Sé que está mal editada... pero es lo más que puedo hacer. Como veréis salen todos, pues así es, en el fic salen todos. Aunque... protagonista será mi Dai-chan, por lo menos en este capítulo. Claro está que iré alternando el protagonista.
Título: Yuuki (Valor)
Género: Shounen-ai, tragedia, misterio (no de miedo ni nada parecido)... y alguno más.
Pareja: Inoodai, Yamajima, Takabu, Chiitaro, Hikato. (El orden en el que las pongo no tiene que ver con la importancia de la pareja ni nada)
Extensión: aún no lo sé. Serial (¿)
Autora: Mimi-chan
Nota: Bueno, esto es más bien una advertencia. ADVERTENCIA: lenguaje fuerte en este capítulo. Aunque, solo son palabritas. Pero bueno, por si alguna es sensible. ^^
Yuuki
Capítulo 1
Daiki caminaba con sus amigos por una de las calles más transitadas de Tokio. Sonreía alegremente al igual que todos sus amigos, adoraba esos momentos en los cuales se podía olvidar de todos y de todo lo que le hacía mal. Siempre recordaría estos momentos con ellos, siempre los recordaría a ellos, no había nadie que pudiese cambiar eso pues eran sus adorados amigos.
Con ellos podía olvidarse de lo que le esperaba en casa, de lo que le esperaba en el instituto, en la academia... de todo. Sólo ellos estarían ahí para él siempre y eso no cambiaría nunca, eso lo sabía él de sobra.
- Daiki, ¿en qué piensas? - preguntó uno de sus amigos. El más alto de todos y el más mayor. El que siempre los protegería pasase lo que pasase. Ciertamente eran como una familia y él podía ser el padre o la madre, el ser que siempre velaría por ellos. Su nombre, Yabu Kota. El mayor de todos...
- Nada en especial... - contestó sonriendo alegremente, más radiante que de costumbre. Los demás se dieron cuenta y sonrieron con él, pero el más curioso no pudo aguantarse las ganas de preguntarle.
- Vamos, estabas pensando en algo. Se te notaba en la cara. - ahora habló el más pequeño de todos, también el más bajo. El niño consentido del grupo, moreno, ojos negros penetrantes y piel blanca. Con el doble sentido siempre en la lengua, el más directo y recto de todos. El pequeño, Chinen Yuri.
- No, enserio, no estaba pensando en nada en particular. - y volvió a sonreír como siempre hacía. ¿Qué manía les había entrado con que estaba pensando en algo? Sonrió de nueva cuenta.
- Oh vamos, Daiki, sólo sonríes así cuando algo bueno te pasa. - insistió el que más ligaba del grupo. El gran amigo de Daiki, todos eran amigos, pero dentro del grupo había mejores amistades. Y para Daiki el mejor amigo dentro del grupo era Ryosuke Yamada. Un poco más alto que Daiki, pelo castaño, ojos más claros que los de Chinen, piel rosada y cuerpo bien formado.
- No insistáis, que no estaba pensando en nada. - les sacó la lengua y caminó más rápido adelantándose. El resto de amigos se miró entre ellos y sonrieron contentos. y le siguieron rápidamente, Daiki era tan despistado que podía perderse él solo.
La tarde pasó entre risas y bromas, como siempre pasaba. Ahora, tocaba volver a la realidad, a Daiki le tocaba llegar a casa. LLegó y notó que no había nadie, cosa que le sorprendía pero que a la vez agradecía... si no había nadie, eso quería decir que no habría ni discusiones ni golpes.
- Uff.. un día de tranquilidad. - suspiró mientras se dejaba caer en el sofá. De estos días había pocos, ya que su madre seguramente habría salido a beber a algún lado y su padre se quedaría trabajando hasta tarde. Su vida era algo complicada, pero sus amigos la habían hecho más alegre, más vívida.
Escuchó la puerta de su casa y se asustó, levantándose rápidamente del sofá y apagando la tele en el acto. Dio gracias de que era su madre, si fuese su padre... La mujer entró tambaleándose, no era quién a cerrar la puerta. Daiki rápidamente fue a asistirla, estaba acostumbrado, solía llegar siempre así a casa, seguramente para olvidarse o para que le doliese menos lo que su marido le hacía.
- Mamá, ¿estás bien? - le preguntó preocupado mientras la sujetaba por la espalda, rodeándola con un brazo. Mientras que con el otro ponía una mano en el abdómen de ella para que manteniese el equilibrio.
- Claro que estoy bien, suéltame. - y se separó bruscamente de su hijo. Daiki puso una mirada de tristeza, no le gustaba ver así a su madre. Ella nunca había sido así, ella era como el resto de las madres, le recibía con un "okaeri", lo despedía, le despertaba cariñosamente, le mostraba afecto, reían juntos... pero desde hacía unos meses hacia acá, todo había cambiado. Vio como su madre caminaba tambaleándose hasta el sofá, en el cuál se dejó caer para posar sus pies en la mesa de té que había enfrente del sofá.
- Anda y vete a hacer la cena, que tu padre vendrá enseguida. - ordenó la mujer sin ni si quiera mirarle, encendiendo la televisión y mirando el aparato con una mirada perdida.
- Vale. - musitó mientras se dirigía hacia la cocina para preparar la cena. No estaba obligado a hacerla, pero era para no propiciar una riña entre sus padres. Ya que si la cena no estaba echa para cuando su padre llegase, éste reñiría a su madre e incluso llegaría a los golpes.
Cuando acabó de servir la cena en la mesa, llegó su padre. Agradeció al cielo que le huviese dado tiempo a preparar la cena. Parecía que venía feliz, aunque solamente lo parecía... tenía un temperamento muy cambiante.
- Bienvenido, papá. - saludó en la entrada viendo como su padre dejaba el abrigo en la percha y el maletín a un lado de esta. Se descalzó y entró en la casa. Daiki se apartó para dejarle espacio. Sí que parecía contento, ya que no le había contestado. Normalmente solía decirle "Aparta, niño" o "Que pesado eres". Pero hoy no le había dicho nada.
- ¿Está la cena? - preguntó cuando ya estuvo en el pasillo, se giró un poco para mirarle de reojo. Su rostro era serio, ni una mísera sonrisa ni una pequeña mirada de cariño. Pero Daiki no se quejaba, se estaba acostumbrando a la falta de cariño por parte de sus progenitores.
- Sí. - contestó mientras se dirigía hacia la cocina, rogando que la comida aún estuviese caliente. Así su padre no tendría por qué reñir ni con él, ni con su madre. Aunque seguramente su madre se habría quedado dormida en el sofá, con la gran cantidad de alcohol que traía en vena...
La cena aún estaba caliente... le agradeció al cielo nuevamente. Al parecer estaba de su parte.
Sintió ruidos en el salón asique salió a mirar, tenía miedo de que fuesen sus padres discutiendo otra vez. Se apresuró, tenía que llegar a tiempo. Normalmente él solía intervenir para que su padre no le pegase a su madre, aún sabiendo de que entonces él llevaría los golpes.
Sus padre se había quedado mirando a su madre mientras ésta dormía. Daiki miró la escena curioso, ¿qué pasaba? ¿Por qué miraba así a su madre? ¿Sería que aún sentía amor por ella? ¿Realmente eso podía pasar? ¿Después de todas las riñas? Tenía mucha curiosidad por saber qué era lo que pasaba por la mente de su padre, pero nada podía hacer, éste no le diría nada, alegando de que era un crío todavía y que no lo entendería.
- ¿Pasa algo papá? - se atrevió a preguntar interrumpiendo los pensamientos de su progenitor. Éste se giró a mirarle sorprendido, ¿desde cuándo estaba ahí? Esa era la pregunta que corría por la mente del adulto.
- No, nada. - escueto contestó. Realmente no pasaba nada, solamente recordaba el odio que le tenía a esa mujer. ¿Cuándo habían cambiado las cosas? Así, cuando...
- Vamos a cenar, papá. - trató de intervenir otra vez Daiki. Había interrumpido los pensamientos del mayor. Este le miró y asintió, sí, era hora de cenar.
Ambos cenaron en silencio, Daiki estaba agradecido, seguramente nada pasaría esta noche, pero nunca podría bajar la guarda porque en cualquier momento su madre se despertaría. Tenía que reconocerlo, tenía miedo, mucho miedo, pero solamente podía ser fuerte y guardar la esperanza de que alguna vez su familia volviese a ser lo que fue, una familia feliz y normal.
- Me voy a acostar. - interrumpió su padre los pensamientos de Daiki. Éste le miró y sonrió, sí, esa era una noche sin sobresaltos. Seguramente su madre se quedaría a dormir en el sofá. viocomo su padre salía de l a cocina sin recoger nada, como era habitual. Sonrió algo contento, a lo mejor, las cosas estaba empezando a cambiar.
Recogió los platos sucios y los lavó, guardó pa porción de su madre en un plato y lo metió en el microondas para que guardase el calor. Ya era rutina. Subió las escaleras y fue hasta su cuarto. Pasó por la puerta de la habitación de sus padres, escuchó a su padre hablar, asique detuvo el paso. La curiosidad pudo con él y empezó a escuchar la conversación de su padre.
- Sí, ya lo sé. Solo espera un poco más. - susurraba su progenitor, tuvo que acercarse un poco más para poder oír mejor lo que éste decía. Tenía miedo de ser descubierto, su respiración se agitó a causa del nerviosismo que sentía.
- Lo sé, tan solo tienes que esperar unos meses más... - seguía susurrando su padre. Daiki no entendía nada, ¿sería un negocio? Sí, ¿qué otra cosa podría ser? Su padre se dedicaba a esto.
- Te pagaré cuando pueda. - Daiki arrugó el ceño confuso. - Ya sé que has hecho un gran trabajo descubriéndola, pero ahora no puedo pagarte. Solo espera un poco. - después de decir eso su padre se despidió de la otra persona del teléfono y se echó a dormir.
Daiki se dirigió despacio a su cuarto, no quería que su padre le descubriese asique tuvo que caminar suave para que no oyese los pasos de él. Entró en su cuarto y cerró la puerta suavemente. Puso su frente en ella y cerró los ojos meditando lo que acababa de oír.
- ¿Qué significaba todo eso? - se preguntó en voz alta. No entendía nada, pero tenía mucha curiosidad por saber qué era lo que su padre tramaba...
Al día siguiente todo estaba normal, su padre había ido a trabajar temprano y su madre también había marchado. Asique se tuvo que preparar el desayuno y ir al instituto dónde otro día mortífero le esperaba. Estaba cansado de recibir golpes en todos los sitios, en casa, en el instituto... ¿por qué todo el mundo le tenía ese odio? Él era un chico amable, bueno y simpático. Las personas malas no tenían amigos y él sí tenía amigos.
- Oh, Arioka-kun, veo que has llegado temprano. - habló el guardia del instituto. Daiki le sonrió, seguramente sería al único que no le caería mal en todo el instituto, pero bueno, sólo le tocaba seguir adelante.
Llegó hasta su aula agradeciendo no tomarse con niguno de los que se metía con él. Parecía que estos días estaba de suerte. Se sentó en su sitio de siempre, al lado de la ventana. Le molestaba el no tener a sus amigos ahí para hablar con ellos y sentirse menos solo. Todos asistían a institutos diferentes. Menos Yabu, que ya iba a la universidad.
Poco a poco fueron llegando sus compañeros de clase, los que se metían con él siempre eran lo últimos en llegar asique no tenía de qué preocuparse. Algunas de las chicas le saludaron, era algo popular entre ellas, pero no tanto como Yamada. Era sorprendente lo que ese chico podía conseguir con solo una mirada. En los bares conseguía refrescos gratis gracias a su belleza.
Las horas fueron transcurriendo y los que se metían con él habían llegado para hacerle la vida imposible. Algunas veces Daiki deseaba que desapareciesen, pero al segundo siguiente se sentía mal por desear eso. Realmente era buena persona, tan buena persona que ni sus amigos sabían de lo que le pasaba en el instituto. Si les decía algo, seguramente no tardarían ni medio segundo en presentarse en el instituto a zurrar a los que se metían con él.
Después de haber comido el almuerzo, preparado por él, se dirigió al baño para lavarse las manos y la cara. Cuando ya se estaba secando escuchó una voz detrás de él que le saludaba.
- Oh, Arioka, ¿pensabas que nos olvidábamos de ti? - le preguntó irónicamente uno de los chicos que le acosaba en el instituto. Eral líder, ni si quiera sabía como se llamaban ni por qué se metían con él.
Se giró y se quedó callado mirándoles, no tenía nada que decir, estaba acostumbrado, seguramente que ahora vendría algún insulto y después los golpes. Se lo sabía de memoria ya, eran varios meses sufriendo del acoso.
- ¿No dices nada? Seguramente que echabas de menos el que hablásemos. - el agresor miró a sus compañeros y todos empezaron a reírse. Eso era lo peor, cuando se reían de él. Y más cuando era sin motivo.
- ¿Sigues sin decir nada? - el enfado del líder iba en aumento. "No pasa nada, Daiki, estás acostumbrado, solamente tienes que aguantar el dolor." Se auto-animaba para salir de esa, aunque sabía que no podía. - ¿Te ha comido la lengua el gato? - se estaba acercando peligrosamente a Daiki, éste retrocedió pero no pudo ya que el lavamanos estaba detrás de él. - ¡Ya te haré hablar! - gritó para después propinarle un golpe en el rostro, haciendo que su cabeza fuese hacia atrás. No pudo caer porque estaba agarrado del lavamanos.
Los golpes seguían, pero ahora no era solo el líder los secuaces también. No podía más, estaba tirado en el suelo recibiendo patadas, puños, pisotones... de todo. ¿Qué había hecho? ¿Qué era lo que hacía que le odiasen? No entendía nada...
- ¡Tú madre es un puta! - gritó el líder mientras le daba patadas en el abdómen. Era la primera vez que insultaban a su madre, siempre se metían con él pero con su madre no. Eso enfureció a Daiki intentando levantarse del suelo, pero un codazo en la espalda de uno de ellos hizo que volviese a caer. - ¡Tú madre es una rompe-matrimonios! ¡Se mete dónde no la llaman! - gritó de nuevo el líder. Seguían pegándole, la vista de Daiki se estaba nublando, le estaban pegando más de lo normal.
- Oye, creo que deberíamos dejarle ya. Nos estamos pasando. - habló uno de ellos en su defensa. Arioka agradeció interamente, ya que el habla no le salía estaba muy débil. - Vamos, si le pegamos más de la cuenta, luego no podremos seguir metiéndonos con él. - volvió a decir el chico. Daiki ahora sabía por qué lo estaba defendiendo. Se había echo muchas ilusiones.
Antes esas palabras los golpes pararon y se alejaron del cuerpo magullado de Daiki que estaba tirado en el suelo, sin poder moverse. La banda se marchó dejándolo tirado en el suelo y riéndose por la hazaña. Daiki intentó levantarse para ir hasta la enfermería, pero al momento calló, le dolía todo el cuerpo. Solamente pudo quedarse en el suelo y esperar que alguien lo rescatase.
Sus ojos le pesaban, más de la cuenta, en cualquier momento caería dormido, o más bien, inconsciente. Pero antes de cerrar los ojos por completo escuchó que alguien acudía en su ayuda.
- ¡Oye! ¡Qué te pasa! ¡Eh! ¡Vamos! ¡Reacciona! - gritaba ese chico. Tenía que ser un chico, ya que estaban en el baño de hombres. Sintió como era elevado y que lo llevaban, seguramente hasta la enfermería.
Fin del Cap. 1
Bueno, espero que les haya gustado. Tengo que avisar, que los capítulos de este fic serán más cortos, pero habrá más. O eso espero.
Sé que el primer capítulo es raro... hay mucha tragedia... pero bueno...
Mimi-chan ^^
Kyaaaaaaaaaa!!! Me gusta definitivamente tienez k hacer contiii pero ya lo exijo <3 Chiitaro lo necesito tanto así k Gambatte!!!
ResponderEliminarDios one-chan¡¡Has unido a todas mis parejas preferidas oooommmgg!!
ResponderEliminarNo me lo esperaba¡¡Me has alegrado la vida bloggera xD!!
Guaaaaaaa¡¡me da pena de dai...lo tratan mal..malditos vftibbubovg
que se mueran y se lo coman los perros ÒÓ!!
Gua¡¡¡quien lo busco era inoo?¿..o inoo era quien le pego?¿
Creo que era quien lo qyudo no?¿ asdasdas esta bueniiiisiimoooo¡¡¡
Tambien me dio gracias el ''efecto'' yamada jaja, me lo imagino, entra a un hotel..no tiene dinero pero igual va al mostrador .Es una chica la secretaria, la ojea, se relame los labios con la lengua...(la chica ya tiene la boca abierta)..le guiña un ojo y dice..-habitacion para dos..y la chica todavia en shock y la boca abierta le da las llaves de una suite para 10 jajaj xD
Oooommgg contiiiiiiii
Ah! excelente historia, que fea situacion la de Daiki el que te ignoren es peor xD, oeri bueno, la golpiza fue brutal, su madre evidentemente tiene algo que ver, odio que los hijos hagan eso, es terrible, y bueno que decir, me alegra que Daiki almenos tenga a unos amigos con los que distraerse y es taaan lindo el no querer preocuparlos pero muy duro tambien el no tener con quien desahogarse y dejar fluir sus emociones, en fin me explaye, que te encuentres bien, hasta luego.
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