domingo, 25 de agosto de 2013

[Serial] Only you. [Capítulo nueve]

¡Hola! Como ya sabéis, siempre que traigo capítulo nuevo quiere decir que ya acabé otro. Y en efecto, ya he terminado el once. Este cap es muuuuy largo, o por lo menos a mí me lo pareció. Aquí en este traté de plasmar la confusión de Yamada y Yuto, pero no sé si se verá muy claro. Creo que lo he mezclado todo mucho, pero no sé... vosotros diréis xD

¡Aquí está el capítulo nueve! ¡Douzo~~!




Capítulo nueve.








Ya acabada la tarde todos estaban en sus respectivas casas. Yamada recordaba algo extrañado la conversación que había mantenido con Yuto tiempo después de salir de la cafetería…


*Flash Back*



- Yuto… - susurró andando rápidamente detrás del nombrado, pero éste no detuvo su rápido andar. – ¡Yuto! – exclamó Ryosuke una vez que estuvo a la altura del menor, le cogió el brazo y le detuvo. El menor se giró mirando al castaño que le cuestionaba con la mirada. – ¿Se puede saber qué te pasa? Esa no es forma de tratar a tus amigos. – soltó su brazo una vez que vio que Yuto no tenía intención de caminar.

- ¡No puedo creer que Keito no me dijese nada de la relación que tenía con Hikaru-kun! – elevó el tono de voz sorprendiendo a Yamada, que miraba de un ojo de Yuto al otro incrédulo. ¿Tan molesto estaba por eso?

- Sabes cómo es Keito… seguramente le daría vergüenza, nada más. – trató de relajar un poco la situación. No entendía por qué Nakajima estaba tan molesto por eso, él también se acababa de enterar y no se lo había tomado tan mal.

- Tú no lo entiendes. – rodó la mirada del rostro de su novio, no podía mirarle, se sentía muy mal consigo mismo. – Keito me lo habría contado, somos muy amigos. Algo así me lo hubiese contado. – apretaba los puños que caían a ambos costados de él, parecía muy enfadado. Yamada seguía con la mirada incrédula, ¿tanto le había molestado?

- Pero no es para tanto. Yo también me acabo de enterar y no me lo he tomado así. – habló tratando de tranquilizarle. No quería que Yuto discutiese con Keito por ese asunto… él mejor que nadie sabía cómo era Okamoto.

- ¡No lo entiendes! – elevó el tono de voz realmente enfadado, sorprendiendo aún más a Yamada que no cabía del asombro. Parpadeó varias veces ante la incredulidad, era la primera vez en todos esos años que Yuto le levantaba la voz. – Yo le conté lo nuestro y él no me ha contado esto… me ha traicionado. – susurró eso último sin que Yamada llegase a escucharle, seguía apretando los nudillos de tal forma que sentía las uñas enterrarse en las palmas de las manos.

- Yuto… - susurró preocupado el más bajo. Tenía ganas de abrazarle, no sabía por qué, pero ahora mismo sus ojos percibían una imagen de un Yuto desprotegido, traicionado…

- Vamos, te acompaño a casa. – susurró el menor dando por finalizada esa conversación. Enterarse de eso le había dejado sin energías.

El camino a casa fue silencioso e incómodo. Era la primera vez que se sentía de esa manera al lado de Yuto. Varias veces en el trayecto le miró y se preocupó, parecía triste. Realmente apreciaba mucho a Keito para tomarse esa noticia así.




*Fin del Flash Back.*





Seguía recordando la conversación una y otra vez, incluso lo hablado en el bar, meditando qué podía haberle hecho sentir de esa manera a Nakajima. Pero nada le venía a la mente, reaccionar así… era demasiado desmesurado a su parecer. ¿Tal podía ser la traición de no contarle eso? A él no le parecía tan grave, siendo Keito era normal que se tomase su tiempo en contárselo.

Volvió a la realidad cuando escuchó como su móvil anunciaba un nuevo mensaje. Se sentó, ya que estaba echado en la cama, y lo cogió de encima de la mesa del escritorio. Miró quién se lo había enviado y sonrió al ver que era Yuto.

Siento el comportamiento de antes, he echado a perder la tarde…

Ensanchó la sonrisa al leerlo, sabía que Nakajima acabaría por pedirle perdón por ese comportamiento. Aunque eso también le había valido para conocerle un poco mejor, ya que le había mostrado una faceta de él que no conocía.

Tranquilo, no pasa nada.”

Por supuesto que no pasaba nada. Seguramente que le habría sorprendido tanto la noticia que no sabría cómo reaccionar y seguramente que la única manera que encontró era enfadarse. Ahora, podía comprender un poco ese comportamiento, aunque aún le parecía un poco excesivo. Pero así era Yuto, sentía cada situación al máximo.

Después de ese mensaje, llegaron muchos más, se pasaron toda la noche mandándose mensajes. Pero ya no hablaron más sobre ese tema, Yamada intuía que podía ser incómodo para el menor recordarlo, así que no sacó más el tema. Además, que ya no hacía falta pues había quedado zanjado.









Por otra parte, Daiki seguía dándole vueltas al asunto de Yamada y Yuto. No sabía si reír o llorar. Lo más lógico, y normal, era sonreír y aceptar la realidad. Pero en su interior se sentía traicionado, sabía que se había retrasado más de lo prometido, y que Yamada no podría depender de esa promesa toda su vida. Lo comprendía, lo entendía, incluso podía apoyarlo, pero su pecho se oprimía de solamente pensar lo que Hikaru le había confesado.

Apoyaba la decisión de Yamada de haber comenzado una nueva relación. Pues, si se ponía en la situación de Ryosuke, hubiese hecho lo mismo, sin saber cuándo llegaría, y ni si quiera si llegaría, ¿no podría aferrarse a la promesa verdad? Aún pensando todo eso, sentía unas enormes ganas de llorar. De no saber cómo reaccionar cuando los viese darse un beso, de verlos cogerse de las manos, de sonreír tontamente… no sabría si sería quién a soportarlo. Y lo peor era que era culpa de él, él le había arrojado a los brazos de Yuto. No podía echarle en cara nada a ninguno de los dos, ni a Yamada por volver a enamorarse, ni a Yuto por aprovechar la oportunidad que se le brindaba.

Aún así se sentía fatal, pues él no inició ninguna relación sentimental con nadie, y no fue por no tener ocasiones. Simplemente seguía amando a Ryosuke, le quería con todo su ser. Amaba cada faceta de él, desde la más chula, hasta la kawaii, pasando por la llorona. Le quería tal como era, pero esta vez había perdido. ¿Si le explicaba a Yamada el por qué de su partida, volvería a quererle?

Soltó una risita irónica.

Bobadas. Por supuesto que no, estaba enamorado de Yuto. Una simple explicación no haría que cayese de nuevo en sus brazos. Dio la vuelta en la pequeña cama, quedándose de lado, mirando la puerta cerrada.

Una pequeña y débil lágrima rodó por su ojo, partiendo la nariz en dos y cayendo al final, en el mullido colchón.

Había perdido.








En un apartamento lujoso, de un hombre soltero y algo adinerado. La habitación principal estaba sospechosamente cerrada. De la puerta salían algunas risas, de dos hombres, ocasionando alguna que otra duda. Dentro de la habitación Inoo y Takaki estaban los dos sentados en la pequeña mesa que había entre la cama y la gran televisión.

- Oh, por favor. – se quejó el moreno mientras se rascaba la cabeza algo desesperado. El otro simplemente sonrió incómodo, había chantajeado a Inoo para que viniese y parece que ahora el moreno quería marchar corriendo de allí. – ¿Cómo has conseguido llegar hasta cuarto de carrera? – le preguntó algo irónico al castaño que simplemente sonrió nervioso y desvió la mirada.

- ¿Por suerte? – respondió con otra pregunta, haciendo que el otro cayese rendido encima de la mesa. Takaki le miró intensamente, Inoo tenía los ojos cerrados y el fino pelo esparcido por la toda la libreta, donde había una hermosa caligrafía que Yuya se quedó mirando absorto. Inoo elevó la mirada al ver que el mayor no decía nada, se sorprendió de ver una mirada con un destello de adoración.

- ¿Qué pasa? – le preguntó después de un tiempo en silencio. Takaki salió de su ensoñación y le miró algo nervioso. Se rascó la nuca en un acto reflejo y mantuvo la sonrisa.

- Nada, simplemente pensaba “cómo se nota que eres pianista, todo lo que toca tus dedos es hermoso.” – expresó lo que justamente estaba pensando antes. Inoo puso una mirada de duda y el castaño señaló la libreta, concretamente la caligrafía. – Tienes una letra hermosa. – habló completamente absorto mirando la redonda, clara y precisa letra.

- Ahh… - se levantó de la posición en la que estaba y sonrió. – Supongo que es porque mis dedos son largos. – miró sus dedos blanquecinos y largos. A decir verdad, el profesor de caligrafía también se lo había dicho en varias ocasiones.

Takaki le cogió las manos para observar las falanges. Realmente eran largas y pronunciadas, además de delicadas. No parecían para nada unas manos de hombre, a comparación con las suyas eran mucho más femeninas. El castaño no se había dado cuenta de la incomodidad que reinaba en el cuerpo del menor, estaba absorto admirando los dedos de Inoo.

El menor miraba sorprendido el rostro moreno del mayor. Verdaderamente Takaki no se había dado cuenta de la proximidad de sus cabezas, pues al cogerle las manos se había apoyando en la mesa hacia adelante. Ambos cabellos casi podían rozarse y mezclarse.

- Sabes. – interrumpió la adoración del mayor que ni si quiera levantó la cabeza cuando inició la conversación. – Hace tiempo me gustabas. – se sinceró el moreno dejando perplejo a Takaki que ahora sí levantó la cabeza con los ojos abiertos. Inoo simplemente sonrió ante el asombro del menor. Sus rostros estaban muy cerca, para sorpresa del mayor que solamente ahora se daba cuenta de la cercanía de ambos.

Hubo un silencio sepulcral e incómodo, aunque solo era incómodo para Takaki, pues Kei se sentía liberado de habérselo dicho, había mantenido siempre sus sentimientos en secreto. Pues bien sabía que Takaki no le iba a corresponder, nunca le había dado mucha importancia a eso del amor.

- Valla… - exclamó sorprendido aún con las blanquecinas manos del moreno entre las suyas. No se esperaba esa confesión por parte del menor, aunque tampoco sabía a santo de qué le había dicho eso. – Tú también me gustabas. – confesó el también. Ya que Inoo había tenido el valor de decírselo, él también lo haría. Pues también le había gustado en el pasado.

- ¡¿También?! – preguntó con el tono elevando retirando sus manos de las de Takaki sorprendido. Nunca hubiese pasado por su mente que sus antiguos sentimientos fuesen correspondidos.

- Sí. ¿Tan raro es? – le preguntó divertido mientras apoyaba su espalda en la cama, aún sentado en el suelo. Sonrió al ver la expresión de incredulidad del menor.

- No… es que simplemente nunca pensé que te gustase. – habló aún con tono de asombro. Aunque Takaki podía notar cierto deje de emoción en sus palabras. Inoo miraba sus piernas que estaban cruzadas en forma de indio.

- Pues así era. ¿Por qué nunca me dijiste que te gustaba? – le preguntó el castaño algo curioso. Ahora se daba cuenta de que en el pasado él e Inoo podían haber mantenido una relación. Aunque sabiendo lo inmaduros que eran entonces, seguramente habría resultado mal.

- Pues porque pensé que no te preocupabas por esos temas. – habló mirándole de frente. Ahora sentía que tenía como una complicidad con Takaki, un secreto que solamente Daiki sabía, a quién se lo había contado en el pasado, dado que eran muy buenos amigos. – ¿Y tú? ¿Por qué no me lo confesaste? – preguntó él también curioso.

- Simplemente porque sabía que no tenía ninguna oportunidad contigo. – contestó totalmente sincero, sorprendiendo aún más a Inoo que le miró. ¿Qué no tendría una oportunidad con él? ¿En tanta estima le tenía?

- Ahora comprobamos que sí hubiésemos podido tener una oportunidad, juntos. – comentó divertido el menor, después ambos comenzaron a reír al notar la divertida situación que tiempo atrás se había dado.

Volvieron a la tarea de que el propietario de la casa, Takaki, mejorase sus estudios. ¿Y quién mejor que Inoo, uno de los mejores alumnos promedio de la universidad?






Los días pasaron rápidamente, ya había pasado una semana desde los varios acontecimientos. Volvía a ser sábado, para sorpresa de algunos, para anhelo de otros.

Había sido una semana difícil para Keito. Nakajima seguía hablándole normal, después del comportamiento extraño que había tenido con él el domingo anterior. Aún seguía siendo el mismo, tampoco se atrevió a sacar el tema ni a preguntarle por ello, sentía que no tenía que indagar más en el tema.

Suspiró mientras se dejaba caer en la cama bocarriba, estaba agotado, tener que aparentar delante de Yuto le cansaba, y mucho. No comprendía por qué no podía olvidarse de él, Yamada se había podido olvidar de Daiki, ¿por qué él no? Su historia era más sencilla que la de los otros dos, ¿por qué le costaba tanto arrancarle del corazón? ¿Sería por su enérgica sonrisa? ¿Por lo buena persona que era? ¿Por lo atento que era con él? ¿Por la estrecha amistad que tenían? Algo había que no le dejaba olvidarse de él, y le carcomía no saber el qué. Ya se había dado por vencido del todo, ¿por qué no podía dejar de quererle? ¿Tanto le gustaba torturarse? ¿Era masoquista?

Volvió a suspirar ante el último pensamiento. Sí, era un completo masoquista.







Yamada despertaba a causa del repetitivo sonido que emitía su móvil. Alargó la mano algo desganado, la noche anterior se había acostado tarde. Estaba cansado. ¿Quién podía llamarle a estas horas de la mañana? Sin mirar el remitente contestó con un leve “moshi-moshi”, no tenía ni ganas de hablar.

- ¿Yamada? – escuchó una voz que reconocería aunque se quedase sordo. Vale, muy exagerado. Pero era la voz dulce y enérgica de Daiki la que le hablaba, podría reconocerla bajo cualquier circunstancia.

- ¿Dai-chan? – el otro sonrió cuando le escuchó llamarle de esa forma. Hacía tiempo que no lo escuchaba, y ahora podía comprobar que seguía locamente enamorado de Yamada. Cosa que no traía nada bueno para su persona.

- Te llamaba para avisarte de que esta tarde hemos quedado todos. – escuchó la voz ilusionada de Arioka al otro lado de la línea. Instintivamente sonrió. Cerró los ojos disfrutando de esos momentos que eran solamente de ellos dos. Recordando viejas cosas que habían quedado guardadas.

- ¿Otra vez? – preguntó desganado mientras miraba el techo sonriente. Escuchó como el mayor contenía el aliento ante la sorpresa. Daiki no entendía el sentido de esa pregunta.

- Ryutaro me ha dicho que soléis quedar todos los sábados. – automáticamente respondió con lo que el moreno le había dicho minutos antes por un mensaje de texto. Yamada se alarmó, pensando que ya había metido la pata, que Arioka lo había descubierto todo.

- Ah, sí, sí. – se apresuró a contestar para que el mayor no atase cabos y llegase a la verdad. – Era solamente una expresión porque estoy algo cansado. Ayer no conseguí dormir bien. – atropelladamente contestó. Tenía miedo de que Daiki descubriese la verdad y que el resto se lo echase en cara por descubrirlos.

- ¿No pudiste dormir ayer? ¿Exámenes? – indagó el mayor tratando de alargar la conversación y poder hablar más tiempo con él, aunque sabía que sus intenciones estaba mal, no podía evitar hacerlo. Necesitaba escuchar su voz adormilada al otro lado del teléfono.

- Más o menos. – contestó dubitativo. No quería darle toda la información, no quería decirle que le había estado dando vueltas toda la semana al comportamiento de Yuto. Ya que sería algo descortés hablar de su actual novio con su ex novio.

Daiki notó que el menor no quería contarle más que eso. Así que no insistió. Sabía que Yamada podía molestarse si seguía indagando en el asunto.

- Bueno. Pues no le des más vueltas. Sabes que tienes que dormir. Dormir es lo primordial en esta vida. – aconsejó Daiki mientras sonreía al otro lado. Aunque Ryosuke no podía verle podía imaginarle perfectamente sonriendo como solamente él sabía. Con esos perfectos dientes blancos iluminando la hermosa sonrisa. Acompañada de esos vivaces ojos.

A su pensamiento volvieron las noches en las que hablaba horas y horas con Daiki. Que siempre le decía esa frase, recordándole que tenía que dormir siempre. Da igual en la situación que se encontrase. Que nada podría quitarle el sueño. Que tenía que ir “detrás” de ellos. Aunque qué se podía esperar de una persona dormilona.

Después de eso ambos colgaron y cada uno por su lado esperó a la tarde para poder pasar una agradable tarde en compañía de todos. Como en los viejos tiempos.

La hora acordada había llegado y ya casi todos se encontraban en el sitio citado. Pero como siempre faltaba Daiki, aunque también Inoo. Esperaron un poco más, ya que Daiki le había mandado un mensaje a Takaki diciéndole que ya se encontraban de camino.

Llegaron juntos, para sorpresa de algunos, ya que Daiki e Inoo vivían bastante separados. En el mismo barrio, igual que todos, pero distanciados.

- Lo siento. Pero es que Inoo-chan me visitó repentinamente y nos entretuvimos. – explicó Daiki una vez que llegaron, ambos fatigados por la carrera. Los demás sonrieron. Luego se encaminaron hacia la misma cafetería del sábado pasado. Donde le habían dicho a Daiki que se encontraban siempre.

Una vez que llegaron se sentaron cada uno en un sitio y pidieron. Bastante. Ya que tenían pensado pasar toda la tarde allí. Por suerte, Yabu tenía una tarjeta de descuento. Y también había ganado algunos “puntos” ya que había traído bastante clientela. Cosa que, seguramente, el encargado agradecería.

Hablaron de lo que habían hecho esa semana, de las clases, que pronto acabarían, ya que se acercaban las vacaciones de verano. Y de varios temas más.

- ¿Y por qué no alquilamos una casa estas vacaciones? – preguntó completamente ilusionado Takaki. Tenía ganas de pasar aún más tiempo con ellos, aunque en el fondo no quería convivir las 24 horas del día con cierta persona. No se veía capacitado para soportar tal nivel de vergüenza.

- ¿Por qué no? ¡Es buena idea! – exclamó Chinen igual de ilusionado que el mayor. Los demás meditaban la propuesta, analizando los pros y los contras. Aunque, claramente, había más pros que contras.

- ¡Yo me apunto! – habló enérgico Yuto también ilusionado por la idea. No había nada mejor para despejarse del estrés de las clases, que una buena escapadita con los amigos. Miró a Ryosuke ilusionado, tratando de convencerle, aunque tampoco había que hacer mucho para convencerle. Ya estaba del todo convencido.

- Me parece buena idea. – apoyó también Yamada dándole una sonrisa divertida a Nakajima que seguía mirándole para convencerle. Nada más que pronunció esas palabras su novio sonrió ampliamente demostrando su ilusión.

Poco a poco los demás fueron accediendo a la idea de Takaki. Aunque todavía faltaba uno por confirmar, e inesperadamente era Daiki. Parecía meditar muy bien la situación. No había dicho nada desde que el tema se había iniciado. Tenía una pose pensativa. Con la mano en la barbilla y el ceño fruncido.

- ¿Dai-chan? – le preguntó Hikaru ante la mudez del castaño. Todos le miraron preocupados y expectantes. Daiki elevó la mirada el escuchar su nombre y los miró a todos sorprendido. No esperaba encontrarse a todos mirándole fijamente. Sonrió para quitar hierro al asunto.

- ¿Si? – solamente ese monosílabo se le pasó por la cabeza. Además de que no entendía de qué estaban hablando, y menos que estaba pasando.

- ¿Te apuntas? – pregunto Yabu emocionado. Ya podía imaginar las anécdotas y las situaciones divertidas que vivirían todos juntos en una misma casa.

Daiki ante la pregunta meditó aún más la situación, sabía que era buena idea y que nada podía pasarle. Pero aún no lo sabía a ciencia cierta, tendría que preguntarle a su madre si podría ir o si le pasaría algo.

- Mmm… tengo que preguntarle a mis padres. – respondió después de que encontró una respuesta a su mar de pensamientos. El resto le miró sorprendidos, ¿preguntarles a sus padres? Pero si ya tenía 22 años… Arioka notó las miradas dudosas. – Es porque ellos me lo van a financiar, aún no trabajo y dependo de su dinero. – se inventó. Obviamente la verdadera razón no la diría, no sabía cómo se lo tomarían si lo contase. Seguramente estarían las 24 horas del día encima de él.

- Bueno, y si no, yo te doy el dinero. – habló completamente decidido Inoo para sorpresa de los demás. No era que Inoo no tuviese dinero, simplemente que era muy tacaño. Tenía que ser una ocasión muy especial para que Kei regalase o prestase algo a alguien.

Daiki sonrió ante el ofrecimiento de Inoo, ahora sabía que podía contar con él fuese lo que fuese. Estaba contento de tener a alguien así con él. Ahora se sentía mal por no contarle lo que le estaba pasando a él. Era como una traición de su parte.



La tarde transcurrió normal y tranquila. Como siempre, forjando recuerdos que seguramente más adelante añorarían. Ahora que estaban todos juntos de nuevo, podían pasarlo como antiguamente. Recordar los acontecimientos del pasado sin que nadie se extrañase. Pues todos se conocían lo suficiente, para comprender cualquier situación.

En medio de la tarde, de camino al karaoke, Inoo interceptó a Daiki y le dijo que luego tendría que ir a su casa a contarle una cosa. Ante esa revelación Arioka estuvo dándole vueltas toda la tarde. Tan pensativo estaba que Yamada se dio cuenta.

- ¿Qué pasa Dai-chan? – preguntó una vez que estuvo a su lado. Quedaron un poco atrás, ya que Arioka al ir ensimismado había bajado el paso. El nombrado elevó el rostro sorprendido de escuchar su nombre.

- ¿Eh? ¿Por qué lo preguntas? – arrugó un poco en ceño en signo de duda ante la interrogante de Ryosuke. El menor sonrió ante la distracción de Daiki.

- Te has quedado atrás y pareces pensativo. – el mayor abrió los ojos sorprendido ante lo observador que era Yamada. Bueno, siempre estaba pendiente de que los de su alrededor estuviesen bien.

- Nada. Simplemente algo que me dijo Inoo-chan. – le restó importancia al asunto. Miró al susodicho que hablaba animadamente con Hikaru, seguramente tonterías. Como siempre que se juntaban ellos dos. Y cuando se juntaba Yabu con ellos, era aún peor.

Yamada pensó que Daiki e Inoo debían ser muy amigos. Tan amigos que ambos habían venido juntos al encuentro de esa tarde. Tan amigos que Inoo sabía dónde vivía Arioka y había estado en su casa. Cosa que él ni sabía, ni había hecho.

- Menos mal. Me tenías preocupado. – sonrió relajado el menor. Arioka se quedó anonadado mirando esa hermosa sonrisa. Hacía tiempo que no la veía. Y deseaba, desde hace mucho, volver a verla y ser él el causante de ella. Sin ninguna duda, aún amaba a Ryosuke. Sonrió inconscientemente él también.

Súbitamente las palabras de Hikaru volvieron a su mente. Torturándole. Recordándole que ahora Yamada tenía a alguien en su corazón. Bajó la mirada ante ese pensamiento. Pero rápidamente se recompuso para que Ryosuke no le volviese a preguntar.

- Ya me he enterado que estás saliendo con Yuto. – susurró lo suficientemente alto para que el otro se enterase. Algo en su interior quería decirle a Yamada que ya lo sabía. También quería saber qué reacción tendría el menor. Miró atentamente el rostro del castaño. Examinando cada minúscula expresión que hiciese. Tratando de descifrar cada reacción.

El menor abrió los ojos sorprendido, a la vez que abría ligeramente la boca. Pestañeó un par de veces ante la incredulidad. ¿Cómo se había enterado? Muchos pensamientos pasaron por su mente. Muchas sensaciones azoraron su corazón. Miedo, enfado, tristeza, sorpresa, incredulidad. Muchas preguntas demandaron su cabeza. Algo dentro de él quería explicarle, excusarse, decirle que aún no le gustaba Yuto del todo. Pero al minuto siguiente, los rechazó. Ya no tenían nada. Estaba en todo su derecho a tener una nueva relación. Seguramente que Daiki habría mantenido alguna relación. Y seguramente que ahora estaría enamorado de alguien más.

- ¿Cómo lo has sabido? – sonó con algo de reproche. Él se había ahorrado darle cariños a Yuto delante de Daiki, por respeto al pasado que compartían. Pero aún así no había servido de nada. Se había enterado igualmente. Sentía que sus esfuerzos no habían servido de nada. Un momento. ¿Se estaba escondiendo de Daiki?

- ¿Es que lo estabais ocultando? – habló algo divertido para que el menor no notase la tristeza de su voz, que sabía que no podría disimular hablando de este tema. – Es obvio. – no quería delatar a Hikaru.

Estuvieron unos momentos en silencio. Cada uno con sus propias emociones. Caminaban uno al lado del otro. Sin conversación. Incómodos.

- Me alegro de que hayas encontrado a alguien más. – comentó el mayor interrumpiendo el incómodo silencio que se había formado. Yamada le miró a la vez que se paraba de golpe. Daiki hizo lo mismo y ambos se miraron de frente. Enfrentándose. Mirándose fijamente. Transmitiendo lo que en ese momento sentían.

Yamada podía percibir falsedad en la mirada de Daiki. Arioka podía percibir incredulidad en la mirada del menor. ¿Por qué el ser humano se esfuerza en hacer, decir, lo que uno no siente o piensa?

El castaño tenía unas enormes ganas de reprocharle la falsedad. Porque sabía que Daiki no sentía eso. Aunque en un punto de su castaña mirada podía percibir algo de sinceridad. Le disgustaba ese torbellino de emociones que sentía. Quería reprocharle todo. Echarle en cara el haberse ido, el que tardase en volver, sus meses de sufrimiento, sus noches en vela, sus tormentosos recuerdos… pero no podía. No podría pedirle nada. Al contrario, quería agradecerle los momentos vividos. Pero tampoco podía. Eran un cúmulo de cosas que no le dejaban actuar.

- Gracias. – simplemente contestó. No quería seguir con el tema. Así que continuó el andar y no le importó si Daiki se quedaba atrás con la mirada baja. Ahora mismo en su interior no había nada claro. No podía decir o hacer algo si no tenía la certeza de que era lo correcto. Y ahora, todo estaba nuboso, gris.

La tarde siguió incómoda para cuatro personas. Dos eran Yamada y Daiki. La conversación anterior había creado una cierta distancia entre ellos. Daiki creía que había hecho lo correcto al felicitarle. Tenía la intención de quitarle un peso de encima al castaño para que no se sintiese incómodo cuando los tres coincidiesen. Pero parecía que había metido la pata.

Yamada no comprendía su actitud. Ahora una decepción inundaba su ser. Se sentía decepcionado, aunque aún no sabía el por qué, simplemente sabía que así se sentía. Tal vez, y sólo tal vez, quería encontrar celos en la actitud de Daiki. Pero eso no era comprensible, pues él no sentía nada por el mayor. Tal vez fuese el enterarse de que Arioka ya no sentía nada por él. Que su historia ya no podía ser nunca más.

Las otras dos personas eran Takaki e Inoo. Ambos se sentían incómodos cada vez que se miraban. No sabían si sonreírse o hablarse como normalmente hacían. Porque claramente nada era igual ahora. Había sucedido algo que giraba el curso de su amistad.









La noche había caído y con eso la separación del grupo. Cada uno se iba por su lado. Con diferentes emociones. Takaki e Inoo iban relajados y tranquilos, pues la tormentosa tarde ya había acabado. Ya podían relajarse completamente, bajar la guardia.

Daiki e Inoo llegaron a casa del primero. Se pusieron cómodos en la pequeña sala de estar que había. El apartamento era pequeño, perfecto para el menor. Que ya era pequeño de por sí. Inoo miró todo el sitio fijamente examinando. Aunque horas antes había estado ahí no le había dado tiempo a mirar.

- No seas curioso, Inoo-chan. – regañó el menor mientras sacaba un poco la cabeza de la cocina y le miraba fijamente. El moreno simplemente sonrió divertido. Daiki podía llegar a conocerlo muy bien. – ¿Quieres té? Lo tengo frío. – preguntó. Inoo simplemente dijo un sí y el menor sacó una jarra fría y dos vasos.

Ambos se sentaron en la pequeña mesa que había entre el sofá y la televisión. Se sentaron en la mullida alfombra que tenía algo de pelo. Daiki sirvió el té y ambos le pegaron un gran sorbo. El calor empezaba a agobiar y necesitaban ese trago frío para regular la temperatura.

- Me he acostado con Takaki. – soltó la bomba Inoo. Daiki casi escupe el líquido que tenía en la boca a causa de la impresión. Tragó a duras penas y luego tosió ante el atragantamiento. Miró a Kei que tenía la mirada gacha y un pequeño sonrojo coloreaba sus mejillas.

No podía creerse lo que acababa de escuchar… 



*Fin del cap.9*


Espero que el final os deje intrigados! *3*
Como veréis muchas cosas van abanzando, Yuto está confundido, Daiki apoya la relacíón Yamajima causando una gran confusión en Yamada y... El takano! >.< 
 ¡Me encanta! Creo que la historia está quedando bien ¿no? 
También se ve un poco algo sobre lo Daiki... pero no lo quiero revelar hasta más adelante... *3*

¡Espero que os haya gustado! >.<
 

1 comentario:

  1. -Se revuelca- Me leí los 9 capítulos de un tirón y me enganché. Mi Daiki está sufriendo ;A; Adora a Yama-chan con todo su corazoncito y no puede con el dolor. TakaNoo!! Mis dos parejas favoritas juntas <3 Ya se acostaron asdfgasdfg después de la confesión... grrrrr acción *¬*

    Quiero, deseo conti!!! Mi hambre AriYama no se sacia aún D:

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