martes, 1 de octubre de 2013

[Threeshot] Bounce.

¡Buenas! He estado algo desaparecida estos días por todos lados, he intentado comentar en lo que he podido, pero no os preocupéis que traigo una nueva historia! >.< Ha tenido que ser twoshot porque me estaba quedando muy larga, sin ir más lejos, la primera parte es de 8 hojas del word. Y la segunda no sé cuánto me llevará, pero ya la tengo avanzada ^^
Dos puntos que tengo que explicar:

Punto 1: La historia es conjunta. La hemos desarrollado entre Mabel y yo, aunque solamente yo la voy a escribir. La idea surgió hablando por facebook, las dos estábamos faltas de inspiración y entre ambas se nos ocurrió esta historia. Por no decir que ella hiló todas las palabras al azar que dijimos y yo escribo. También a ella se le ocurrieron las parejas. Así los créditos es de las dos. (<-- seguramente ella no opinará lo mismo xD ¡Pero sí! ¡También es tuya esta historia! ^^) 

Punto 2: El título de la canción. La verdad es que en el word no tenía título, simplemente había puesto "Takadai" porque no se me ocurría ningún buen título. Y un día mientras avanzaba  la historia estaba escuchando JUMP (<-- como nunca [ironía]) y se puso de la Bounce. Y como Bounce significa "brincar, rebotar..." pues creo que le queda como anillo al dedo xD (<-- cuando empecéis a leer veréis por qué xD)


Ahora sí, a disfrutar! ^^




Título: Bounce.
Pareja: Takadai, Ariyama.
Extensión: Threeshot
Género: Lemmon y alguno más que no sé.
Nota: Mabel, espero que te haya gustado como ha quedado esta primera parte! ^^. ¡Aviso! El lemmon ha quedado algo chof, así que no esperéis gran cosa... u_u aún no se me da bien... TT^TT
Autora/s:  Mabel (historia, parejas...) Mimi (escritura)




*Primera parte.*





El ritmo de las envestidas de su acompañante azotaba fuertemente su cuerpo, creando ese sonido lascivo de ambas caderas chochando. Los gemidos eran sonoros, llegando al punto de escandalosos. Ambos cuerpos friccionaban dándose todo el placer que sentían. El cuerpo pequeño, tumbado en la cama mirando a su acompañante, casi gritaba de placer. El castaño era un experto en lo que a sexo refería, un completo semental. Con los que solamente eres compatible en la cama, que fuera de ella no era lo mismo, no había los mismos sentimientos. Tanta era la compatibilidad en la cama que al menor ni falta le hacía tocar su miembro cuando el otro envestía, podía llegar al éxtasis sin ello.

El choque de cuerpos acabó cuando ambos llegaron al orgasmo. El mayor se dejó caer encima del pequeño, quien sonrió completamente extasiado, le encantaba estas sesiones. Se mordió el labio mientras regulaba la respiración.

- Dios, Takaki, cada vez mejor. – elogió el bajo mientras le revolvía el cabello castaño a su compañero, quien sonrió contento por el alago del otro. No era normal que el pequeño le dijese algo como eso. Normalmente Arioka se levantaba, vestía y marchaba.

- ¿Verdad? – afirmó mientras se quitaba de encima del menor y se posicionaba a un lado de él. Daiki se levantó y cogió su ropa interior que estaba en el suelo. Se la puso y se dirigió al baño, necesitaba una ducha su cuerpo estaba todo pegajoso del “esfuerzo”.

- ¿Te vas? – escuchó la voz algo dolida del mayor, no era raro que Takaki quisiese pasar más tiempo con él. Después de todo, eran novios. O así lo había decidido el mayor. Arioka se giró y le sonrió como él solo sabía, esa sonrisa que conseguía cualquier cosa.

- Solamente me voy a duchar. – Yuya suspiró aliviado al oír aquello. Eso quería decir que podría tener un poco más de tiempo al menor. Le encantaba pasar tiempo con él, pues estaba enamorado de él desde hacía varios años.

Siempre habían sido muy buenos amigos, desde la infancia. Nunca se habían separado, la mayoría de los recuerdos que tenía eran con el menor y su incansable, y siempre presente, sonrisa. La sonrisa más maravillosa del mundo, que últimamente se estaba apagado por algo que él desconocía. Tenía que reconocer que era muy obsesivo con el menor, le encantaba saber dónde estaba siempre, qué hacía, con quién estaba… también era un controlador. Pero solamente lo era con Daiki, no sabía la razón, pero se creía dueño de ese cuerpecito tan apetecible. Y así era, varias veces Arioka se lo había dicho, que solamente él era el poseedor de ese cuerpo.

Poco tiempo después el pequeño salió de la ducha secándose el pelo, ya estaba vestido, cosa que lamentó Takaki, pues quería ver el cuerpo del menor. Acabó de secarse el pelo y dejó la toalla húmeda encima de la cama, cogió su chaqueta que estaba encima del sillón de la habitación y se dispuso a marchar. Yuya se alarmó cuando se dio cuenta de eso.

- ¿A dónde vas? – preguntó demandante el castaño. Daiki se giró y le miró con cara de aburrimiento, siempre era lo mismo. Takaki quería saber qué hacía las 24 horas del día, se estaba empezando a cansar. No entendía ese afán de controlarle, bueno, sí que lo entendía, lo entendía perfectamente.

- Me voy. – se limitó a contestar, no tenía por qué darle explicaciones de todo lo que hacía. ¿Qué más le daba a Yuya donde fuese? Era esa faceta controladora la que odiaba del mayor, pobrecito, si supiese la mitad de lo que hacía… se volvería loco. Sonrió arrogante ante ese pensamiento.

- Te he preguntado que a dónde vas. – su tono se volvió más severo. ¿Es que Daiki no comprendía su necesidad de pasar más tiempo con él? ¿El menor no quería compartir tiempo con él? Solamente se veían cuando el menor tenía ganas de sexo y si tenía algo de suerte, para tomar algo. Se estaba hartando.

Se formó un tenso silencio, Arioka se mordía las ganas de contestarle borde o algún que otro insulto. No quería ningún tipo de conflicto y menos si éste rompía la relación que tenían. Aunque eso era imposible, había jugado muy bien las cartas como para que Takaki quisiese romper con él. Solamente romperían en el momento en que él lo decidiese y así sería.

- Contesta. – ordenó el castaño mirándole intensamente, su urgencia por saberlo le hacía comportarse de esa manera desconocida. Además, que el menor le ocultase su destino le hacía ponerse celoso e imaginar respuestas que le sacaban de quicio.

- Iré a cenar, ¿has visto la hora que es? – mentira, no quería decirle a dónde iba realmente y no se podía enterar nunca. Solamente esa escusa se le había ocurrido y era poco creíble, pero sabía a ciencia cierta que Yuya se lo creería, era algo ingenuo (así lo había hecho él) como para contradecirle.

- Así que era eso. – el castaño suspiró mientras se relajaba en la cama, por un momento había pensando varias barbaridades. – Podías haberlo dicho antes. – sonrió despreocupado.

Daiki sonrió de lado al ver que sus suposiciones eran ciertas, Takaki nunca le pondría en duda. Se acercó hasta la cama, gateó para quedar en frente de la sonriente cara del mayor y le besó ardientemente. Le calentaba saber el poder que ejercía entre el castaño. El otro correspondió de igual manera y ambos iniciaron una danza de lenguas que les subía la temperatura. Cuando acabó el beso Daiki mordió el carnoso labio inferior del castaño en un incitante juego.

- Me encanta cuando te pones así. – susurró cuando soltó el labio ajeno. Takaki suspiró caliente, le ponía esa faceta ardiente que tenía el menor, sabía encenderlo con solamente un movimiento.

El menor se levantó de la cama y salió sin más de la habitación, sin despedidas ni palabras de amor. Cosa de la que el mayor ni cuenta se dio por andar embobado por el beso anterior, beso que le había sabido a poco.



Arioka conducía rápidamente hacia su casa, tenía que cambiarse, su atuendo actual no era el apropiado para el sitio al que quería ir. Ya tenía la ropa elegida y una sonrisa adornaba su rostro, tenía unas ganas increíbles de llegar. A cada metro que daba la impaciencia le aumentaba, su cuerpo ya reclamaba, ya necesitaba de ello. Podía nombrar sin titubear a las personas que allí se encontraría, seguramente todo el “círculo” estaría, además de la banda y los que repartían “felicidad”. Aunque él solamente quería ver a uno de los repartidores, el mejor en su oficio sin duda, daba la mejor.

Aparcó delante de su casa, era una casa modesta, vivía solo, hacía tiempo que se había independizado. Había tenido que currárselo, pues sus padres no se lo había puesto nada fácil. Tal vez por eso había acabado así. Él no tenía la suerte que tenía Takaki, él no había nacido en el seno de una familia adinerada y tampoco tenía una cuenta corriente con un saldo de nueve dígitos, pero se las había arreglado para salir adelante y vivir acomodadamente. Seguramente él era de las pocas personas que se alegraban de estar donde estaba.

Se cambió rápidamente las ganas de llegar eran muchas. Se puso lo que había pensado; unos pantalones ajustados y oscuros, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra. Era el atuendo que la mayoría de allí llevaba y él no iba a ser menos. Se sonrió cuando aprobó la imagen que le devolvía el espejo y salió tarareando de casa.



Arrancó el coche rápidamente en dirección a la periferia de la cuidad, en dirección opuesta a la casa de Yuya. Daba golpecitos en el volante mientras seguía tarareando, le quedaba un tramo hasta llegar a los suburbios.

Llegó rápidamente al local se bajó del coche y sonriente se acercó a la puerta, donde el portero simplemente le sonrió cosa que él devolvió con un guiño. Le encantaba la sensación de poder que ejercía sobre las personas, siempre conseguía lo que se proponía, da igual el método, siempre acababa consiguiéndolo. Así se había hecho reconocer en ese ambiente, todo el mundo le conocía y sabían que contra él no podían hacer nada. No en el sentido de peleas, solamente que cualquiera que estuviera en su contra acabaría arrepintiéndose. Él podía no ser bueno en las peleas, pero podía hacer que la mayoría de la gente se pegase por él. Sí, era un pensamiento presuntuoso pero completamente cierto.

Entró y sonriente saludó a cada persona que se le pasaba por delante. Conocía a toda la gente que ahí estaba. Su sonrisa de medio lado le hacía resaltar entre la gente. Rodó la mirada por el lugar; estaba oscuro, la música alta, únicamente alumbraba la luz de neón resaltando los colores. El olor a tabaco y alcohol se mezclaba, creando un aroma exquisito para su nariz, por no hablar del desagradable olor a sudor de la gente aglomerada.

Buscaba desesperadamente a su repartidor favorito. No lo halló por ningún lugar, cosa que le irritó, creía que estaría ahí como siempre a esa hora, pero nada. Seguramente estaba liado con algún pedido. Se encaminó al fondo y se sentó en los sillones observando el lugar, no tardaría en llegar alguien para iniciarle conversación y así fue.

- Dai-chan. – habló alguien a un lado de él. El nombrado giró la cara mirando al chico, sonrió al ver que era uno de sus mejores amantes.

- Yuto, hacía tiempo que no te veía. – se mordió el labio mirándole lascivamente. Esa frase tenía un significado oculto, cosa que el moreno captó de inmediato, mucho tiempo tratando con Arioka como para no identificar sus mensajes subliminales. El cuál decía “hace tiempo que no lo hacemos.”

- Ya, he estado liado. – sin pudor alguno se sentó en el sillón sin que el otro le invitase, pero al mayor ni le importó. Se conocían muy bien como para andarse con protocolos de confianza.

- ¿Y eso? – preguntó interesado mientras giraba el cuerpo en dirección al moreno para ponerle el máximo de atención a la conversación, tal vez quedasen más tarde. Ese chico de aspecto inocente era un completo salvaje en la cama, como le gustaban a él. Tenía el puesto tres en la “clasificación de los mejores” que había elaborado él.

- Nada, mi padre que está empeñado en que trabaje en su tienda. – suspiró cansado dejándose caer en el gastado sillón. El lugar no era muy lujoso que se dijese pero para lo que era, estaba bien.

- Supongo que estarás cansado. – runruneó Daiki mientras se aproximaba a él mordiéndose el labio. Le acarició el suave y fino pelo mientras se acercaba insinuado su cara.

Le besó necesitado, aunque apenas unas dos horas que había mantenido sexo, necesitaba probar el largo cuerpo de Nakajima. El menor correspondió de igual manera, o incluso más. Pues él sí que hacía tiempo que no probaba el sexo. Se revolvieron el cabello mutuamente mientras ambas lenguas exploraban casas ajenas. Se separaron más que por necesidad por obligación, ambos cuerpos rogaban los toques ajenos, pero no podía ser. Daiki había ido ahí por otra cosa y sin ello no marcharía.

- Sí que hacía tiempo que no nos veíamos. – susurró en su oído mientras le seguía acariciando el pelo que ya estaba algo despeinado. Volvió a su sitio y le mostró la sonrisa que siempre ponía cuando las cosas seguían el curso que él marcaba.

- ¿Cuándo puedes quedar? – sin tacto, nuevamente, le preguntó. Le urgía quedar con el mayor, tenía mucho estrés acumulado ¿y qué mejor forma de liberarlo? Sonrió cuando el castaño también lo hizo, se entendían completamente.

- Siempre que tú puedas. – su tono sensual incitaba al menor, pero tenía que controlarse. No había tiempo para nada, se había escapado de la tienda en un momento que el padre bajó la guardia, así que no podía pasar mucho tiempo allí, además de que ya llevaba una hora en el local.

- Ya te mandaré un mensaje. – y sin más se levantó y se perdió por el gentío de la pista. Arioka se apoyó en el respaldo del sillón y sonrió contento, echaba de menos el cuerpo de Nakajima, ya podía notar las ardientes caricias por su cuerpo. Esperaría paciente su mensaje.

Estuvo un tiempo ahí, seguía buscando desesperadamente a su repartidor de la felicidad, pero nada, no se dignaba a aparecer ¿quién se creía que era para hacerle esperar? ¡Ya habían pasado dos horas! No era normal que se tardase tanto, aunque sabiendo cómo era… seguramente se trataba de un problema de sábanas. Chasqueó la lengua molesto para después darle un sorbo a su bebida alcohólica.

- ¿Has esperado mucho? – habló la voz que quería escuchar desde que había llegado. Se levantó rápidamente y se giró molesto. Fijó su mirada en el moreno que hablaba, sus fosas nasales se abrieron del enojo.

- ¡¿Dónde estabas?! – elevó el tono de voz exasperado. Agradeció el volumen de la música, así no armaría un espectáculo delante de tanta gente, no se lo podía permitir. Además de la vergüenza. Podía andar en ese tipo de ambiente, pero aún era muy tímido, una faceta de su personalidad que no había conseguido abolir.

- Estaba ocupado. – su tono calmado irritó aún más al menor que le miró sentarse a un lado de él. Apretó sus puños, más molesto aún, se tragó las ganas de gritarle. Tenía que controlarse, una palabra en falso y su repartidor no querría tratar con él más.

Se dejó caer en el sillón mientras cruzaba sus piernas de una forma elegante. Trató de tranquilizarse para poder llevar el intercambio bien, sin ningún altercado. Además, si todo salía bien… no pagaría nada, como siempre. Así que tenía que tranquilizarse.

- ¿Se puede saber por qué te he estado esperando dos horas? – se mordía el interior de los carrillos para relajarse, su malhumor seguía presente pero no lo podía manifestar. Movía el pie de la pierna superior frenéticamente, en un tic de enfado.

- Novatos. – una sola palabra era su respuesta ¡Él quería saber más! ¡Quería saber por qué había perdido el tiempo de esa manera! Si se lo hubiese dicho… hubiese disfrutado de más sexo con Yuya, que nunca estaba de más.

- ¿Sólo eso? – hizo una pausa reteniendo las ganas de gritarle. – Sabes que no me puedo andar con tonterías, Inoo. – recalcó su nombre y “tonterías”. Él más que nadie sabía qué se jugaba mucho cada vez que visitaba este tipo de sitios.

- Fue algo inesperado. – sorbió un poco de la bebida del menor que le examinaba con la mirada. – Y no, no podía ser en otro momento. – se anticipó a la réplica que seguramente Daiki le diría.

- Bueno, ¿tienes eso? – su enfado menguaba, pero no del todo, por eso se permitió ser directo en el tema. Además, había estado esperando dos horas, eso le daba el derecho a reprocharle y portarse caprichoso con él.

Solamente Inoo conseguía sacar esa faceta de él. Le examinó de arriba abajo. Pianista, de una familia poderosa, jugueteaba con drogas, tranquilo, divertido, algo impulsivo… y muy pasional y dedicado cuando de sexo se trataba. Ocupaba el puesto nº 2 de su clasificación. Sabía complacerle en casi todos los sentidos, era un ardiente, le gustaba hacerlo en cualquier sitio y si era público aún mejor, se podía decir… que era un exhibicionista, pero valía la pena correr el riesgo por un rato íntimo con el moreno.

- Por supuesto. – respondió mientras hurgaba en el bolsillo de su chaqueta. Sacó una pequeña bolsita de plástico con un polvo blanco, polvo que le llevaba a la gloria, le daba sensaciones normalmente no sentidas y le transportaba a otras dimensiones.

- ¿Es de la buena? – estiró el brazo contento, por fin, al fin había lo tenía con él. Después de tanto tiempo lo había conseguido. Estaba por cogerlo cuando Inoo contrajo el brazo alejándolo de él. Se mostró contrariado, no entendía qué pasaba.

- No se te habrá olvidado el coste ¿verdad? – sonrió enseñando los perfectos dientes. Arioka también sonrió, pero de medio lado. Ahora llegaba la mejor parte, donde él tenía que pagarle.

- Claro que no, si eso es lo mejor de todo. – se acercó hábilmente a su cara y aprisionó sus carnosos labios contra los blanquecinos del mayor.

Un beso igual que con Yuto, solo que éste le urgía mucho más. Inoo tenía un aditivo seguramente, de esos que te dejan buen sabor de boca, que te sacian, pero que poco tiempo después quieres más. De esos con los que nunca quedas saciado, que siempre necesitas. Peor aún que la droga, Inoo conseguía ponerle a su merced. Y no solamente en el sexo, en todos los aspectos. Solamente con él podía dejarse llevar, no tener que controlar la situación a cada momento como con el resto de personas.

Se separaron dejando un hilillo de baba delatador. Se miraron ambos lascivamente, sabían lo que continuaba y querían que continuase. Ellos se habían conocido por pura casualidad y ahora, a parte del sexo, eran inseparables. Buenos amigos que la droga había juntado, desgraciadamente su nexo no era el mejor, pero gracias a “ella” se habían conocido. Si algo tenía que agradecer Arioka al polvo era a su repartidor favorito.

El castaño le cogió de la muñeca y le obligó a levantarse del sillón, dirigiéndole hacia los baños donde tendrían una muy buena merecida práctica. Nada más llegar, se giró y le besó fogosamente, acorralando al mayor contra la puerta y él. Volvieron a besarse intensamente, acariciando sus lenguas desde el principio. La urgencia era mucha como para andar con jueguecitos o preliminares.

Inoo rápidamente coló sus manos por debajo de la camiseta que llevaba el otro, necesitado. Aunque hacía un momento se revolcaba con otra persona… Arioka era otro mundo, siempre estaría disponible para él. Acarició y piñizcó los pezones del menor que separó la boca para gemir. El moreno sonrió de lado cuando escuchó ese lascivo sonido, que por cierto, le encantaba. Besó y lamió el cuello aprovechando que tenía la boca libre. Daiki estiró el cuello para darle más espacio y poder sentir más.

El mayor bajó las manos para dirigirlas al borde del pantalón, nunca le habían gustado los preliminares y esta no sería la excepción, a él le gustaba ir directo al grano. Desabrochó el ajustado pantalón que delataba la jugosa erección del castaño. Sonrió cuando lo notó y la acarició por encima de la tela, notando la dureza. Arioka volvió a gemir, pero más agudo que antes, elevando la voz. El moreno sabía completamente como complacerle, no hacía falta ni decírselo.

Ahora era Daiki quien besaba el cuello ajeno, mientras su compañero le prestaba atención a su miembro. Tenía que devolverle el placer recibido de alguna forma. Desabrochó la camisa de cuadros que llevaba el moreno y exploró toda la longitud del torso, sin saltarse ningún rincón, dándole la debida atención a cada botón rosado.

Se besaron nuevamente, ardientes, necesitados. Arioka quería sentir al moreno dentro de él y éste quería penetrarle rápidamente. Las plegarias de ambos no se hicieron esperar y el mayor bajó los pantalones de su acompañante hasta los tobillos, dejando al descubierto la hombría. La rodeó con la palma de su mano y se dispuso a darle placer. Daiki gemía fuertemente, el gozo era demasiado sentía que explotaría de un momento a otro. Y así fue, varios movimientos más por parte de Kei y el menor se vino en su mano.

El moreno le giró, poniéndole de espaldas a él, quedando la cara del castaño pegada a la puerta, sitio del que no se habían movido en ningún momento. Sin ningún miramiento y sin delicadeza, entró en él de una sola estocada. Arrancando un gran gemido al castaño cargado de placer, ya estaba acostumbrado a lo bruto que podía llegar a ser Inoo.

El mayor siguió asentando embestidas al pequeño que retenía los gemidos mordiéndose los labios. Inoo soltaba pequeños gruñidos, sin llegar a ser gemidos, la estrechez de Arioka le volvía loco al punto de perder la delicadeza y la cordura. Le tenía cogido de las caderas intentando llegar profundo, además, sabía que si le soltaba el menor caería del placer. Sabía que sus piernas no podrían con su peso. Agarró de nueva cuenta el miembro del menor y comenzó a masturbar, haciendo que los gemidos aumentaran de tono.

Poco tiempo después llegaron ambos al orgasmo, dejándoles exhaustos. Daiki recargado en la puerta con los puños prietos, tratando de regular la respiración. Sus piernas temblaban y temía caer en cualquier momento, por suerte, Kei aún le sostenía de la cadera sin salir de él.

- Me encantan tus pagos. – escuchó el menor como susurraba en su oído. Sonrió mientras apoyaba la frente en la puerta. Se mordió el labio, a él también le encantaban.

- No hay mejor forma. – susurró él con la respiración agitada todavía. Gimió leve cuando Inoo salió de él, se mordió intensamente el labio inferior.

Cuando se recompuso, se vistió de nuevo mientras el moreno se lavaba las manos pues las tenía algo pegajosas. Arioka se acercó hasta él sonriente.

- ¿Ahora sí me lo das? – preguntó extendiendo su mano impaciente. El pago estaba bien, pero no había que olvidar que él quería otra cosa, con la cual no marcharía de ahí sin ella.

- Aquí tienes. – depositó la bolsita en la palma del menor que rápidamente la cerró. Miró deseoso la sustancia, estaba deseando abrirlo. Sonrió dichoso, por fin.

Inoo salió del baño sin despedirse y a Daiki poco le importó, pues siempre había sido así, además, no tenían una relación cariñosa, simplemente era sexo. Al igual que con todos, inclusive con Takaki. El pobre creía que tenían una relación seria, pero para él no era así. Solamente estaba con el mayor por el sexo pues ocupaba el puesto nº 1 en su lista y no le dejaría escapar así como así.

Salió del baño el también, tenía que marcharse ya, llevaba mucho tiempo allí y temía que Yuya le llamase en cualquier momento y si escuchaba la música de fondo empezaría a preguntar cosas. Caminó entre la cola de gente que se había formado a causa de que ellos habían cerrado el baño, sonrió divertido al ver algunos chicos desesperados por entrar.

- ¡Dai-chan a ver cuándo repetimos! – escuchó decir desde la fila de gente. Rápidamente se giró, tenía interés en saber quién era el que quería repetir con él y depende el que fuese así sería.

Sonrió al ver una cara conocida acompañada de una sonrisa amable. Supo al instante de quién se trataba, nunca olvidaría las maniobras que hacía ese largo cuerpo.

- Yabu, estaré esperando. – elevó el tono de voz a la vez que sonreía, la música seguía estando alta. El castaño alto sonrió alegre pues hacía como una semana que no veía a Daiki, quien seguramente estaría ocupado con su novio.

- ¡No es justo! – exclamó alguien más uniéndose a la conversación sorprendiendo a los otros dos. Ambos sonrieron cuando se dieron cuenta de quién era. Un pequeño y escurridizo cuerpo era el que había interrumpido. – ¡A mí hace más que no me visitas, Dai-chan! – reprochó cuan niño pequeño. Arioka se acercó y le revolvió el cabello, no podía creer lo dulce y adorable que se veía ahora, cuando en la cama era todo un experimental. Las esposas, jueguecitos con comida, disfraces… todo le gustaba a ese pequeño chico encima de una cama.

- También tengo tiempo para ti, Chinen. – sonrió sensualmente recibiendo una mirada deseosa y algo aterradora, seguramente estaba pensando en nuevos jueguecitos. Se giró y se despidió de ellos con la mano. Estaría esperando sus llamadas, vaya, cada vez tenía menos tiempos para Yuya.

Siguió caminando, llegaba a la pista donde la mayoría de la clientela se acumulaba. Sonreía a cada persona que le saludaba, tenía que marchar Takaki no tardaría en comunicarse con él pues ya se acercaba la hora en que habitualmente lo haría. Escuchó su nombre otra vez, girándose algo cansado. Muchas interrupciones estaba teniendo hoy, aunque si eran para posibles encuentros como las veces anteriores no le importaba en absoluto.

- Daiki. – solo había dos personas entre su círculo cercano que le llamaban así. Una era su madre y la otra era Inoo. La primera no podía ser, así que se trataba de Kei. Le miró sorprendido, normalmente después del pago no solían hablar más en toda la noche.

- ¿Qué pasa? – preguntó algo borde pero interesado. No era normal que Inoo le hablase así que le entraba la curiosidad. El moreno se movió dejando pasar a un chico que no había visto nunca en el local, bueno, ni dentro ni fuera, nunca le había visto. – ¿Y éste quién es? – preguntó algo descarado mirando interrogante al moreno.

- Este es Yamada, el novato que te dije. – señaló al joven que estaba algo temeroso, seguramente era la primera vez que paraba en un sitio como éste. Sentía algo de lástima por el chaval y recordó su primer día por esos mundos. Sin duda, ahora se reía, pero en el momento temió por su vida.

- ¿Y? – estaba siendo un borde y un desconsiderado con el chico, pero tenía prisa y no quería que Takaki se enfadase. Miró al susodicho y le examinó. Miraba a todos lados sobando sus manos que seguramente estarían sudorosas. Sin duda, no quería estar ahí, pero había algo que le retenía.

- Quiero que se quede un tiempo en tu casa. – informó el moreno sorprendiendo a Arioka que le miró con los ojos bien abiertos. Por el tono que estaba poniendo Inoo, no era una petición, más bien se lo estaba ordenando.

- ¿Perdona? – se hizo el sordo. – ¿Por qué tendría que hacer eso? – se dio por ofendido, cosa que Inoo y el chico notaron. Daiki elevó una ceja esperando a que Inoo le contestase. – No lo voy a hacer. Por si se te ha olvidado, he perdido mucho tiempo a causa de este chico. – se estaba comportando como un crío, pero le repateaba el tono que había puesto el moreno.

- Te lo compensaré. – habló Inoo empujando al pequeño hacia Daiki y marchándose de ahí sin dejar objetar nada al castaño. Quien miraba anonadado por el sitio que se había ido Kei. No entendía nada, pero ahora no podría dejar al chico solo por ahí, seguramente alguna hiena se lo comería.

- Anda vamos. – susurró cansado dirigiéndose hacia la puerta del local. 




*Fin de la primera parte.*

¿Muy largo verdad? Pero es que no sabía por dónde cortar! >_< Aún así, creo que no quedó tan mal. Sí, Daiki quedó muuuy.... sueltillo xD pero no voy a decir que no me gustó como quedó porque mentiría xDD Como véis cada JUMP tiene un punto bueno y diferente en la cama xD 
¡Mabel! ¡Dime a ver si te gustó como quedó! ^^ 
Y por cierto, que Daiki haya quedado así es culpa de Mabel que tiene la manía de meterme el "DaikiXtodos" en la cabeza xD
¡Espero que os haya gustado! ¡Pronto la segunda parte!
¡Mimi-chan destaa~! 

3 comentarios:

  1. Primera, no sé por qué me das créditos si el fic es tuyo ¬¬ Tu eres la autora me digas lo que me digas ¬¬
    Bueno, ahora el comentario: WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! QUE BONITO ES LEER ESTO!!!!!!!!!!!!!!!
    DSADSADSADSA Me encanta, Daiki puto y drogata me encanta (?) Y ya sabes que amo el Daikixtodos (Mente de Mimi, recuerda la palabra "leche" e.e)
    DASDSADSADSA Me encanta!!! Demasiado! Tengo la sonrisa de idiota en estos momentos, lo amé todo, sí, puede ser que ya sabía que iba a pasar pero me he emocionado *^*
    DASDSADSADAS Cómo dices que no se te da bien el lemon!? Yo estaba "Kei, dale duro!!!! Tu puedes!!! e.e"
    Esperaré la siguiente parte *^*

    ResponderEliminar
  2. ¡¡¡Ohh!!!
    Daiki me encantó <3 Es tan~~~ zorrito >..< pero es bien cierto que se empareja con todos perfectamente.
    Yama-chan novato *O*
    Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa -grita como loca-
    Gracias a cierta chica *mabe* que pasó el link lo leí. ¡¡¡Y lo adoré!!!
    Asdfadsadsdsadsadsasdsas Espero la segunda parte muy ansiosa >..<

    ResponderEliminar
  3. waaaaaa!!!!!!!! Me encanto su (?) finc es tan genial...pinchi Daiki mira que meterse con todos jajaja y hasta tiene su listita xD...falto Keito (parece un seme bien hardcore) ok'ya...y pobre de Yuuyan Daiki solo lo usa por sexo -.- [no te preocupes Yuya vente conmigo] *tose* Estoy enferma pero feliz por tu finc...esperare la conti ;)

    ResponderEliminar

Si te ha gustado comenta! con tu comentario haces que me anime a escribir más! Gracias! ^^