jueves, 1 de agosto de 2013

Only you. [Capítulo ocho]

Bueno aquí les traigo el capítulo ocho. Viendo lo visto y que en el capítulo diez quedan muchas cosas inconclusas (por que ya voy por el principio del capítulo once...) y que todavía da para más la historia... no sé en qué capítulo acabará. No quiero pensar que llegue a los veinte... porque sería muy largo ¿no? O por lo menos a mí me lo parece. Desde un primer momento tenía todo montado,  no sé cómo es que me está llevando tantos capítulos xD Aunque a algunos diez les parezca poco... a mí me parece una barbaridad xD Y más para una historia que en un primer momento iba a ser "mini-serial" xD

Pero aún así, como me está gustando escribir esta historia no me molestaría que llegase a los quince o dieciséis capítulos :3 Así o llenaré de Ariyama *3* Aunque de momento no haya mucho... u_u'

¡Espero que les guste~!




Capítulo ocho.







Todos se giraron sorprendidos cuando escucharon a Inoo decir tales palabras. Al principio alguno que otro soltó una pequeña sonrisa, pues era prácticamente imposible que Daiki estuviese ahí. Pero conforme giraban el rostro, notaban que Daiki estaba ahí, a unos pasos de ellos.

Todos estaban sorprendidos, asombrados, no se lo creían… ¿realmente Arioka estaba ahí? El primero en reaccionar y salir de su asombro fue Takaki que se levantó a saludar al pequeño que seguía correspondiendo al fuerte y asfixiante abrazo de Inoo. Una vez que éste le soltó, Takaki le dio un caluroso abrazo en signo de bienvenida. Y poco a poco así fueron todos, abrazándole, diciéndole “okaeri” y él respondiendo “tadaima”.

Yamada aún no reaccionaba, ¿realmente estaba delante de él? ¿Cuánto tiempo había esperado por esto? ¿Y ahora no se movía? Le temblaban las manos, y podía apostar que las piernas también. Sabía que como se levantase sus piernas flaquearían. Miraba sus manos temblar, las apretó en un intento de parar el tembleque. Cerró los ojos y respiró hondo, dándose valor para saludarle, pero estaba muy nervioso. Ansiaba tanto verle que no sabía cómo actuar, tampoco qué decir ni de qué hablar. Tenía tantas preguntas, quería saber todo lo que había hecho, pero si ni si quiera podía saludarle, ¿cómo se lo iba a preguntar?

Sintió como alguien le cogía del brazo y lo levantaba, posicionándole de pie. Abrió los ojos cuando notó unos brazos rodearle la espalda en un cálido abrazo, sintió una calidez y ternura no sentida hace tiempo. Una calidez que le transportó a años pasados, a un pasado que compartía con esa persona que le estaba abrazando.

Se aferró a ese cuerpo que hacía tanto tiempo quería sentir, lo apretó tan fuerte como lo sentía en su pecho, cerró los ojos para tratar de inmortalizar en su mente la sensación de volver a tocarle. Aún con los ojos cerrados sintió como sus ojos se llenaban de agua, mientras más apretaba sus brazos, sintiendo como Daiki también estrechaba más el contacto. Ya no había nada de espacio entre ambos cuerpos, no había sitio para el aire tampoco.

- Quería verte, Yamada. – susurró Daiki en su oído.

Nada mejor que escuchar su voz de nuevo, esa voz que no había cambiado nada, tan pura y dulce, tan enérgica y chillona… esa voz que hacía tiempo soñaba con volver a escuchar. Esa voz que tanto había querido, amado y escuchado. Sus ojos seguían llenándose de agua, pero la contendría, no quería llorar, no delante de todos ellos.

- Has tardado, baka. – reprochó con la voz quebradiza, sabía que tarde o temprano rompería a llorar, pero no quería, aguantaría, y una vez que llagase a casa lloraría, pero de felicidad de poder verle. Pero ahora no, tenía una vergüenza enorme de llorar delante de todos ellos, tampoco quería llorar delante de… Yuto. Yuto, era verdad, ¿cómo se sentiría al verle aferrarse de esta manera al cuerpo de Daiki?

Se separó del Daiki, ya estaba bien, ya tendrían tiempo de hablar las cosas, pero ahora solamente pensaba en Yuto. Debía sentirse fatal al ver a su novio aferrarse al cuerpo de su ex. Una vez que se separaron miró el rostro de Arioka para saber si había cambiado en algo, pero se sorprendió al ver el mismo rostro que cuando se había ido. Puede que con las facciones un poco más maduras, pero poco más. Vio la hermosa sonrisa del mayor implantada en ese aniñado rostro, y sonrió también. Feliz de saber que Daiki no había cambiado nada.

- ¡Realmente no puedo creer que estés aquí! – exclamó Inoo colgándose de los hombros de Arioka, quien le miró contento. Él tampoco creía que volvería tan pronto, pero había vuelto, no para siempre pero… se quedaría algún tiempo.

- Pues aquí estoy, Inoo-chan. – sonrió contento de notar que la personalidad de su mejor amigo no había cambiado mucho. Miró contento el rostro radiante de Inoo que sonreía con los ojos cerrados. Le revolvió el largo pelo negro. – No te pongas sentimental. – dijo al ver que los ojos negros del mayor se aguaban un poco.

- Siéntate que nos tienes que contar mucho. – habló contento Chinen de volver a ver a su compañero de travesuras.

Daiki los miró uno por uno, sonriendo de volver a ver esos rostros. Realmente pensaba que no los volvería a ver nunca o, que cuando los viese, cada uno ya tuviese su vida formada y no tuviesen tiempo para él. Pero no, en todo este tiempo se habían mantenido unidos y formando una piña, como siempre.

- Vale, vale. – dijo al ver que Inoo le empujaba en dirección a los sillones como metiéndole prisa, mientras los demás le veían con rostro ansioso y feliz. Miró a Yamada que seguía con la misma sonrisa de antes, pero con un toque en el rostro de incomodidad, no entendía muy bien qué pasaba.

Una vez sentado comenzó a relatar su vida lejos del barrio, habló de su universidad, de su último año de instituto, de sus amistades, de sus hobbies, del club al que se había apuntado… todo, lo contó todo. Menos el principal motivo por el que se había tenido que ir, y por el que se tendría que volver a ir dentro de unas semanas.

- Pero bueno, aquí no intereso solamente yo. – interrumpió la charla que se había formado con una de sus respuestas. Los miró a todos sonriendo. - ¿Qué tal habéis estado? – preguntó ensanchando la sonrisa.

Todos contestaron a la pregunta y se pusieron a hablar de los temas que habían hablado antes. Todos reían y participaban en las conversaciones, el único que había estado algo ausente había sido Yamada, que seguía dándole vueltas al tema de cómo se sentiría Yuto, luego se lo preguntaría y tendrían una charla. Porque él claramente quería retomar la amistad que había tenido con Daiki, pero no sabía si eso iba a incomodar a Yuto, porque el menor seguía empeñado en que seguía enamorado de Arioka, cuando no era así.

- Me alegro de que aún sigáis siendo amigos. – comentó repentinamente Daiki haciendo que se crease un silencio entre los demás. – Pensé que cada uno tendría su vida, que cada uno iría por su lado, pero no, me equivoqué. Seguís igual a cuando me marche. Realmente estoy contento. – complementó con una enorme sonrisa que causó incomodidad y nerviosismo entre el resto que se miraron unos a otros como buscando la manera de decirle a Daiki que estaba en lo cierto.

- Por supuesto, ¿qué pensabas? – interrumpió Ryutaro el sepulcral silencio que se había formado, ya que Daiki se estaba comenzando a dar cuenta de que había metido la pata al decir eso. Ahora lo menos que querían era decirle a Daiki que era una farsa, no querían romper esa burbuja de felicidad que había creado el recién llegado.

Continuaron hablando, pidieron otra ronda de bebidas con algún que otro aperitivo, querían pasar las horas charlando, comentando todo, recordando el pasado, las trastadas, enfados, riñas… todo. Porque por fin estaban todos juntos, por fin podían recordar plenamente esos días donde todo era alegría, dónde no les preocupaba nada, simplemente disfrutaban el momento. Y querían volver a ellos, aunque sabían que era algo difícil.

Tristemente llegó la hora de la despedida, aunque no querían irse tenían que hacerlo, sus respectivas familias se preocuparían. El tema de dónde se quedaría Daiki era algo que les preocupaban porque según había dicho el susodicho venía él solo, su familia se había quedado en donde residían. Aunque éste les había dicho que había alquilado un apartamento cerca del barrio, los demás estaban preocupados igualmente.

Cada uno se fue por su lado comentando lo sucedido esa tarde. Daiki sonreía en el trayecto contento de volver a reencontrarse con sus amigos, aunque se sintió mal ocultarle el motivo principal de su partida al igual que su marcha nuevamente dentro de unas semanas, pero no quería verlos tristes, aunque algún día tendría que contarles la verdad. Pero aún así, estaba contento, ahora no había espacio en su mente para pensamientos tormentosos.





El día siguiente amanecía tranquilo, pues era un domingo caliente, uno de esos días calurosos que esperabas con ansia y que eran los que más disfrutabas, con esa inseparable brisa fría que estremecía de vez en cuando el vello de los brazos.

A Yamada aún le rondaba el tema de Yuto por su mente, haciéndole preocuparse más de lo normal. Consiguiendo que en toda la mañana no dejase de pensar en el menor, meditando diferentes formas de tratar el tema, pues no quería que al sacar él el tema, Nakajima pensase que aún albergaba sentimientos por Daiki. Simplemente le tenía un gran cariño pero nada más que eso.

Decidió llamarle y quedar esa misma tarde para tratar el tema. Tenía que preguntarle a Yuto todas las dudas que tenía, y sabiendo cómo era el menor las resolvería encantado y seguramente que con un toque de humor y despreocupación. Suspiró relajado después de colgar al menor que accedió encantado a salir a dar una vuelta con él.

Ahora quedaba prepararse mentalmente para afrontar ese problema. Porque aunque pareciese una tontería, para él era algo serio, pues hacía tiempo que no estaba en una relación estable, además de que el temor del principio aún no se le había pasado del todo, temía perder a Yuto por sus raras ocurrencias y sus vueltas de cabeza. Pero si apreciaba a Nakajima tenía que tratar este tema de frente, porque si al menor le sintiese mal se contendría a la hora de tratar a Daiki.

Su nerviosismo se incrementó conforme daba más vueltas al mismo asunto.



Yuto seguidamente de colgar la llamada con Ryosuke le mandó un mensaje a Keito para informarle de sus progresos con el mayor. Aunque no sabía el dolor que le causaba a Okamoto, simplemente se sentía en la necesidad de contarle todo a Keito, como si necesitase hablar con él todos los días varias veces diarias.

Esperó impaciente la respuesta del mayor, estaba ansioso por saber lo que éste diría, aunque no sabía por qué, pues no era la primera vez que trataban este tema. Es más, Okamoto era su consejero para todo, podía llegar aún más del nivel de Yamada, pues lógicamente Ryosuke hasta hacía poco no sabía nada de los sentimientos que albergaba él hacia su persona. Mientras que a Keito fue al primero en contárselo.

Su teléfono sonó avisándole de que la tan ansiada respuesta había llegado.


Entonces puede que nos veamos porque he quedado con Hikaru-kun para tomar algo.


Abrió los ojos sorprendido al leer eso, ¿con Hikaru? ¿Los dos solos? Como… ¿en una cita? ¿Tendrían algo esos dos? Era imposible, pues se habían visto ayer después de tres años. Arrugó el ceño algo molesto, se sintió reemplazado. Como si Keito le hubiese cambiado por Hikaru, y eso le mosqueaba bastante, más de lo él pensado.


Oooh… ¿en plan cita? ¿Los dos solos?


Su enfado iba en aumento conforme esperaba la respuesta, estaba tardando mucho… o eso le parecía a él. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Qué estaba pensando? A lo mejor no se atrevía a decirle que salían en secreto.

Se mordió el labio inferior molesto ante el último pensamiento, ¡era imposible! ¡Keito no podía tener una relación con Hikaru! ¡Era impensable! ¡Hacía años que no se veían! Bueno, Keito nunca dijo que se hubiese dejado de tratar con alguno de ellos…

La melodía del teléfono sonó interrumpiendo sus cavilaciones que ya le estaban levantado dolor de cabeza.

No es lo que te piensas. Pero más importante, asegúrate de escuchar bien lo que Yama-chan te tenga que decir.

Era cierto, tantas cavilaciones y se había olvidado de su cita con Ryosuke. ¿Por qué le había preocupado tanto el tema de Hikaru y Keito? Era absurdo, ellos podían hacer lo que quisiesen, pues eran dos personas sensatas. Aún así no se quedó contento con la respuesta de Keito, quería volver a preguntarle, que le contase qué se traía con Hikaru, pero se estaba empezando a asustar, parecía algo… celoso y eso era imposible.




Por otra parte Keito estaba extrañado de lo seco que había parecido Yuto en ese mensaje, haciéndole preguntarse si se había enfadado por no haber mostrado interés en el tema de Yamada. Pero le resultaba doloroso tener que tratar ese tema con Nakajima, aunque sabía que tenía que olvidarse del menor aún no lo había conseguido, le estaba resultando muy difícil.

Por eso había recurrido a Hikaru, antaño habían sido muy amigos, confidentes el uno del otro. Aunque el mayor se metía mucho con él sabía que en el fondo podría recurrir a él para todo, y eso pasó cuando esa mañana Hikaru le mandó un mensaje diciéndole qué si necesitaban hablar, que le había notado algo extraño cuando hablaron del tema amor ayer por la tarde. Yaotome era el único que conocía todas sus expresiones faciales. Pero bueno, la quedada de hoy por la tarde también serviría para hablar de diversos temas. Además de conseguir despejar un poco los pensamientos.




Chinen por su parte intentaba hacer los deberes que le habían mandado en el instituto, con el tema de la reunión no había tenido tiempo. Aunque ahora también le estaba resultando complicado concentrarse en los estudios, Ryutaro le rondaba por la mente. Sabía que no debía estar pensando en él, pero era completamente inevitable no hacerlo.

Las palabras dichas ayer por el menor no hacían más que torturarle. Ciertamente el moreno no había dicho nada, tenía que reconocer que Morimoto hábilmente había desviado el tema, cosa que tendría que agradecerle. Porque sabía lo persistentes que podían llegar a ser Hikaru y Yabu, y cuando se juntaban en un mismo cometido era aún peor.

Dejó caer el lápiz encima de su libreta algo enfadado al no poder quitarse al menor de su mente. Desde la secreta quedada de ellos dos no se lo había podido sacar de la cabeza, recordando momentos, sensaciones. Reviviendo sentimientos que creía haber desechado, pero estaba confundido, el ver de nuevo al menor habían aflorado de su interior, haciéndole sentir mal, pues él no quería volver a caer en las garras de Morimoto. Si antes era poco influenciable, ahora lo sería mucho menos.

- ¡Aaaaah! – revolvió frenéticamente su cabello mientras dejaba escapar ese leve gritillo de frustración. No se podía permitir pensar más en el menor, no, debía evitarle a toda costa.



La hora de la cita de Yamada y Yuto llegaba, consiguiendo poner nervioso al mayor. Aunque realmente no era de importancia, pero tenía algo de nerviosismo al no saber cómo afrontar esta situación, de cómo poder decirlo sin que el menor pensase que aún sentía algo por Daiki. Se limitaría a explicarlo como mejor supiese, ya después Yuto lo pensaría como fuese.


Habían quedado en la estación, algo absurdo teniendo en cuenta que vivían cerca, pero querían mantener viva la chispa de la espera en la cita. Además de que ya lo habían hecho en la primera cita y esta no sería diferente. Como de costumbre llegó Ryosuke el primero, esperando como unos cinco minutos por el menor. Esa mínima espera hizo que su nerviosismo aumentase considerablemente, pensamientos como “se lo intuye, por eso no viene” pasaron por su mente fugazmente. Le sudaron las manos, ¿cómo era posible ponerse tan nervioso? ¡Por dios! ¡Tampoco era para tanto! Comenzaba a pensar que estaba siendo muy exagerado. Se pasó la mano por la frente ya que también le sudaba, sí, efectivamente, estaba siendo muy exagerado…

- ¡Yama-chan! – llamó alguien detrás de él sobresaltándolo y haciendo que se girase en dirección a la voz. Inhaló aire y le sonrió, verle correr hacia él sudado y algo intranquilo, le hizo relajarse. Ahora, sabía que Yuto no se enfadaría y le comprendería.

- ¡Llegas tarde! – dijo una vez que estuvo Nakajima delante de él respirando agitadamente y como siempre, se permitió ser consentido con Yuto. Éste tenía las manos apoyadas en las rodillas, mientras miraba al suelo con la espalda en paralelo a éste.

- Lo… siento. – trataba de tranquilizar su respiración, pero no podía. Había venido corriendo con todas sus fuerzas. – Perdí la noción del tiempo. Me quedé tirado en la cama pensando y se me pasó la hora. Lo siento. – se volvió a disculpar y se irguió una vez que la respiración hubo normalizado un poco.

Yamada sonrió tierno al ver la consideración que tenía el menor, sin duda atesoraría estos momentos toda su vida. Lo atento que podía llegar a ser, lo tranquilo, dedicado, enérgico y vivaracho… realmente necesitaba a una persona así a su lado.

- Tranquilo, no pasa nada. – ensanchó la sonrisa y el menor sonrió también. Ambos crearon inconscientemente un aura de tranquilidad y timidez alrededor de ellos. - ¿Vamos? – le preguntó tranquilo y aún sonriente. El moreno asintió y ambos caminaron por entre la gente para comenzar la cita.





**************************



- ¡Oh, vamos, Keito! ¡Cómo puedes ser tan paquete! – gritó escandalosamente Hikaru en los recreativos. Keito agachó la cabeza avergonzado, no por haber perdido, sino por las voces que su amigo estaba dando.

- Te he dicho que no soy bueno en este tipo de juegos… - habló recordándole lo que le había dicho nada más que el mayor había propuesto jugar a ese juego.

- ¡Pero es imposible tener ese nivel de manquedad! - volvió a arremeter contra el menor que solo miraba a otro lado distraído y acostumbrado. Pues en ese tiempo que llevaban separados Hikaru no había cambiado nada, seguía igual de infantil y abusón que antes. Y como siempre, él era su objetivo.

- Yo cuando digo que no soy bueno, es porque es verdad… - el mayor rió ante el comentario del castaño que hablaba ya algo incómodo. Le puso una mano en el hombro en signo de apoyo.

- ¿Por qué no vamos a tomar algo? – le preguntó Hikaru para desviar un poco el tema, ya que si seguía por ese tema no acabaría nunca. El menor sonrió y asintió.

- Conozco una buena cafetería por aquí cerca, suelo ir con Yama-chan a comer pastel. – sonrió. Ciertamente Yamada y él hacían tours de cafeterías, se podían tirar una tarde entera recorriendo todas las cafeterías que se les pasase por la mente o que viesen.

- Vale. – asintió el mayor sonriendo mientras retiraba la mano de su hombro y se encaminaban a la cafetería.

Cuando llegaron buscaron un sitio algo apartado de la gente y allí se sentaron. Curiosamente era al lado de un gran ventanal que daba a la plaza de la estación donde momento antes habían estado Yamada y Yuto. Y que sin saberlo, también estaban allí, en esa misma cafetería, culminando su cita. Ninguno de los dos, ni Hikaru ni Keito, habían visto a la pareja. Pero Nakajima sí se había percatado de que ellos habían entrado, más que nada por el sonecito de la campanilla de encima de la puerta.

Después de haber hecho su pedido, Hikaru y Keito quedaron un momento en silencio. Uno porque no sabía cómo iniciar la conversación y el otro porque sabía que el momento incómodo llegaba ahora.

- Vamos hablar claramente y sin rodeos. – habló por fin Hikaru después de varios minutos en silencio, un silencio que le incomodaba de alguna manera. - ¿Sufres mal de amores? –

Pues tampoco es una pregunta tan directa…” pensó Keito mientras rodaba la mirada para que así Hikaru se avispara y no tuviese que contestar él lo que era obvio. Tan obvio que el mayor se había dado cuenta el día anterior…

- Sí. Y lo peor es que le tengo que enfrentar quiera o no. – habló algo decaído. Pararon un momento la conversación ya que el camarero había llegado con sus bebidas y sus trozos de pastel.

Una vez que el camarero marchó, retomaron la conversación.

- ¿Puedo saber quién es? – le preguntó algo cotilla, aunque creía que con eso el menor podía liberarse un poco, porque intuía que aún no lo sabía nadie y que Keito había soportado toda la carga del amor él solo.

- Yuto. – contestó sin más mientras le daba un sorbo a su bebida, al igual que estaba haciendo Hikaru cuando le contestó. No escupió la bebida de milagro, cosa que Keito agradeció ya que estaba delante de él y podría haberse bañado en zumo de frutas.

- ¡¿Yuto?! – elevó un poco el tono de voz haciendo sobresaltar a Keito que le tapó la boca a la vez que se levantaba del asiento. Hikaru tenía los ojos abiertos de par en par, podía imaginarse cualquier persona pero no Yuto…

- Shhhh… - puso el dedo delante de sus labios en signo de silencio. – Baja la voz, ¿quieres que Tokio entero lo sepa? – ironizó el menor mientras volvía a sentarse y soltaba la boca. Hikaru parpadeó varias veces perplejo ante la noticia recibida.

- Bueno, ¿y por qué es mal de amores? – preguntó una vez que se recompuso. Keito suspiró y rodó la mirada, no sabía si tenía que contar esto, pues no era algo que le incumbiese. Pero, indirectamente este asunto le estaba afectando, así que tenía como un mínimo derecho a poder contarlo.

- Pues… porque tiene pareja. – intentó no añadir más información ya que aún seguía creyendo que no era un tema que él tuviese que hacer público y menos contar a alguien. Después de esas palabras volvió a reinar el silencio en la mesa, donde nadie se atrevía a romperlo.

Hikaru llevó un trozo de pastel a la boca mientras analizaba cada expresión del menor, intuía que la pareja de Yuto era alguien que ambos conocían, sino Keito se lo hubiese dicho desde un principio. Por lo cual, debía ser alguien del grupo o por lo menos un amigo que tuviesen en común.

- Ya veo. – dijo mientras daba un sorbo a su bebida y refrescaba la garganta, que después del dulce se lo agradecía. – Por eso tu cara ayer en la conversación… – dedujo Hikaru aún examinando el rostro de Okamoto. El menor simplemente asintió mientras él también le daba un trago al refresco.

Continuaron hablando pero de otros temas, ya que si seguían por ese tema acabarían por arruinar la tarde con silencios y situaciones incómodas.





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Unas mesas más allá hablaban y reían Yamada y Yuto, absortos a todo lo que les rodeaba. O por lo menos, uno de ellos no se percataba de lo que a su alrededor sucedía. El moreno, no paraba de intentar entender algo de lo que hablasen Yaotome y Keito. Quería saber de qué estaban hablando, un malestar inundaba su pecho al no saber de qué se trataba su conversación. Se sentía mal, algo oprimía su pecho. Tan concentrado estaba que Yamada se percató de la ausencia del menor.

- Yuto, ¿te pasa algo? – le preguntó preocupado al ver la cara del mencionado levemente girada hacia el lado derecho, izquierdo si hablaba del suyo. Éste al escuchar su nombre volvió a la conversación que “mantenía” con su novio. Parpadeó un poco y sonrió tratando de tranquilizar al castaño.

- No, no. – respondió agitadamente. Preguntándose el por qué de su tan ansiada curiosidad en el tema de conversación de sus amigos. Tan absorto estaba que no se había percatado de nada de lo que su adorado novio le había dicho. Algo le estaba pasando, algo que no le gustaba ya que estaba desatendiendo a Yamada, cosa que no quería por nada en el mundo.

- ¿Seguro? – su tono era preocupado. – Te noto algo ido, ¿has discutido en casa o algo? – se atrevió a preguntar totalmente preocupado por la distracción del menor. Pero solo obtuvo una sonrisa despreocupada por parte de Yuto. Solamente le quedó aceptar lo que el menor le decía.

- Y Yama-chan, ¿qué era eso que me tenías que contar? – le preguntó mientras le miraba intrigado y expectante a la respuesta del mayor que desvió la mirada algo incómodo.

- Verás, con motivo del regreso de Dai-chan, pues… - comenzó el tema como mejor le pareció, tenía que ser sincero y explicar las cosas como mejor fuese y sin malentendidos. – Quería saber si mi acercamiento a él te podría resultar molesto. – finalizó de golpe y sin rodeos, alargar la conversación sería cosa de tontos.

Yuto abrió los ojos, más allá de llenarse la mente con pensamientos celosos le sorprendió esa consideración que él mayor tenía por él. Le consultaba el hecho de que si mantenía una amistad cercana con Daiki le podría llegar a ofender. Eso le hizo sonreír a la vez que le miraba intensamente, pues Yamada aún no le había mirado a la cara.

- ¿Pero qué dices? – preguntó algo divertido y con una sonrisa en el rostro. – Eso no me lo tienes que consultar a mí. Eres libre de tener los amigos que quieras, ahí ni entro ni salgo yo. – acabó Yuto manteniendo la sonrisa. Ryosuke ante esas palabras del menor le miró sorprendido.

- Es que como es Dai-chan… pensé que te podría llegar a molestar. Como el abrazo que le di yo ayer… - explicó el mayor mirándole. Sentía alivio pues Yuto no se lo había tomado de una manera celosa ni a la defensiva, como él pensaba que lo haría.

- Pero es normal, ¿no? Yo ayer también le abracé, por supuesto que habría que abrazarle. Es un preciado amigo que vemos después de tres años. No me voy a sentir ofendido ni nada por el estilo porque tú seas amigo de él… - hizo una pausa en la que le dio un sorbo a su bebida y retomó el habla. – Es más, si no mantuvieses una amistad con Dai-chan, me sentiría mal, pues pensaría que es a causa mía que nos os habléis. – finalizó sonriendo despreocupado. Yamada sonrió también, ese tema había quedado zanjado ahí mismo y con una solución satisfactoria para ambas partes.

- Bueno, ¿qué tal si vamos a dar una vuelta? – le preguntó sonriente ya después de haber tratado el tema y sentirse más relajado y aliviado.

- Vale, ya me duele el culo de estar sentado. – apoyó Yuto mientras ambos se levantaban de sus respectivos asientos y se dirigían hacia la barra a pagar lo consumido. En el trayecto hacia la barra pasaron por al lado de la mesa de Yaotome y Keito quiénes se sorprendieron de verles allí.

- ¿Yamada, Yuto? – preguntó Hikaru con los ojos abiertos al verlos a ellos dos Yaotome miró a Keito para ver la reacción que éste tendría al ver a Yuto. Okamoto desvió la mirada al ver a la feliz pareja allí. Intuía perfectamente que estaban en una cita, por no mencionar que Yuto se lo había confirmado esa mañana.

Hikaru seguía mirando a Keito que parecía algo incómodo en esa situación. Podía intuir que la pareja de Yuto era Yamada, y que por eso Keito no se lo había dicho. Miró a la pareja que seguramente estaban manteniendo una cita y les sonrió. Ellos también le devolvieron la sonrisa.

- Valla, qué coincidencia encontrarnos aquí… - expresó Yamada con las cejas levemente elevadas del asombro.

- Ya te digo. – apoyó Hikaru. - ¿Ya os ibais? – preguntó con su insaciable curiosidad. Miró a Yuto que mantenía su mirada apartada hacia otro punto que no fuese la mesa. Arrugó el ceño como tratando de analizar lo que ese gesto quería decir.

- Sí, ya nos íbamos. – contestó Ryosuke al ver que Yuto no estaba por la labor de mantener una conversación, lo que le preocupó y extrañó a la vez.

A través del cristal que daba a un lado Hikaru y Keito, en frente de Yamada y Yuto, pasaba Daiki abstraído del mundo exterior escuchando música por sus auriculares. Miraba su MP4 en busca de su canción favorita, había salido a despejar un poco y nada mejor que pasear por la plaza de la estación abarrotada de gente.

Keito, que estaba mirando en esa dirección por la incomodidad que sentía al ver a la pareja, vio a Daiki sonriente escuchando música. Sonrió al ver el relajado rostro del mayor y decidió decir en voz alta que ahí estaba Daiki.

- Está ahí Daiki. – todos los demás presentes se giraron a mirar a Keito y luego a la dirección que marcaba su dedo índice. Todos sonrieron al verle feliz y tarareando la canción. Decidieron llamarle y que se apuntase a la “charla” que solamente estaban manteniendo Hikaru y Yamada.

- ¡Valla! – exclamó Arioka una vez que estuvo dentro del establecimiento con todos sonriéndole alegremente. – ¡Qué sorpresa encontraros por aquí! – elevó un poco el tono ante la sorpresa y alegría que le daba verles. Todos los demás ensancharon sus sonrisas. Yamada y Yuto, al igual que Daiki, estaban de pie al lado de la mesa.

- ¿Y tú? ¿Cómo es que te dio por salir solo? – le preguntó como siempre intrigado y cotilla Hikaru. Arioka sonrió y enseñó los dientes en el acto, como siempre. Yamada se quedó embobado mirando esa sonrisa que tiempo atrás le había traído loco.

- Necesitaba despejar la mente un poco… - susurró algo incómodo por la conversación, no quería revelar el verdadero motivo y así preocupar a sus amigos. Así que, lo omitió y sonrió. – ¿Y vosotros? ¿Planeasteis una quedada a escondidas del grupo? – regañó con los brazos en forma de jarra apoyados a ambos costados.

- Para nada. – respondió Yuto rápidamente con un tono molesto. – Solamente ha sido una coincidencia encontrarnos aquí. – aclaró y escupió las palabras algo molesto. Los demás se sorprendieron por el humor de perros que tenía Yuto. Yamada se le quedó mirando preocupado.

- Y nosotros estábamos en una cita. – sentenció Hikaru sorprendiendo al resto de presentes que le miraron con los ojos abiertos, inclusive Keito era el más sorprendido de todos, pues era la primera noticia que tenía. Yuto se le quedó mirando a Yaotome que también le miró aguantando esa penetrante mirada del menor.

- ¡N-No digas tonterías! – exclamó Keito sonrojado y tartamudeando un poco ya que aún no salía del asombro. Daiki puso una sonrisa pilla y miró a Okamoto.

- No trates de negarlo, Keito. – dijo Arioka mientras Yamada asentía apoyando sus palabras. Keito se hundió aún más en su asiento, no cabía de la vergüenza que sentía en ese momento.

- Eso Keito. – habló totalmente frío Yuto mirándole fijamente haciendo incomodar al nombrado. – No trates de negarlo. – sentenció con un tono frívolo. Daiki y Yamada apoyaron de nuevo esas palabras – Vámonos, Yama-chan, no tenemos nada que hacer aquí. Hacemos mal tercio en esta perfecta cita. – escupió las palabras molesto, estaba le que llevaba el diablo. Le daba rabia saber que al final Hikaru y Keito mantenían una relación sentimental.

Hikaru sonrió divertido al ver las expresiones y escuchar lo que Yuto había dicho. Eso solo demostraba una cosa, celos. Yuto estaba celoso, pero no quería admitirlo. Yamada corrió detrás de Yuto realmente preocupado, Daiki vio esa expresión en el rostro de Ryosuke y se extrañó. Esa expresión la ponía cuando ambos estaban saliendo y se preocupaba por él.

- Parece que esos dos son muy cercanos, ¿no? – preguntó Daiki sentándose al lado de Keito sin preguntar. Hikaru y Keito le miraron algo entristecidos, pues Arioka no intuía lo que estaba pasando, pero alguien se lo tenía que decir.

- Es normal, están saliendo. – sentenció Hikaru mirando hacia la puerta sin atreverse a mirar el rostro de Daiki en esos momentos. Éste abrió los ojos sorprendido de lo que acababa de escuchar.

¿Estaban saliendo? ¿Yuto y Yamada… estaban saliendo?



*Fin del cap. 8*


Muuuuy largo lo sé... pero es que como dije antes, quería reducir el número de capítulos. Además de que cada cosa va en su capítulo. Por ejemplo: en mi mente este es el capítulo donde Daiki se entera de la relación de Yamada-Yuto. Pero no sé por qué me llevó tanto.
Siento que sea tan largo y espero que les haya gustado ^^
Como siempre, a mi me encanta escribir esta historia.  

1 comentario:

  1. Awwww me está encantando, hace unos días comencé y me tienes enganchadita >3<!!
    Me gustaría decirte que escribes super bien, y te animo a que sigas con ello ^^!

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Si te ha gustado comenta! con tu comentario haces que me anime a escribir más! Gracias! ^^