Me ha quedado cortito, ya lo sé, pero iba para drabble y como sabéis no lo sé hacer pequeños entonces, decidí meterlo en one-shots.
No me gusta como ha quedado, pero ya vosotras decidiréis se está bien o no... ^^
Confesión
Pareja: Inoodai [Inoo Kei & Arioka Daiki]
Extensión: One-shot cortito.
Género: Shounen-ai.
Autora: Mimi-chan.
Nota: Sé que está corto, pero como expliqué iba para drabble... pensé que estaba mejorando pero ya veo que no... u.u
Extensión: One-shot cortito.
Género: Shounen-ai.
Autora: Mimi-chan.
Nota: Sé que está corto, pero como expliqué iba para drabble... pensé que estaba mejorando pero ya veo que no... u.u
Capítulo único.
Llevaba varios días tratando de planear ese día, rogaba a los dioses de que no saliese nada mal. De verdad lo deseaba, pues era un día muy importante. Seguramente el más importante de su larga juventud. ¿Que qué era? Era el día de su confesión. Hoy rebelaría lo que sucedía en su interior, hoy se armaría de valor y confesaría, hoy... se lo reconocería abiertamente al mundo entero. Para que esa persona, que era su mundo, supiese lo que causaba en él, con tan solo mirarse, cruzarse, respirar el mismo oxígeno.
Hoy sería ese día en el que se liberaría, pues tratar de mantener a raya sus sentimientos le costaba. Controlar sus celos cuando le vaía con otra persona, callarse los gritos de alegría cuando le saludaba por la mañana. Todo eso... costaba mucho. De verdad que mantener sus sentimientos a raya y callados, cuando ellos eran mucho más fuertes que él era completamente imposible. Pero había vencido, había aguantado esos tres años en silencio, callado y sin molestarle. Porque desde el primer momento que le vio supo que estaba enamorado. Nunca antes le había pasado nada parecido con tan solo mirar a una persona a lo lejos. ¿Amor a primera vista? Tal vez, No sabía si existía, de lo único que estaba seguro era de sus profundos sentimientos hacia su senpai.
Al principio fue muy fácil, pues aún no había reconocido sus sentimientos y claro... era pura ignorancia. Además, si a eso le añades que no se hablaba con él... era realmente fácil contener sus sentimientos. Luego, al pasar unos meses o quizá un año, empezaron las complicaciones. Porque ya tenían amigos en común y con eso, empezaban las tardes que compartían ellos juntos al resto de sus amigos. Las tardes en el karaoke, en la bolera, en el parque... todas esas tardes eran divinos recuerdos. Pero también torturas, porque no podía reprimir lo que sentía. Llegó a sentir selos de sus propios amigos, puesto que ellos compartían más tiempo con él. Esas tardes fueron una tortura. Porque estaba a centímetros y no se hablaban, tal vez por la timidez de él o la torpeza de su senpai, pero no se hablaban.
Las cosas dieron un cambio en cuanto comenzaron a mantener conversaciones, aún no eran lo suficientemente amigos, pero ya podían hablar largo y tendido. Se consideraban conocidos, pues solamente hablaban de los amigos que compartían o del instituto y todo lo que concernía a ello. Pero no le molestaba, le bastaba eso para temprar su impaciencia, para calentar sus mejillas y azotar su corazón. Simplemente con que le saludase ya estaba feliz para el resto del día.
Luego se tornó más complicado, porque sus sentimientos se engrandecían a corde con su amistad. Cada vez eran más cercanos, compartían más tiempo, hablaban más horas y reían mucho más. Por eso se complicó la cosa, porque al compartir más tiempo se había vuelto más exxigente, quería pasar aún más tiempo con él. ¿Qué era lo que le pasaba? Se preguntaba en aquel entonces, e incluso ahora no hallaba respuesta para esa pregunta. Pero quería tener su entera atención, toda la atención que su senpai tenía de él. Quizá era eso, estaba ansioso porque quería que su senpai sintiese lo miso que él y quería hacerle sentir lo que su senpai le hacía sentir.
Meses pasaron y la amistad seguía adelante, a duras penas consiguió reprimir eso que sentía. En más de una ocasión estuvo a punto de decirle lo que sentía, pero en el último momento se echaba atrás, porque sabía que su senpai gentilmente le rechazaría. Pero eso era diferente ahora, porque su senpai se graduaría en unas horas y porque cabía la posivilidad de que no le volviese a ver. Y por eso, tenía que ser hoy. Era todo o nada, se lo estaba jugando todo, pero valdría la pena, por su senpai valía la pena. Sabía que acabaría triste, pues sabía que su senpai amaba a alguien, de su propia voz lo había oído. Pero no pasaba nada, pues él no quería ser correspondido, simplemente quería liberar eso que llevaba reprimiendo tanto tiempo. Necesitaba dejarlo salir, para así poder cerrar ese capítulo de su vida.
La ceremonia de graduación había acabado. Conforme los alumnos iban saliendo del gran salón, su corazón se aceleraba. Su riego sanguíneo iba el doble de rápido, sus manos le sudaban y se había empezado a morder las uñas. Todo eso sumado a la agitada respiración. No cabía duda de que estaba nervioso, muy nervioso. Pero aún así, estaba seguro de lo que iba a hacer. Lo tenía 100% claro, era ahora o nunca. Su senpai también necesitaba saber lo que le hacía sentir.
A paso torpe, pero firme se dirigió a su senpai, que estaba rodeado de sus amigos, amigos que estaban en su salón o en un grado menor. También había gente de tercero, alumnos que se graduaban también. Realmente su senpai era alguien querido, agradecía haberse enamorado de alguien así, realmente estaba agradecido de que la persona que agitase su corazón fuese la misma que ahora hacía llorar a sus compañeros porque se marchaba.
- Senpai... - llamó cuando huvo llegado al tumulgo de gente. Todos se giraron a mirarle y su senpai con su magnífica sonrisa le miró, haciéndole sentir más nervioso, pero ansioso también.
Hoy sería ese día en el que se liberaría, pues tratar de mantener a raya sus sentimientos le costaba. Controlar sus celos cuando le vaía con otra persona, callarse los gritos de alegría cuando le saludaba por la mañana. Todo eso... costaba mucho. De verdad que mantener sus sentimientos a raya y callados, cuando ellos eran mucho más fuertes que él era completamente imposible. Pero había vencido, había aguantado esos tres años en silencio, callado y sin molestarle. Porque desde el primer momento que le vio supo que estaba enamorado. Nunca antes le había pasado nada parecido con tan solo mirar a una persona a lo lejos. ¿Amor a primera vista? Tal vez, No sabía si existía, de lo único que estaba seguro era de sus profundos sentimientos hacia su senpai.
Al principio fue muy fácil, pues aún no había reconocido sus sentimientos y claro... era pura ignorancia. Además, si a eso le añades que no se hablaba con él... era realmente fácil contener sus sentimientos. Luego, al pasar unos meses o quizá un año, empezaron las complicaciones. Porque ya tenían amigos en común y con eso, empezaban las tardes que compartían ellos juntos al resto de sus amigos. Las tardes en el karaoke, en la bolera, en el parque... todas esas tardes eran divinos recuerdos. Pero también torturas, porque no podía reprimir lo que sentía. Llegó a sentir selos de sus propios amigos, puesto que ellos compartían más tiempo con él. Esas tardes fueron una tortura. Porque estaba a centímetros y no se hablaban, tal vez por la timidez de él o la torpeza de su senpai, pero no se hablaban.
Las cosas dieron un cambio en cuanto comenzaron a mantener conversaciones, aún no eran lo suficientemente amigos, pero ya podían hablar largo y tendido. Se consideraban conocidos, pues solamente hablaban de los amigos que compartían o del instituto y todo lo que concernía a ello. Pero no le molestaba, le bastaba eso para temprar su impaciencia, para calentar sus mejillas y azotar su corazón. Simplemente con que le saludase ya estaba feliz para el resto del día.
Luego se tornó más complicado, porque sus sentimientos se engrandecían a corde con su amistad. Cada vez eran más cercanos, compartían más tiempo, hablaban más horas y reían mucho más. Por eso se complicó la cosa, porque al compartir más tiempo se había vuelto más exxigente, quería pasar aún más tiempo con él. ¿Qué era lo que le pasaba? Se preguntaba en aquel entonces, e incluso ahora no hallaba respuesta para esa pregunta. Pero quería tener su entera atención, toda la atención que su senpai tenía de él. Quizá era eso, estaba ansioso porque quería que su senpai sintiese lo miso que él y quería hacerle sentir lo que su senpai le hacía sentir.
Meses pasaron y la amistad seguía adelante, a duras penas consiguió reprimir eso que sentía. En más de una ocasión estuvo a punto de decirle lo que sentía, pero en el último momento se echaba atrás, porque sabía que su senpai gentilmente le rechazaría. Pero eso era diferente ahora, porque su senpai se graduaría en unas horas y porque cabía la posivilidad de que no le volviese a ver. Y por eso, tenía que ser hoy. Era todo o nada, se lo estaba jugando todo, pero valdría la pena, por su senpai valía la pena. Sabía que acabaría triste, pues sabía que su senpai amaba a alguien, de su propia voz lo había oído. Pero no pasaba nada, pues él no quería ser correspondido, simplemente quería liberar eso que llevaba reprimiendo tanto tiempo. Necesitaba dejarlo salir, para así poder cerrar ese capítulo de su vida.
La ceremonia de graduación había acabado. Conforme los alumnos iban saliendo del gran salón, su corazón se aceleraba. Su riego sanguíneo iba el doble de rápido, sus manos le sudaban y se había empezado a morder las uñas. Todo eso sumado a la agitada respiración. No cabía duda de que estaba nervioso, muy nervioso. Pero aún así, estaba seguro de lo que iba a hacer. Lo tenía 100% claro, era ahora o nunca. Su senpai también necesitaba saber lo que le hacía sentir.
A paso torpe, pero firme se dirigió a su senpai, que estaba rodeado de sus amigos, amigos que estaban en su salón o en un grado menor. También había gente de tercero, alumnos que se graduaban también. Realmente su senpai era alguien querido, agradecía haberse enamorado de alguien así, realmente estaba agradecido de que la persona que agitase su corazón fuese la misma que ahora hacía llorar a sus compañeros porque se marchaba.
- Senpai... - llamó cuando huvo llegado al tumulgo de gente. Todos se giraron a mirarle y su senpai con su magnífica sonrisa le miró, haciéndole sentir más nervioso, pero ansioso también.
- Daiki... me alegro que no te hayas olvidado de este día. - habló mientras se hacía paso entre la gente para llegar a él. Eran buenos amigos, Daiki se sintió agradecido, porque entre todos esos alumnos se había acercado a él, dejándolo a ellos a un lado. Se sintió dichoso por eso.
- Senpai... hay algo que quiero decirle. - susurró tímido y con los pómulos rosados. Miraba al suelo tratando de evitar esa mirada negra y penetrante. Realmente le intimidaba, ahora, a estas alturas de la amistad, ahora, era cuando más miedo tenía a esos ojos.
- Claro. - sonrió el mayor mientras le revolvía el cabello, acción que siempre hacía cuando veía al menor acongojado o avergonzado. Le gustaban las expresiones que ponía el menor, era realmente adorable, a pesar de tener ya sus bastantes años... seguía teniendo expresiones infantiles. Seguramente que por eso le había cogido tanto cariño.
- Aquí no... me da vergüenza. - susurró con las mejillas aún más sonrojadas que antes, llevaban a la tonalidad del rojo. Su senpai sonrió tiernamente, no le podía negar nada, asique asintió disculpándose con los demás que se habían acercado a él para despedirlo. Pero sinceramente Daiki era mucho más importante para él que el resto, por supuesto, los demás eran importantes, pero Daiki estaba a un grado superior.
Caminarnon lentamente y en silencio hasta detrás del instituto, al jardín trasero. Ese había sido el sitio que Daiki había planeado para declararse, seguramente que a cualquier persona le huviese gustado. Con el calor del verano, las rosas florecidas, la brisa fresca que pasaba, los pájaros cantando en lo alto de los árboles... ése era el momento idóneo para confesarse. No había mejor estación para ello que el verano, o eso era su opinión, claro.
- Bueno, dime, ¿qué querías decirme? - habló calmado su senpai. Daiki no había levantado el rostro en todo el trayecto, trataba de calmar sus pulsaciones, pero no era tarea fácil, le había llevado tiempo. Y al escuchar al mayor hablar su corazón se disparó nuevamente, asique el tratar de tranquilizarse fue en vano.
- Etto... - susurró mientras seguía con la mirada en el suelo. Ahora no podría enfrentar la serena y calmada mirada de su senpai, mirada que no se alteraba con nada, que siempre estaba en calma.
- ¿Te da vergüenza decirme que me echarás de menos? - preguntó algo burlón pero con un deje de esperanza. Sabía que quién más le echaría de menos sería Daiki, ya que no estaría ahí para calmarle ni defenderle, pero sabía que se las podría apañar solo.
Estuvieron un rato en silencio, para el mayor era algo incómodo ya que Daiki no aguantaba mucho tiempo en sielancio a no ser que fuese realmente necesario. Le preocupaba que el menor se estuviese deprimiendo por que él se marchaba, asique le consolaría.
- Senpai. - nombró totalmente decidido. Levantó la mirada, clavándola fijamente en la marrónn del mayor. Este le miró sorprendido, se le había adelantado, asique no le interrumpiría. Tenía las majillas coloradas y el labio inferior le temblaba un poco, las manos seguían sudadas y ya no le quedaban uñas. - Es algo muy importante, asique escucha con atención. - el mayor asintió mirándole asombrado por la determinación del menor.
- Es algo muy, muy importante. Asique escucha ¿ne? - volvió a repetir, la determinación se le estaba yendo, tenía que aprovechar. Sintió como su senpai caminaba hacia él, poniéndose a escasos centímetros, acortando la distancia que les separaba.
- Te estoy escuchando. - habló cerca del oído del menor que le miró fijamente a los ojos mientras le brillaban. Poco a poco se le hacían agua, era consciente de que no lo iba a volver a ver más, o por lo menos tan seguido. Era consciente de que no compartirían más decansos juntos, de que no se podrían juntar como antes, de que no sería como antes... todo cambiaba, para bien o para mal, da igual, pero cambiaba. Nada seguía igual que al principio, y así fue con sus sentimientos. Poco a poco se hicieron grandes hasta que ya no pudo retenerlos más.
- No quiero que me olvides senpai. - habló mientras lloraba a mares, cientos de gotas saladas caían por sus rosadas mejillas, esos eran sus sentimientos, lo que sentía ahora mismo era eso. Pena, tristeza, inconformismo. - Quiero que sigamos pasando tiempo juntos, que riamos juntos, que vallamos al cine... no quiero que te separes de mí. - continuó hablando. Esta vez llevó una de sus manos a un ojo para secarse las lágrimas, pero de nada servía, nuevas gotas caían por el camino que habían dejado las anteriores. - Pero sobre todo... Te quiero a ti. Te quiero, senpai. - le miró llorando. No había planeado que la confesión fuese así, pero era de lo que trataba ¿no? Al fin y al cabo se había confesado.
Su senpai le miraba algo asombrado, no se esperaba eso pero sí esperaba escuchar esas palabras, algo, en el fondo de su corazón, ansiaba escuchar eso. Necesitaba escucharlo, puesto que sino, todo habría sido en vano.Ya que lo de que tuviesen amigos en común fue porque él quiso, hablarle fue él quien dio el primer paso, y después forjar la amistad había sido el destino. Sí, sin duda quería escuchar esas palabras.
Cogió el rostro del menor con ambas manos, limpiándole con los pulgares las lágrimas y mirándole tiernamente, como nunca antes. Mirada que sorprendió a Daiki que abrió los ojos sorprendido, aún con las lágrimas rodando por sus mejillas. El mayor acercó su rostro al de Daiki y le besó suavemente. Sus labios tenían un tenue sabor a salado, seguramente a cuenta de las lágrimas. Ambos se besaban suavemente, tratando de recordar y analizar cada boca. Daiki cerraba los ojos fuertemente, no creía lo que estaba pasando pero lo disfrutaría al máximo.
- Yo también te quiero. - declaró el mayor también. - Yo tampoco quiero que me olvides ahora que no estoy aquí. - susurró. Quitó las manos del rostro del menor y las pasó por los hombros. Acercándole a él. - Quiero que me llames por el nombre. - susurró en el oído de Daiki. Oliendo el aroma del fino cabello del joven. - Deja de decir senpai, di mi nombre. - pidió cerrando los ojos y dejando que el aroma inundase sus pulmones.
- Inoo Kei. - susurró Daiki mientras rodeaba la cintura del mayor, extrecjándolo contra él. Haciendo mínima la distancia entre ellos.
Fin.
Espero que les haya gustado!! A mí el final no me convence del todo, pero bueno... si os gusta a vosotras yo soy feliz!! >.<
Daisuki~!
Ha sido HERMOSOOOOOO!!! >//////<
ResponderEliminarEsta genial me encanta!!! Lo amé <3
Te ha quedado peeeeeerfectoooo!!! *_*
Eres una gran sempai!! ^~^
Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaa Onee-Chan me fascinó cada vez escribes mejor estoy conciente dek me has superado por mucho en la escritura <3
ResponderEliminarYo soy cada vez más mala en lok escribo :-/ pero estoy feliz dek mi hermanita mejore más y más :'(
Lo ame juro k me gusto hasta parecía Dorama o_O XD lo ame Nee-chan necesitaba leer Inoodai ya no se ve mucho de ellos :'(
♥///♥ wayyyyy snifff sniff
ResponderEliminarestaa muy muy hermoso!!!
me encanto muchoo muchoo
*w* cada detalle.... hizo
que me imaginara en vivo!!!
esta hermosisimo encerio <3
gracias por subirlo esta mas que PERFECTO!!!
mi corazon salta de la emocion muchoo muchoo
KYAAAAA!!!!!
ResponderEliminarLO AME TE QUEDO PERFECTO LO AME AME.....
AMOOOO INOODAI KYAA!!!!
GRACIAS POR ESCRIBBIR TAN HERMSOSO...AMO TU FORMA DE ESCRIBIR KYAA!!!
TE PUEDO DECIR ONEECHAN ONEGAI!!
TE QUEDO FANTASTICO..:D
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! sugoi sugoi SUGOIIIIII
ResponderEliminar<333333333333333333
Necesitaba desesperadamente InooDai asdasadasad *O*
Increibleee!!! Lo amé con todo mi kokoro <33333333333333
Fue taaan tierno~ Nyaa!! Sentí mucha emoción al leerlo ^^
Te quedó hermosiiisimo!!!
Me encaaaanta como te quedo Mimi-chii~
¡Felicidades!!! ^O^
Uyy...por cierto...Amo los gadgets que tienes *O* La abejita
es muy kawaii <3
Sabes.... hace mucho no leía un Inoodai tan hermoso♥
ResponderEliminarMe ha encantado... escribes muy lindo Mimi-chan♥
Sigue así... realmente me ha gustado
QUE BONITO!!!!!! *O*
ResponderEliminarMe encantó!!! >////<
Fue muy muy bonito (aunque el amor inoodai es bonito de por si e.e) te quedó super bien, antes de graduarse lo mejor es una confesión, y mas si es asi *-*
me gusto mucho daiki como pudo se le confeso a kei obvio q kei le corresponderia quien no podria enamorarse de daiki si es tan lindo el inoodai forever
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