lunes, 30 de julio de 2012

Tiempo. [TegoMass]

Harooo! Ya traigo otra de mis historias, este es un drabble TegoMass que pidió Isa-chan, entonces se lo dedico a ella porque tenía ganas de leer sobre esta pareja, yo también tenía ganas. Además también es para Haruhi porque sé que le gusta esta pareja ^^
Es un poco raro, pero se me ocurrió de la nada y dio un  giro, porque el final iba a ser totalmente diferente. Asique espero que os haya gustado! >.<


Tiempo

Pareja: TegoMass [Tegoshi Yuya/ Masuda Takahisa]
Extensión: Drabble.
Autora: Mimi-chan.
Dedicado a: Isa-nee y Haruhi.



Tegoshi llegó exhaustivo a casa después de una jornada laboral tan agetreada como la que había sido la de hoy. Era normal, después de ese parón de actividades ahora tenían que ponerse las pilas, tenían mucho trabajo por delante. Pero no pasaba nada, pues le encantaba trabajar a tope y más si era por sus fans, a las cuales les debía su lugar en el mundo del espectáculo.

Llegó a su habitación pensando todas esas cosas y se dejó caer encima de su cama. Suspiró cansado, bueno, no tenía de qué quejarse, le encantaba su profesión y la oportunidad de mejorar era lo que siempre había buscado. Quería mejorar siempre que pudiese, era algo con lo que ya había nacido. Su teléfono, que estaba aún dentro de la mochila que llevaba a la empresa, sonó. Se estiró para cogerlo y lo sacó mirando la llamada.

Sonrió al ver que era él.

- ¿Sí? - sonrió alegremente, incluso se notó en el tono de voz que había puesto.

- Hola, Tego. - saludó el otro chico al otro lado de la línea. Él menor sonrió tiernamente, nunca fallaba, siempre le llamaba cuando acababa el trabajo. Bueno y cuando el mayor acababa después, le llamaba él.

- Que puntual... - dijo alegremente el menor mientras cambiaba de posición y se echaba de costado, mirando soñador a la nada. Le encantaba las horas que compartía con él.

- Por ti, siempre. - respondió el chico al otro lado de la línea.

- Sabes, te echo de menos. - habló caprichosamente el menor, siempre había sido caprichoso y consentido por el otro, asique se permitía el serlo siempre que podía.

- Yo también, pero sabes que es difícil vernos ahora. - contestó con un suspiro el otro chico. Le gustaba que fuese caprichoso con el tema de pasar tiempo juntos, le demostraba que le quería por encima de todo.

- Moo~ - se quejó divertido, sabía que el mayor tenía razón, simplemente estaba manifestando lo que sentía. Podía ser un poco caprichoso o egoísta, pero simplemente estaba diciendo lo que sentía, como le había pedido el mayor en el momento de pedirle de salir.

- Sé que quieres que pasemos tiempo juntos, aparte del trabajo, pero tenemos mucho trabajo. - explicó el mayor tratando de que Tegoshi entendiese. Sabía perfectamente que el menor entendía la situación.

- ¿No tienes tiempo para mí? - le preguntó haciendo un puchero, claramente era mentira, sabía que si podía el mayor sacaría tiempo incluso si no lo tenía. Escuchó un suspiro para después soltar una pequeña risita. A Tegoshi le encantaba cuando el mayor entendiese sus bromas, solamente él sabía cuando gastaba una broma y cuando lo decía en serio, los demás le tomaban en serio.

- Claro que tengo tiempo para tí. - respondió. Tegoshi se lo imaginó con su alegre y tierna sonrisa de siempre, sonrisa que siempre le dedicaba a él. Sonrisa que a veces le ponía celoso porque otras personas pudiesen enamorarse de ella. - A propósito, ¿has sacado la basura? - le preguntó como cada noche, siempre se lo recordaba, ya que llegaba cansado a casa y de lo último que se acordaba era de la basura.

- No. - respondió cuando se acordó de que no la había sacado.

- Pues tienes que sacarla, ya sabes que empieza a oler mal cuando se te acumula. - regañó el mayor tiernamente. Tegoshi suspiró. No le gustaba cuando le trataba como a un kouhai más, él era diferente a los demás, asique no quería le que tratase igual que a los demás.

- Vaale~ - exclamó para levantarse sin gana de la cama y dirigirse a la cocina de su apartamento. Sacó la bolsa aún con el teléfono en la oreja y escuchando las felicitaciones de su novio al otro lado de la línea.

Sacó la basura a los conténedores que había en la esquina de su bloque. Caminó hasta allí hablando con su chico, distraído. Posó el saco en el suelo y se fijó que delante de él, en la esquina de en frente había una persona escondida entre las sombras. Tegoshi se asustó.

- H-Hay alguien... - dijo asustado. El otro chico no entendió y le pidió que le explicase otra vez. - Espera... voy a ir a ver quién es. - dijo el menor.

- ¡No! ¡No vallas! ¡Puede ser alguien peligroso! - exclamaba el otro chico al lado de la línea. Tegoshi sonrió, era muy tierno con él, le encantaba cuando se preocupaba de más por él, pero no tenía por qué.

- No te preocupes. Puede ser un niño perdido o algo. - respondió Tegoshi mientras caminaba lentamente al chico de las sombras.

- ¡Puede ser peligroso! ¡¿Y si es un delicuente?! - gritaba asustado el otro chico.

- Tranquilo, no se mueve y parece asustado, no creo que sea peligroso. - tranquilizaba Tegoshi. Ya estaba cerca del chico de las sombras y podía distinguir el pelo, el estilo del corte del pelo... le sonaba ese corte.

- Tegoshi ¡no! - exclamaba asustado su novio.

- Espera, creo que le conozco. - respondió el menor tranquilizando al otro chico.

Se siguió acercando apesar de las negativas por parte de su novio. No sabía por qué estaba tan inconforme, si siempre había ayudado a los demás. Pero estaba vez no quería que se acercase a él, no entendía nada.

- ¡Si vas me voy a enfadar!-

Tegoshi se sorprendió de encontrar a su novio ahí, él era el chico de las sombras, el que le observaba. La verdad es que siempre había un chico cuando iba a sacar la basura, parecía que le esperaba a él y que sabía cuando iba a sacra la basura. 


- Me has descubierto... - susurró el peli-rojo al otro lado de la línea, que estaba también en frente de él. Tegoshi no cabía del asombro, no se esperaba para nada que fuese su novio el que cada noche le vigilaba desde esa esquina.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó el rubio aún sorprendido. No se esperaba para nada que fuese su novio el que le observaba. Tenía algo de temor por la persona sospechosa y ahora descubría que era su novio. - Me has dado un buen susto. - regañó el menor a su novio, éste bajó la mirada algo apenado.

- Simplemente quería verte. - respondió el mayor aún con la mirada en el suelo.

- Pero si nos vemos en los ensayos. - respondió aún sorprendido Tegoshi.

- Ya, pero no me valía solo con eso. - dijo aún con la mirada gacha. Se sentía algo apenado. Siempre veía como Tegoshi bajaba la basura y sonreía mientras hablaba con él, le encantaba ver la sonrisa que él probocaba en el menor.

- No es justo. - exclamó el menor haciendo un puchero caprichoso. - Tú todo este tiempo has estado viéndome después del trabajo, y yo a ti no. - exclamó cruzándose de brazos, como todo un niño pequeño haciendo una pataleta. - Eres injusto, Massu. - arrugó el ceño junto con otro puchero.

Massu sonrió tiernamente, le gustaba, realmente amaba esa faceta del menor, le encataba que fuese caprichoso con él. Y que reclamase siempre su atención. Se acercó a él y posó sus manos en sus mejillas. Acercó su rostro al del menor y depositó un pequeño beso en sus carnosos labios. Tegoshi cerró los ojos fuertemente disfrutando el contacto que hacía tiempo deseaba. Hacía más de dos semanas que no tenían tiempo para ellos dos solos. Se separaron y juntaron sus frentes.

- Te echaba de menos. - se sinceró el menor aún con los ojos cerrados, echaba de menos al mayor. Massu sonrió tiernamente, amaba a Tegoshi, realmente lo amaba, no había nadie que lo remplazase. - ¿Vienes a mi casa y recuperamos el tiempo perdido? - le preguntó lascivamente.




Fin.

 

 

Espero que os haya gustado chicas!! >.<
Mimi-chan destaa~!

jueves, 26 de julio de 2012

Cartas. [Naka-chii]

Doumo!! Aquí traigo otra historia! Esta ves es Naka-chii, aunque no lo parezca. Me ha quedado algo triste y el final no me convence, pero bueno, yo lo posteo! Porque vuestra opinión es la que cuenta! >.<
La pareja me encanta! >.< Está casi al nivel del Yama-chii! Pero me convence más en Naka-chii! Es que se ven tan lindos juntos! ^^
Bueno, sin más aquí les dejo el one-shot. Iba para drabble, pero creo que es demasiado largo para drabble asique lo dejo en one-shot cortito! xD ^^

Cartas. 

Pareja: Naka-chii [Nakajima Yuto/ Chinen Yuri]
Extensión: One-shot cortito.
Género: Shounen-ai, Smut
Autora: Mimi-chan
Nota: Los nombres de los respectivos hermanos no me los he inventado, sé que ya lo sabéis todas, pero solamente quería aclararlo. Sé que ha quedado corto, pero bueno... iba a ser un drabble y me excedí. u.uU El día en que pueda hacer un drabble como dios manda, haré fiesta. Y por supuesto, estáis todas invitadas! xDxD




El pequeño de la familia Chinen desayunaba sonriente mientras veía las noticias en la televisión. Comía una tostada sonriente, mirando absorto. Cuando su madre le sacó del ensimismamiento.

- Yuri, ha llegado una carta para ti. ¿Quién será? - la pregunta la pronunció con cierto tono irónico, sabía perfectamente quién era, pues era ese día del mes. Día en el que Yuri recibía carta.

- ¿Ya ha llegado? - preguntó contento levantándose para después caminar hasta su madre con paso acelerado. Tenía ganas de leerla, hacía bastante tiempo que no sabía nada de él. Bueno, exactamente un mes. Todos los meses recibía una carta de él contándole lo que había pasado en ese mes. Lo mismo hacía Chinen en forma de respuesta.

- Aún después de tantos años y os seguís escribiendo. - habló su hermana mayor haciendo acto de presencia mientras cogía una tostada y se la llevaba a la boca. Yuri le miró haciendo un puchero. Recibiendo como respuesta una sonrisa burlona de su hermana.

- Saya, déjale. Es muy tierno que aún después de tanto tiempo mantengan el contacto. - le defendió su madre. Como siempre solía pasar, Saya se metía con él y su madre le defendía. Una sonrisa de victoria surcó el rostro del menor. 

- Yo no lo encuentro tierno, lo encuentro aburrido. - musitó para después salir del salón cocina que tenían, malhumorada. Su madre siempre defendía a Yuri, bueno, era el pequeño, era normal.

Yuri subió a su cuarto a leer la carta pero justamente cuando iba a abrir el sobre alguien llamó a la puerta principal. No le importó, ya que seguramente su madre abriría. Asique siguió con la labor, pero se vio interrumpido cuando escuchó a su madre decirle que era su mejor amigo, Yamada Ryosuke. 
Ambos tenían la misma edad y habían asistido siempre juntos a clase, por eso se había merecido el título de mejor amigo, aunque había alguien que estaba muy por encima de Ryosuke.

Bajó las escaleras para encontrarse con su amigo y se sonrieron alegremente, eran vacaciones de verano. Ryosuke había vuelto ayer de sus vacaciones familiares en Hawaii.

- ¡Ryosuke! - gritó para después echarse a sus brazos sorprendiendo al mayor y a su madre. Yamada le revolvió el cabello y sonrió contento, había echado de menos al pequeñajo. Deshicieron el abrazo y se pusieron a una distancia prudente, ambos se seguían mirando alegres. - ¡Woa! ¡¡Pero qué moreno estás!! - exclamó acercándose a su brazo y frotándolo para ver si era de verdad.

- Es lo que tiene ir a Hawaii. - respondió orgulloso. Siempre había querido ir a Hawaii, a su padre le daba igual ir y a la pequeña le encantaba la playa, asique... solo quedaban su madre y su hermana mayor. Le había costado mucho convencerlas.

- ¡Waa! ¡Yo también quería haber ido! - exclamó celoso del moreno de su amigo, aunque era envidia sana. Su hermana hizo acto de presencia y saludó alegremente a Ryosuke.

- Oh, Yama-chan ¿te ha dicho Yuri que hoy ha recibido carta? - preguntó mientras miraba a su hermano pequeño sonriéndole de lado. Le gustaba chincar a su hermano, era algo que realmente le apasionaba.

- ¿Es verdad? - preguntó con miedo a escuchar una afirmativa de parte de Chinen. Éste se despegó de su brazo y con mirada triste asintió. Saya sonrió al ver la atmósfera que se había creado. Aunque se sintió algo mal porque ahora Yuri y Ryosuke discutirían, no sabía el por qué pero a Yamada no le gustaba que Yuri recibiese las cartas. 

- Yuri ya te tengo dicho q- fue interrumpido por la madre del menor que no quería mala atmósfera el primer día que Ryosuke estaba. 

- Ryo-chan, ¿por qué no pasas y te tomas un té? - le preguntó sonriente saliendo de la cocina, que estaba a un lado de la puerta principal. Ryosuke asintió sonriente, proa hora sería mejor no hablar del tema y menos delante de ellas.



La tarde fue relajante, Chinen se moría de curiosidad por saber qué decía la carta, pero no podía hacer nada. Sabía que a Ryosuke no le gustaba, asique se aguantaría hasta hoy por la noche. Todos hablaron contentos.

Ryosuke no se olvidaba del asunto de la carta, era algo que le hervía la sangre. Odiaba cuando Chinen se ponía tan contento por una absurda carta de "él". También le odiaba a él, no quería que Chinen se siguiese hablando con él por todo lo que había sucedido en el pasado. No, definitivamente, Chinen tenía que olvidarse de él.

Ryosuke se marchó y Yuri se ofreció a acompañarle hasta la esquina. Vivía en el barrio siguiente al de él, vivían relativamente cerca asique el menor no tenía por qué ofrecerse. Pero Yamada no se negó, puesto que quería hablar con él.

- Yuri, lo de la carta. ¿Por qué te sigues hablando con él? - detuvo el paso asique Chinen tuvo que hacer lo mismo. Bajó la mirada entristecido, sabía que eso iba a pasar, en cierta parte por eso se había ofrecido a acompañarle. Quería dejar el tema de las cartas concluso.

- ¿Por qué no iba a hacerlo? - le preguntó sonriente mientras le miraba. Sabía que Yamada sacaría "ese" suceso a flote otra vez, y eso era lo que le dolía cuando hablaban de las cartas. 

- No seas cínico. - regañó Yamada, sabía perfectamente que Chinen sabía a qué se refería. - Después de todo lo que te ha hecho pasar... - bajó la mirada entristecido. Le dolía recordar aquello, Yuri lo había pasado muy mal por aquel entonces. 

- Fue en el pasado, ahora no me está haciendo nada malo. - defendió el honor de su amigo de las cartas. Yamada lo estaba pintando peor de lo que parecía. No le había hecho nada tan malo como para no dirigirle la mirada. - No entiendo por qué estás tan enfadado con él, a tí no te ha hecho nada. - con su mirada decidida miró al mayor que también le miraba de la misma forma.

- ¡Sabes perfectamente que lo hago por ti! - elevó el tono de voz, le molestaba que Yuri siempre defendiese a ese cretino. Siempre se ponía en su contra cuando este tema salía a la luz. 

- Pero si yo me hablo con él, ¿por qué tu no? - contraatacó el menor apretando sus manos, formando un puño. No quería que Yamada pensase eso de él, era un buen chico, lo que pasó en el pasado... no tenía nada que ver.

- ¡Es normal que no le hable cuando te trató como a una basura! - recalcó la última palabra, quería que Chinen se diese cuenta de que hablarse con él era un tremendo error. 

- ¡Pero eso quedó en el pasado! - elevó él también el tono. - ¡Además, me lo hizo a mí! ¡A tí no te hizo nada! - replicó el menor totalmente enfadado. Era cierto, a Ryosuke no le había echo nada. ¿Por qué estaba tan molesto con él, entonces? Ryosuke abrió los ojos cuando escuchó eso, bajó la mirada algo triste, Chinen se dio cuenta del cambio de temperamento del mayor asique trató de arreglarlo... - Ryosuke yo... - susurró triste.

- Sé que a mí no me hizo nada. Sé que no tenía por qué enfadarme con él. - susurraba lo suficientemente alto para que Yuri lo escuchase. Mantenía su mirada baja, mirando al suelo. - Pero si alguien se acuesta con mi amigo y luego me dice que es para darle celos a otra persona... Creo que es normal que me enfade. - musitó alto. Chinen le miró tristemente. - Y más cuando me acuerdo de la forma en que llegaste. - susurró mientras lloraba amargamente el mayor. Recordar la forma en que Yuri había llegado a su casa era la peor tortura para él.

Al decir eso Ryosuke los recuerdos llegaron a él. La noche en que le entregó el cuerpo, en que se besaban con pasión, en el que se amaban mutuamente. Era uno de los recuerdos más preciados que tenía. Pero a la semana siguiente de hacerlo con él, se enteró de que simplemente le había utilizado para darle celos al que de verdad le gustaba. Chinen llevaba tiempo detrás de él y éste había jugado con los sentimientos de Chinen simplemente para que otra persona se fijase en él.

- Ryosuke, eso ya quedó en el pasado. - habló tiernamente. Agradecía que Yamada se preocupase así por él, pero no tenía por qué. Ya todo había pasado y no tenía de qué preocuparse. 

- No, no queda en el pasado. Porque tú aún sigues amándole. - encaró el rostro de Yuri con una mirada completamente seria. No era que estuviese enamorado de Chinen, pues tenía novio, simplemente que le dolía que jugasen con los sentimientos del pequeño. Era muy delicado y frágil, si la gente jugaba con él, al final acabarían por apagarle las emociones. 

- Ya, pero está en la otra punta del país, no sirve de nada seguir odiándole. - susurró sonriéndole, Yamada sonrió también. - Tengo muy claro que no te haré cambiar de parecer, simplemente... no quiero que sigas pensando en el pasado. - intensificó la sonrisa, transformándola en una tierna. 

- No cambiaré de parecer hasta que tú no dejes de amarle. - sentenció completamente convencido. Ryosuke no estaría contento hasta que Yuri se olvidase completamente de él.

- Creo que lo voy a tener difícil. - se resignó Chinen mientras caminaba, Yamada no tardó en seguirle el paso y caminaron olvidando por completo el tema del amor de Chinen.

Siempre pasaba lo mismo, Ryosuke le reñía y le ponía de condición que cuando le dejase de amar y se olvidaría del tema. Pero es que sobre el corazón no hay razón que pueda gobernar. Chinen sabía de sobra que estar enamorado de él no le traía ningún bien, puesto que estaban en lugares completamente diferentes. Hacía ya cuatro años que él se había mudado, por eso ahora se mandaban cartas. Aunque la teconología en Japón fuese avanzada, Yuri amaba la caligrafía de él, asique le encantaba recibir cartas. Además, ellas traían el aroma de él.

Llegó a casa y subió acelerado a su habitación, tenía ganas de leer la carta. Unas ganas tremendas, era algo que sólo le pasaba la noche antes de un concierto de Arashi y cuando recibía las cartas. Bueno, aunque para los conciertos de Arashi se ponía el doble de nervioso... pero eran nerviosismos diferentes. Uno era por ver a su ídolo y el otro era por recibir noticias de la persona amada, sin duda, no se podían comparar.

Abrió el sobre con cuidado de no estropearlo, pues después tenía que guardar la carta y no quería que estuviese en mal estado el sobre.


Querido Yuri-kun:


Este mes ha estado agetreado, pues hemos ido a visitar a mis abuelos al campo. No sabía que hacía tanto calor en el campo, ¡además de que me han picado un montón de bichos! ¡Tengo todo el cuerpo lleno de granos! ¡Y pican mucho! ¡De verdad! No te lo recomiendo.
Además, en el pueblo he coincidido con Okamoto Keito ¡No sabía que sus abuelos eran del mismo sitio que los míos! Nos lo hemos pasado muy bien recordando el tiempo en el que íbamos los cuatro a clase juntos; Tú, Yamada, Keito y yo. A veces, me pregunto por qué me tuve que marchar de ahí, ahora te añoro mucho, antes no supe valorar lo que tenía entre mis brazos, pero quiero que sepas que aún mi mente recuerda la noche que pasamos juntos. Aunque sé que por aquél entonces no estaba bien, porque te utilicé, ahora sé que es uno de mis mejores recuerdos.
Casi todos los recuerdos que tengo del barrio son relacionados a tí, en clase, en el recreo, las tardes en tu casa, el día en que nos conocimos... todos mis recuerdos buenos van dirigidos a ti.
No hay día en que no me culpe por lo que te hice, sé que no te merecía en aquél entonces y menos merezco el trato tan amable que me estás dando todo este tiempo. Lo que sí me merecí fue el puñetazo que dio Yamada el día en que se enteró del porqué de la noche que pasemos juntos. Eso sí que me lo merecía, por jugar con tus sentimientos.
También sé que no merezco tu perdón, sé que te hice mucho daño y me arrepiento, de verdad que me arrepiento. Pero no puedo hacer nada para borrar el pasado. Aunque si te digo la verdad, si me diesen la opción de cambiar el pasado no lo cambiaría. ¿Por qué? Simplemente porque no creo que la noche que haya pasado contigo sea un error, como ya te he dicho fue la mejor noche de mi vida. Y aunque me haya dado cuenta tarde, porque sé que tu ya no me amas y seguramente tendrás a alguien a tu lado que te merezca, te lo tengo que decir. Necesitaba decírtelo porque me carcome por dentro. Ya no lo puedo aguantar más, incluso le he pedido consejo a mi hermano pequeño, Raiya y me ha dicho que lo mejor es que te lo diga.
Puede que no te lo creas, puede que ya no me contestes depués de lo que te voy a decir, puede que después de esto te de asco. Pero te lo digo aún arriesgándome a todo esto:

TE AMO

No tiene sentido que te lo diga ahora ¿verdad? Y tú te pensarás, ¿por qué ahora y no antes? Pues no lo sé, suelo ser muy cabezota para algunas cosas. Y sé que aunque te lo diga no resuelve el dolor que te causé, porque no tiene remedio. Pero con esto te estoy dando la oportunidad de que devuelvas todo el dolor que yo te dí. Porque aún después de todo el daño, aún después de todo el llanto, de tantos suspiros, de tanto odio y rabia, aún después de todo eso. Tú siempre me diste una sonrisa, alegando que no pasaba nada, siempre me diste amabilidad, comprensión y lealtad. Sé que no merezco que ahora te apiades de mí, es más, quiero que me enseñes toda la rabia que tienes acumulada por todo este tiempo. Quiero que me digas todo lo que piensas de mí.
Bueno, esto es lo que te quería decir este mes. Aunque te lo he querido decir ya desde el primer año que llevo lejos de ti, pero hasta ahora no me atrevía, porque no tengo el derecho de enamorarme de tí por todo el daño que te causé. Pero en el corazón no manda nadie y menos yo.
Solamente esto.

PD: y como sé que no me vas a contestar a más cartas, he decidido ir a hacerte una visita, para vernos por última vez y que quede todo claro.

                                                                                              Atte: Nakajima Yuto. TE AMO.






Lágrimas caían por los ojos negros de Yuri. Sentía una enorme felicidad, al fin sus sentimientos eran correspondidos, aunque no servía de nada, vivían a más de 20 mil km. el uno del otro. Pero daba igual, ya le encontrarían solucción a eso y se alegró, porque al final su espera de sentimientos no correspondidos había acabado, ahora, podía amar y ser amado.

Esperaría ansiosamente el día en el que Yuto apareciese de nuevo delante de él. Aunque sabía que Yamada no iba a reaccionar favorablemente, pero ahora no quería pensar en eso.

Simplemente quería... ser feliz junto a él, Nakajima Yuto.



Fin.


¿Ha estado raro verdad? ¿Os ha gustado? A mí no del todo, aunque la carta sí me ha gustado, siento que el final no es el más adecuado. 
Decidme, ¿vosotras le habríais puesto otro final? Podéis decir con total libertad! >.< Me encanta saber la opinión de los demás, asique no os cortéis! >.< 

miércoles, 25 de julio de 2012

Educando al príncipe.

Educando al príncipe.





Pareja: TegoPi, RyoPi y Tegomass.
Extensión: Serial.
Género: Shounen-ai, lemmon, drama.
Autora: Mimi-chan
Resumen: Dos personalidades diferentes se encuentran. El mayor un chico criado en las calles, rebelde, prepotente y arrogante. El pequeño un niño rico, mimado y consentido. ¿Podrán convivir justos? Una relación de amor-odio surge. ¿Serán capaces de superar todos los obstáculos? ¿O a la primera de cambio tirarán la toalla?



Educando al príncipe. [Cap.2]

Doumo!! Aquí continuando el fic TegoPi que tenía aparcado! Dije que haría conti asique aquí está, traté de colocarla lo más rápido que puse. Espero que les sorprenda! >.< Bueno, y que os guste también! ^^


Educando al príncipe.




Pareja: TegoPi [Tegoshi Yuya/Yamashita Tomohisa] Tegomass, RyoPi.
Género: Shounen-ai, lemon [más adelante], drama.
Extensión: Serial.
Autora: Mimi-chan.


Capítulo 2



Yamapi esperaba impaciente el regreso del hijo del señor Tegoshi. Había echo un viaje a Europa y hasta hoy por la tarde no volvía. Daba vueltas por su habitación impaciente. Esperaba el llamado de una de las sirvientas para que le avisase de cuándo llegaba el menor. Hacía unas horas uno de los mayordomos le había pasado una hoja con información del chico. Se sorprendió al ver la foto, tenía buen rostro, pero su sonrisa demostraba que era un niño mimado como todos los de alta cuna. En esa hoja había varias fotos del chico, cada una diferente a la anterior, con diferente peinado y color de pelo. Tal parecía que era un chico cambiante y las fotos eran de fotógrafo aunque había algunas en las que salía desprevenido y sonriendo radiantemente.

Se acercó a su mesita de noche y cogió el papel donde traía la información y lo volvió a leer.




Nombre: Tegoshi Yuya.
Fecha de nacimiento: 11 de Noviembre, 1987
Lugar de nacimiento: Kanagawa, Japón
Estatura: 170 cm
Peso: 60 kg
Signo zodiacal: Escorpio
Grupo sanguíneo:
B
Mal Habito:
Lamerse los labios.
Color Favorito:
Celeste.
Comida Favorita:
Ramen.
Comida que no le gusta:
El pimiento verde.
Hobbies:
Karaoke y Fútbol.
Estación que no le gusta:
verano.
Punto Fuerte:
Deportes.
Punto Débil:
Se aburre fácilmente.
Debilidades:
que tiene muchas cosquillas.
Curiosidades:

Ha jugado a fútbol durante diez años.
Sus amigos lo denominan como "alguien que está en su mundo"
Fan de la banda L'Arc and Ciel
Amigo íntimo de Masuda Takahisa (hijo del socio del señor Tegoshi), tan íntimos que pasan el tiempo libre juntos, van al gimnasio juntos...
Tiene el carnet de conducir.
Puede llegar a ser muy egoísta y caprichoso.
No le gusta perder. (y menos si se trata de fútbol)


- Mucha información... - susurró cuando acabó de leer la hoja. Ya sabía lo suficiente de ese chico, bueno, más que suficiente. La verdad era que no tenía ni el más mínimo interés en saber qué comida le gustaba y le dejaba de gustar. Sólo le interesaba que el chico aprendiese rápido y poder largarse de ahí cuanto antes.

- Señor Yamashita, el señorito Tegoshi estará al llegar. - anunció un sirviente sin ni siquiera abrir la puerta, Yamapi se sorprendió, ¿le hablaba detrás de la puerta? No tenía nada contagioso.

- Oh, estupendo. - musitó mientras se apresuraba a ir a la puerta y salir de su habitación, sorprendiendo al sirviente que aún estaba al otro lado de la puerta. Tomohisa le sonrió por el susto que había llevado el pequeño chico. Y caminó por el pasillo derecha, el sirviente se le quedó mirando la ancha espalda.

- El gran recibidor está por aquí, señor Yamashita. - interrumpió el caminar del nombrado mientras señalaba tímidamente el pasillo contrario. Yamapi se giró malhumorado, susurrando cosas que el mayordomo no alcanzó a enteder.

- Maldita casa, ¿por qué tiene que ser tan grande? - se preguntó susurrando mientras caminaba hacia el pasillo que el sirviente le había dicho.

Iban en completo silencio. Yamashita tenía que reconocer que estaba ansioso por conocer al joven, aunque seguramente no se llevaría ninguna sorpresa porque sería exactamente como imaginaba. Pero sería una labor difícil de hacer, ya que parecía ser una persona caprichosa y mimada.

Llegó al gran recibidor, ya llevaba ahí casi dos semanas y seguía sorprendiéndole la gran capacidad que tenía esa mansión ¿por qué querían tanto espacio? Nunca lo entendería, era mejor un sitio pequeño y acogedor, con una casa tan grande podrían no verse en meses (vale, muy exagerado) Notó que el padre no estaba para recibir al hijo. Se había ido por meses ¿y ni siquiera se dignaba a saludarlo? Nunca entedería la mentalidad de los ricos.

- ¡Pero dónde se ha metido ese chico! - gritó Yamapi desquiciado ya de tener que esperarlo, llevaban ya como una hora esperando al pequeño rico y éste no se dignaba a aparecer.

- Tranquilícese señor Yamashita, el señorito Tegoshi es característico por llegar tarde. - trató de tranquilizar uno de los mayordomos que más cerca estaban. Los demás estaban a ambos lados del recibidor; sirvientas a un lado, mayordomos al otro. Habría como unos cien en total, cincuenta de cada.

Se escucharon unos pasos en las escaleras de mármol, parecían dos personas, ya que se oían cuatro zapatos. Todos los sirvientes se giraron e inclinaron nada más que se dieron cuenta de que eran los dueños de la mansión. Yamapi quedó impresionado por la belleza de la mujer, ahora sabía de dónde había sacado la hermosura el hijo. Era una mujer que desprendía ternura por todos los poros de su piel, aunque sus facciones estaban endurecidas se podía notar la ternura y amabilidad. Al lado estaba el señor de la casa, a quién no había vuelto a ver desde la "charla" que habían tenido.

Todos los sirvientes de la casa se inclinaron a la vez, Yamapi quedó asombrado a ver todos los cuerpos inclinados, ¿tanto poder tenían que podían hacer que más de cien personas se inclinasen sólo con su presencia? Se sintió incómodo al ver que era el único que estaba erguido, pero él no se consideraba un sirviente de ellos asique... se mantendría en la misma postura.

- Veo que Yuya aún no ha llegado. - habló la mujer cuando ya huvieron bajado las escaleras. Se posicionaron a un lado de él, aunque a una distancia prudente. Desde ahí Tomohisa pudo apreciar de la belleza de la que era portadora la mujer y también ella pudo apreciar la belleza de él. Ambos quedándose mirando el uno al otro.

- Ya sabes cómo es, querida. - habló el señor interrumpiendo el contacto de miradas. La mujer le sonrió a Yamashita y él le devolvió la mirada. La puerta principal se abrió cegando un poco por la luz solar tan fuerte que hacía fuera. De ésta entró un joven.

Yamashita contuvo el aliento, trató de poder bien al joven que había entrado, pero no pudo, la luz hacía contraste, molestándole en los ojos.

- El señorito Tegoshi entrará en unos instantes. - Yamashita se llevó una pequeña desilusión, ¿el chico tenía que ser anunciado al entrar? ¿Por qué no ponía un anuncio en el periódico y así se enteraba todo el país?

Instantes después un pequeño cuerpo pasó por la puerta ya abierta, sus pasos se escuchaban en el caro suelo, al parecer llevaba calzado con un poco de tacón. A simple vista parecía un chico delgado pero bien vestido. Caminaba a paso firme, llevaba una gabardina que le llegaba por debajo de las rodillas. Pero lo mismo que le había pasado con el chico anterior, le pasó con él. No pudo ver el rostro bien, tampoco podía distinguir del todo el color de la ropa.

- Tadaima. - dijo con una voz dulce y fina. Yamashita se sorprendió al oír la voz. Era dulce, tranquila, firme, suave... Trató de poder ver bien al joven, pero no pudo, aún le molestaba el sol. Gracias al cielo, los sirvientes que se encargaban de abrir y cerrar la gran puerta, la cerraron. Pudiendo ver al chico perfectamente.

Cabello castaño y rizado. Ojos marrones; tranquilos, serenos, coquetos y divertidos. Cuerpo delgado, piel blanca y fina. Las fotografías no le hacían justicia, pero aún más bello en persona. Pero lo que realmente contaba era la personalidad y la personalidad sería... odiosa. Aunque la apariencia fuese espectacular, si lo de dentro era odioso... no servía de nada.

- Era hora, tu viaje se excedió demasiado. - sentenció el hombre sacando de sus pensamientos a Yamashita que se giró a mirarle. ¿Acababa de llegar y lo primero que le decía era eso? ¿Qué clase de padre era? Bueno, el de paternidad no sabía mucho...

- Querido, déjale, fue como regalo de cumpleaños. - de los labios color carmín de la mujer salieron esas palabras. Haciendo que Yamapi posase su mirada ahora en ella. Vio como se acercó a su hijo y lo abrazó maternalmente. - Okaeri. - le susurró. Había sido en un susurro pero el recibidor tenía hueco asique pudieron oírlo todos.

- Yuya, tengo a alguien a presentarte. - interrumpió el hombre mirando a Yamashita, éste también le miraba. La mujer deshizo el abrazo y Yuya miró a su padre contento.

- ¿Un nuevo juguete? - le preguntó divertido. Yamapi abrió los ojos sorprendido ¿no era el primero que venía a enseñarle "educación" al chico? Fijó su mirada en el pequeño Tegoshi. Éste miraba a su padre esperando una respuesta, realmente estaba ansioso por "el nuevo juguete". Le mosqueó que le tratase como un objeto asique habló.

- No soy ningún juguete. - interrumpió al hombre que estaba por hablar. Yuya fijó su mirada al que acababa de hablar, al igual que todos los de esa sala. Le miró sorprendido.

- Lo has escogido muy bien, padre. - elogió el menor mirando fijamente a Yamashita. Esa mirada le intimidaba, era una mirada suave pero firme, no sabía cómo conseguía tener esa mezcla, era la primera vez que la veía.

Ya todos habían comido, ya se habían presentado formalmente y el señor Tegoshi ya le había explicado para qué estaba ahí, obviamente omitiendo la deuda que Tomohisa tenía con la familia. Sólamente lo sabían él, el mayordomo y el señor Tegoshi, esperemos que el socio del señor no lo supiese tampoco, por que sino...

Estaba tranquilamente leyendo en el escritorio de su habitación, era de las pocas veces que comía tan bien, ¿qué se podía esperar viviendo en esa casa que era veinte veces el bloque donde el vivía? Estaba absorto en la lectura cuando unos suaves golpes se escucharon a través de la puerta. Apartó el libro, se retiró las gafas y miró la puerta diciendo un "¿Sí?"

- Señor Yamashita, el señorito Tegoshi le solicita. - se sorprendió. Bueno, no habían mantenido una conversación apropiada, únicamente habían intercambiado palabras para dejarle claro que no era su juguete. Cerró el libro, no antes sin ponerle el marca-páginas. Suspiró, ahora tendría que lidiar con el fastidioso de la casa, pero nada podía hacer, estaba obligado.

Salió de su habitación en dirección a la habitación de menor de los Tegoshi, que estaba a un lado de la de él. Antes de tocar la puerta suspiró notoriamente, tranquilizándose, no podía permitirse el hablarle mal, si hacía eso le iría mal. Tocó la puerta para que supiese que estaba ahí. Escuchó un leve "pasa" al otro lado de la puerta.

Cuando entró se sorprendió de encontrar tantos peluches en la habitación, habría como unos cincuenta, quitando los cogines y la excesiva decoración.

- ¿Me ha mandado llamar? - le preguntó formalmente aún en el umbral de la puerta, tenía algo de temor entrar. Aunque no tenía por qué, cosas peores había visto. Bueno, cualquier cosa era peor que un montón de peluches.

- Sí, pasa. Ponte cómodo. - habló el menor desde un sillón que había al fondo, junto a la ventana y una estantería. Pasó y acto seguido Yuya le habló. - Cierra. - ordenó. Yamapi arrugó el entrecejo, ahora tendría que aguantar las órdenes del niño consentido de la casa. Hizo lo que le mandó, no quería probocar una confrontación.

- ¿Para qué me quiere? - preguntó educadamente. Yuya le sonrió, parecía como que le tuviese miedo, ya que se había quedado donde la puerta.

- Puedes tutearme, soy menor que tú. - respondió aún con la sonrisa en el rostro. "Lo haré si me da la gana." pensó malhumorado el mayor, respiró para tranquilizarse. No serviría de nada decirle algo.

- Te propongo un trato. - habló sonriente el menor, pero esta era una sonrisa inocente, o por lo menos eso parecía desde donde él estaba. ¿Otro? ¿Cuántos favores tendría que hacer mientras estuviese en esa casa. Era la segunda semana que estaba ahí y ya tendría que cumplir varias cosas.

- Soy todo oídos. - respondió una vez que salió de sus pensamientos. Yuya le miró fijamente.

- Yo te ayudo a que salgas antes de aquí. - habló mientras le miraba fijamente, tenía las piernas cruzadas y con una sonrisa. Yamashita se extrañó. Eso no tenía ni pies ni cabeza, ¿por qué haría eso él?

- ¿Cómo? - le preguntó extrañado y algo receloso, no se creía lo que decía, pero bueno, por escucharle no perdía nada.

- Muy simple. Intento parecer que soy duro y con mente fría y tú te largas de aquí por la vía rápida. - explicó aún mirándole fijamente. Yuya tenía un codo apoyado en uno de los posa-brazos del sillón y la mejilla apoyada en la mano correspondiente. Yamashita le gustaba por dónde iban la conversación, pero, aún no se fiaba. - Obviamente, quiero algo a cambio. - sentenció mirándole fijamente y con una sonrisa infantil, que hacía que tuviese escalofríos.

- Me lo suponía. Tu padre miente cuando dice que no tienes mentalidad para los negocios. - habló alto para que le oyese. Sonrió de medio lado al decir eso, al igual que Yuya al otro extremo de la gran habitación. - ¿Qué es lo que quieres? - le preguntó directamente y mirándole fijamente.

- Que te acuestes conmigo. - sentenció el menor con una sonrisa inocente.

Yamashita abrió los ojos sorprendido. ¿Qué? ¿Quería tener sexo con él? La sonrisa de Yuya hacía que escalofríos recorriesen todo su cuerpo.



Fin del cap. 2


Todas sabemos que Tego-nya tiene un lado perverso y pervertido! >///< Sí, lo sé ha estado corto, pero es que no quería ponerlo todo en el mismo cap, asique lo he cortado ahí para que haya algo de intriga! (Que mala soy! >.<) Espero que les haya gustado! Comenten lo que les pareció! >.<
Mimi-chan destaa~!

lunes, 23 de julio de 2012

¿Desde cuándo? [Chiitaro]

Doumoo Mimi-chan dess! (mano delante del ojo derecho a lo Tegonyan!! >.<) ¿Minna, genki? (Valla como manejo el japonés yo! xDxD) Espero que sí! Como les dije que ando inspirada aquí les traigo una pequeña historia! Espero que les guste.

¿Desde cuándo?

 Título: ¿Desde cuándo?
Pareja: Chiitaro (mención Yabutaro)
Extensión: One-shot. (cortito, ya lo sé, pero lo he hecho en media hora... u.u)
Autora: Mimi-chan
Nota: Esta pequeña historia va para mi querida onee Hitomy, porque va a dejar de pasar a menudo por aquí y quiero dedicárselo antes de que deje de pasar! Espero que te vuelvan las ganas de escribir pronto! Que por el mundo blogger hay muchas que te queremos!! >.<
 Aclaración: En esta historia he intentado cambiar algo y lo que está entre comillas (" ") y sin cursiva es el diálogo, sé que puede ser lioso, pero quería innovar un poco.


Capítulo único.


Corría todo lo que sus pies podían, quería escapar, huir de lo que había visto. Su senpai, su amado senpai, en los brazos de otro chico. No era que su senpai le huviese sido infiel, ni que estuviesen saliendo. Entre ellos dos había algo que no sabía qué era, sólamente habían sido simples besos y caricias, sólo eso, pero para él significaban el cielo, la puerta al mismísimo paraíso. Su senpai lo era todo para él, era su mundo, sólo le veía a él, pero esa tarde ese todo se había derrumbado con esa escena.

Su senpai, Yabu Kota, estaba en los brazos de otro chico, sabía que entre ellos dos no había nada, pero tenía la ligera esperanza de que sí. Tenía pensado darle todo, su cariño, su amor, su corazón, su cuerpo... todo, todo él era de Yabu. Se habían conocido gracias a las clases particulares que el mayor impartía, él se había apuntado por obligación de sus padres, no tenía intención, pero gracias a ello... le había conocido, había experimentado eso que solo experimentaban los mayores, el amor.

Seguía corriendo, era denoche y sus lágrimas no cesaban, quería salir de esa tristeza pero no podía hacer nada. Simplemente llorar la llegada del amor correspondido y huir. Tenía claro que en los siguientes días evitaría al mayor y quería con eso... que el mayor supiese lo que se había perdido. Porque tenía claro que a sus brazos no iba a volver, él quería a una persona únicamente para él. Que sólo le mirase a él y a nadie más, podía ser egoísta, pero el amor te hace egoísta.

Paró cuando sintió la lluvia caer, su respiración era agitada al igual que el latido de su corazón. Tenía un hueco en el pecho, le habían destrozado el corazón, ya no había nada en él. Trató de tranquilizarse y pensar claramente. El mundo no se acababa por un simple rechazo, no, claro que no, la vida era más que eso. Era tropezar y levantarse, seguir adelante y sonreír a lo venidero. Sí, eso era. Era demasiado joven como para andar sufriendo por amor. Caminó hasta un parque que había cerca de allí y se sentó en uno de los bancos resguardados por los árboles, así la lluvia le llegaría menos y no acabaría todo empapado.

Miró sus pies, no tenía ánimos de levantar la cabeza y que la gente que pasaba le viese llorar, no le gustaba. Era una persona que pocas veces mostraba sus sentimientos, pero cuando los mostraba era porque eran sinceros. Suspiró, después de todo el llanto que había soltado y que seguía soltando...

"¿Ryutaro?" habló alguien detrás de él. El joven solamente se giró y miró a la persona que le había hablado. Se sorprendió de encontrar ahí a su vecino y amigo de la infancia. ¿Qué hacía ahí? Estaban lejos de su barrio. "Sabía que eras tú." volvió a decir el chico, llevaba un paraguas para resguardarse de la lluvia. Ryutaro aún no apartaba la mirada de él, el llanto seguía descendiendo por sus ojos negros. El otro chico abrió los ojos cuando se dio cuenta que el agua que rodadaba por sus mejillas no era sólo lluvia, también llanto.

"¿Qué haces aquí?" le preguntó y giró el rostro para que el otro chico no le mirase con esos ojos, no le gustaba llorar por eso, porque todo el mundo ponía la misma cara de lástima. Por eso era tan resguardado.

"Qué grosero." dijo divertido el chico, se había dado cuenta de que estaba llorando pero no quería preguntarle, sabía de la personalidad de Ryutaro y de lo poco que le gustaba que se preocupasen por él. Se acercó un poco a dónde estaba él, ya que estaba a espaldas de Ryutaro. Se posicionó delante y le sonrió como solía hacerlo.

Ryutaro miró por el rabillo del ojo las bolsas que su amigo traía en las manos. "¿Vienes de la compra?" le preguntó para cambiar un poco de conversación, ya que sabía que su amigo estaría preocupado por el llanto de sus ojos. Limpió un poco sus mejillas para que no se notase tanto y así poder mirarle a la cara.

"Así es." respondió sonriente, esa sonrisa hacía que en el pecho de Ryutaro creciese una calidez antes inexistente. Llevó la mano al lugar en el que estaba su corazón, parecía que había recobrado la vida, volvía a latir cálidamente. Se miró el lugar con curiosidad, ¿qué era eso? "¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?" le preguntó preocupado su amigo mientras acercaba su rostro al del menor, éste elevó el suyo encontrándose con el rostro del otro joven muy cerca, haciendo que un malestar aflorase de su corazón, acelerándolo.

"No, estoy bien." respondió apartando la mirada de la penetrante mirada de su vecino. Sentía calor en las mejillas ¿estaría sonrojado? Escuchó como su amigo se sentaba a un lado de él en el banco. "Está mojado, te vas a mojar el pantalón." advirtió algo preocupado el menor aún sin mirarle, mirando en la dirección opuesta a la que estaba su vecino. Este, sin que Ryutaro le viese, sonrió tiernamente, quería mucho a Ryutaro y todo lo que fuese él le preocupaba.

"Por ti, me da igual." respondió sorprendiendo al menor. Se giró para mirarle con asombro, recibiendo la misma sonrisa que siempre le daba. Haciendo que un calor inundase sus mejillas otra vez. Se quedaron mirando un rato, ninguno decía nada, simplemente se miraban. De fondo, se oía la lluvia chispotear contra el suelo, relajándolos.

"Oye, ¿no te cansas?" le preguntó Morimoto mirándole fijamente, el otro joven ladeó la cabeza en forma de duda, Ryutaro sonrió levemente, ese gesto se le hacía muy tierno.

"¿De qué?" preguntó confuso el mayor. Su pelo castaño cayó hacia a un lado cuando ladeó la cabeza y sus ojos negros reflejaban su duda. Ryutaro se quedó mirándolos.

"Pues de sonreír siempre." le respondió totalmente anonadado en esos ojos tan profundos y expresivos. Ahora mismo podía adivinar qué sentía el mayor con tal sólo mirarlo. Su vecino estaba expectante esperando su respuesta. Sentía cierta envidia por tener esos ojos, podía expresar todo con ellos.

"¿No crees que cosas buenas te pasan cuando sonríes?" dijo el mayor mirándole también a los ojos. Los ojos de Ryutaro brillaban de una forma especial, forma que él no podía descifrar, por eso le parecían tan enigmáticos esos ojos, nunca sabías qué escondían.

"No creo que esas dos cosas estén relaccionadas." respondió meditando lo que el mayor había dicho. El mayor sonrió a lo que el menor había dicho, Ryutaro era una persona que meditaba mucho las cosas, era más racional que pasional.

"Claro que sí." respondió aún sonriente el mayor, Ryutaro miró esa perfecta sonrisa, sonrisa que aceleraba su pobre corazón. "Si te pasa algo bueno, ¿qué es lo que haces?" le preguntó sonriente. Ryutaro rodó la mirada pensando lo que hacía cuando le pasaba algo bueno.

"¿Festejarlo?" preguntó dudoso posando la mirada de nuevo en su vecino. El mayor soltó una pequeña risita tapándose la boca, ese comentario le había parecido divertido, típico de Ryutaro.

"No, bobo. Sonreír." respondió el castaño aún con la sonrisa divertida en el rostro, Ryutaro rodó la mirada avergonzado, había metido la pata y el castaño se había reído de él. "Otro ejemplo." hizo una pausa mientras pensaba en uno. "Ya sé. Piensa en algo que te haya hecho enormemente feliz." dijo el castaño emocionado, Ryutaro le miró levantando una ceja dubitativo.

"¿Por qué tendría que hacer eso?" preguntó reacio a hacerlo, no quería pensar en cosas felices en ese momento. Se suponía que estaba triste, pero había llegado su vecino y todo lo relacionado al amor se le había olvidado. ¿Por qué sería?

"Oh, vamos, hazlo Ryutaro, no te cuesta nada." insistió el mayor mientras le cogía de un brazo zarandeándolo un poco. Ryutaro le miró mientras le seguía zarandeando, la verdad es que podía llegar a ser muy cansino cuando se lo proponía. El mayor seguía moviéndolo, cosa que le molestaba.

"¡Ay! Vale Chinen, lo haré." respondió molesto diciendo el apellido del mayor, éste hizo un puchero, no le gustaba que Ryutaro le llamase por el apellido, tenían la suficiente confianza como para tutearse, además, le encantaba cuando oía su nombre salir de los labios del menor.

Ryutaro se puso a indagar en sus recuerdos, ¿qué era lo que le había echo feliz? Bueno, se había puesto feliz cuando nació su hermano pequeño y también cuando nació su hermana. También cuando se habían mudado de barrio, cuando había ido por primera vez a la escuela primaria, cuando había conocido a sus mejores amigos. ¿Pero qué le había echo enormemente feliz? La verdad... el primer beso con Yabu había sido celestial, casi podía tocar el cielo con sus dedos. A fin de cuentas, todo lo que era relacionado con Yabu le hacía feliz, enormemente feliz. Pero... acabó en desgracia. Acabó llorando, entonces esa etapa feliz no había servido para nada.

A ver, otra cosa. ¿Qué podía ser? ¿El día que conoció a Chinen? Sí. Ese día había sido verdaderamente feliz. Porque había sido el mismo día en que había llegado al barrio en que vivía ahora. Era su vecino de al lado y su mejor y único amigo. Chinen le había hecho la vida más fácil en el barrio, más amena, más tranquila. Le había presentado a todos lo jóvenes del barrio. Y a medida que iban creciendo le iba presentando a su pandilla, pandilla con la que aún mantenía contacto, gracias a Chinen. Chinen le había enseñado a no perder ante nadie, a esforzarse por lo que quieres, a ganar, a ser optimista... Chinen se lo había enseñado todo. Todo lo que era ahora era gracias a él.

"¿Ves? Estás sonriendo." respondió alegre el mayor con su radiante sonrisa. Ryutaro abrió los ojos, los había cerrado para concentrarse mejor. Y le miró. "Aunque no sé que habrás pensado, porque te has sonrojado." y cambió su sonrisa a una pícara mientras le daba algún que otro codazo. Ryutaro se sonrojó aún más por ese comentario haciendo que a Chinen se le escapase la risa. "Pero qué inocente puedes llegar a ser." habló riendo.

"En ti." respondió sin quererlo y además en voz alta, asique el mayor pudo escucharlo claramente, sorprendiéndole. Tanto fue el asombro que dejó de reír para mirarle con sus expresivos ojos abiertos más de lo normal, haciendo incomodar al menor.

"¿Qué?" le preguntó incrédulo. ¿Había pensado en él y había sonreído? Y además se había sonrojado... ¿él provocaba el sonrojo en el menor? ¿Él le había echo enormemente feliz?

"Pues que he pensado en ti." respondió directamente. ¿Para qué negarlo ahora? Ya lo había dicho claramente antes, asique sólamente tenía que afrontar los echos, pero ésto no quería decir que sintiese nada en especial por él ¿no?

"¿Y en qué has pensado exactamente?" le preguntó algo sonrojado él también. Habían sido muchos años de amor no correspondido, ya que él sabía lo que tenían Ryutaro y Yabu, había sido mucho tiempo de celos, soledad y agonía. ¿Y ahora le decía que era feliz cuando pensaba en él? Seguramente eran ilusiones suyas.

"En todo. Todo lo que seas tú me hace feliz." respondió también sonriente. Chinen se sorprendió por la sonrisa que estaba recibiendo. ¿A qué venía todo esto ahora? El mayor bajó la mirada confuso, no, seguramente eran interpretaciones suyas, seguramente que Ryutaro no lo decía en ese sentido.

"Tú también me haces feliz, eres mi mejor amigo Ryutaro." levantó la cabeza y le sonrió como solía hacerlo. A Ryutaro las palabras "mejor amigo" le habían dolido, ¿por qué? No lo sabía, pero lo que sí sabía era que no quería que Chinen la utilizase para referirse a él.

"¿Tú sonríes cuando piensas en mí?" le preguntó directamente, era un chico de muy pocos rodeos, se gasta saliva cuando se le da vueltas a un mismo asunto. Sus ojos negros se clavaban penetrantes en los de Chinen haciendo que el castaño le mirase tratando de descifrar lo que esos ojos le decían.

"Claro, he pasado momentos muy felices contigo." le respondió con total sinceridad el mayor. Ryutaro no sabía como tomarse esas palabras, asique examinó sus ojos para saber qué decían estos. Los ojos le decían que había algo oculto en esas palabras, algo más profundo. Asique, indagaría.

"¿Y te has sonrojado cuando pensabas en mí?" le volvió a preguntar mirándole fijamente, Chinen ya no sabía en qué pensaba Ryutaro. ¿A qué venía todo esto de repente? Nunca le había interesado esto, ¿por qué ahora sí?

"¿Qué tienes? ¿Ha pasado algo?" le preguntó preocupado intentando desbiar el tema, no le gustaba hablar de esto, porque sabía que iba a acabar llorando o confesándoselo, y no quería. Ryutaro le seguía mirando fijamente, intimidándole. "No se qué te ha entrado preguntándome todo esto." continuó sonriendo algo nervioso.

"Simplemente tenía curiosidad." Ryutaro rodó la mirada, era verdad, ¿qué le pasaba? ¿Por qué de repente le preocupaba lo que Chinen pensaba de él? Nunca le había preocupado, ¿por qué ahora sí?

"Bueno, no pasa nada, es naturaleza humana." respondió sonriendo alegremente intentando que el ambiente no se volviese tenso entre ellos.

Ryutaro miraba al frente, aún preguntándose el porqué de esa repentina curiosidad ¿sería... qué sentía algo más por Chinen? Imposible, nunca antes había sentido nada especial por él. Además, a él le gustaba Yabu. ¿Y si Yabu era un capricho, cómo le había dicho Keito? ¿Y si solamente quería apartar la mirada de lo que realmente amaba, como le había dicho Yamada? ¿Y si simplemente se había echo el loco porque sabía que a quién de verdad amaba no le correspondería, como le había dicho Yuto? ¿Sería que ahora todos tenían razón? Miró de reojo a Chinen y éste sonreía alegremente mientras tarareaba una canción con los ojos cerrados, escuchando la lluvia. "Es ahora o nunca" pensó mientras se acercaba al mayor y le plantaba un beso al castaño sorprendiéndole.

Chinen abrió los ojos cuando sintió un peso sobre sus labios, pensó que era que le había caído algo y sí, le habían caído los labios de Ryutaro encima de los suyos. ¿Pero qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Sus sentimientos eran correspondidos? En un acto involuntario, su cuerpo comenzó a corresponder al menor, mientras cerraba los ojos disfrutando de la oportunidad que le daba la vida.

Ryutaro cuando sintió que el mayor correspondía el beso se le quitó un peso de encima. Entonces, ¿Chinen también sentía lo mismo? ¿Desde cuándo? Profundizó el beso adentrando su ardiente lengua en la sensible cavidad del mayor que rápidamente exploró su cavidad también. Sus lenguar revoloteaban una alrededor de la otro, jugueteaban contentas de conocerse.

Cuando se separaron se miraron tímidos, aunque Chinen más que Ryutaro. Se miraban fijamente a los ojos.

"¿Desde cuándo?" le preguntó Ryutaro, con esas dos palabras Chinen pudo entender a qué se refería. Sonrió mientras le acariciaba una mejilla. La mirada ahora era diferente, Ryutaro podía ver en sus grandes ojos ternura, calidez y amor, un profundo y gran amor. Chinen también sonrió al encontrar amor en los ojos de Ryutaro.

"Desde que te dije el primer hola." le respondió para darle un corto beso seyando así su amor profundo. Beso al que Ryutaro correspondió gustoso.



Fin.

El final sé que ha quedado raro... lo siento por eso. Creo que me ha quedado un poco soso, también lo siento. Es el primer one-shot que no me gusta como me queda el final. Hitomy-nee lo siento de verdad! Te mereces algo mejor! Gomenne! T.T
Matte ne, Mimi-chan destaa~!


 

viernes, 20 de julio de 2012

Fanfics Sexy Zone!

Hola Holiiitaaaaaaa!!!

Esto es solo un aviso, quiería decirles que sí les gusta el grupo Sexy Zone, he abierto su respectivo blog para ello, así no ando mezclando historias de grupos. Y bueno, pues sí les gusta leer sobre ellos ya sea Fuma-kento, Sou-Rius, Naka-Rius, Sho-Rius... y todas las combinaciones posibles! Están aquí;



Lo he acabado haciendo porque estoy viendo que muchas ideas me vienen sobre historias de este grupo, y como aquí no las voy a publicar todas... porque este blog lo hice principalmente para historias de HSJ! pues para no andar mareando mejor hago otro blog y cada uno en su sitio! xD

Bueno, pues si les gusta el grupo, o los intregrantes, o tienen curiosidad sobre cómo serían las diferentes parejas o simplemente porque se aburren! No se corten! Vallan y lean! Aunque ahora hay muy pocas historias, (recién lo abrí) Pronto publicaré más historias! >.<

Esto fue todo.
Mimi-chan desta~!

Verdadera felicidad.

Bueno, bueno, bueno! Parece que ando inspirada! Estoy subiendo muchas cosas últimamente! Para compensar el tiempo que estuve ausente! >.< Bueno, pero tampoco me emociono tanto, que sólo es un simple drabble! xD Lo hice en algún hueco que tuve hoy, lo hice en varios tramos asique si quedó raro... es porque no me acordaba de lo que escribía! xD

Bueno... simplemente espero que les guste! ^^

Ah! Por cierto, todos los ejemplos que pone Yuto existieron! No me los he inventado... lo que sí es ficticio es el sentido... vamos, que Yuto en verdad no se puso celoso... o sí... quién sabe? xD

Y si no me creen que los ejemplos son verdad... Simplemente miren la imagen que tengo de cabecera, fíjense en los cuellos de Dai-chan y Yama-chan... tienen el mismo collar ¿verdad? (Sonrisa dentada (enseñando los dientes)) Para que vean que son verdad... y si quieren se lo puedo demostrar! >.< Incluso la manotada de Daiki al trasero de Yama-chan! >.<


Verdadera Felicidad.


Pareja: Yamajima [Yamada Ryosuke/NakajimaYuto]
Género: Shounen-ai.
Extensión: Drabble 
Autora:  Mimi-chan








¿La verdadera felicidad existe?



¿Cómo empezó todo? ¿Cómo conseguí tenerte? Pues no lo sé... simplemente insistí ¿verdad? Yuto sonrió mientras miraba a Ryosuke dormir a un lado de él, con los hombros desnudos al igual que el resto del cuerpo, pero lo único que se le veía eran los hombros. Le acarició el pelo tiernamentemientras intensificaba la mirada. Ryosuke sonrió placentero a la caricia que estaba recibiendo.

- Realmente me costó tenerte... - susurró Nakajima bajito para no despertarle. Su mirada estaba llena de amor, un amor infinito. El amor que Yuto sentía por Yamada iba más allá de los cuatro años que llevaban en el mismo grupo, era de cuando eran Jr, ya que solían ponernos en el mismo grupo a bailar con los senpais junto con Chinen, Ryutaro y Shintaro. Ya desde ese momento sentía un profundo amor por el mayor, solamente... no se había dado cuenta porque era pequeño y no entendía los sentimientos.

Apartó la mirada del cuerpo de su novio y la fijó en la pared de enfrente, su mirada estaba perdida, recordando todos los sucesos por los que había pasado.

Trabajo le había costado darse cuenta de que lo que sentía por Ryosuke era más que simple amistad, para darse cuenta... tuvo que ser mediante celos. Ya sea en las entrevistas, en los DVD, en los doramas, en los programas, en las sesiones de fotos... siempre sentía celos de los demás miembros. Pero en especial de tres personas... las que más daño le habían hecho, involuntariamente, claro está. Ellos eran; Chinen, Daiki y Takaki. Ellos parecían ser cercanos a Yamada, lo que le hacía ponerse celoso.

Chinen y Yamada siempre solían estar juntos, ya sea Chinen sentándose en las piernas de Ryosuke o comentando algo entre ellos con secretismo. Eran amigos, pero él había confundido eso con algo más. Chinen y Yamada tenían una amistad muy cercana, en varias entrevistas habían declarado que no se separaban el uno del otro y que podía que en un futuro viviesen juntos. Él había tratado de intervenir entre ellos dos, en un Making había peleado con Yamada para saber quién sería el hermano mayor de Chinen, obvio él solamente quería quedar por encima de Yamada y separarlo de Yuri. Y lo había conseguido un poco, ya que Chinen se había vuelto algo cercano a él y se había distanciado un poco de Ryosuke.

El siguiente había sido Daiki... él le había dado bastantes problemas. Ya que ellos dos eran los mejores amigos, se lo contaban todo, sabían los secretos el uno del otro, se pedían consejo... Todo, se lo contaban absolutamente todo, Yamada y Daiki. Le sacaba de sus casillas que Daiki y Ryosuke huviesen llevado el mismo collar durante bastante tiempo, iban de compras juntos ¡incluso se habían casado! Simudalo claro está. ¡Pero se habían casado! ¡Eso no era normal! Incluso Yabu había dicho en una entrevista que parecían una pareja... y todos en el grupo lo pensaban. ¡Incluso los habían felicitado cuando "se casaron"! Eso le había sacado de sus casillas. Pero lo peor había sido cuando Daiki le había tocado el culo a Yamada en un Shounen Club. Ese suceso le había puesto triste, ya que con eso se confirmaba que eran pareja y que sus sentimientos no eran correspondidos. A ellos dos no los había conseguido distanciar ni un poco, incluso ahora Yamada seguía contándole todo a Daiki, seguramente que Daiki sabía mejor de la relación de él y Ryosuke, que él mismo.

Y por último estaba Takaki... con él también lo había pasado bastante mal. Porque nunca había pensado que eran tan cercanos, se llevó una gran sorpresa cuando Yamada dijo que se había mandado mensajes románticos con Yuya. Mensajes del tipo "Sé que me quieres" y cosas así. Más grande fue la tristeza que la sorpresa porque con niguno de los otros dos se había mandado ningún mensaje de ese tipo. Y cuando le habían echo la broma de que Takaki se enfadaba y a escondidas iba a por la tarta, en el concierto a Yamada por su cumpleaños, Ryosuke estaba muy preocupado por Takaki, no quería que se enfadase. Y luego cuando Takaki lo cargó en la espalda, estaba que se moría de celos... Sin duda ellos dos eran muy cercanos.

¡Pero al final se lo había llevado él! ¡Definitivamente el que la sigue la consigue! Inconscientemente sonrió.

Al final se lo llevó él. Él al que Ryosuke había rechazado públicamente en el Making of de Super Delicate cuando él se acercaba (en broma) para hacerle el boca boca, Yamada claramente le había rechazado. Se había quedado bastante tocado después de eso.

Pero seguramente que el que más tocado había sido Chinen... él estaba enamorado de Yamada también. Chinen se lo había confesado a él después de empezar con Ryosuke. Pero no para estropear la relación, simplemente porque necesitaba decirlo. Semanas después se enteró de que Chinen tenía nuevo novio, era nada más y nada menos que Ryutaro.

Volvió a sonreír, deseaba con toda su alma que ellos tres fueran tan felices como él lo era con Yamada. Ahora todos tenían sus respectivas parejas; Chinen era mimado por Ryutaro (y eso que era el mayor), Daiki era tierno con Inoo e Inoo era comprensivo y reía las tonterías de Daiki y Takaki era infantil y algo consentido por el amable Yabu. Todos tenían su respectiva felicidad y la aprovechaban como querían. Él la aprovechaba al máximo, cada minuto estaba pendiente de que a Yamada no le faltase de nada, que estuviese bien, feliz y radiante.

Sí, definitivamente la verdadera felicidad existía y a todos les llega cuando toca.
Solamente... hay que saber esperar.



Fin.



Espero que les haya gustado! >.< 
Ya estoy trabajando en un Taka-chii >.< Espero tenerlo pronto! ^^

Matta ne, Mimi-chan desta~!

miércoles, 18 de julio de 2012

Yuuki [Cap.3]

La historia abanza rápido! Me encanta! Cuando tengo inspiración y puedo escribir libremente... simplemente me encanta! >.<

Los chicos ya se van conociendo entre ellos.

Parejas: Inoodai, Yamajima, Chiitaro, Takabu y Hikato 
(Traté de poner los colores que tienen Magic Power) >.<

Yuuki 

Capítulo 3 



Se encontraban sentados en uno de los apartados para más intimidad, rodeados por cortinas oscuras, para darle un aspecto de intimidad. Daiki miraba a todos lados nervioso, era la primera vez que estaba en un sitio de esos. Y para qué negarlo, le daban miedo. En esos lugares se movía gente bastante... curiosa.


  • - ¿Quieres estarte quieto? Me pones nervioso a mí también. - riñó Yamada pegándole un codazo, aprovechando que estaba sentado al lado de él. Daiki se giró a mirarle sorprendido. Le miró algo asustado, solamente recibió una sonrisa de tranquilidad por parte del menor.
  • - Lo siento... es que estos lugares no me gustan mucho. - se disculpó bajando la mirada levemente. Era cierto, le intimidaba esa oscuridad y ese secretismo. No, definitivamente no le gustaba.
  • - Yamada, ¿cómo dices que te ofrecieron un trabajo aquí? - le preguntó Keito que estaba enfrente de ellos, junto con Chinen y Yabu. Entre ellos dos y los demás había un hueco, donde se sentaría el Host o el dueño, aún no lo sabían. Todos miraron a Yamada, era cierto, Daiki tampoco lo sabía.
  • - Fue todo muy raro, iba caminando por la calle y un señor de estos que te da papeles por la calle me dijo que buscaban gente y parecía que ese era el jefe del local. - explicó. Ni él sabía cómo se había metido ahí. Pero necesitaba el dinero, así podría pagarse los estudios y sus padres se quitarían un peso de encima.
  • - ¿Así fue? - le preguntó Yabu incrédulo. Sabía que esa gente se dedicaba a recolectar a gente, pero le sorprendía que le tocase a Yamada y además, en un sitio como este. Vale, tenía belleza suficiente...
  • - Que misterioso... - susurró Chinen con un dedo en la barbilla, rodando su mirada por todo el lugar, examinándolo todo, como un buen detective.
  • - Oh, vamos, Chinen, no empieces. - riñó divertido Daiki, esa personalidad de Chinen le hacía gracia, al igual que al resto del grupo. Pero no era muy adecuada ya que a Yamada le estaba entrando el miedo a causa del comentario de Yuri.
  • - Eso, estás asustando a Yama-chan. - riñó el mayor de todos, aunque un poco más severo, no quería que Ryosuke se sintiese incómodo. Aunque no era fijo que cogiese el trabajo.

Siguieron hablando mientras esperaban a la persona que le haría la "entrevista" a Yamada. La verdad es que ya hacía veinte minutos que el Host que les había recibido se había marchado a buscar al regente. Daiki seguía examinando el lugar, aunque ahora no era por miedo, sino... para buscar al Host que los había atendio. Le había parecido realmente atractivo, bello y hermoso. Seguramente tendría un montón de clientes. Aunque... a simple viste parecía un chico distante y frío, pero seguramente que no era así para nada. O por lo menos... eso era lo que él quería.

  • - Siento haberos echo esperar, estaba con un cliente. - se disculpó el que estaba a cargo del local. La entrada repentina del chico sorprendió a todos ya que estaban distraídos. El regente se sentó en el hueco que habían echo para él, los miró a todos exáminándolos. - Valla... pero qué personas más interesantes. - dijo sonriéndoles, posando la mirada en cada uno de ellos.
  • - Em, señor... - empezó Yamada. Daiki podía notar que estaba nervioso, se removía en el sitio incómodo. Daiki sonrió mientras le ponía una mano en el hombro para tranquilizarle.
  • - Yaotome. - respondió aún con la sonrisa mientras le miraba... ¿lascivo? Esa mirada puso en alerta a Yabu, que lo miró serio. ¿Qué pensaba ese chico hacer con Yamada?
  • - Señor Yaotome, he venido porque me han dado este papel. - le enseñó el papel, sus nervios le traicionaron y las manos le temblaron levemente, haciendo que Yaotome intensificase la mirada. Yabu también intensificó la suya, no apartaba la mirada de él, si intentaba propasarse con Ryosuke le diría un par de cosas.
  • - Oh, mira que tierno, está nervioso. - y sonrió divertido mientras encendía un cigarro. - Sí, fui yo quien te lo dio por la calle. Realmente valdrías para el puesto. - dijo mientras echaba el humo de los pulmones, haciendo que a Keito le molestase. Le había tocado a un lado de él, asique tenía que aguantar el humo aunque la colonia también le gustaba, era un olor difícil de describir, pero lo tenía completamente embriagado.
  • - ¿Para qué puesto? Si se puede saber. - preguntó Yabu haciendo que Yaotome quitase la mirada de Ryosuke y la fijase en él, ese era el cometido que quería lograr.
  • - Sí, se puede saber. - respondió para darle otra calada, le miró y sonrió, aunque no como le sonreía a Yamada, esta era una sonrisa de prepotencia. - De Host, está claro. - respondió mirándole intensamente, Yabu le devolvía la mirada.
  • - ¿De Host? - preguntó Yamada, tenía la ligera esperanza de que fuese de camarero. Ya que como era menor de edad. - No sé si podré, además, soy menor de edad. ¿Eso no les supondría un problema? - le preguntó esperanzado de que al señor Yaotome se le quitase esa idea de la cabeza, era algo muy vergonzoso para su persona.
  • - No, camareros ya tenemos bastantes. Pero no te preocupes, si ves que te sientes incómodo me lo dices. - y sonrió divertido. Esa sonrisa sorprendió a Keito que pudo apreciarla desde primera línea. Con esa sonrisa no parecía para nada el señor que había mostrado instantes antes, eso produjo curiosidad en él, ¿cuál sería el verdadero de los dos?
  • - Pero es menor de edad. - recalcó Chinen que desde el principio ese sitio no le había parecido para nada agradable y menos para que Ryosuke trabajase ahí, Yamada podía llegar a ser una persona muy tímida e inocente como para trabajar ahí.
  • - Ya lo he oído. - exclamó divertido Yaotome. - No pasa nada, también tenemos Host menores de edad. - exclamó echando otra calada, tendría que apresurarse sino el cigarro se el consumiría.
  • - Hikaru, un cliente te ha solicitado. - interrumpió un chico bastante rudo. Pelo castaño claro, ojos fieros y marrones. Esa mirada fiera llamó la atención de Yabu. Pero no solo esa mirada, también el resto del rostro e incluso las facciones. Parecía un chico peligroso y fiero, parecía mayor que él.

"Hikaru... asique ese es el nombre." Pensó Keito mientras lo vio levantarse del sitio. "Ya no podré oler su colonia". Pensó entristecido mientras veía a Yaotome apagar el cigarro en el cenicero que había en la pequeña mesa en el medio de los sillones.

  • - Yuya, dile a Nakajima que se encargue del nuevo. Los demás. - se giró para mirarles, ya que ya estaba por salir, ya estaba donde la cortina. El resto se tensó, ya que ellos no habían venido a hacer nada, solamente a acompañar a Yamada. - Tenéis una ronda gratis, decirle a Morimoto que vais de mi parte. - y salió del lugar abriendo las cortinas. El que respondía al nombre de Yuya se quedó mirando a Yamada.
  • - Vamos, no tengo todo el día. - se quejó el Host mirándole. Yamada asintió mientras se levantaba, tenía miedo, pero seguramente no harían nada. Ryosuke miró a sus amigos para después salir detrás del Host.
A Yabu le sorprendió la voz gruesa y profunda de la que era portador el tal Yuya. A simple vista le atraía bastante, pero se había portado grosero con Yamada así que... un punto menos.

  • - Bueno, pues vamos a la barra a pedir algo. - dijo Chinen levantándose, todos los demás le imitaron y salieron abriendo las cortinas y se dirigieron al fondo del lugar, donde estaba la barra.

Se sorprendieron de encontrar a un menor en la barra, aunque bueno, para contratar de camarero a tiempo parcial se podía. Pero seguramente que era más menor que Chinen (que era el menor del grupo) Chinen fue el primero en hablar. Aunque el chico no parecía tan pequeño, tenía una estatura considerable, seguramente que era más alto que Daiki y Yamada.


Pidieron sus bebidas a nombre de Yaotome y se buscaron un lugar para sentarse, aunque lo mejor era quedarse en la barra, ya que los sillones estaban ocupados por clientes con sus respectivos Host.

En un descuido de Daiki chocó con uno de los camareros, y éste le vertió todo el líquido de los vasos sobre su camiseta. Ese estruendo no pasó desapercibido para nadie del local ya que el mesero había dado un grito de sorpresa.

  • - ¡Ah! ¡Lo siento! ¡De verdad! - se disculpó aterrado el camarero, cogió varias servilletas de la barra y se las pasó por la camiseta. Daiki sonrió, tampoco había sido para tanto, bueno, ahora no tendría cómo volver a casa pero tampoco era para tanto.
  • - No pasa nada, tranquilo. - sonrió tiernamente. El mesero lo vio sonreír pero aún se sentía mal agusto, asique siguió pasándole las servilletas sobre el pecho y el abdómen, haciendo fuerza para que las servilleta absorviese el líquido. En una de esas pasadas, calcó en la zona que en la que había recibido los golpes de sus agresores en el instituto.
  • - ¡Ah! - echó un alarido de dolor que sorprendió al mesero y a sus amigos que le miraron sorprendidos. Aunque Keito sabía por qué se había quejado, lo miró preocupado "¿Todavía no se había ido a mirar la herida?" se preguntaba mentalmente el menor.
  • - ¿Qué pasa, Daiki? ¿Te ha saltado algún cristal? - preguntó preocupado Yabu mientras se levantaba del taburete de la barra y se ponía a un lado de Arioka. Éste le sonrió y negó con la cabeza, dando a enteder que no era nada.
  • - Lo siento de verdad. - insistió el mesero haciendo varias reberencias. Daiki se sintió incómodo, ya que notaba que las miradas aún estaban puestas en ellos. Yabu se volvió a sentar en el taburete, Keito miraba preocupado a Daiki, más tarde tendría una charla con él. Chinen... hablaba con el mesero que les había servido la bebida. Sí que iba rápido.
  • - Ya te he dich- fue interrumpido por una voz y una mano que se posó en su hombro.
  • - Tranquilo, ya le presto yo ropa. - Daiki miró primero la mano y después al dueño de ésta. Aunque la voz le sonaba, pero no estaba del todo seguro. Se sorprendió de ver ahí al Host que les había recibido en la entrada.

Volvió a quedarse cautivado por esa mirada tan enígmatica, esos ojos negros profundos escondían muchas cosas. Y esas facciones serias y temples le hacían querer saber más por él, no entendía qué le pasaba. El atuendo, traje negro con camisa blanca sin corbata y con los tres primeros botones sin abrochar, le hacían ver más... sexy. Daiki se sonrojó de pensar eso y desvió la mirada que hasta ahora no se había apartado de los ojos del Host.

  • - Vamos. - le dijo el Host sacándole de sus pensamientos. Daiki solamente asintió tímidamente y guiado por el Host fue hasta una puerta que había al lado de la barra. El hombre no había quitado la mano de su hombro en ningún momento, cosa que ponía más nervioso a Daiki que sentía que su respiración se aceleraba a la par que su corazón. Eso ya le había pasado dos veces en el mismo día y... por la misma persona.

Lo llevó a una especie de vestuarios, pero más elegantes, había un apartado para cada Host, con su nombre en una placa en la puerta. En ella pudo saber el nombre del Host que le había llamado la atención.

  • - Inoo... - susurró inconscientemente, alto, asique el nombrado pudo leerlo. Se giró para mirarle ya que estaba dentro de su vestuario y había dejado a Daiki en en la especie de sala que había.
  • - Así me llamo, aunque mi nombre completo es Inoo Kei. - y volvió a la tarea de buscarle una muda para que el chico pudiese cambiarse. Desde que había entrado le había llamado la atención. Le parecía demasiado inocente para ese lugar, demasiado puro para tanta oscuridad. - Creo que es justo que ahora me digas tu nombre. - pidió Inoo mientras buscaba entre sus pertenencias.
  • Daiki asintió aún nervioso, solamente le pasaba cuando estaba cerca de ese Host, no lo entendía. - Arioka Daiki. - respondió sin más, el nerviosismo era mucho.
  • - Bello nombre para tan bella persona. - elogió ganándose un sonrojo por parte del menor. Se giró para darle la camiseta color vino, Daiki la miró y dudó de cogerla. - Está recién lavada, no tiene nada. - y le sonrió divertido, ganándose otro pequeño sonrojo por parte de Daiki, esa sonrisa le había parecido... hermosa.
  • - Arigatou... - susurró tomándola lentamente. Sus dedos se rozaron haciendo que una corriente eléctrica recorriese la espina dorsal de ambos jóvenes que se miraron sorprendidos. Como preguntándose si el otro lo habría sentido y con esa mirada confirmaron que sí, lo habían sentido los dos.
  • - Puedes cambiarte aquí. - dijo mientras se cruzaba de brazos.

Daiki asintió empezándose a quitar la camiseta mojada para cambiarla por la limpia, olvidándose completamente del gran hematoma que tenía en el abdómen. Inoo miró sorprendido la gran herida que tenía el menor, abrió los ojos de sobre-manera. Era la primera vez que veía una herida tan grande como esa, ¿cómo se la había hecho? Imposible, así mismo no se la pudo hacer, se la tuvo que hacer alguien... Poco a poco la preocupación llegaba a su cuerpo, ¿se estaba preocupando por un chico que no conocía de nada? Bueno, cualquiera al ver semejante hematoma se preocuparía. Daiki estaba por bajarse la camiseta limpia, pero Inoo lo interrumpió sujetando ambos brazos para que no la bajasen del todo, dejando al descubierto la herida.

  • - ¿Qué es eso? - le preguntó sorprendido, Daiki no entendió lo que quiso decir, se había olvidado completamente de la herida, ya que poco le dolía.
  • - ¿El qué? - le preguntó sonriendo. Inoo miraba atento el la zona morada del cuerpo del menor, Daiki siguió la mirada y al fin se dio cuenta que había mostrado la herida a un extraño. - Ah, no es nada. - rápidamente se deshizo del agarre del mayor y se bajó la camiseta para que Inoo no mirase su herida. Le daba vergüenza enseñarla.
  • - ¿Cómo qué no es nada? - le preguntó incrédulo mirándole fijamente para examirar la mirada del menor, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que Daiki bajó la mirada entristecido, no quería recordar el por qué de esa herida. - Tienes que ir al hospital. - medio ordenó Inoo. Estaba muy preocupado por ese chico, tenía interés en saber qué era lo que le había pasado, pero tampoco quería forzarlo a que se lo dijese.

Daiki tragó saliva nervioso, ¿por qué todo el mundo le daba tanta importancia al asunto? Sólo era una simple herida, ahora le dolía poco, asique no podía ser nada serio.

  • - ¿Me has oído? - le preguntó para cerciorarse de si lo había oído. Daiki levantó la mirada decidido, estaba cansado de que todo el mundo decidiese por él. Sabía perfectamente lo que le convenía, ¿por qué todo el mundo se empeñaba en sermonearlo?
  • - Sí, te he oído. - respondió algo furioso, no del todo, no iba acorde con su personalidad. Inoo lo miró fijamente, intimidándole, haciendo que apartase la mirada nervioso, pero aún decidido. - Ya he ido. - ¿por qué no le decía simplemente que lo dejase en paz? ¿Que no eran nada para que estuviese llamándole la atención? Simplemente no podía... esos ojos... le intimidaban.
  • - ¿Y qué te han dicho? - le preguntó. ¿Por qué estaba tan preocupado? Eran simples extraños, no tenía por qué preocuparse por su salud, seguramente tendría seres que se preocuparían por él. No podía, simplemente no podía dejarlo solo y con esa herida en el abdómen.
  • - Ya te lo he dicho, que no es nada. - giró el rostro para mirarle a la cara, fijando sus grandes ojos en los penetrantes de Inoo. ¿Por qué sus ojos tenían ese efecto en él? Solo con mirar esos ojos, se sentía mal por mentirle, ¿por qué?
  • - ¿Eso te han dicho? - preguntó extrañado, levantando una ceja. Sabía que era una mentira, no era tonto, además, ese niño no sabía mentir. Daiki evitó su mirada, signo de que sus sospechas eran ciertas, había mentido. - Toma. - sacó de su bolsillo interior de la chaqueta de traje una tarjeta, en ella estaba apuntada su nombre con su número de teléfono. - Si quieres contármelo, llámame. - dijo mientras se la extendía.

Daiki miró primero la tarjeta y después su rostro, ¿la aceptaría? ¿Aceptaría la tarjeta de un extraño? Bueno, le estaba ofreciendo ayuda, además, tampoco tenía por qué llamarlo. Extiró su brazo y con su temerosa mano cogió el papel. Leyó los datos atentamente, las manos aún le temblaban y el corazón se le aceleraba. ¿Por qué estaba tan nervioso? Miró de nueva cuenta el rostro del menor, intentando adivinar en él el por qué de su nerviosismo, ¿pero qué podía sacar mirándole? Nada, sólo ponerse más nervioso.

  • - Arigatou... - aceptó algo sonrojado, Inoo sonrió tiernamente mientras le rebolbía el cabello paternalmente. No sabía qué era lo que le pasaba con ese chico, pero quería protegerlo. Era de lo único que estaba seguro.

Ambos salieron de los vestuarios y fueron hasta la sala principal del local. Sus amigos le esperaban, para sorpresa de Daiki, Yamada ya estaba de regreso. Tenía duda ¿habría aceptado el trabajo? Los miró y le sonrió a la vez que caminaba hacia ellos. Cuando se quiso dar cuenta, había perdido de vista a Inoo. Miró por toda la sala pero no lo encontró por ninguna parte, eso le entristeció. Quería, por lo menos, despedirse de él.

  • - Y qué, ¿vas a aceptar el trabajo, Yama-chan? - le preguntó curioso Chinen. Daiki puso atención, una pequeña parte de su cuerpo quería que aceptase "Así podría ver a Inoo-san..." pensó feliz. Movió la cabeza, desechando esos pensamientos, ¿pero qué le pasaba?

Yamada parecía indeciso, no sabía si aceptar o no, pagaban bien pero el trabajo era algo... vergonzoso para él.

  • - Espero que sí. - habló alguien sorprendiéndolos a todos, que se giraron hacia donde había escuchado es voz. Vieron a un chico alto, moreno y con una sonrisa enérgica en el rostro. Parecía un chico vivaz e inquieto.
  • Yamada no dijo nada solamente apartó la mirada del chico algo inquieto. - Me lo pensaré, Nakajima-san. - dijo mirando hacia otro lado.

Ya estaban por marcharse cuando alguien cogió por la cintura a Daiki desde atrás, no le dio tiempo a girarse cuando le susurraron en el oído, acto que hizo que se le herizase la piel.

  • - Esperaré tu llamada. - susurró una voz sensual en su oído, se sonrojó, sabía perfectamente quién era, sólamente podía ser una persona.
  • - Inoo-san... - susurró cautivado por tan armoniosa voz. Cuando pudo girarse ya le había perdido de vista, ¿por qué siempre desaparecía de la misma manera? Molesto Daiki hizo un puchero.
  • - ¿Qué te pasa, Daiki? - le preguntó Yamada que estaba a un lado de él. Simplemente negó con la cabeza y le sonrió, para que no se preocupase.

"Espero verte pronto, Inoo-san"
.


Fue su pensamiento cuando echó la vista atrás y vio el local, sonrió alegremente y caminó feliz junto al resto de sus amigos.

Fin del Cap.3

Bueno, pues ya se conocen todos! >.< Ahora empezarán los enredos... ^^


Mimi-chan