunda parte del último cap del threeshot... u_u muchas cosas y poco tiempo. Pero bueno, ya veré lo que hago ^^
¡Aquí tenéis el cap!
¡Espero que os guste!
¡Douzo~!
Parejas: Ariyama, Yamajima, Okajima, Yabuhia, Takanoo, Chiitaro.
Capítulo once.
Ya habían llegado todos a la gran casa de la playa de la familia Takaki. No podían evitar pensar que realmente la familia de Yuya tenía mucho dinero. Demasiado. Siempre lo habían sabido, pero hasta hoy no lo habían confirmado del todo. Ya que Takaki desde hacía algún tiempo vivía solo. Bueno, ya le habían conocido viviendo solo. Los padres estaban todo el día trabajando, y cuando no, tenían que irse a otro país por asuntos de negocio. Y habían optado por alquilarle un apartamento a su hijo y así no sentirse mal.
Yuya nunca le había dado importancia al asunto de sus padres. O tal vez sí, pero con ellos nunca lo manifestaba. Nunca se quejaba, ni tenía una mala palabra hacia ellos. Simplemente decía que ellos habían sacrificado muchas cosas por el bien de él. Los demás comprendían eso. Lo cierto era que los padres de Takaki, cada vez que tenían oportunidad, estaban con él o le llamaban todos los días. Y varias veces al día.
Todos miraban la casa sorprendidos. Era enorme. Cabía todo el apartamento de Daiki en una sola habitación de esa casa. Por no contar las maravillosas vistas que tenía. La playa quedaba a menos de diez minutos de la casa. Estaba muy cerca. Mucho. Cosa que les sorprendió y agradecían. Así no tendrían que caminar mucho, que con las olas de calor que haría ese verano, poco les apetecía tener que caminar.
Poco tiempo después fue el turno de elegir habitación. Había solamente dos grandísimas. Que también habían quedado maravillados con ellas. Ambas habitaciones eran igual de grandes, e igual decoración. Ambas tenían una puerta corredera de cristal que las llevaba al camino de la playa, y desde ellas se podía ver la playa. Tenían unas vistas realmente hermosas.
Al final decidieron que los mayores dormirían en una, mientras que los pequeños en la otra. Como eran iguales, no había problema por quién se quedaba con la habitación grande. A Daiki esto no le pareció bien. No le gustaba la idea de dejar a Yamada y a Yuto en una misma habitación. Pero así eran las cosas y tendría que aguantarse. Y la idea de que durmiesen por más de un mes en una misma habitación tampoco le parecía muy tentativa.
Sorprendentemente, ambas habitaciones estaban equipadas con cinco camas. Todos quedaron sorprendidos por la capacidad de organización y lo atento que era Takaki.
- ¿Lo has preparado todo? – preguntó sorprendido Hikaru mientras dejaba la maleta al lado de la que sería su cama durante el resto del mes. Takaki sonrió y asintió. – Increíble… – susurró sorprendido Yaotome.
Todos imitaron a Hikaru y dejaron las maletas al lado de sus respectivas camas. Poco tiempo después pasaron a la sala principal y ahí se sentaron a esperar al resto. Estaban cansados, el viaje había sido de seis horas. Y seis horas sin hacer nada… era cansino.
Poco tiempo después aparecieron los pequeños del grupo. Al parecer habían tardado por decidir quién dormiría en cada cama. Chinen quería dormir al lado de Yamada y Yuto también, pero Yamada quería dormir al lado de la pared, lo que solamente dejaba un lado. Al final acabó accediendo Yuto ante la insistencia de Chinen.
Todos suspiraron ante la obviedad del asunto. El pobre Yuto tendría que dormir alejado de Yamada… pero ese asunto había alegrado a Daiki. Aunque estaba mal admitirlo, se alegraba de que Chinen hubiese conseguido el sitio al lado de Yamada.
Decidieron ir a dar un paseo por la playa. La brisa fresca relajaba a los paseantes. El ruido de las olas complementaba aún más la relajación. Además del calor que era buen acompañante. Hablaron distraídos, contentos, relajados. Estaban entusiasmados por el mes que pasarían allí.
Después del tranquilo paseo entraron otra vez a la casa. Era hora de cenar, vaya que el tiempo vuela cuando uno se divierte o se relaja. Yamada se ofreció a cocinar, después de todo era su mayor hobby. Takaki le acompañó, pero al contrario que Yamada, a él le gustaba comer. Aunque también sabía algo de cocina, le podría ayudar en algo. Los demás fueron preparando la mesa. Decidieron comer en la terraza, pues apenas estaba anocheciendo y la brisa que tiraba era realmente deliciosa. Sin duda cenarían a gusto. Porque si hubiesen decidido comer dentro se asarían de calor.
Solamente Chinen, Okamoto, Daiki y Yabu estaban preparando la mesa. Daiki ponía el mantel y los cubiertos, Yabu traía las bebidas y los aperitivos, Chinen los vasos y los platos, y Keito ponía las sillas y las servilletas.
Ryutaro, Hikaru, Inoo y Yuto decidieron ir a ducharse, así para después de la cena no sería más tedioso esperar turnos para ducharse todos. Además de que Inoo y Hikaru se habían dedicado a mojarse con el agua del mar. Y Ryutaro y Yuto simplemente querían refrescarse. Aunque los demás les habían dejado marchar (porque pensaban que trataban de escabullirse de hacer algo) con la condición de que luego fuesen ellos quien quitase la mesa.
Cenaron en tranquilidad y entre risas. Tal parecía que la convivencia iba a ser buena.
Aunque Inoo aún estaba algo incómodo. Miraba de vez en cuando de reojo a Takaki, sin que el otro se diese cuenta. No sabía de dónde había sacado esa faceta tan tímida que estaba sacando a relucir ahora. Se desconocía a sí mismo. Solamente una vez se toparon sus miradas (la de Takaki e Inoo) y sintió su corazón alocado. En milésimas de segundo su ritmo cardíaco aumentó considerablemente, tanto que pensó que se saldría del pecho. Ese acto desconcertó al moreno. Hacía tiempo que no experimentaba ese nerviosismo. Solamente una vez había sido, años atrás y con la misma persona…
Después de cenar como habían acordado Inoo, Ryutaro, Hikaru y Yuto recogieron la mesa. Se encargaron de quitarlo todo, servir las tazas y preparar el té. Tenían pensado quedarse un poco más. La noche estaba muy agradable como para desperdiciarla. Además de que estaban pasando un rato muy ameno.
- Aquí está el té. – anunció Hikaru mientras todos los demás le miraban atravesar el umbral de la puerta de la terraza. Sonrieron. Sí, era un rato muy ameno. Esperaban que así fuese el resto de los días.
Todos esperaron a que Hikaru sirviese el té en las diez tazas y comenzaron a beberlo tranquilamente. No había prisas. Solamente disfrutar el momento todos juntos, como hacía años. Realmente ahora podían decir que habían vuelto. Esos días de felicidad, experiencias, amistad, cariño, libertad… habían vuelto. Volvían a estar completos.
- ¿Por qué no hacemos mañana una excursión? – preguntó Takaki con un tono entusiasta y una radiante sonrisa. Parecía que disfrutaba organizando cosas. Y los demás también. Ya que normalmente los planes de Takaki eran muy acertados y les gustaba a todos.
- ¿Una excursión? – preguntó extrañado Chinen mientras sorbía un poco de su té. – ¿A dónde? – estaba interesado en su oferta. La verdad es que era tentadora. Además de que no se iban a quedar todo el mes allí metidos en esa casa.
- Podemos ir a la ciudad, conocer un poco esta parte del país. – explicó Yuya entusiasmado. Los demás meditaban sus palabras. La verdad es que era un plan bueno. Nunca estaba de más conocer más sitios.
- ¿Por qué no? Un poco de turismo no nos vendría mal. – habló Inoo contento, tal parecía que el entusiasmo era contagioso. Los demás se miraron entre ellos. Aún meditando del plan.
- Cierto. – apoyó Yamada. – Ya que estamos aquí, aprovechémoslo. – sonrió ampliamente. Daiki se quedó mirando esa sonrisa. Instintivamente sonrió también. Con esa hermosa sonrisa no parecía tan malo el plan. Aunque tenía que negarse. No podría estar todo el día de turismo, tenía que protegerse del sol.
- Yo no creo que vaya. – sentenció decidido y algo triste Arioka. Le dolía tener que perderse ese momento con ellos, pero ante todo estaba la salud. No quería rehusarse, pero tenía que hacerlo. Hay veces que te tienes que oponer a cosas que quieres, y eso lo sabía bastante bien.
- ¿Por qué no? – preguntó extrañado Yabu. Normalmente Daiki solía apuntarse de cabeza a cualquier plan, no solía oponerse a nada divertido. Y esta ya era la segunda vez que dudaba sobre acudir a algún sitio. Comenzaba a preocuparse.
Daiki no sabía qué decir. No quería contarles para que no cambiasen los planes a causa de él. Tampoco quería condicionarles a la hora de proponer cualquier cosa. Pero no se le ocurría nada. Ninguna escusa venía a su mente para salvarle de ese apuro. Miró sus manos apoyadas en sus piernas, le sudaban. Estaba nervioso. Todas las miradas de los presentes estaban puestas en su persona. Tragó fuertemente. Podía sentir las miradas pesadas y preocupadas encima de él.
- No creo que pueda despertar. – no sonó del todo convencido. Pero es que esa escusa no se la creía ni él. Era muy absurda. Levantó la mirada y sonrió, tratando de que le creyesen con esa sonrisa. Se alivió al ver que algunos sonreían. Pero había otros como Yabu o Yamada que le seguían mirando extrañados. Claramente, no se habían creído la respuesta.
- Tranquilo. Yo puedo despertarte. – comentó Takaki tratando de restarle importancia al asunto de dormir. Arioka suspiró al ver que no había funcionado. Bueno, no se podía negar, además de que tampoco se le ocurría otra escusa. Se pondría un gorro y crema solar, y por si las moscas, andaría por la sombra.
- Vale iré. – susurró derrotado. No quería seguir sintiendo todas las miradas encima de él. Además de la incomodidad del asunto. Tragó fuertemente de nuevo. Tenía que ir pensando alguna escusa para las próximas veces.
Yamada seguía extrañado. Ya era la segunda vez que Daiki se negaba a participar en actividades del grupo. ¿Sería para no tener que verle a él? Ese pensamiento le entristeció. No sería por eso, ¿verdad? Si fuese así se sentiría terriblemente culpable. No quería condicionar la vida de otra persona, pues bien sabía que Daiki le encantaban las actividades con el grupo. Pero no por eso dejaría de ir él con el grupo. Aunque bueno, eso solamente eran cavilaciones suyas, no había nada cierto todavía.
Después de eso planearon entusiasmados la actividad del día siguiente. Daiki aún seguía incómodo y no había participado nada en la conversación. Yamada de vez en cuando le miraba preocupado. Quería hablar ese tema con él, pero no se atrevía. Tampoco sabía cómo hablarlo con él. Suspiró pesadamente ante su confusión llamando la atención de Yuto, que estaba sentado a un lado de él.
- ¿Pasa algo, Yama-chan? – preguntó interesado. Parecía que el mayor estaba agobiado, como dudoso o preocupado por algo. Haciendo que él también se preocupase. El aludido subió la mirada para posarla en el preocupado rostro de su novio. Sonrió tratando de tranquilizarlo.
- No, no pasa nada. – ensanchó la sonrisa. Cosa que tranquilizó al moreno. – Solamente estoy entusiasmado por lo de mañana. – mantuvo la sonrisa para que Yuto no se preocupase más. Yuto sonrió asintiendo a las palabras del castaño.
- Sí, yo también. – exclamó totalmente contento. Pasar tiempo con sus amigos era un verdadero placer, y más después del tiempo que estuvieron separados.
Fueron marchando poco a poco para la cama. Algunos estaban cansados, otros simplemente querían dormir como era el caso de Chinen. Ahora que estaba de vacaciones podría dormir más tiempo que era lo que más le gustaba. Solamente quedaron Inoo, Takaki y Yabu. El mayor de todos seguía sentado en la silla leyendo un libro. Según él ese era una buena noche para un buen libro. Los otros dos no entendieron a qué se refería puesto que no leían asiduamente.
Estaban en silencio. Yabu concentrado en la lectura. Los otros dos no sabía de qué hablar. Era muy incómodo. No habían vuelto a hablar desde el caliente incidente. Grato para los dos, pero incómodo de llevar. Cada uno miraba en dirección opuesta. Ese tenso ambiente llegó a incomodar a Kota también.
- Podéis hablar. No me interrumpiréis la lectura, tranquilos. – estaba acostumbrado a leer con sus sobrinos revoloteando alrededor. Se había acostumbrado a leer con ruido. Y él pensaba que los otros dos estaban en silencio para no molestarle.
Los otros dos asintieron pero aún así no hablaron y el silencio volvió a reinar. Incomodando de tal manera al mayor de los tres que decidió marcharse para leer en la habitación. Dejando a los otros dos completamente solos. Haciendo la situación más incómoda.
- Bueno… - susurró Inoo tratando de iniciar una conversación. Este era el momento perfecto para hablarle sobre llevar el tema con naturalidad. Eran dos adultos que se habían acostado, algo normal en la sociedad de hoy en día.
- Creo que me voy. – la áspera voz de Takaki erizó el bello del moreno, haciendo que levantase la mirada. Viendo cómo el mayor se marchaba entró en pánico. Tenía que hablar con él. Y seguramente que no tendría otra oportunidad para ello.
- ¡Espera! – elevó el tono de voz a la vez que se levantaba súbitamente de la silla. El otro se giró sorprendido por el grito que había pegado Inoo. Tenía los ojos abiertos. – Necesitamos hablar. – en su tono se podía notar el nerviosismo que tenía. Tragó fuertemente mirando a Takaki fijamente. No comprendía cómo el castaño estaba tan tranquilo, ¿sería que no es la primera vez que se encuentra en esta situación? A lo mejor eso era. A lo mejor ya había tenido varios deslices.
- Hablemos entonces. – sonó severo. Pero la verdad es que estaba tan nervioso, o más, cómo Inoo. Solamente no sabía de dónde había sacado la fuerza o voluntad para parecer tan tranquilo. Volvió y se sentó en donde estaba antes y esperó a que el otro hablase.
- Verás… - titubeó un poco. No sabía cómo comenzar la conversación. – Creo que lo mejor sería hacer como si no hubiese pasado nada. – susurró alto para que el otro le escuchase. ¿De dónde había sacado esa naturaleza tímida? ¡Él no era así! O por lo menos eso creía hasta hace poco…
Takaki meditó las palabras. Tenía razón. Eso era lo mejor. Aunque le dolía, pues él tenía la esperanza de que se volviese a repetir, ser eso que se llama “amigos con derecho”. Pero tal parecía que Inoo no quería verse involucrado de esa manera con él y le dolía. Miró el suelo entristecido. ¿Qué le pasaba? Hacía tiempo que había dejado los sentimientos de Inoo apartados. A lo mejor era eso, los había dejado apartados pero no olvidados. Y parecía que ahora estaban saliendo a flote.
- Tienes razón. – se levantó de golpe. – Es lo mejor. Como si nada hubiese pasado. – el malhumor le subía desde sus puños apretados fuertemente, hasta su mandíbula, la cual tenía tensa. Inoo le miró preocupado. Esas palabras le habían dolido, las había dicho con un tono… rencoroso. Como si se arrepintiese de haber compartido fluidos con su persona.
Inoo le vio marcharse, sintió temor. No quería que se fuese enfadado, tal vez se había expresado mal o algo que le había hecho molestarse. Se levantó apresuradamente y corrió hacia él, por suerte aún no había salido de la terraza, lo cual les daba algo de intimidad. Le cogió de la muñeca y le detuvo. Pero el mayor no se giró a mirarle. Kei pudo notar como el castaño apretaba el puño. Sí, estaba enfadado.
- Takaki… - susurró. El mencionado abrió los ojos sorprendido. Ese susurro… le incitaba. Le llamaba a continuar lo de la otra noche, a volver a sentir el cuerpo de Inoo retorcerse de placer bajo el suyo.
Se giró rápidamente y empotró a Inoo en una pared cercana. El moreno tenía los ojos abiertos, sorprendido. ¿Qué estaba pasando? Takaki le tenía acorralado entre su cuerpo y la pared. Le miraba intensamente, respiraba agitadamente y tenía una pierna entre las suyas. Instintivamente se mojó los labios con la lengua, los tenía secos, y tragó saliva. Pero no sabía que eso incitaba aún más al mayor que se moría por besarle. Miró fijamente los carnosos y blanquecinos labios del moreno. Se aproximó al rostro del menor que le miraba intensamente.
Y finalmente le besó.
Ambos deseaban ese contacto que comenzó lento, pero que poco a poco aumentó la intensidad. Ambos disfrutando el contacto. Respiraban acompasados, transmitiendo sentimientos, no sabrían cuáles pero algo se transmitía. La lengua del castaño se adentró en la cavidad de Inoo, gesto que éste le permitió, profundizando el beso.
- Inoo-chan, Takaki… - susurró alguien al otro lado de la puerta que para desgracia de los mayores era transparente, dejando ver lo que hacían ellos.
Ambos se separaron rápidamente mirándose fijamente para después mirar al intruso. Estaban escandalizados, alguien les había descubierto.
- ¿Qué… hacéis? – preguntó completamente sorprendido Chinen que se había levantado a por un vaso de agua.
Y esto solo acababa de empezar…
*Fin del cap.11*
Bueno, pues aquí tenéis el capítulo. Tengo que decir que me está resultando algo difícil eso de escribir a los diez personajes en una misma casa xD Pero está siendo entretenido hacerlo, además de las parejas... xD Pero bueno, creo que no está quedando del todo mal ¿no?
¿Qué tal? ¿Os ha gustado?
Quiero decir que el motivo de marchar Daiki y lo de que se rehuse a hacer ciertas actividades van ligados... ^^
¡Espero que os haya gustado!
¡Hasta la próxima!
¡Mimi-chan destaa~!
Que geniaaal *_____* me tienes enganchadita! ahahahah
ResponderEliminarMe encanta como está yendo todo, tan.. tan real, no sé ahahah y la escenita de Takaki e Inoo me enamora *_*
Waaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMuero ;A;
¿Qué tiene Daiki? D:
¡¡Ya quiero saberlo!!
Eso del sol, ¿por qué no puede estar tanto en el sol?, ¿qué le pasa?
Ya me quedé más ansiosa del siguiente episodio~~
¡¡Gracias!!
*o* esta muy bueno ayer me leí el fic desde mi cel y hoy lo comento
ResponderEliminarkyaaaaa me encanta, ese baka de Yuto que confunde el cariño que tiene por Yamada y no se da cuenta cuando tiene celos si se le acercan a Keito, ese Takanoo *o*, Chii porque los interrumpes, pobre Daiki, pero quiero saber que pasa que se tuvo que mudar