¿Por qué? [Yamachii]

Yei yei yei yei yei!!! Mimi-chan está de regreso! (o eso espero!) Chicas, siento la ausencia, pero como puse en mi FC no tenía internet y tiempo después el ordenador se me estropeó. Hasta ayer que no tuve internet.
Estoy desde otro ordenador, asique he hecho este pequeño drabble, one-shot... lo que sea esto. ^^

Espero que me perdonen la tardanza. El problema está en que el ordenador que utilizaba antes no creo que se pueda arrelgar, asique todas las historias y todo está perdido... T.T  Los fics los podré continuar... pero los one-shot... no me acuerdo la verdad... algunos estaban por la mitad otro acabados... lo siento. Asique tengo que volver a hacer el trabajo otra vez!

Pero bueno, no todo son penas... aquí os traigo un Yama-chii!! >.<

La imagen no está  editada porque no este ordenador no es mío, asique no tiene el programa que tenía para editarlas! T.T  (Estas desgracias sólo me pasan a míiii!!!)

Título: ¿Por qué?

Género: Raro...

Pareja: Yamada Ryosuke /Chinen Yuri.

Extensión: Drabble... one-shot... no lo tengo del todo claro.

Autora: Mimi-chan

Nota: Me ha quedado un poco raro, pero como he explicado antes, lo he hecho a prisa y corriendo, sé que os merecéis algo mejor... pero no quería dejar tan parado mi blog. Lo siento, dentro de poco prometo algo mejor! ^^

¿Por qué?

Hacía dos meses que habían empezado a salir y ya habían discutido fuertemente. ¿Por qué había empezado? Ni él lo sabía, solo se podía acordar de que la discusión había sido realmente fuerte. Seguramente que empezó por una tontería... pero, es que Ryosuke conseguía sacarlo de quicio, no sabía cómo lo hacía pero lo conseguía. Nadie más en el planta conseguía ponerlo de tan mal humor como su novio.

Chinen removía incesantemente su café, hacía ya media hora que se lo había pedido y ni un sorbo le había dado. Es que no podía quitarse de la mente la riña que habían tenido. Seguramente que el café ya estaba frío. No conseguía recordar por qué habían empezado a discutir, por más que lo intentase no lo conseguía. ¿Qué había pasado?

Tenía que hacer memoria...

A ver...

Él había llegado a casa de dar una vuelta, allí estaba Ryosuke esperándole... Pero le había recibido con una sonrisa y un abrazo, acompañado de un "Okaeri". Bien, hasta ahí todo normal. Se habían puesto a hablar en el salón como siempre hacían cuando ambos tenían algo de tiempo.

No se acuerda de que estaban hablando, pero el mayor estaba sonriendo, asique todavía no había empezado la discusión. Ambos reían y bromeaban, nada fuera de lo normal. Algún tonteo y caricia, como ya era habitual. Se habían empezado a besar, después del tonteo, y el beso cariñoso e inocente pasó a las caricias ardientes y pasionales. (Seguramente sería una tarde de sexo, como solía pasar) ¡Pero! Ahí fue cuando se torció la cosa.

Algo le había preguntado Yamada y él contestó algo que había enfurecido a el mayor.

Bien, hasta ahí se acordaba perfectamente. Aunque los diálogos no parecía que los recordase muy bien. ¿Pero qué era lo que le había hecho enfadar tanto? No lograba acordarse ¡y eso le estaba molestando de verdad!

                  - Señor, ¿le traigo otro café? - le preguntó la mesera sacándole de sus pensamientos. Chinen se asustó, no se lo esperaba. Le sonrió a la camarera haciendo que ella sonriese también con un pequeño rubor.
                 - No hace falta, ya me iba. - y le sonrió de nueva cuenta. Se levantó dispuesto a pagar, metiendo la mano en su bolsillo del pantalón, pero
la mesera le interrumpió la labor.
                  - No hace falta, no lo ha bebido, asique... - dijo sonriendo alegremente, Chinen le devolvió la sonrisa sacando el dinero y depositándolo en la
mesa. Ensanchó la sonrisa enseñando los dientes.
                  - Entonces, tómalo como propina. - y salió a paso lento dejando el rubor en el rostro de chica, que suspiró. Miraba embobada la espalda de Chinen, claro está él no se daba cuenta. Iba muy metido en sus pensamientos.

Seguía sin saber qué era lo que había propiciado la gran riña. Sí que había sido trementa ya que el mayor acabó echándolo de casa. Mejor dicho, de SU casa. Ya que era la casa de Chinen y no la de Yamada. Solamente que el mayor pasaba gran parte del tiempo en la suya, como Chinen  vivía solo... tenían más privacidad.

Caminaba por una de las calles céntricas de Tokyo, absorto en sus pensamientos, tratando de recordar lo que había pasado. No podía volver a casa, tenía miedo, no sabía cómo el mayor iba a reaccionar cuando lo viese. Su teléfono sonó sacándolo, de nuevo, de los pensamientos. Realmente estaba absorto. Lo sacó rápidamente y contestó.

                   - ¿Sí? - esperó a que la otra persona contestase, ya que le llamaban de un teléfono público, asique no sabía quién era.
                   - ¿Chinen? - le llamó al otro lado de la línea, se extrañó, no le sonaba esa voz para nada... aunque se parecía a la de Daiki. Aunque la línea cambiaba un poco la voz del que hablaba, asique no estaba seguro del todo de que fuese Daiki.
                   - Sí. - contestó algo reacio, tenía más o menos una idea de quién podía ser, pero no estaba del todo seguro.
                   - Ah, menos mal, pensé que me había equivocado. - suspiró la persona al otro lado de la línea. Vale, no cabía duda, era Daiki. No se podía ser más despistado que ese chico. - Soy Daiki. - dijo para que supiese quién era. Seguramente que al llamarlo desde un teléfono público no sabría quién era.
                   - Ya lo sé. - respondió con una sonrisa en el rostro. Seguía caminando despistado.
                   - ¿Lo sabías? - preguntó sorprendido el mayor. Chinen asintió haciendo un ruido con la garganta para que Daiki supiese. - Ah, bueno, que me desbío. - habló Arioka al otro lado de la línea, la sonrisa de Chinen se agrandó. "Sólo él puede ser tan despistado." pensó sonriente.
                    - Te llamaba para decirte que Yamada está muy enfadado. - Chinen suspiró, al parecer todavía no se le había pasado el enfado. "sí, que es rencoroso..." -  Estoy en la cabina de delante tu casa. Iba a haceros una visita, pero Yamada... - Chinen volvió a suspirar. Pobre Daiki... seguramente habría tenido que aguantar el enfado de Ryosuke. - Estaba dando voces. Me abrió y dijo "¡¿Dónde está el imbécil de Chinen?!" y me cerró la puerta en las narices. Yo me quedé un poco... - el menor se sorprendió. Daiki era uno de los mejores amigos de Yamada, ¿y le había cerrado la puerta en las narices? Sí que tenía que estar enfado...
                    - ¿No te ha dicho nada más? - se atrevió a preguntar el menor, con temor de que Yamada quisiese asesinarlo. Ahora, bajo ninguna circunstancia iría hasta su casa... y menos con Yamada allí queriendo matarle.
                   - No... - hizo una pausa para recordar si le había dicho algo más. - Oye... ¿se puede saber qué ha pasado? ¿Habéis discutido? - preguntó preocupado Daiki. Ambos eran sus amigos y sabía que se querían... ¿qué los había llevado al extremo de enfadarse tanto?
                   - Mmm... no lo sé. - se sinceró. Realmente no sabía que había pasado, todo había sido demasiado rápido.
                   - ¡¿Cómo que no lo sabes?! - exclamó sorprendido Daiki. ¿Cómo no podía saberlo? ¡Se supone que habían discutido ¿no?! - ¿Me lo estás diciendo en serio? - realmente no podía creeérselo. Entonces, ¿Yamada se había enfadado sin más?
                   - Sí, todo pasó muy rápido. Estábamos en plan cariñosos y de repente... ¡bam! Se enfadó. - explicó con lujo de detalles al mayor. el "¡bam!" asustó el mayor, lo había echo fuerte.
                   - A ver, haz memoria. - habló Daiki mientras se acariciaba la sien. Tratando de pensar en salir de esa situación, no le gustaba verlos enfadados. Les había costado mnucho dar el paso... como para que en dos meses se acabase todo.
                   - Ya lo he hecho, pero no me acuerdo. - se sinceró otra vez. Eso era lo que le molestaba, que no se acordaba. Porque si se acordase podía pedirle perdón o no volver a hacerlo más.
                   - Bueno, Chinen, solo te llamaba para saber qué le pasaba. Ahora te tengo que colgar, he quedado. - se excusó. Era cierto, ya le llamaría por la noche para saber si lo habían arreglado o no.
                  - Vale, pásalo bien. Ya hablamos. - ambos se despidieron y colgaron.

La verdad es que la llamada de Daiki le había servido para bastante, ya que tenía pensado ir hasta su casa, pero estando Ryosuke ahí no podía. No quería que la riña siguiese.

Seguía caminando por la calle, distraído, absorto del mundo exterior, pensando en qué había hecho mal. Y también en maneras de poder recordar, pero nada le venía a la mente. La opción de preguntarle a Yamada le pasó por la mente, pero así solo conseguiría que se enfadase más por no acordarse. Pasó por una  fruteria y se le antojaron manzanas, asique entró a por ellas. Nada más entrar percibió el lebe aroma de la fruta fresca, rodó la mirada por el establecimiento.

Miró las manzanas, las peras, las uvas, los melones, las sandías, las ciruelas, las fresas, los plátanos, las fresas otra vez... parece que eran tiempo de ellas."¡un momento! ¡Fresas! ¡Eso era! ¡Las fresas habían empezado la riña!"

~Flash back.~



                  - Chinen espera... - cortó el mayor el beso fogoso que amenazaba con llevarlos a la cama. Chinen se extrañó y se separó mirándole confuso. Normalmente, Ryosuke no solía interrumpir cuando el momento llegaba.
                   - ¿No quieres? - le preguntó el menor. Aunque eso era totalmente absurdo, normalmente era Yamada el que siempre le buscaba y Chinen el que se quejaba.
                   - Sí me apetece, tanto como un montón de fresas. ¿Me las has comprado? - preguntó con rostro sonriente Ryosuke, le encantaban esas frutillas rojas. Yuri tragó saliva nervioso, ¡se le había olvidado comprárselas! Aunque la frutería estaba al lado de casa, bajar a por ellas era un segundo.
                   - No, no me he acordado... pero si quieres- fue interrumpido por el mayor.
                   - ¡¿Cómo?! - exclamó levantándose del sofá enfadado. ¿Se había olvidado de sus fresas? - ¡Para una cosa que te pido! - elevó el tono de voz, eso molestó al menor que se levantó del sofá también.
                   - No te preocupes, ahora te las compro. - dijo mosqueado, ¿por qué se ponía así por unas fresas? Sabía como era Ryosuke y hacía bastante más para enfadarlo.
                   - ¡No es solamente por las fresas! - cada vez elevaba más el tono, sus mejillas cada vez estaban más coloradas a causa del enfado. - ¡Es por todo! - siguió elevando el tono de voz. - ¡¿Piensas en alguien más que no seas tú?! - continuó gritando al pobre Chinen que cada vez estaba más confuso, a la vez que su enfado aumentaba.
                  - ¡Claro que sí! ¡Lo que no entiendo es por qué te pones así por unas simples fresas! - él también elevaba el tono de voz. Yamada estaba sacando las cosas
de quicio, asique no se iba a quedar callado.
                  - ¡No son sólo las fresas! ¡Es por el champú, por las toallas, la colada, la cocina... por todo! - siguió elevando el tono de voz. Ahora Chinen estaba más perdido
que antes. ¿Qué significaba todo eso que estaba diciendo? No entendía nada.
                  - ¿Pero qué dices? No tiene sentido lo que estás diciendo. - habló más calmado tratando de razonar con su novio, pero parecía que no iba a dar el brazo a torcer.
                  - ¿Te acuerdas cuando acabaste todo el champú? - dijo mientras caminaba hacia la ventana y miraba el exterior pensativo, tratando de relajarse. Chinen asintió.
                  - ¿Recuerdas quién tuvo que ir a comprarlo? - le volvió a preguntar.
                  - Tú. - respondió cuando se acordó. Pero, ¿a qué venía eso ahora? No entendía el comportamiento de Ryosuke...
                  - ¿Quién hace la colada? - volvió a preguntar. Chinen volvió a responder lo mismo de antes, el menor intuía ya por dónde iba la conversación. - ¿Quién hace la comida? - volvió a preguntar. En ningún momento Yamada se había dignado a mirarle, seguía tratando de tranquilizarse. Chinen volvió a responder con el mismomonosílabo. - ¿Quién- fue interrumpido por el menor.
                  - Ya entendí. - interrumpió Chinen al mayor que seguía insistiendo con las mismas preguntas. - Pero no tienes por qué hacerlo, es mi casa. - al finalizar la frase Yamada se giró rápidamente incrédulo a lo que acababa de oír.
                  - ¡Lo hago por ti! ¡Lo hago por que quiero!¡Y porque tú me importas! - volvió a elevar el tono de voz haciendo que Chinen se sorprendiese. Él lo decía en sentido de que no tenía por qué obligarse a hacerlo, que ya lo podía hacer él, pero el mayor lo había malinterpretado.
                  - ¡Tú también me importas mucho! - contradijo el menor en un intento desesperado por quitarle esa idea de la cabeza.
                  - ¡Pues parece que no! - contradijo Yamada también. Sus ojos se estaban inundando de lágrimas, sentía mucha impotencia y estaba muy enfadado. Asique optó, por lo más fácil.
                  - Por eso te digo que no- fue interrumpido por Ryosuke que lo empujó hasta la puerta, estaba muy molesto, tanto que no quería ni hablar con Chinen. Lo siguióempujando hasta que ya estuvo fuera y le cerró la puerta en las narices. Gritando "¡Idiota!"


Pues ese había sido el diálogo de la discusión. Por fin se había acordado, un peso menos.

                  - ¿Qué le pongo? - le pruguntó el frutero por tercera vez, el joven estaba absorto asique había tenido que repetirlo varias veces.
                  - Pone cuatro manzanas. - no le apetecía llevar muchas. Miró como el señor le servía las manzanas eligiéndolas cuidadosamente. Chinen sonrió, ese señor
era muy antento.
                  - ¿Algo más? - preguntó después de pesarlas y ponerles la pegatina con el precio. Chinen echó un último vistazo a las fresas, parecían de temporada y buenas.
                  - Sí, póngame un kilo de fresas. - y le sonrió alegremente.

Salió de la frutería con ambas bolsas, miró la bolsa de las fresas, había cogido bastantes.






                  - Espero que con esto me perdone. - sonrió contento mientras se dirigía a su apartamento en donde ala "furia" le esperaba.





Fin...



Espero que les haya gustado.