Bueno, sin más dejo la conti.
Espero que les guste!!! ^^
Capítulo 3
¿Cómo? ¿Qué era esa osada proposicion? ¿Era tan rico y no le habían enseñado modales? ¿Quería acostarse con él? ¡Ja! ¡Ni loco! ¿Por qué iría a hacer tal cosa? Vale sí, estaba desesperado por salir de ahí, pero tampoco era como para acostarse con alguien. Además, ese chico llevaba ahí como una hora o dos, ni si quiera se conocían.
- ¿Perdón? -
volvió a repetir la pregunta. Quería creer que había sido fruto de su imaginación, pero seguramente que su imaginación no le jugaba tan mala pasada.
- Me has oído perfectamente. -
espondió al otro lado de la habitación mirando divertido la expresión de Yamapi. ¿Qué le hacía tanta gracia? pensó malhumorado el mayor mirándole con el ceño fruncido.
- Cuando seas una mujer me acuesto contigo. -
respondió burlón Yamashita. Se extrañó de ver una sonrisa de autosificiencia en el rostro del menor, ¿qué quería decir esa sonrisa? Un escalofrío recorrió el cuerpo de Tomohisa.
- ¿Estás seguro? -
preguntó sonriente el menor mirándole fijamente, mirada que llegaba a incomodarle. Tegoshi sabía del efecto que causaba su penetrante mirada en los demás y quería causar ese efecto en Yamashita.
- Claro. -
respondió despreocupado mientras se daba la vuelta y caminaba hacia el exterior del cuarto deYuya. Totalmente ageno a lo que sucedería en los días siguientes.
--------------------------------------------------------------------------------
Varios días habían pasado desde la extraña charla que había mantenido con el señorito Tegoshi. En esos días no había dejado de pensar en sus dos compañeros de piso, seguramente que sin él estarían peleados todo el día. Una sonrisa escapó de sus labios, los echaba de menos, de verdad que sí. Desde que había llegado a esa casa se le había negado cualquier contacto con el exterior y eso le volvía loco. No saber nada de sus amigos y ellos nada de él, le mataba de preocupación. Pero bueno, se lo tenía merecido, había aceptado la propuesta sin pensar en las consecuencias. Pero es que el señor Tegoshi no le había dicho nada de las condiciones que tendría que cumplir.
¡Estaba totalmente aislado del mundo!
Era injusto, por eso tenía ganas de acabar cuanto antes. Pero el señorito Tegoshi no tenía tiempo de nada, marchaba temprano a hacer no se qué y hasta bien pasada lo noche por la mansión no aparacía. ¡Y así no había quién avanzase nada! ¡Era totalmente exasperante! ¡Así no saldría nunca de esa casa! Cada vez la propuesta del menor se le hacía más tentadora. Así podría salir de esa casa y volver a su vida normal.
- ¿Está dispuesto a fingir ser otra persona bastante tiempo por una sola noche de placer? -
pensó en voz alta Yamapi que estaba en el salón principal aburrido, había recorrido la casa buscanod algo de diversión, pero no había encontrado nada con qué entretenerse.
-¿Quién ha dicho solo una noche? -
habló alguien detrás de él. Por el susto de no hallarse solo se levantó del sillón en el que estaba sentado y se giró para ver al intruso que había irrumpido en el lugar.
-Bueno, has dicho "si te acuestas conmigo". -
repitió las palabras dichas por el menor días antes. Éste intensificó la sonrisa mientras le miraba divertido, ¿qué le hacía tanta gracia? pensó Yamashita.
- No veo el "solo una noche" por ninguna parte. -
habló con un deje burlesco en el tono. El mayor arrugó el ceño mirándole receloso,.
- Ya pero eso es lo que has dado a entender. -
contradijo el mayor acercándose un paso. Parecía que ese chico tenía ganas de buscarle las cosquillas, pues como siguiese por el mismo camino se las iba a encontrar.
- Me da igual lo que yo haya dado a entender. -
respondió con aires de indiferencia. Realmente le estaba sacando de quicio ese muchacho, ¿cómo se atrevía a retarle? porque eso era lo que estaba haciendo.
- Estás incumpliendo tu palabra. -
volvió a contradecir Yamashita, se sentía engañado. Porque él había entendido una cosa y ahora ese pequeñuelo le estaba diciendo lo contrario.
- ¿Qué más da? Total, tu no ibas a aceptar. -
dijo mientras se acercaba peligrosamnete a él, Yamapi intentó retroceder pero no pudo, había una mesita detras de él, entorpeciéndole el paso.
- Porque no vas a aceptar ¿no? -
habló una vez que estuvo lo bastante cerca del mayor, quedando a escasos centímetros el uno del otro, claramente el mayor acorralado. Yuya tenía que reconocer que el mayor le atraía y mucho, por eso sería capaz de hacer lo que fuera para llevárselo a la cama.
- No. -
respondió no tan autoritario como él huviese querido, pero lo que contaba era que se había negado. No, definitivamente no tendría nada con él. Por muy tortuoso que fuese el estar aislado del mundo.
- Oh, que pena. Lo íbamos a pasar bien. -
dijo para después separarse completamente del mayor y caminar en dirección a la puerta para salir e ir a su habitación a descansar.
Yamashita se quedó mirando por donde se había ido el menor, eso había estado cerca, muy cerca. El menor sabía bien lo que estaba haciendo. Por poco y casi lo engatusa, ¿qué era lo que tenía? Casi cae en sus redes y eso no podía suceder,. nunca se liaría con un niño rico y mimado, nunca.
Pasaron varios días y no huvo ningún encuentro más entre Yamapi y Tegoshi. Tal parecía que se evitaban, el padre del menor le había preguntado si había avanzado algo pero este desafortunadamente le había tenido que responder una negativa. El trabajo de Yuya requería mucho de su tiempo, ya que pertenecía al mundo del espectáculo; cantaba, modelaba y actuaba. Y tal parecía que no tenía tiempo, inclusive los fines de semana.
Eso estaba empezando a hartar a Tomohisa, nunca había fallado en ningún trabajo que le habían pedido y esa no sería escepción. Tenía que avanzar sea como sea.
*Con Tegoshi*
Se encontraba desnudo en una gran cama, había gozado de uno de los mayores placeres de la vida, el sexo. Y más si quien lo complementaba era su mejor amigo y socio; Masuda Takahisa. Desde hacía ya varios meses que esos encuentros habían comenzado, ninguno sentía nada romántico por el otro, solamente era simple necesidad o calentón, nada más.
- Ah. -
suspiró Tegoshi mientras se dejaba caer en la cama. Ese día Masuda había estado mejor que los anteriores, a lo mejor había afectado esos tres meses sin verse.
- Sí que me tenías ganas eh. -
habló divertido el menor de los dos. El otro algo avergonzado por en parte tenía razón, se giró y le miró sonriente. Haciendo que esos holluelos de sus mejillas saliesen a la luz. Tegoshi le miró enternecido, el rostro de Massu era lo mejor, aunque su cuerpo también...
- No más que tú a mi. -
respondió juguetón mirándole fijamente a los ojos, una de las pocas personas que podía sostenerle la mirada. Realmente uno de los pocos privilegiados, seguramente que por eso Yuya se sentía tan agusto a su lado.
Tegoshi se acercó y le besó, era un beso suave, pausado y tierno. Nada salvaje o ardiente como los que se habían dado anteriormente, no. Este era cariñoso. Sin llegar a profundizar, solo un toque de labios. Después del contacto que Yuya finalizó, se miraron. Los ojos de Massu brillaban mirándole atentamente. Esa mirada que cautivaba hasta al más malvado villano.
- Me tengo que ir. -
anunció sin previo aviso el menor levantándose, posando los pies en el suelo. Su desnuda espalda y pecho se mostraron. Takahisa no dijo nada, pues los encuentros siempre eran así. Ya estaba acostumbrado, además, no tenía por qué impedírselo, era libre de hacer lo que quisiese.
Lentamente Yuya se vistió bajo la atenta mirada del mayor, adoraba ese cuerpo tan delgado y frágil. Aunque frágil no era ya que podía aguantar cualquier cosa. (Sí, piensen mal). Cuando estuvo listo se giró y le sonrió mientras se acercaba a la cama y le daba un corto beso.
- Te llamaré. -
con eso se despidió y salió de la gran habitación sin hacer ruido. Algunas de las sirvientas de la mansión Masuda se le quedaron mirando, algunas sonrojadas otras extrañadas. Aunque no era la primera vez que Tegoshi se quedaba horas en la habitación de Takahisa, pero aún así a algunas les sorprendía. ¿Qué podían hacer ahí ellos dos tanto tiempo?, pensaban. Ni lo imaginaban.
Llegó a la mansión de sus padres, esperando encontrarse con su nueva víctima. No era el primero que se le resistía y mucho menos sería el último. Además le gustaban los retos, los amaba. Nada más subir las escaleras se encontró con el primer mayordomo de su padre, Takaki se llamaba.
- Señorito Tegoshi. -
saludó haciendo una leve reberencia. El mencionado le miró mientras le sonreía alegre, era un señor mayor, con el pelo algo canoso, pero no mucho, ya que se lo teñía. Siempre le había infundido respeto, más del necesario. Era alguien serio y educado, totalmente lo contrario a él.
- Buenas noches. -
respondió él. Era más de media noche.
- Que descanses. -
volvió a hablar Yuya para despedirse y entrar en su cuarto. No sin antes mirar la puerta que estaba antes de llegar a la suya. Espera y verás, pensó Yuya mientras sonreía y entraba en su cuarto.
Varios días pasaban sin ninguna novedad para el inquilino de la mansión. Si seguía así no llegaría a ningún lado, tenía que hablar seriamente con el muchacho que osaba ignorarlo. Preguntó a varias mucamas donde se encontraba el señorito y éstas le indicaron que se encontraba en la biblioteca. Dando zancadas se dirigió allí echo una furia, ahora mismo le pondría las cosas claras. Llegó sin picar ni nada, cerró la puerta y se dirigió rápidamente a la mesa en la que estaba Yuya.
Lo vio leer tranquilamente, con los rayos haciendo resaltar su pelo y su cara. Tenía la piel dorada y los rayos la resaltaban aún más, magnífica visión sin duda. Pero Yamashita no tenía tiempo para visiones celestiales.
- No creas que no me he dado cuenta de lo que intentas. -
irrumpió la lectura del menor que giró el rostro para mirarle. No parecía sorprendido, es más, parecía que lo esperaba. Yamapi vio la sonrisa en el rostro del menor.
- ¿Qué es lo que intento? -
se hizo el loco para que éste le dijese qué era lo que él tramaba. Cerró suavemente su libro y le miró tranquilo. Yamashita le aguantaba la mirada, punto a favor.
- ¿Ahora te vas a hacer el loco? ¡Eso no funciona conmigo! Créeme he visto mejores estrategas que tú por las calles. -
habló totalmente furioso. Estaba hasta las narices de que ese chabal jugase con él, no era el primero que lo intentaba y no sería el último que fracasaría.
- No sé de qué me hablas. -
respondió totalmente calmado el menor. Yamapi arrugó más el ceño, si es que se podía, y apretó sus puños. Le sacaba de quicio, realmente era molesto ese chico.
- Que no sabes de qué hablo... -
ironizó totalmente cabreado el mayor. Tegoshi no quitaba la sonrisa, pues le encantaba molestar a los demás. Aunque cuando quería podía ser muy ingenuo.
- Exactamanete. Si me lo explicas tal vez entienda lo que quieres decir. -
su tranquilidad estaba por acabar con la poca paciencia que le quedaba a Tomohisa. Éste respiró para tratar de tranquilizarse, cuando ya estuvo más calmado habló.
- Sé que estás tratando de evitarme. -
comenzó con la explicación, hizo una pausa para fijar su vista en la del menor y mirarle enfadado.
- También sé que haces eso para que no pueda avanzar en lo de tratar de moldear tu personalidad.-
volvió a hacer una pausa mientras seguía apretando los puños.
- También sé que lo haces para que me arrepienta y te diga que sí a lo de acostarnos. Para así poder hacer tu cometido realidad.-
seguía mirándole desafiadoramente. Tegoshi le escuchaba atento mientras sonreía, el enfado iba en aumento conforme miraba la sonrisa del menor.
- Pero créeme si te digo que conmigo no funcionan esas chorradas. -
finalizó.
Se hizo el silencio varios minutos mientras ambos se miraban, a Yuya le gustaba eso de que no le apartase la mirada, pocos eran lo que podían mantenérsela.
- Oh, ya veo. -
interrumpió el silencio Tegoshi, se le borró la sonrisa del rostro mientras le miraba fijamente, se recostó sobre el respaldo de la silla y se cruzó de brazos.
- Me has pillado. -
dijo el menor mirándole serio. Yamapi abrió los ojos no por haber acertado, sino por el repentino cambio en la personalidad del menor. No sabía si tomar esas palabras en serio o simplemente el menor estaba tratando de burlarse de él.
- Pues que sepas que no funciona. -
sentenció Yamashita mirándole desafiante. Tegoshi volvió a sonreír, pero era una sonrisa diferente, era orgullosa y prepotente.
- ¿Seguro? -
preguntó con una media sonrisa en el rostro. Tomohisa levantó una ceja, ¿qué estaba tratando de hacer Tegoshi? ¿Confundirle? Lo llevaba claro si era eso...
- Por supuesto. -
vio como el menor se levantaba del asiento y se dirigía hacia él. No muy cerca como la vez pasada, pero le incomodaba la cercanía.
- ¿Estás seguro que no has pensado "mejor me acuesto con él y así salgo antes"? ¿Seguro que no has pensado eso o algo parecido? -
preguntó sonriente mientras le miraba divertido. La prepotencia de Yuya no tenía límites. ¿Por qué el padr pensaba que no tenía mentalidad para los negocios? Era completamente idóneo, era calculador y estratega, no se podía pedir más.
- Por supuesto. -
sabía que era mentira, pero no quería decírselo a él, no quería reconocer que su plan había surgido efecto. No, él también tenía su orgullo.
- Oh, que pena. -
habló arrogante. Sabía que Yamashita había pensado eso, porque cualquiera lo huviese pensado, pero le gustaba que fuese orgulloso. Asique no le dijo nada al respecto.
- Otra vez será. -
dijo mientras cogía el libro y se marchaba, dejándole solo. ¿Por qué siempre tenía que irse así? Así lo que hacía era que aumentase su interés en él, ¿era eso lo que quería? Pues definitivamente no le dejaría jugar con él.
Esa misma noche en la cena, Yamapi optó por no bajar. Aún le duraba en enfado, además que las cenas eran aburridas, cada uno en un extremo de la larga mesa y sin hablarse. De vez en cuando alguna palabra de la señora hacia Tegoshi o de el señor Tegoshi hacia su hijo nada más. En comparación con las cenas en su casa, era totalmente distinto.
Sintió varios toques en su puerta. Seguramente sería alguna doncella para traerle la cena a la habitación asique dijo "pase". Se dio cuenta de que era un mayordomo, lo mismo daba. Pero le sorprendió que no trajese la bandeja en sus manos, asique le preguntó.
- ¿Pasa algo? -
preguntó lo más educado posible. Sintió como el chico brincaba del susto, parecía alguien tímido y asustadizo. Sonrió tiernamente.
- El señorito le llama, señor. -
anunció para después hacer una leve reberencia y salir de la habitación.
- ¿Y ahora qué querrá? ¿Qué chorrada hará esta vez? -
murmuró mientras se levantaba de mala gana de su cama, se había acostado para leer un poco, aunque sobre la colcha, aún no era hora de dormir.
A regañadientes fue hasta la habitación de al lado, no quería verlo y menos tener otra de esas raras charlas. Pero no tenía otra opción, era eso o nada. Además, así desahogaría un poco cantándole las cuarenta. Cuando huvo llegado picó y esperó a que el menor le diese la señal para que pasase. Cuando se la dio pasó ageno a lo que se encontraría dentro. Nada más mirar en el interior se sorprendió de encontrar la habitación vacía, ¿era una broma? ¿Para qué le mandaba entrar entonces? ¿Quería burlarse de él?
- ¿Vamos a jugar al escondite? -
preguntó burlón y sin animó cuando estuvo dentro de la habitación con la puerta cerrada.
- Ahora salgo. -
escuchó en la puerta del baño particular de Yuya. Miró hacia allí sorprendido.
- Oye si estás ocupado, mejor vuelvo después. -
habló algo incómodo, a lo mejor estaba bañándose o algo y él había llegado en un momento inoportuno.
- No, no, espera. -
escuchó al otro lado de la puerta. Se encogió de hombros y se sentó en el sillón que había al fondo de la habitación.
Esperó un rato hasta que el menor se digno a salir.
- Ya era hora de qu-
no pudo acabar la frase porque se sorprendió de encontrar al menor con un vestido largo. También traía peluca y un kilo de maquillaje, uñas postizas y tacones. Yamashita le miró incrédulo con los ojos abiertos y la boca acompañándolos. Las cejas estaba encorvadas para arriba. Se veía completamente como una mujer, no parcía un hombre para nada. Incluso traía relleno para que pareciese que tenia pecho.
- Ahora soy una mujer, ¿te acostarás conmigo? -
preguntó coquetamente Tegoshi. Yamapi no pudo articular palabra, la sorpresa era demasiada.
- ¿Perdón? -
volvió a repetir la pregunta. Quería creer que había sido fruto de su imaginación, pero seguramente que su imaginación no le jugaba tan mala pasada.
- Me has oído perfectamente. -
espondió al otro lado de la habitación mirando divertido la expresión de Yamapi. ¿Qué le hacía tanta gracia? pensó malhumorado el mayor mirándole con el ceño fruncido.
- Cuando seas una mujer me acuesto contigo. -
respondió burlón Yamashita. Se extrañó de ver una sonrisa de autosificiencia en el rostro del menor, ¿qué quería decir esa sonrisa? Un escalofrío recorrió el cuerpo de Tomohisa.
- ¿Estás seguro? -
preguntó sonriente el menor mirándole fijamente, mirada que llegaba a incomodarle. Tegoshi sabía del efecto que causaba su penetrante mirada en los demás y quería causar ese efecto en Yamashita.
- Claro. -
respondió despreocupado mientras se daba la vuelta y caminaba hacia el exterior del cuarto deYuya. Totalmente ageno a lo que sucedería en los días siguientes.
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Varios días habían pasado desde la extraña charla que había mantenido con el señorito Tegoshi. En esos días no había dejado de pensar en sus dos compañeros de piso, seguramente que sin él estarían peleados todo el día. Una sonrisa escapó de sus labios, los echaba de menos, de verdad que sí. Desde que había llegado a esa casa se le había negado cualquier contacto con el exterior y eso le volvía loco. No saber nada de sus amigos y ellos nada de él, le mataba de preocupación. Pero bueno, se lo tenía merecido, había aceptado la propuesta sin pensar en las consecuencias. Pero es que el señor Tegoshi no le había dicho nada de las condiciones que tendría que cumplir.
¡Estaba totalmente aislado del mundo!
Era injusto, por eso tenía ganas de acabar cuanto antes. Pero el señorito Tegoshi no tenía tiempo de nada, marchaba temprano a hacer no se qué y hasta bien pasada lo noche por la mansión no aparacía. ¡Y así no había quién avanzase nada! ¡Era totalmente exasperante! ¡Así no saldría nunca de esa casa! Cada vez la propuesta del menor se le hacía más tentadora. Así podría salir de esa casa y volver a su vida normal.
- ¿Está dispuesto a fingir ser otra persona bastante tiempo por una sola noche de placer? -
pensó en voz alta Yamapi que estaba en el salón principal aburrido, había recorrido la casa buscanod algo de diversión, pero no había encontrado nada con qué entretenerse.
-¿Quién ha dicho solo una noche? -
habló alguien detrás de él. Por el susto de no hallarse solo se levantó del sillón en el que estaba sentado y se giró para ver al intruso que había irrumpido en el lugar.
-Bueno, has dicho "si te acuestas conmigo". -
repitió las palabras dichas por el menor días antes. Éste intensificó la sonrisa mientras le miraba divertido, ¿qué le hacía tanta gracia? pensó Yamashita.
- No veo el "solo una noche" por ninguna parte. -
habló con un deje burlesco en el tono. El mayor arrugó el ceño mirándole receloso,.
- Ya pero eso es lo que has dado a entender. -
contradijo el mayor acercándose un paso. Parecía que ese chico tenía ganas de buscarle las cosquillas, pues como siguiese por el mismo camino se las iba a encontrar.
- Me da igual lo que yo haya dado a entender. -
respondió con aires de indiferencia. Realmente le estaba sacando de quicio ese muchacho, ¿cómo se atrevía a retarle? porque eso era lo que estaba haciendo.
- Estás incumpliendo tu palabra. -
volvió a contradecir Yamashita, se sentía engañado. Porque él había entendido una cosa y ahora ese pequeñuelo le estaba diciendo lo contrario.
- ¿Qué más da? Total, tu no ibas a aceptar. -
dijo mientras se acercaba peligrosamnete a él, Yamapi intentó retroceder pero no pudo, había una mesita detras de él, entorpeciéndole el paso.
- Porque no vas a aceptar ¿no? -
habló una vez que estuvo lo bastante cerca del mayor, quedando a escasos centímetros el uno del otro, claramente el mayor acorralado. Yuya tenía que reconocer que el mayor le atraía y mucho, por eso sería capaz de hacer lo que fuera para llevárselo a la cama.
- No. -
respondió no tan autoritario como él huviese querido, pero lo que contaba era que se había negado. No, definitivamente no tendría nada con él. Por muy tortuoso que fuese el estar aislado del mundo.
- Oh, que pena. Lo íbamos a pasar bien. -
dijo para después separarse completamente del mayor y caminar en dirección a la puerta para salir e ir a su habitación a descansar.
Yamashita se quedó mirando por donde se había ido el menor, eso había estado cerca, muy cerca. El menor sabía bien lo que estaba haciendo. Por poco y casi lo engatusa, ¿qué era lo que tenía? Casi cae en sus redes y eso no podía suceder,. nunca se liaría con un niño rico y mimado, nunca.
Pasaron varios días y no huvo ningún encuentro más entre Yamapi y Tegoshi. Tal parecía que se evitaban, el padre del menor le había preguntado si había avanzado algo pero este desafortunadamente le había tenido que responder una negativa. El trabajo de Yuya requería mucho de su tiempo, ya que pertenecía al mundo del espectáculo; cantaba, modelaba y actuaba. Y tal parecía que no tenía tiempo, inclusive los fines de semana.
Eso estaba empezando a hartar a Tomohisa, nunca había fallado en ningún trabajo que le habían pedido y esa no sería escepción. Tenía que avanzar sea como sea.
*Con Tegoshi*
Se encontraba desnudo en una gran cama, había gozado de uno de los mayores placeres de la vida, el sexo. Y más si quien lo complementaba era su mejor amigo y socio; Masuda Takahisa. Desde hacía ya varios meses que esos encuentros habían comenzado, ninguno sentía nada romántico por el otro, solamente era simple necesidad o calentón, nada más.
- Ah. -
suspiró Tegoshi mientras se dejaba caer en la cama. Ese día Masuda había estado mejor que los anteriores, a lo mejor había afectado esos tres meses sin verse.
- Sí que me tenías ganas eh. -
habló divertido el menor de los dos. El otro algo avergonzado por en parte tenía razón, se giró y le miró sonriente. Haciendo que esos holluelos de sus mejillas saliesen a la luz. Tegoshi le miró enternecido, el rostro de Massu era lo mejor, aunque su cuerpo también...
- No más que tú a mi. -
respondió juguetón mirándole fijamente a los ojos, una de las pocas personas que podía sostenerle la mirada. Realmente uno de los pocos privilegiados, seguramente que por eso Yuya se sentía tan agusto a su lado.
Tegoshi se acercó y le besó, era un beso suave, pausado y tierno. Nada salvaje o ardiente como los que se habían dado anteriormente, no. Este era cariñoso. Sin llegar a profundizar, solo un toque de labios. Después del contacto que Yuya finalizó, se miraron. Los ojos de Massu brillaban mirándole atentamente. Esa mirada que cautivaba hasta al más malvado villano.
- Me tengo que ir. -
anunció sin previo aviso el menor levantándose, posando los pies en el suelo. Su desnuda espalda y pecho se mostraron. Takahisa no dijo nada, pues los encuentros siempre eran así. Ya estaba acostumbrado, además, no tenía por qué impedírselo, era libre de hacer lo que quisiese.
Lentamente Yuya se vistió bajo la atenta mirada del mayor, adoraba ese cuerpo tan delgado y frágil. Aunque frágil no era ya que podía aguantar cualquier cosa. (Sí, piensen mal). Cuando estuvo listo se giró y le sonrió mientras se acercaba a la cama y le daba un corto beso.
- Te llamaré. -
con eso se despidió y salió de la gran habitación sin hacer ruido. Algunas de las sirvientas de la mansión Masuda se le quedaron mirando, algunas sonrojadas otras extrañadas. Aunque no era la primera vez que Tegoshi se quedaba horas en la habitación de Takahisa, pero aún así a algunas les sorprendía. ¿Qué podían hacer ahí ellos dos tanto tiempo?, pensaban. Ni lo imaginaban.
Llegó a la mansión de sus padres, esperando encontrarse con su nueva víctima. No era el primero que se le resistía y mucho menos sería el último. Además le gustaban los retos, los amaba. Nada más subir las escaleras se encontró con el primer mayordomo de su padre, Takaki se llamaba.
- Señorito Tegoshi. -
saludó haciendo una leve reberencia. El mencionado le miró mientras le sonreía alegre, era un señor mayor, con el pelo algo canoso, pero no mucho, ya que se lo teñía. Siempre le había infundido respeto, más del necesario. Era alguien serio y educado, totalmente lo contrario a él.
- Buenas noches. -
respondió él. Era más de media noche.
- Que descanses. -
volvió a hablar Yuya para despedirse y entrar en su cuarto. No sin antes mirar la puerta que estaba antes de llegar a la suya. Espera y verás, pensó Yuya mientras sonreía y entraba en su cuarto.
Varios días pasaban sin ninguna novedad para el inquilino de la mansión. Si seguía así no llegaría a ningún lado, tenía que hablar seriamente con el muchacho que osaba ignorarlo. Preguntó a varias mucamas donde se encontraba el señorito y éstas le indicaron que se encontraba en la biblioteca. Dando zancadas se dirigió allí echo una furia, ahora mismo le pondría las cosas claras. Llegó sin picar ni nada, cerró la puerta y se dirigió rápidamente a la mesa en la que estaba Yuya.
Lo vio leer tranquilamente, con los rayos haciendo resaltar su pelo y su cara. Tenía la piel dorada y los rayos la resaltaban aún más, magnífica visión sin duda. Pero Yamashita no tenía tiempo para visiones celestiales.
- No creas que no me he dado cuenta de lo que intentas. -
irrumpió la lectura del menor que giró el rostro para mirarle. No parecía sorprendido, es más, parecía que lo esperaba. Yamapi vio la sonrisa en el rostro del menor.
- ¿Qué es lo que intento? -
se hizo el loco para que éste le dijese qué era lo que él tramaba. Cerró suavemente su libro y le miró tranquilo. Yamashita le aguantaba la mirada, punto a favor.
- ¿Ahora te vas a hacer el loco? ¡Eso no funciona conmigo! Créeme he visto mejores estrategas que tú por las calles. -
habló totalmente furioso. Estaba hasta las narices de que ese chabal jugase con él, no era el primero que lo intentaba y no sería el último que fracasaría.
- No sé de qué me hablas. -
respondió totalmente calmado el menor. Yamapi arrugó más el ceño, si es que se podía, y apretó sus puños. Le sacaba de quicio, realmente era molesto ese chico.
- Que no sabes de qué hablo... -
ironizó totalmente cabreado el mayor. Tegoshi no quitaba la sonrisa, pues le encantaba molestar a los demás. Aunque cuando quería podía ser muy ingenuo.
- Exactamanete. Si me lo explicas tal vez entienda lo que quieres decir. -
su tranquilidad estaba por acabar con la poca paciencia que le quedaba a Tomohisa. Éste respiró para tratar de tranquilizarse, cuando ya estuvo más calmado habló.
- Sé que estás tratando de evitarme. -
comenzó con la explicación, hizo una pausa para fijar su vista en la del menor y mirarle enfadado.
- También sé que haces eso para que no pueda avanzar en lo de tratar de moldear tu personalidad.-
volvió a hacer una pausa mientras seguía apretando los puños.
- También sé que lo haces para que me arrepienta y te diga que sí a lo de acostarnos. Para así poder hacer tu cometido realidad.-
seguía mirándole desafiadoramente. Tegoshi le escuchaba atento mientras sonreía, el enfado iba en aumento conforme miraba la sonrisa del menor.
- Pero créeme si te digo que conmigo no funcionan esas chorradas. -
finalizó.
Se hizo el silencio varios minutos mientras ambos se miraban, a Yuya le gustaba eso de que no le apartase la mirada, pocos eran lo que podían mantenérsela.
- Oh, ya veo. -
interrumpió el silencio Tegoshi, se le borró la sonrisa del rostro mientras le miraba fijamente, se recostó sobre el respaldo de la silla y se cruzó de brazos.
- Me has pillado. -
dijo el menor mirándole serio. Yamapi abrió los ojos no por haber acertado, sino por el repentino cambio en la personalidad del menor. No sabía si tomar esas palabras en serio o simplemente el menor estaba tratando de burlarse de él.
- Pues que sepas que no funciona. -
sentenció Yamashita mirándole desafiante. Tegoshi volvió a sonreír, pero era una sonrisa diferente, era orgullosa y prepotente.
- ¿Seguro? -
preguntó con una media sonrisa en el rostro. Tomohisa levantó una ceja, ¿qué estaba tratando de hacer Tegoshi? ¿Confundirle? Lo llevaba claro si era eso...
- Por supuesto. -
vio como el menor se levantaba del asiento y se dirigía hacia él. No muy cerca como la vez pasada, pero le incomodaba la cercanía.
- ¿Estás seguro que no has pensado "mejor me acuesto con él y así salgo antes"? ¿Seguro que no has pensado eso o algo parecido? -
preguntó sonriente mientras le miraba divertido. La prepotencia de Yuya no tenía límites. ¿Por qué el padr pensaba que no tenía mentalidad para los negocios? Era completamente idóneo, era calculador y estratega, no se podía pedir más.
- Por supuesto. -
sabía que era mentira, pero no quería decírselo a él, no quería reconocer que su plan había surgido efecto. No, él también tenía su orgullo.
- Oh, que pena. -
habló arrogante. Sabía que Yamashita había pensado eso, porque cualquiera lo huviese pensado, pero le gustaba que fuese orgulloso. Asique no le dijo nada al respecto.
- Otra vez será. -
dijo mientras cogía el libro y se marchaba, dejándole solo. ¿Por qué siempre tenía que irse así? Así lo que hacía era que aumentase su interés en él, ¿era eso lo que quería? Pues definitivamente no le dejaría jugar con él.
Esa misma noche en la cena, Yamapi optó por no bajar. Aún le duraba en enfado, además que las cenas eran aburridas, cada uno en un extremo de la larga mesa y sin hablarse. De vez en cuando alguna palabra de la señora hacia Tegoshi o de el señor Tegoshi hacia su hijo nada más. En comparación con las cenas en su casa, era totalmente distinto.
Sintió varios toques en su puerta. Seguramente sería alguna doncella para traerle la cena a la habitación asique dijo "pase". Se dio cuenta de que era un mayordomo, lo mismo daba. Pero le sorprendió que no trajese la bandeja en sus manos, asique le preguntó.
- ¿Pasa algo? -
preguntó lo más educado posible. Sintió como el chico brincaba del susto, parecía alguien tímido y asustadizo. Sonrió tiernamente.
- El señorito le llama, señor. -
anunció para después hacer una leve reberencia y salir de la habitación.
- ¿Y ahora qué querrá? ¿Qué chorrada hará esta vez? -
murmuró mientras se levantaba de mala gana de su cama, se había acostado para leer un poco, aunque sobre la colcha, aún no era hora de dormir.
A regañadientes fue hasta la habitación de al lado, no quería verlo y menos tener otra de esas raras charlas. Pero no tenía otra opción, era eso o nada. Además, así desahogaría un poco cantándole las cuarenta. Cuando huvo llegado picó y esperó a que el menor le diese la señal para que pasase. Cuando se la dio pasó ageno a lo que se encontraría dentro. Nada más mirar en el interior se sorprendió de encontrar la habitación vacía, ¿era una broma? ¿Para qué le mandaba entrar entonces? ¿Quería burlarse de él?
- ¿Vamos a jugar al escondite? -
preguntó burlón y sin animó cuando estuvo dentro de la habitación con la puerta cerrada.
- Ahora salgo. -
escuchó en la puerta del baño particular de Yuya. Miró hacia allí sorprendido.
- Oye si estás ocupado, mejor vuelvo después. -
habló algo incómodo, a lo mejor estaba bañándose o algo y él había llegado en un momento inoportuno.
- No, no, espera. -
escuchó al otro lado de la puerta. Se encogió de hombros y se sentó en el sillón que había al fondo de la habitación.
Esperó un rato hasta que el menor se digno a salir.
- Ya era hora de qu-
no pudo acabar la frase porque se sorprendió de encontrar al menor con un vestido largo. También traía peluca y un kilo de maquillaje, uñas postizas y tacones. Yamashita le miró incrédulo con los ojos abiertos y la boca acompañándolos. Las cejas estaba encorvadas para arriba. Se veía completamente como una mujer, no parcía un hombre para nada. Incluso traía relleno para que pareciese que tenia pecho.
- Ahora soy una mujer, ¿te acostarás conmigo? -
preguntó coquetamente Tegoshi. Yamapi no pudo articular palabra, la sorpresa era demasiada.
Fin del cap 3.
Espero que les haya gustado chicas!! >.<
Kyaaaaaaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarMi tegonyan siempre tiene arreglo para todooo
Oommmmgggg >///////////< A estado fantasticoooo
Aasdasd lo amee am
Fue perfectoo¡¡
Tego es tan.... tan él !! Me encannta¡¡
Creo que morire con este serial¡¡¡
M enecanntaaaaaaaa One¡¡¡
Fantasbulosoooo
Contii onegaiiii¡¡¡¡
Dime que acpeta¡¡¡ aunk lo dudo, con lo orgulloso que es yamapi u_u
Peero seria taaaaaaaaaaaaaan asdasdasf¡¡¡
Contiiiiiiiiii kyaaaaaaaaaa¡¡
Amo el seriallllllll
Omggggggggggggggggg TKM NEEEEEEE-CHAAANN
Siguelo ;-; sigueloooooo ;0;
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