[Drabble] Ganas. [Ariyama]

¡Mi pareja favorita Yeeeeeeeeeeeeeeeey~! Aquí dejo este pequeño drabble, lo escribí en el móvil en un momento de relax que tuve, así que supongo que quedó medio mal... aún así como es Ariyama me encanta xDDD
¡Douzo~!

Pareja: Ariyama [Arioka Daiki&Yamada Ryosuke]

Extensión: Drabble.

Género: Lime. (creo)

Nota: aquí dejo esto para viciar a cierta personilla~ (sí mabel, va por ti xD) No, que luego me echa la culpa! >.< xD

Autora: Mimi-chan

*Capítulo único.*






Sabía que esto estaba mal, no deberían estar haciendo eso en un lugar como este. Pero cuando se trataba de necesidad o impaciencia no había quien ganase a su acompañante. Vale, llevaban mucho tiempo sin verse y sin quedar, él también estaba igual de necesitado, pero de ahí a querer hacerlo en los baños de la compañía, concretamente en los baños del vestuario… era algo excesivo. Hacía dos semanas que habían acabado el rodaje de Kindaichi para el año que viene y desde eso no se habían vuelto a ver tan seguido; cuando uno no podía el otro no tenía tiempo.

- Ahhh… - suspiró notoriamente sacándole una sonrisa a su acompañante. Una sonrisa que pocos veía, que solo él tenía el privilegio de ver y quería que nadie más viese. Esa sonrisa llena de autosuficiencia y con una pizca de lujuria. No se cansaría nunca de verla.

- Yamada… - volvió a suspirar cuando sintió la mano del menor apretar uno de sus pezones.

Sentía como el castaño repartía besos por el arco que unía su hombro con el cuello. De un momento a otro la caliente lengua de su acompañante recorrió toda la extensión del arco, sacándole un leve gemido. Tenía que contenerse, aunque le estaba resultando difícil, sus compañeros estaban en la sala contigua.

Se encontraban en uno de los cinco partimentos que tenía el baño. Daiki de frente a la pared, sujetándose de esta con las palmas de sus manos. Y Yamada detrás de él sacándole fogosos besos en el cuello a la vez que recorría el torso ajeno.

- Baka, aquí no podemos. – trató de decir seriamente pero su ronca y excitada voz le había delatado. ¿A quién quería engañar? Estaba deseando que Yamada acabase de quitarle el pantalón y le hiciese suyo.

- Calla, chibi. – mandó el menor autoritariamente, aunque la voz también la tenía completamente excitada. Ahora no pararía hasta escuchar al mayor decir su nombre entre gemidos. Nadie iba a entrar ya que estaban cambiándose porque era la hora de ir a casa y, por si acaso, había puesto el pestillo a la puerta.

Bajó la mano que tenía libre, ya que la otra se encontraba ocupada con el pezón, hasta al borde del pantalón. Se sorprendió cuando encontró el pantalón desabrochado, acto seguido sonrió al ver que no era el único necesitado allí. Metió su aventurera mano por debajo del pantalón y la ropa interior, tocando al fin el ya duro miembro del mayor.

Lamió de nuevo el arco del cuello mientras escuchaba los agudos gemidos del mayor, le encantaba escucharle. Más que su armoniosa voz cuando cantaba. Amaba esa voz chillona que solo salía cuando gemía. Comenzó a mover la mano por toda la extensión del miembro. Daiki apoyó la cabeza en el hombro de Yamada, agradecía ser casi de la misma altura.

El mayor mantenía los ojos cerrados mientras trataba de sujetarse a la pared. El placer era demasiado. Ya no era solo la mano de Yamada, sino las leves envestidas que éste daba. Aún con la ropa de por medio sentía perfectamente la erección del castaño.

Gimió su nombre tantas veces pudo y cada vez más alto cuando más cerca estaba del éxtasis. Movía levemente su cadera para crear un ritmo más rápido que la mano del menor le estaba propiciando. Poco tiempo después llegó al orgasmo.

Escuchó el cierre del pantalón de Yamada. Un poco más y llegaría al paraíso con el castaño, un poco más y volvería a ser uno con el menor, un poco más y…

- Yama-chan. – la voz de Keito se escuchó al otro lado de la puerta deteniendo todo movimiento en el interior.

Daiki y Ryosuke saltaron en el sitio. El mayor se sonrojó, ya no podría mirar a la cara a Keito, aunque el menor no supiese lo que pasaba ahí dentro. Yamada bufó molesto, le había interrumpido, más tarde ajustaría cuentas con el intruso. No se quedaría así, estaba a punto de tocar el cielo con Daiki y él se había atrevido a interrumpirle. Se abrochó el pantalón.

Daiki seguía inmóvil, no le podía estar pasando esto. ¿Cómo saldrían de esta ahora? Sintió como Yamada le subía el pantalón, ni si quiera podía mirar al castaño. Ryosuke giró el cuerpo del mayor que seguía apoyado en la pared sonrojado. Apoyó su frente en la de Daiki y le sonrió con amor, le encantaba ver la faceta tímida que pocas veces mostraba el mayor.

- Ya continuaremos esto. – susurró para darle un cálido beso lleno de ternura. Daiki correspondió de igual manera, los besos de Ryosuke le tranquilizaban, habían hecho que por un momento se olvidase de la situación.

Primero salió Yamada y después saldría él. Ahora necesitaba unos momentos para tranquilizar su alocado corazón, realmente no podría ver a Okamoto a la cara nunca más. Aunque peor lo tendría el castaño ya que era muy cercano a Keito.

Salió cuando se hubo tranquilizado, la vergüenza se transformó en molestia. Más tarde reñiría a Yamada por incitarle a hacerlo en la empresa, aunque estuviese necesitado tenía que empezar a controlarse, esta vez había sido Keito, pero ¿qué pasaría si para la próxima era kohai? ¡No, no, no!

Estaba decidido, ¡dejaría en celibato a Yamada! Bueno… a partir de mañana.


*Fin.*

¿Dou da? ¿Quedó bien? ¡Espero que os haya gustado!
¡Hasta el próximo brote de inspiración! >.<