miércoles, 29 de agosto de 2012

[extra] Peticiones.

Hola! ¿qué tal?
Quería decirles que ya he creado una página para las Peticiones. Ahí podrán pedirme lo que quieran, la pareja que quieran, del género que quieran. La extensión, aunque en la pág, haya puesto que puede ser de la extensión que quieran... preferiblemente; one-shot, drabble o two-shot.  No creo que pueda hacer un serial con vuestras peticiones porque no creo que mi mete e imaginación den para tanto. Lo siento por eso. Por lo demás no tengo objección, aunque sí hay un par de advertencias, avisos, problemas... que tengo que dar. Ya que como saben no conozco a todos los grupos que están en el mercado asiático o menos japonés.

Género: El que sea, ya lo he dicho. Hetero, OC, Yaoi, Hetero/Yaoi, comedia, romane, drama, tragedia...
Pareja: La que sea también. Me vale cualquiera, incluso intercambiando miembros de diferentes grupos. Incluso pueden ser cantantes (Johnny's, por supuesto) con idol's femeninas, como pueda ser el Yamashi (YamadaXShida) No sé cualquiera... no se me ocurre más. Yaoi, hetero, tu&Johnny's, OC&Johnny's... la que sea de verdad.
Extensión:  One-shot, drabble, Two-shot.
ADVERTENCIA: No me pueden pedir parejas de los grupos Kat-tun, Kanajani8, Tokyo, SMAP, Arashi... porque esos grupos no los conozco del todo. Lo que sí pueden pedirme son personajes entremezclados de ellos... por ejemplo... KameJun... y de ese estilo.
Grupos de los que hago peticiones:   Hey! Say! JUMP, Sexy Zone, NewS, Bakaleya, Johnny's Jr. De estos grupos controlo más, asique sí pueden pedirme parejas entre ellos. También entre mezclados. Como pueda ser el YamaKen (YamadaXKento) TanaRyu (JuriXRyutaro) y demás..
Regalito: Pensándolo bien... ese será la sorpresa de mis historias, que cada una de las personas que pidan... estarán incluídas en el fic. Por ejemplo, Si pido in fic donde la pareja sea Yamajima, estaré dentro de la historia.  Si pedís Hetero, seréis las protagonistas... y esas cosas. Si lo pedís Yaoi, bueno, ya me inventaré dónde os pongo (xD)

Requisito:  Para que os conceda la petición tendréis que reyenar una pequeña ficha. Si no está reyenada correctamente no haré la historia. El motivo es porque quiero vosotras mismas aportéis ideas y participéis en el blog. Además, que yo no tengo imaginación para todas las historias que me pidáis.


La ficha sería esta:

Título de la historia:
Extensión:
Pareja:
Género:
Resumen:
Dedicado a: (Vuestro nombre)



(El resumen me vale con que sea, (desamor, lemmon...) una pequeña frase donde se resuma todo el contenido de la historia como puede ser. ("Es la víspera de navidad y dos almas solitarias se encuentran"))

Si no reyenan correctamente la ficha, me temo que no podré realizar la petición. Siento las molestias, pero ahora empiezo a tener poco tiempo. Soy como Papá Noel, tengo poco tiempo para hacerlas felices a todas. ^^


(Las peticiones, por favor, dejen la ficha en su respectiva página, arriba, ^ donde están los one-shots, seriales y demás...)

¡Hasta la próxima~!
¡Daisuki~!

domingo, 26 de agosto de 2012

Confesión. [Inoodai] [One-shot.

Holaaaa! Hacía tiempo que no escribía un Inoodai ¿cierto? Bueno, la verdad es que solo escribí uno... T.T Pero bueno, aquí voy con el segundo one-shot!! >.<
Me ha quedado cortito, ya lo sé, pero iba para drabble y como sabéis no lo sé hacer pequeños entonces, decidí meterlo en one-shots.
No me gusta como ha quedado, pero ya vosotras decidiréis se está bien o no... ^^


 Confesión

Pareja:  Inoodai [Inoo Kei & Arioka Daiki]
Extensión:   One-shot cortito.
Género:   Shounen-ai.
Autora:   Mimi-chan.
Nota:     Sé que está corto, pero como expliqué iba para drabble... pensé que estaba mejorando pero ya veo que no... u.u




Capítulo único.

 Llevaba varios días tratando de planear ese día, rogaba a los dioses de que no saliese nada mal. De verdad lo deseaba, pues era un día muy importante. Seguramente el más importante de su larga juventud. ¿Que qué era? Era el día de su confesión. Hoy rebelaría lo que sucedía en su interior, hoy se armaría de valor y confesaría, hoy... se lo reconocería abiertamente al mundo entero. Para que esa persona, que era su mundo, supiese lo que causaba en él, con tan solo mirarse, cruzarse, respirar el mismo oxígeno.

Hoy sería ese día en el que se liberaría, pues tratar de mantener a raya sus sentimientos le costaba. Controlar sus celos cuando le vaía con otra persona, callarse los gritos de alegría cuando le saludaba por la mañana. Todo eso... costaba mucho. De verdad que mantener sus sentimientos a raya y callados, cuando ellos eran mucho más fuertes que él era completamente imposible. Pero había vencido, había aguantado esos tres años en silencio, callado y sin molestarle. Porque desde el primer momento que le vio supo que estaba enamorado. Nunca antes le había pasado nada parecido con tan solo mirar a una persona a lo lejos. ¿Amor a primera vista? Tal vez, No sabía si existía, de lo único que estaba seguro era de sus profundos sentimientos hacia su senpai.

Al principio fue muy fácil, pues aún no había reconocido sus sentimientos y claro... era pura ignorancia. Además, si a eso le añades que no se hablaba con él... era realmente fácil contener sus sentimientos. Luego, al pasar unos meses o quizá un año, empezaron las complicaciones. Porque ya tenían amigos en común y con eso, empezaban las tardes que compartían ellos juntos al resto de sus amigos. Las tardes en el karaoke, en la bolera, en el parque... todas esas tardes eran divinos recuerdos. Pero también torturas, porque no podía reprimir lo que sentía. Llegó a sentir selos de sus propios amigos, puesto que ellos compartían más tiempo con él. Esas tardes fueron una tortura. Porque estaba a centímetros y no se hablaban, tal vez por la timidez de él o la torpeza de su senpai, pero no se hablaban.

Las cosas dieron un cambio en cuanto comenzaron a mantener conversaciones, aún no eran lo suficientemente amigos, pero ya podían hablar largo y tendido. Se consideraban conocidos, pues solamente hablaban de los amigos que compartían o del instituto y todo lo que concernía a ello. Pero no le molestaba, le bastaba eso para temprar su impaciencia, para calentar sus mejillas y azotar su corazón. Simplemente con que le saludase ya estaba feliz para el resto del día.

Luego se tornó más complicado, porque sus sentimientos se engrandecían a corde con su amistad. Cada vez eran más cercanos, compartían más tiempo, hablaban más horas y reían mucho más. Por eso se complicó la cosa, porque al compartir más tiempo se había vuelto más exxigente, quería pasar aún más tiempo con él. ¿Qué era lo que le pasaba? Se preguntaba en aquel entonces, e incluso ahora no hallaba respuesta para esa pregunta. Pero quería tener su entera atención, toda la atención que su senpai tenía de él. Quizá era eso, estaba ansioso porque quería que su senpai sintiese lo miso que él y quería hacerle sentir lo que su senpai le hacía sentir.

Meses pasaron y la amistad seguía adelante, a duras penas consiguió reprimir eso que sentía. En más de una ocasión estuvo a punto de decirle lo que sentía, pero en el último momento se echaba atrás, porque sabía que su senpai gentilmente le rechazaría. Pero eso era diferente ahora, porque su senpai se graduaría en unas horas y porque cabía la posivilidad de que no le volviese a ver. Y por eso, tenía que ser hoy. Era todo o nada, se lo estaba jugando todo, pero valdría la pena, por su senpai valía la pena. Sabía que acabaría triste, pues sabía que su senpai amaba a alguien, de su propia voz lo había oído. Pero no pasaba nada, pues él no quería ser correspondido, simplemente quería liberar eso que llevaba reprimiendo tanto tiempo. Necesitaba dejarlo salir, para así poder cerrar ese capítulo de su vida.

La ceremonia de graduación había acabado. Conforme los alumnos iban saliendo del gran salón, su corazón se aceleraba. Su riego sanguíneo iba el doble de rápido, sus manos le sudaban y se había empezado a morder las uñas. Todo eso sumado a la agitada respiración. No cabía duda de que estaba nervioso, muy nervioso. Pero aún así, estaba seguro de lo que iba a hacer. Lo tenía 100% claro, era ahora o nunca. Su senpai también necesitaba saber lo que le hacía sentir.

A paso torpe, pero firme se dirigió a su senpai, que estaba rodeado de sus amigos, amigos que estaban en su salón o en un grado menor. También había gente de tercero, alumnos que se graduaban también. Realmente su senpai era alguien querido, agradecía haberse enamorado de alguien así, realmente estaba agradecido de que la persona que agitase su corazón fuese la misma que ahora hacía llorar a sus compañeros porque se marchaba.

- Senpai... - llamó cuando huvo llegado al tumulgo de gente. Todos se giraron a mirarle y su senpai con su magnífica sonrisa le miró, haciéndole sentir más nervioso, pero ansioso también.

- Daiki... me alegro que no te hayas  olvidado de este día. - habló mientras se hacía paso entre la gente para llegar a él. Eran buenos amigos, Daiki se sintió agradecido, porque entre todos esos alumnos se había acercado a él, dejándolo a ellos a un lado. Se sintió dichoso por eso.

- Senpai... hay algo que quiero decirle. - susurró tímido y con los pómulos rosados.  Miraba al suelo tratando de evitar esa mirada negra y penetrante. Realmente le intimidaba, ahora, a estas alturas de la amistad, ahora, era cuando más miedo tenía a esos ojos.

- Claro. - sonrió el mayor mientras le revolvía el cabello, acción que siempre hacía cuando veía al menor acongojado o avergonzado. Le gustaban las expresiones que ponía el menor, era realmente adorable, a pesar de tener ya sus bastantes años...  seguía teniendo expresiones infantiles. Seguramente que por eso le había cogido tanto cariño.

- Aquí no... me da vergüenza. - susurró con las mejillas aún más sonrojadas que antes, llevaban a la tonalidad del rojo. Su senpai sonrió tiernamente, no le podía negar nada, asique asintió disculpándose con los demás que se habían acercado a él para despedirlo. Pero sinceramente Daiki era mucho más importante para él que el resto, por supuesto, los demás eran importantes, pero Daiki estaba a un grado superior.

Caminarnon lentamente y en silencio hasta detrás del instituto, al jardín trasero. Ese había sido el sitio que Daiki había planeado para declararse, seguramente que a cualquier persona le huviese gustado. Con el calor del verano, las rosas florecidas, la brisa fresca que pasaba, los pájaros cantando en lo alto de los árboles... ése era el momento idóneo para confesarse. No había mejor estación para ello que el verano, o eso era su opinión, claro.

- Bueno, dime, ¿qué querías decirme? - habló calmado su senpai. Daiki no había levantado el rostro en todo el trayecto, trataba de calmar sus pulsaciones, pero no era tarea fácil, le había llevado tiempo. Y al escuchar al mayor hablar su corazón se disparó nuevamente, asique el tratar de tranquilizarse fue en vano.

- Etto... - susurró mientras seguía con la mirada en el suelo. Ahora no podría enfrentar la serena y calmada mirada de su senpai, mirada que no se alteraba con nada, que siempre estaba en calma.

- ¿Te da vergüenza decirme que me echarás de menos? - preguntó algo burlón pero con un deje de esperanza. Sabía que quién más le echaría de menos sería Daiki, ya que no estaría ahí para calmarle ni defenderle, pero sabía que se las podría apañar solo.

Estuvieron un rato en silencio, para el mayor era algo incómodo ya que Daiki no aguantaba mucho tiempo en sielancio a no ser que fuese realmente necesario. Le preocupaba que el menor se estuviese deprimiendo por que él se marchaba, asique le consolaría.

- Senpai. - nombró totalmente decidido. Levantó la mirada, clavándola fijamente en la marrónn del mayor. Este le miró sorprendido, se le había adelantado, asique no le interrumpiría. Tenía las majillas coloradas y el labio inferior le temblaba un poco, las manos seguían sudadas y ya no le quedaban uñas. - Es algo muy importante, asique escucha con atención. - el mayor asintió mirándole asombrado por la determinación del menor.

- Es algo muy, muy importante. Asique escucha ¿ne? - volvió a repetir, la determinación se le estaba yendo, tenía que aprovechar. Sintió como su senpai caminaba hacia él, poniéndose a escasos centímetros, acortando la distancia que les separaba.

- Te estoy escuchando. - habló cerca del oído del menor que le miró fijamente a los ojos mientras le brillaban. Poco a poco se le hacían agua, era consciente de que no lo iba a volver a ver más, o por lo menos tan seguido. Era consciente de que no compartirían más decansos juntos, de que no se podrían juntar como antes, de que no sería como antes... todo cambiaba, para bien o para mal, da igual, pero cambiaba. Nada seguía igual que al principio, y así fue con sus sentimientos. Poco a poco se hicieron grandes hasta que ya no pudo retenerlos más.

- No quiero que me olvides senpai. - habló mientras lloraba a mares, cientos de gotas saladas caían por sus rosadas mejillas, esos eran sus sentimientos, lo que sentía ahora mismo era eso. Pena, tristeza, inconformismo. - Quiero que sigamos pasando tiempo juntos, que riamos juntos, que vallamos al cine... no quiero que te separes de mí. - continuó hablando. Esta vez llevó una de sus manos a un ojo para secarse las lágrimas, pero de nada servía, nuevas gotas caían por el camino que habían dejado las anteriores. - Pero sobre todo... Te quiero a ti. Te quiero, senpai. - le miró llorando. No había planeado que la confesión fuese así, pero era de lo que trataba ¿no? Al fin y al cabo se había confesado.

Su senpai le miraba algo asombrado, no se esperaba eso pero sí esperaba escuchar esas palabras, algo, en el fondo de su corazón, ansiaba escuchar eso. Necesitaba escucharlo, puesto que sino, todo habría sido en vano.Ya que lo de que tuviesen amigos en común fue porque él quiso, hablarle fue él quien dio el primer paso, y después forjar la amistad había sido el destino. Sí, sin duda quería escuchar esas palabras.

Cogió el rostro del menor con ambas manos, limpiándole con los pulgares las lágrimas y mirándole tiernamente, como nunca antes. Mirada que sorprendió a Daiki que abrió los ojos sorprendido, aún con las lágrimas rodando por sus mejillas. El mayor acercó su rostro al de Daiki y le besó suavemente. Sus labios tenían un tenue sabor a salado, seguramente a cuenta de las lágrimas. Ambos se besaban suavemente, tratando de recordar y analizar cada boca. Daiki cerraba los ojos fuertemente, no creía lo que estaba pasando pero lo disfrutaría al máximo.

- Yo también te quiero. - declaró el mayor también. - Yo tampoco quiero que me olvides ahora que no estoy aquí. - susurró. Quitó las manos del rostro del menor y las pasó por los hombros. Acercándole a él. - Quiero que me llames por el nombre. - susurró en el oído de Daiki. Oliendo el aroma del fino cabello del joven. - Deja de decir senpai, di mi nombre. - pidió cerrando los ojos y dejando que el aroma inundase sus pulmones.

- Inoo Kei. - susurró Daiki mientras rodeaba la cintura del mayor, extrecjándolo contra él. Haciendo mínima la distancia entre ellos.



Fin.



Espero que les haya gustado!! A mí el final no me convence del todo, pero bueno... si os gusta a vosotras yo soy feliz!! >.< 
Daisuki~!

jueves, 23 de agosto de 2012

Educando al Príncipe. Cap.3 [TegoPi]

Hooolaaa! Otra de las contis que dije, sé que he tardado mucho en hacerla... pero es que no se me ocurría que hacer. Además en el ordenador que suelo utililzar no tiene internet de nuevo, asique estoy posteando desde el portátil de mi hermano... u.u
Bueno, sin más dejo la conti.
Espero que les guste!!! ^^




Capítulo 3



¿Cómo? ¿Qué era esa osada proposicion? ¿Era tan rico y no le habían enseñado modales? ¿Quería acostarse con él? ¡Ja! ¡Ni loco! ¿Por qué iría a hacer tal cosa? Vale sí, estaba desesperado por salir de ahí, pero tampoco era como para acostarse con alguien. Además, ese chico llevaba ahí como una hora o dos, ni si quiera se conocían.

- ¿Perdón? -
volvió a repetir la pregunta. Quería creer que había sido fruto de su imaginación, pero seguramente que su imaginación no le jugaba tan mala pasada.
- Me has oído perfectamente. -
espondió al otro lado de la habitación mirando divertido la expresión de Yamapi. ¿Qué le hacía tanta gracia? pensó malhumorado el mayor mirándole con el ceño fruncido.
- Cuando seas una mujer me acuesto contigo. -
respondió burlón Yamashita. Se extrañó de ver una sonrisa de autosificiencia en el rostro del menor, ¿qué quería decir esa sonrisa? Un escalofrío recorrió el cuerpo de Tomohisa.
- ¿Estás seguro? -
preguntó sonriente el menor mirándole fijamente, mirada que llegaba a incomodarle. Tegoshi sabía del efecto que causaba su penetrante mirada en los demás y quería causar ese efecto en Yamashita.
- Claro. -
respondió despreocupado mientras se daba la vuelta y caminaba hacia el exterior del cuarto deYuya. Totalmente ageno a lo que sucedería en los días siguientes.


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Varios días habían pasado desde la extraña charla que había mantenido con el señorito Tegoshi. En esos días no había dejado de pensar en sus dos compañeros de piso, seguramente que sin él estarían peleados todo el día. Una sonrisa escapó de sus labios, los echaba de menos, de verdad que sí. Desde que había llegado a esa casa se le había negado cualquier contacto con el exterior y eso le volvía loco. No saber nada de sus amigos y ellos nada de él, le mataba de preocupación. Pero bueno, se lo tenía merecido, había aceptado la propuesta sin pensar en las consecuencias. Pero es que el señor Tegoshi no le había dicho nada de las condiciones que tendría que cumplir.

¡Estaba totalmente aislado del mundo!

Era injusto, por eso tenía ganas de acabar cuanto antes. Pero el señorito Tegoshi no tenía tiempo de nada, marchaba temprano a hacer no se qué y hasta bien pasada lo noche por la mansión no aparacía. ¡Y así no había quién avanzase nada! ¡Era totalmente exasperante! ¡Así no saldría nunca de esa casa! Cada vez la propuesta del menor se le hacía más tentadora. Así podría salir de esa casa y volver a su vida normal.

- ¿Está dispuesto a fingir ser otra persona  bastante tiempo por una sola noche de placer? -
pensó en voz alta Yamapi que estaba en el salón principal aburrido, había recorrido la casa buscanod algo de diversión, pero no había encontrado nada con qué entretenerse.
-¿Quién ha dicho solo una noche? -
 habló alguien detrás de él. Por el susto de no hallarse solo se levantó del sillón en el que estaba sentado y se giró para ver al intruso que había irrumpido en el lugar.
-Bueno, has dicho "si te acuestas conmigo". -
repitió las palabras dichas por el menor días antes. Éste intensificó la sonrisa mientras le miraba divertido, ¿qué le hacía tanta gracia? pensó Yamashita.
- No veo el "solo una noche" por ninguna parte. -
habló con un deje burlesco en el tono. El mayor arrugó el ceño mirándole receloso,.
- Ya pero eso es lo que has dado a entender. -
contradijo el mayor acercándose un paso. Parecía que ese chico tenía ganas de buscarle las cosquillas, pues como siguiese por el mismo camino se las iba a encontrar.
- Me da igual lo que yo haya dado a entender. -
respondió con aires de indiferencia. Realmente le estaba sacando de quicio ese muchacho, ¿cómo se atrevía a retarle? porque eso era lo que estaba haciendo.
- Estás incumpliendo tu palabra. -
volvió a contradecir Yamashita, se sentía engañado. Porque él había entendido una cosa y ahora ese pequeñuelo le estaba diciendo lo contrario.
- ¿Qué más da? Total, tu no ibas a aceptar. -
dijo mientras se acercaba peligrosamnete a él, Yamapi intentó retroceder pero no pudo, había una mesita detras de él, entorpeciéndole el paso.
- Porque no vas a aceptar ¿no? -
habló una vez que estuvo lo bastante cerca del mayor, quedando a escasos centímetros el uno del otro, claramente el mayor acorralado. Yuya tenía que reconocer que el mayor le atraía y mucho, por eso sería capaz de hacer lo que fuera para llevárselo a la cama.
- No. -
respondió no tan autoritario como él huviese querido, pero lo que contaba era que se había negado. No, definitivamente no tendría nada con él. Por muy tortuoso que fuese el estar aislado del mundo.
- Oh, que pena. Lo íbamos a pasar bien. -
dijo para después separarse completamente del mayor y caminar en dirección a la puerta para salir e ir a su habitación a descansar.

Yamashita se quedó mirando por donde se había ido el menor, eso había estado cerca, muy cerca. El menor sabía bien lo que estaba haciendo. Por poco y casi lo engatusa, ¿qué era lo que tenía? Casi cae en sus redes y eso no podía suceder,. nunca se liaría con un niño rico y mimado, nunca.



Pasaron varios días y no huvo ningún encuentro más entre Yamapi y Tegoshi. Tal parecía que se evitaban, el padre del menor le había preguntado si había avanzado algo pero este desafortunadamente le había tenido que responder una negativa. El trabajo de Yuya requería mucho de su tiempo, ya que pertenecía al mundo del espectáculo; cantaba, modelaba y actuaba. Y tal parecía que no tenía tiempo, inclusive los fines de semana.

Eso estaba empezando a hartar a Tomohisa, nunca había fallado en ningún trabajo que le habían pedido y esa no sería escepción. Tenía que avanzar sea como sea.


*Con Tegoshi*

Se encontraba desnudo en una gran cama, había gozado de uno de los mayores placeres de la vida, el sexo. Y más si quien lo complementaba era su mejor amigo y socio; Masuda Takahisa. Desde hacía ya varios meses que esos encuentros habían comenzado, ninguno sentía nada romántico por el otro, solamente era simple necesidad o calentón, nada más.

- Ah. -
suspiró Tegoshi mientras se dejaba caer en la cama. Ese día Masuda había estado mejor que los anteriores, a lo mejor había afectado esos tres meses sin verse.
- Sí que me tenías ganas eh. -
habló divertido el menor de los dos. El otro algo avergonzado por en parte tenía razón, se giró y le miró sonriente. Haciendo que esos holluelos de sus mejillas saliesen a la luz. Tegoshi le miró enternecido, el rostro de Massu era lo mejor, aunque su cuerpo también...
- No más que tú a mi. -
respondió juguetón mirándole fijamente a los ojos, una de las pocas personas que podía sostenerle la mirada. Realmente uno de los pocos privilegiados, seguramente que por eso Yuya se sentía tan agusto a su lado.

Tegoshi se acercó y le besó, era un beso suave, pausado y tierno. Nada salvaje o ardiente como los que se habían dado anteriormente, no. Este era cariñoso. Sin llegar a profundizar, solo un toque de labios. Después del contacto que Yuya finalizó, se miraron. Los ojos de Massu brillaban mirándole atentamente. Esa mirada que cautivaba hasta al más malvado villano.

- Me tengo que ir. -
anunció sin previo aviso el menor levantándose, posando los pies en el suelo. Su desnuda espalda y pecho se mostraron. Takahisa no dijo nada, pues los encuentros siempre eran así. Ya estaba acostumbrado, además, no tenía por qué impedírselo, era libre de hacer lo que quisiese.

Lentamente Yuya se vistió bajo la atenta mirada del mayor, adoraba ese cuerpo tan delgado y frágil. Aunque frágil no era ya que podía aguantar cualquier cosa. (Sí, piensen mal). Cuando estuvo listo se giró y le sonrió mientras se acercaba a la cama y le daba un corto beso.

- Te llamaré. -
con eso se despidió y salió de la gran habitación sin hacer ruido. Algunas de las sirvientas de la mansión Masuda se le quedaron mirando, algunas sonrojadas otras extrañadas. Aunque no era la primera vez que Tegoshi se quedaba horas en la habitación de Takahisa, pero aún así a algunas les sorprendía. ¿Qué podían hacer ahí ellos dos tanto tiempo?, pensaban. Ni lo imaginaban.


Llegó a la mansión de sus padres, esperando encontrarse con su nueva víctima. No era el primero que se le resistía y mucho menos sería el último. Además le gustaban los retos, los amaba. Nada más subir las escaleras se encontró con el primer mayordomo de su padre, Takaki se llamaba.

- Señorito Tegoshi. -
saludó haciendo una leve reberencia. El mencionado le miró mientras le sonreía alegre, era un señor mayor, con el pelo algo canoso, pero no mucho, ya que se lo teñía. Siempre le había infundido respeto, más del necesario. Era alguien serio y educado, totalmente lo contrario a él.

- Buenas noches. -
respondió él. Era más de media noche.
- Que descanses. -
volvió a hablar Yuya para despedirse y entrar en su cuarto. No sin antes mirar la puerta que estaba antes de llegar a la suya. Espera y verás, pensó Yuya mientras sonreía y entraba en su cuarto.


Varios días pasaban sin ninguna novedad para el inquilino de la mansión. Si seguía así no llegaría a ningún lado, tenía que hablar seriamente con el muchacho que osaba ignorarlo. Preguntó a varias mucamas donde se encontraba el señorito y éstas le indicaron que se encontraba en la biblioteca. Dando zancadas se dirigió allí echo una furia, ahora mismo le pondría las cosas claras. Llegó sin picar ni nada, cerró la puerta y se dirigió rápidamente a la mesa en la que estaba Yuya.

Lo vio leer tranquilamente, con los rayos haciendo resaltar su pelo y su cara. Tenía la piel dorada y los rayos la resaltaban aún más, magnífica visión sin duda. Pero Yamashita no tenía tiempo para visiones celestiales.

- No creas que no me he dado cuenta de lo que intentas. -
irrumpió la lectura del menor que giró el rostro para mirarle. No parecía sorprendido, es más, parecía que lo esperaba. Yamapi vio la sonrisa en el rostro del menor.
- ¿Qué es lo que intento? -
se hizo el loco para que éste le dijese qué era lo que él tramaba. Cerró suavemente su libro y le miró tranquilo. Yamashita le aguantaba la mirada, punto a favor.
- ¿Ahora te vas a hacer el loco? ¡Eso no funciona conmigo! Créeme he visto mejores estrategas que tú por las calles. -
habló totalmente furioso. Estaba hasta las narices de que ese chabal jugase con él, no era el primero que lo intentaba y no sería el último que fracasaría.
- No sé de qué me hablas. -
respondió totalmente calmado el menor. Yamapi arrugó más el ceño, si es que se podía, y apretó sus puños. Le sacaba de quicio, realmente era molesto ese chico.
- Que no sabes de qué hablo... -
ironizó totalmente cabreado el mayor. Tegoshi no quitaba la sonrisa, pues le encantaba molestar a los demás. Aunque cuando quería podía ser muy ingenuo.
- Exactamanete. Si me lo explicas tal vez entienda lo que quieres decir. -
su tranquilidad estaba por acabar con la poca paciencia que le quedaba a Tomohisa. Éste respiró para tratar de tranquilizarse, cuando ya estuvo más calmado habló.
- Sé que estás tratando de evitarme. -
comenzó con la explicación, hizo una pausa para fijar su vista en la del menor y mirarle enfadado.
- También sé que haces eso para que no pueda avanzar en lo de tratar de moldear tu personalidad.-
volvió a hacer una pausa mientras seguía apretando los puños.
- También sé que lo haces para que me arrepienta y te diga que sí a lo de acostarnos. Para así poder hacer tu cometido realidad.-
seguía mirándole desafiadoramente. Tegoshi le escuchaba atento mientras sonreía, el enfado iba en aumento conforme miraba la sonrisa del menor.
- Pero créeme si te digo que conmigo no funcionan esas chorradas. -
finalizó.

Se hizo el silencio varios minutos mientras ambos se miraban, a Yuya le gustaba eso de que no le apartase la mirada, pocos eran lo que podían mantenérsela.

- Oh, ya veo. -
interrumpió el silencio Tegoshi, se le borró la sonrisa del rostro mientras le miraba fijamente, se recostó sobre el respaldo de la silla y se cruzó de brazos.
- Me has pillado. -
dijo el menor mirándole serio. Yamapi abrió los ojos no por haber acertado, sino por el repentino cambio en la personalidad del menor. No sabía si tomar esas palabras en serio o simplemente el menor estaba tratando de burlarse de él.
- Pues que sepas que no funciona. -
sentenció Yamashita mirándole desafiante. Tegoshi volvió a sonreír, pero era una sonrisa diferente, era orgullosa y prepotente.
- ¿Seguro? -
preguntó con una media sonrisa en el rostro. Tomohisa levantó una ceja, ¿qué estaba tratando de hacer Tegoshi? ¿Confundirle? Lo llevaba claro si era eso...
- Por supuesto. -
vio como el menor se levantaba del asiento y se dirigía hacia él. No muy cerca como la vez pasada, pero le incomodaba la cercanía.
- ¿Estás seguro que no has pensado "mejor me acuesto con él y así salgo antes"? ¿Seguro que no has pensado eso o algo parecido? -
preguntó sonriente mientras le miraba divertido. La prepotencia de Yuya no tenía límites. ¿Por qué el padr pensaba que no tenía mentalidad para los negocios? Era completamente idóneo, era calculador y estratega, no se podía pedir más.
- Por supuesto. -
sabía que era mentira, pero no quería decírselo a él, no quería reconocer que su plan había surgido efecto. No, él también tenía su orgullo.
- Oh, que pena. -
habló arrogante. Sabía que Yamashita había pensado eso, porque cualquiera lo huviese pensado, pero le gustaba que fuese orgulloso. Asique no le dijo nada al respecto.
- Otra vez será. -
dijo mientras cogía el libro y se marchaba, dejándole solo. ¿Por qué siempre tenía que irse así? Así lo que hacía era que aumentase su interés en él, ¿era eso lo que quería? Pues definitivamente no le dejaría jugar con él.


Esa misma noche en la cena, Yamapi optó por no bajar. Aún le duraba en enfado, además que las cenas eran aburridas, cada uno en un extremo de la larga mesa y sin hablarse. De vez en cuando alguna palabra de la señora hacia Tegoshi o de el señor Tegoshi hacia su hijo nada más. En comparación con las cenas en su casa, era totalmente distinto.

Sintió varios toques en su puerta. Seguramente sería alguna doncella para traerle la cena a la habitación asique dijo "pase". Se dio cuenta de que era un mayordomo, lo mismo daba. Pero le sorprendió que no trajese la bandeja en sus manos, asique le preguntó.

- ¿Pasa algo? -
preguntó lo más educado posible. Sintió como el chico brincaba del susto, parecía alguien tímido y asustadizo. Sonrió tiernamente.
- El señorito le llama, señor. -
anunció para después hacer una leve reberencia y salir de la habitación.
- ¿Y ahora qué querrá? ¿Qué chorrada hará esta vez? -
murmuró mientras se levantaba de mala gana de su cama, se había acostado para leer un poco, aunque sobre la colcha, aún no era hora de dormir.

A regañadientes fue hasta la habitación de al lado, no quería verlo y menos tener otra de esas raras charlas. Pero no tenía otra opción, era eso o nada. Además, así desahogaría un poco cantándole las cuarenta. Cuando huvo llegado picó y esperó a que el menor le diese la señal para que pasase. Cuando se la dio pasó ageno a lo que se encontraría dentro. Nada más mirar en el interior se sorprendió de encontrar la habitación vacía, ¿era una broma? ¿Para qué le mandaba entrar entonces? ¿Quería burlarse de él?

- ¿Vamos a jugar al escondite? -
preguntó burlón y sin animó cuando estuvo dentro de la habitación con la puerta cerrada.
- Ahora salgo. -
escuchó en la puerta del baño particular de Yuya. Miró hacia allí sorprendido.
- Oye si estás ocupado, mejor vuelvo después. -
habló algo incómodo, a lo mejor estaba bañándose o algo y él había llegado en un momento inoportuno.
- No, no, espera. -
escuchó al otro lado de la puerta. Se encogió de hombros y se sentó en el sillón que había al fondo de la habitación.

Esperó un rato hasta que el menor se digno a salir.

- Ya era hora de qu-
no pudo acabar la frase porque se sorprendió de encontrar al menor con un vestido largo. También traía peluca y un kilo de maquillaje, uñas postizas y tacones. Yamashita le miró incrédulo con los ojos abiertos y la boca acompañándolos. Las cejas estaba encorvadas para arriba. Se veía completamente como una mujer, no parcía un hombre para nada. Incluso traía relleno para que pareciese que tenia pecho.
- Ahora soy una mujer, ¿te acostarás conmigo? -
preguntó coquetamente Tegoshi. Yamapi no pudo articular palabra, la sorpresa era demasiada.




Fin del cap 3.


Espero que les haya gustado chicas!! >.<

viernes, 17 de agosto de 2012

Amor no correspondido. [Ariyama] [Drabble]

Holaaa! Aquí posteando de nuevo un drabble, pienso que cada vez los estoy haciendo más pequeños, que es de lo que consta un drabble... pero todavía me falta mucho por mejorar! ^^
Sigo por la labor de pensar que he mejorado mi forma de escribir, espero que en esta historia se note. Espero poder haberles transmitido lo que unode los protagonistas sentía. Que es de lo que trata la buena escritura (o eso es lo que pienso yo, corregirme si no me equivoco! ^^) Realmente estoy feliz por los avances! >.<
Bueno, mejor dejo de hablar de mi que para eso me hice un blog de random! xDxD



Amor no correspondido.

Pareja: Ariyama [Arioka Daiki & Yamada Ryosuke]
Extensión: Drabble
Autora: Mimi-chan
Nota: La verdad es que iba a ser un one-shot, pero vi que me quedaba muy bien esa parte (por cierto la del final... u.u) y decidí ponerla nada más. Porque ese era el argumento del one-shot, el amor no correspondido. Asique para qué dar vueltas al tema si lo principal se resumía en esas líneas? Si notáis raro el empiece es por eso, Gomenne! ^^
Nota2: Mi kokoro necesitaba de esta pareja, además que ya leí una linda historia por parte de Kaen-chan, que por cierto me encantó! >.< Necesitaba publicar algo en mi blog, porque ya hace tiempo que no publico sobre esta pareja. Y como es mi favorita pues tenía que hacer una hitoria sobre ellos! >.<
¡Qué lo disfruten! 

 Capítulo Único.

 Como cada domingo Daiki se despertó con un cuerpo al lado, no le hacía falta examinar para saber quién era pues lo sabía. Intuía que estaba en un hotel, después de un encuentro fogoso con el susodicho. Después de intercambiar simplemente deseo y lujuria. Sintió como el otro chico despertó, mirándole confuso, seguramente preguntándose dónde estaba. Daiki le sonrió tiernamente a lo cual el menor correspondió de la misma forma.

Ryosuke se levantó, a Daiki no le hacía falta preguntarse a dónde iba, pues lo sabía, se dirigía al baño, a darse la ducha matutina de siempre. Todos los domingos por la mañana era lo mismo, se despertaban, primero se duchaba Ryosuke y después él. Desayunaban juntos, hablaban un poco de sus cosas y se despedían con un corto y tímido beso. Así era siempre.

Vio como el menor entraba y suspiró una vez que estuvo solo en la habitación. Le desesperaba esa situación, él quería más. Quería verle más allá de los simples sábados, quedar con él un día cualquiera sin motivos, compartir momentos, emociones y gestos. Intercambiar sentimientos, secretos y sonrisas. Quería saber qué le pasaba a cualquier hora de la semana, sentir sus sentimientos y que éste sintiese los suyos. Quería elavorar recuerdos y forjar pensamientos. Quería saber más de él, hablar por teléfono aunque fuese para tonterías, pero quería oír su voz al otro lado de la línea.

Ingenuo.

Sin darse cuenta sus ojos se llenaban de lágrimas, era tanta la tristeza que sentía al no poder realizar ninguna de esas cosas, que no sabía como desahogarla. Simplemente desfrutaba al máximo de los sábados que tenían encuentros, de las sonrisas y conversaciones en la discoteca. Cada uno de esos momentos los atesoraba como si fuese el último de su vida. Como si le fuesen a borrar la memoria cualquier día.

Pero eso no era suficiente para él, porque quería sentirlo más cerca, al margen de la intimidad de la noche. Al margen de los besos fogosos, las miradas lascivas y de los toqueteos placenteros. Al margen de todo eso. Quería verle sonreír y que él fuese la causa de sus reír. Quería acariciarle suave y tiernamente y hacer que su bello se erizase con solo posar la yema de sus dedos. Quería hacerle sentir mucho más que eso.

Iluso.

Ryosuke tenía a alguien a quien amar. A alguien que alborotase su corazón con solo mirarle, a alguien que le sonriese y templase su alma. A alguien que con solo sonreír le hiciese feliz el resto del día. Alguien con quien compartir sus penas, pensamientos y anécdotas. Alguien con quien poder soñar, alguien con quien reír, llorar y saltar. Y ese alguien no era él.

Pero él estaría ahí cuando su corazón se rompiese, para secar sus lágrimas y hacerle sonreír. Él estaría ahí cuando Ryosuke buscase consuelo, se prestaba a ser su pañuelo de lágrimas. Su compañero de desamores, de infortunias y de injusticias. Porque él entedería pefectamente como se sentiría.

Y solamente cuando el menor estuviese recompuesto, feliz y vivaracho, él intentaría algo serio con él. Solamente cuando el menor le diese señales de que volvía a estar dispuesto al amor. Solamente cuando Ryosuke olvidase a quién quería él se daría el lujo de conquistarle, de consentirle, amarle y respetarle.

Pero de momento, le tocaba sufrir ese amor no correspondido. Esa tortura que era verle siempre y que éste no sintiese lo mismo, de mirarle y sonreírle a sabiendas de que éste no sentía el revoltijo de emociones que él sufría cada vez que le veía. Aún sabiendo todo eso, le esperaría pacientemente y sin rechistar, porque sabía que algún día Yamada se daría cuenta de su profundo amor y que un día, serían felices.

Por ahora, se tendría que contetar con amarlo tras el cristal. Desde el banquillo, fuera de la línea de juego.



Fin.
Espero que les haya gustado y que hayan notado mi mejoría! Yo sí la estoy notando y eso me hace super feliz!! >.<



Bye, bye. Mimi-chan destaa~!

sábado, 11 de agosto de 2012

Random.

Bueno, si alguien ha entrado reciente en mi perfil de Blogger, que no creo que lo hayan echo... u.u Se darán cuenta de que he echo otro blog par el random, sí ya van tres... Este blog no están obligados a seguir, pues simplemente es para el difrute mio de poder poner lo que quiera sin tener que hablar de los Johnny's aunque me es imposible la verdad >.< seguramente que en cada entrada los mencionaré. xD

Bueno, a lo que iba, aquí os dejo el link, por si os gustaría pasar y conocer mejor a la loca autora de las historias de este blog. O por si os aburrís.




El nombre no podría ser más básico! xD

Ja ne, Mimi-chan destaa~!

viernes, 10 de agosto de 2012

[Fic] Yuuki cap. 4

Doumooo! Mimi-chan desu!! ^^ Aquí traigo una de las contis que dije, había posteado por la C-box, que iba a publicar las respectivas contis de mis fics. Bueno, pues esta es la primera.
Reconozco que este fic me está enganchando, pues es la primera vez que intento hacer varias parejas a la vez, si os fijáis siempre hago de una pareja en especial, pero en este fic voy a ir alternándolas.
Bueno, como dije que iba alternando los protagonistas, aquí... en este capítulo el protaginista será Yamada.
¿Qué decisión tomará? ¿Dirá que sí? ¿O que no? Para saber... Lean!!! ^^


Yuuki.

Parejas: Inoodai, Yamajima, Chiitaro, Hikato, Takabu.

Capítulo 4




 Tres días habían pasado desde que habían visitado el local y Yamada aún no tenía una respuesta. Había algo que le echaba para atrás. Pero, ¿qué podía ser? Seguramente que iba contra su naturaleza, aunque no del todo. Porque Ryosuke no era del todo vergonzoso, a decir verdad el más vergonzoso era Daiki.

- Venga, Ryosuke. - insitió Chinen sacándole de sus pensamientos. Al hablarle Chinen se dio cuenta de que estaba en clase, ambos asistían al mismo instituto y a la misma clase. Ryosuke lo miró sorprendido, por un momento había perdido la noción del tiempo. Notó que el más bajo estaba parado delante de su mesa con un bento en las manos, señal de que estaban en el descanso.

- ¿Ya es hora del descanso? - preguntó sorprendido. ¿Tan rápido habían pasado las tres primeras horas? Ni si quiera se había dado cuenta de ello. ¿Por qué le daba tantas vueltas al asunto del trabajo?

- A veces me pregunto en qué mundo vives... - suspiró el menor negando teatralmente con la cabeza, haciendo entender lo cansado que estaba de la ausencia mental de su amigo. Yamada podía estar de cuerpo presente, pero su mente volaba a sitios desconocidos para él. - Pues claro que es la hora del descanso. - hizo una pausa para mirarle. Ryosuke mantenía la mirada de asombro. - Y como te demores más, no nos dará tiempo a acabarnos el almuerzo. - sentenció el menor con su penetrante mirada, clavándola fijamente en la del mayor.

- Ya voy, ya voy. - interrumpió. Seguramente que si no le interrumpía ahora no iba a poder parar la regañina que vendría después. Era algo que Yamada no entendía; que siendo él el mayor, constantemente era regañado por Chinen, podía ser muy severo y extricto cuando se lo proponía.

Ambos se encaminaron a la cafetería, donde comerían en compañía del resto de sus amigos del instituto. Caminaban tranquilamente por los pasillos cuando un cuerpo alto se cruzó por al lado de Yamada, haciendo que éste parase súbitamente. Respiró fuertemente, llenando completamente sus pulmones. Percibía un pequeño olor que ya conocía, esa colonia la había olido en alguna otra parte. Se giró rápidamente para saber de quién se trataba. Pero no consiguió ver a nadie, caminó rápidamente hasta llegar a la esquina de la escalera, que dividía el pasillo en dos. Esas escaleras dirigían al piso del tercer curso. "¿Dónde había olido esa colonia?" se preguntó mirando fijamente las escaleras, llenó sus pulmones de nuevo, pero ya no había rastro del aroma.

- ¿Qué miras? - preguntó Chinen que estaba a un lado de él mirando hacia donde el mayor miraba. Ryosuke se sobresaltó, era la segunda vez que Chinen le asustaba en media hora que llevaban juntos. Miró al pequeño sorprendido y sonrió.

- No es nada, no te preocupes. - dijo mientras retomaba el camino inicial con paso acelerado,si no se apresuraban no tendrían sitio en la cafetería y tampoco tiempo para comer.

- Hoy estás más distraído de lo normal. - expresó el menor una vez que le hubo alcanzado. Le miraba de reojo como examinándole, "Sí, hoy está muy raro" pensó el menor aún mirándole. - ¿Te pasa algo? - le preguntó algo preocupado. Aunque estaba acostumbrado porque Yamada era muy de perderse en su mundo.

- No, no me pasa nada. - respondió evadiéndole la mirada. No podía mentirle mirándole a los ojos y menos si era Chinen, esos ojos le ponían nervioso, te examinaban constantemente y siempre sabía cuándo decía la verdad y cuándo no.

- ¿Seguro? - insitió. Ahora estaba 100% seguro de que a Ryosuke le pasaba algo, siempre apartaba la mirada cuando mentía, era su naturaleza. Yamada no le respondió con palabras, pero sí con un asentimiento de cabeza. Chinen seguía receloso, sabía que a Yamada le pasaba algo, y si no se lo contaba tenía que ser algo importante o bueno, algo que le diese vergüenza contarle.

Caminaron en silencio; Chinen estaba pensando en qué podía pasarle a su amigo y Yamada seguía pensando en el aroma que había percivido antes. Todo era tranquilo, ya estaban llegando a la cafetería cuando Yuri interrumpió el silencio en el que estaban sumidos.

- ¿Es por lo del trabajo? - le preguntó algo orgulloso de su hazaña. Si no era por el trabajo, era por algo relacionado. Seguramente era que sus padres no le dejaban trabajar en un sitio así; o que no tenía claro si aceptar o no.

- ¿Eh? - preguntó confuso el mayor. "¿Qué significaba eso? ¿Habían mandado un trabajo en las horas que había estado ausente en clase?" eran las preguntas que le rondaban por la mente. Chinen sonrió, sí, realmente estaba más ausente de lo normal.

- Que si estás así de pensativo por el trabajo del Host. - explicó el más bajito. Estaban parados en medio del pasillo mientras sus amigos seguían esperándolos en la cafetería, seguramente ya habían empezado a comer sin ellos, normal, llevaban como diez o veinte minutos de retraso y el descanso constaba de treinta minutos.

- No me decido... - respondió bajando la mirada que hasta ahora había mantenido fija en la de Chinen. El menor sonrió tiernamnete, la confusión de Ryosuke le parecía muy tierna, verle indeciso le producía calidez.

- ¿El trabajo no es rentable para la economía de tu casa? - le preguntó el menor tratando de ayudarle en la confusión. Yuri quería que Ryosuke aceptase el trabajo, el lugar era un sitio realmente interesante y entretenido.

- Sí, pero no creo que sea conveniente para mí. - respondió aún con la miradaba gacha, pensativo, indeciso... realmente no sabía qué hacer. - Además, está el asunto de mis padres. - y elevó la mirada encarando la del menor. Chinen le miró confuso.

- ¿Qué asunto? - preguntó preocupado pensando que le había pasado algo a los padres de Yamada. Éste sonrió y respondió.

- No sé como se lo tomarán. - contestó mirándole algo temoroso. No sabía qué reacción tendrían sus padres al enterarse, su madre seguramente pensaría horrores y su padre le mandaría dejar el trabajo inmediatamente.

- Pues acúltaselo. - espetó el menor totalmente convencido de lo que decía. Ryosuke le miró con ojos sorpresivos, ¿realmente le acababa de decir aquello? ¿Qué se lo ocultase a sus padres? ¿Cómo iba a hacerlo? Se acabarían enterando, además, el mentía muy mal.

- ¿Ocultárselo? - preguntó incrédulo mirando fijamente los ojos de Chinen para buscar algún rastro de burla o sarcasmo, pero no, lo decía completamente en serio. - ¿Me lo estás diciendo en serio? - preguntó para cerciorarse. Chinen sonrió como solía hacerlo cuando ideaba un plan maléfico.

- Claro que sí. No tienes por qué contárselo todo ¿no? Ya casi vas a ser mayor de edad. - respondió completamente convencido de que lo que decía era una buena idea. Ryosuke seguía sin creérselo, realmente Chinen era alguien imprevisible, nunca sabías por dónde iba a salir ni qué iba a decir.

- ¿Cómo se lo voy a ocultar a mis padres? - era una pregunta retórica, aunque también quería saber la respuesta. Bueno, tampoco la quería saber, porque tenía miedo de que lo que respondiese Yuri acabase por convencerlo. - ¿Y cuándo me pregunten de donde saco el dinero? - no, rotundamente no. No iba a ocultárselo a sus padres.

- Me has malinterpretado. - dijo el menor mirándole fijamente mientras mantenía la sonrisa orgullosa. A Ryosuke le parecía algo descabellado, pero si quería trabajar allí tendría que escucharle. Pero no quería ocultárselo a sus padres. Un momento, ¿quería trabajar allí? ¿Desde cuándo lo tenía tan claro? - Yo te he dicho que se lo ocultes, no que les mientas. - aclaró Chinen mirándole sonriente. Yamada puso cara de confusión.

- No encuentro la diferencia. - dijo el mayor mirándole confuso. Chinen intensificó la sonrisa, enseñando los dientes, "Sí, era una buena idea" pensó orgulloso Yuri.

- No tienes por qué decirles dónde trabajas. - explicó el castaño, sí, se había teñido. Ryosuke seguía sin verle la diferencia a mentir y ocultárle dónde trabaja. - Claramente tienes que decirles que trabajas, pero puedes decirles que en otro sitio; como por ejemplo, el bar de mi primo. - finalizó manteniendo la sonrisa orgullosa. Yamada ya supo lo que quería decir Chinen con eso, pero seguía sin estar del todo convencido.

- No sé, Chinen... creo que no es buena idea. - dudó mientras rodaba la mirada y se mordía el labio indeciso. Sabía que Chinen tenía parte de razón, pero no quería jugársela. Porque cabía la posivilidad de que sus padres le pillasen en la mentira, entonces se le caería el pelo.

- Bueno, si crees que es arriesgado, siempre puedes decirles que trabajas en un Host pero como camarero, como Morimoto-kun. - respondió aún sonriente. Yuri recordó al menor que trabajaba en ese sitio, le había causado muy buena impresión, aunque no era muy hablador. Pero siempre que hablaba le hacía reír, tenía mucho sentido del humor ese chico.

- ¿Crees que funcionará? - Yamada sacó de sus pensamientos a Chinen que se había puesto a recordar a Morimoto, le había parecido un chico engimático y difícil de tratar. Pero tenía interés en conocerle.

- Hombre, va a ser difícil que te dejen que trabajes ahí, pero puedes intentarlo. - respondió una vez que hubo salido de sus pensamientos. - Yo creo, que es mejor que les ocultes dónde trabajas... - se sinceró el menor. Sabía que era muy arriesgado, pues aún les quedaban dos años para dejar el instituto.

- No sé, ya veré que hago. - respondió para después entrar en la cafetería, Chinen no tardó en seguirle. Dentro había un montón de gente, bastante, seguramente que la mitad del instituto, el resto estaba desperdigado por el establecimiento; en la azotea, en los jardines, en las aulas...

Pasó la hora del descanso rapidísima, bueno, sólo habían tenido cosa de diez minutos para comer, seguramente que por eso había pasado rápido. Con sus amigos Ryosuke pudo desconectar un poco y dejar de pensar en la oferta de trabajo. Aún no tenía claro que hacer, pero todavía tenía el resto de la semana para pensárselo. El gerente Yaotome le había dado un plazo de una semana para pensárselo, si no se decidía en una semana retiraría la oferta. Era por eso que Yamada estaba tan tenso y apresurado, solamente tenía una semana para pensárselo, eso le ponía en tensión.

Las tres últimas horas pasaron volando también, Ryosuke había estado ausente pero no tanto como las tres primeras horas de la mañana. Chinen seguía convencido de que su idea era buena, pero Yamada no parecía compartir esa opinión.

Ambos dos caminaban por los pasillos para dirigirse a la entrada y salir del establecimiento para así finalizar con la jornada escolar. Caminaban alegres y comentando sucesos del día, cuando al lado de Yamada pasó otra vez la persona que tenía ese aroma tan familiar para él. Con la suerte de que ahora caminaba delante de ellos. Esa figura delgada, ese cabello negro, esos hombros caídos, esas piernas largas... Ese persona la había visto antes. Y ese aroma... ese olor tan dulce y amargo a al vez, tan suave y mordaz, tan fresco y empalgoso... Sí, definitivamente ese olor lo conocía.

Corrió para alcanzar a dicha persona, tenía que saber quién era, no podía quedarse con la duda, le urgía. Se posicionó detrás de esa persona, que caminaba sola, sin acompañante. Leve y suavemente tocó el hombro, tuvo que estirarse para poder llegar. Dicha persona se giró a cosecuencia del toque. Ryosuke se sorprendió de encontrar ahí a esa persona... ahora entendía por qué conocía ese aroma.

- Oh, Ryosuke. - habló el chico alto sonriéndole despreocupadamente, como la primera vez que intercambiaron palabra. Yamada arrugó el ceño, era mucha la confianza que había cogido ese chico con él y casi ni se conocían.

- Nakajima-san. - correspondió al saludo con su apellido, como solía hacerse cuando era desconocidos, pero parecía que el alto no comprendía esa costumbre de su país. Eso le llevó a pensar que tal vez tuviese parientes extranjeros, donde allí sí era común saludar a los desconocidos por su nombre.

- No sabía que asistíesemos al mismo instituto. - habló el alto manteniendo la sonrisa. Sonrisa que a Yamada cautivó varios segundos, era despreocupada, vivaz, alegre, brillante... muchos adjetivos para un solo acto. Sin darse cuenta él también sonrió, simplemente por ver la sonrisa del alto.

- Ni yo tampoco. Es la primera vez que te veo. - respondió mirándole a los ojos negros. El alto mantenía la sonrisa "¿No se cansaba?" se preguntaba Yamada, tener ese gesto siempre en el rostro tenía que acabar machacando las mejillas.

- Seguramente que nos hemos visto más veces, pero como no nos conocíamos, no nos dimos cuenta. - y finalizó con esa sonrisa, a la que Yamada ya se estaba acostumbrando.

Chinen que estaba a unos metros de ellos miró la escena confundido, ¿con quién hablaba Yamada? Vale, era popular en el instituto y tenía varias amistades fuera del círculo de los de clase. Pero era la primera vez que él iba a saludar a una persona y no alrevés, como solía suceder. La curiosidad pudo con él y aceleró el paso para alcanzar a los dos chicos que hablaban. Chinen se sorprendió de encontrar a uno de los Host del otro día.

- Ah, ¡Eres el Host! - habló alto mientras le señalaba. Yuto se asustó y le tapó la boca mientras miraba alrededor para ver si alguien había escuchado lo que el bajito había dicho. Yuto se dio cuenta de lo pequeñito que era Chinen, realmente pequeño, un cuerpo frágil sin duda.

- Shh. - susurró cerca del rostro de Yuri. - No quiero que nadie del instituto se entere de donde trabajo y quiero que siga siendo así por el resto del año. - dijo cerca del oído de Chinen, haciendo que el castaño se sintiese algo incómodo por la cercanía del alto. Yamada miraba la escena en primera fila y no era que le agradase del todo...

- Vale. - dijo Chinen algo incómodo aún. La verdad era que el Host le imponía bastante, aunque parecía alguien amistoso y social, pero su alta figura era imponente. - ¿Por que vamos a tomar algo los tres juntos? Así le puedes contar algo sobre el oficio a Ryosuke. - sentenció para que así ninguno de los dos pudiese negarse. Eso beneficiaba a Ryosuke, asique éste no se negaría y Yuto... bueno, parecía buena persona, asique seguramente acudiría para ayudar a Yamada.

- Sí, claro, ¿por qué no? - preguntó alegre el más alto de los tres.

Así salieron los tres en dirección a una cafetería que había cerca de la estación que los tres tomaban para ir a sus respectivos hogares, que quedaban en prefecturas diferentes. Ya estaban por la media taza del refresco, con esos días calurosos era lo único que lo combatía, y se pusieron a hablar del trabajo.

Después de casi tres horas de charla, Ryosuke se enteró más o menos de cómo se realizaba el trabajo. Ahora sabía que los amoríos con clientes estaba prohibido, que el gerente era amable pero que no era el dueño del local sino el primo de Yaotome, que pagaban bien, que no mantenían relaciones sexuales con los clientes... y algunos trucos que Yuto le había contado para hacer frente a la timidez del principio. También le había sorprendido la norma de: entre Host no puede haber relaciones de ningún tipo, solamente de amistad.

Nakajima les había contado que había dos antiguos Host que se habían enamorado y que los habían echado del trabajo. Estaba terminantemente prohibido, si el dueño se enteraba los expulsaba a ambos, independientemente del número de clientes que tuviese. Eso sorprendió a Yamada, asique le preguntó.

- ¿Y por qué no puede haber relaciones entre Host? No hace daño a nadie, quiero decir... mientras el negocio funcione bien, no tiene que importar. -  se explicó el mayor de los tres. En la charla supieron que los tres acudían al mismo curso pero en diferentes aulas, por eso Yamada y Chinen se habían cruzado por el pasillo a la hora del descanso.

- Yo también pensaba así al principio. - comenzó Yuto con la explicación. Chinen se limitaba a escuchar la conversación que entre los dos mayores había, total, a él no le interesaba ese mundillo. - Pero una vez que llevas tiempo dentro comprendes que para este tipo de trabajos es mejor no tener pareja, ni dentro ni fuera del local. - hizo una pausa para darle un sorbo a la pajita para que el líquido del refresco subiese e hiciese su función; refrescar.

- ¿Pero por qué? - aprovechó la pausa para reprocharle esa norma, aunque sabía que Yuto no tenía la culpa, sino el dueño. Pero era el más cercano y además compartía el pensamiento y quería saber el porqué.

- Pues porque son todo celos. Yo tengo un amigo que tenía pareja y trabajaba de Host, y siempre discutían. Sino era porque llegaba tarde a las citas era porque era demasiado cercano a los clientes, sino porque no le trataba igual que a los clientes... y cosas por el estilo. - hizo una pausa y le miró fijamente. - Tienes que trabajar, para comprender las normas. - claramente era una indirecta para que Yamada aceptase el trabajo, se había dado cuenta.

Estuvieron hablando un buen rato, pero ya de cosas diferentes, hablaron del festival de deportes que sería en unos meses, de las notas, de los exámenes... de todo menos del trabajo. No volvieron a mencionar el tema del trabajo hasta que Yamada no sacó el tema.

- Nakajima-san, dile al gerente que acepto el trabajo. - habló como despido, dejando sorprendido a los dos chicos; Chinen y Yuto. Yamada sonrió, ahora lo tenía claro, quería trabajar allí y conocer mejor a los Host.

Lo que Yamada no sabía... era que gracias a esas palabras, traería la felicidad a todos sus amigos. Aunque para llegar a la felicidad, antes hay que pasar por la tristeza y así, llorar de felicidad.




Fin del cap 4.


He notado cierta mejoría en mi escritura, aunque seguramente sea minúscula. Pero no sé, creo que la he mejorado y eso me encanta, porque escribir es una de mis aficciones (una de muchas xD)
 Tengo que avisar que iré mezclando las parejas, aunque las finales serán las que puse al principio. Pero me gusta entremezclar a los personajes, seguro que más de una escritoria y fan me entiende! ^^
Espero que les haya gustado el cap.


¿Qué habrá echo cambiar de opinión a Yamada?
¿Será difícil el trabajo?
¿Incumplirá alguna norma?
¿Y los demás amigos? ¿Se alegrarán?
¿Qué dirá Daiki? ¿Y Yabu? ¿Y Keito?
¿Daiki llamará a Inoo?
¿La herida de Daiki empeorará?


Todas estas preguntas y más, serán resueltas en los próximos capítulos! Esperen pacientes! >.<