Pareja del fic: Yamajima, y otras varias... aún no las tengo decididas. Tengo pensado entremezclarlas... ^^
Capítulo III
La mañana amanecía en Tokio y con eso los rallos del sol se infiltraban por una de las ventanas de la casa Nakajima. Uno de esos rayos daba directamente en el rostro de un chico profundamente dormido, molestándote en uno de los ojos. Haciendo que se despertase. Se sentó en la cama todavía dormido, se restregó los ojos para ver si así conseguía despertarse del todo. Notó como una molestia en el rostro, como si hubiese dormido encima de algo… Sobó la mejilla afectada. Se intentó mover cuando unas manos en su cintura se lo impidieron. Espera un momento, ¿manos en la cintura?
Yamada lentamente se fue girando, dado que estaba de espaldas a quien fuese que le retenía. Cuando se giró del todo ahogó un grito tapándose la boca para que la otra persona no despertase. ¿Qué hacía en la cama de Nakajima? Trató de recordar… pero solamente le venía a la cabeza cuando lo recogió borracho. Miró al menor que dormía tranquilamente mientras se aferraba a su cintura. Tenía el pelo esparcido por la blanca almohada, su respiración era tranquila y pausada. Verlo dormir tan tranquilamente le entra ganas de… dormir también.
¡Pero no podía! Tenía que hacer algo para salir de esa situación, no quería que Nakajima despertase y lo encontrase en su cuarto. Cogió con delicadeza una de las manos de él y la intentó apartar de él pero eso hizo que el menor se moviese incómodo. Eso alarmó a Yamada temiendo que el otro despertase, ¿cómo se podía haber dormido con él? Ya tenía que haber estado muy casando.
Aprovechó que el menor se movió para escabullirse y salir de los brazos que lo tenían prisionero. Suspiró tranquilo al verlo dormir tranquilamente, misión cumplida. Ahora solo quedaba salir de la habitación sin que los padres de Nakajima se enterasen de que habían dormido juntos. Meditó un plan, pero no se le ocurrió nada, simplemente; salir sin ser notado. Caminó de puntillas hasta la puerta y la abrió haciendo el menor ruido posible. Asomó un poco la a cabeza para examinar que no había nadie en el pasillo. Miró a ambos lados y poco a poco salió del cuarto, cerrando la puerta con suma delicadeza. Y lo peor era ahora, su habitación quedaba justamente delante de la de los señores Nakajima. De puntillas se fue acercando hasta su puerta y la abrió, ya tenía el primer pie dentro de su habitación.
- ¿Ryo-chan? – escuchó de repente detrás de él. La voz de la señora Nakajima hizo que pegase un brinco, estaba tan concentrado en no ser pillado que se le había olvidado que la madre ya podía estar despierta. Se giró y le sonrió nerviosamente, temiendo que le haya visto salir de la habitación del menor.
- Ah, Ohayo. – saludó lo más natural que pudo, pero por dentro estaba nerviosísimo. Le temblaban hasta las piernas. Estaba sudando frío temiendo que la señora Nakajima le riñese, o peor todavía… pensase algo que no era.
- ¿Te has levantado al baño? – le preguntó totalmente inocente la madre, ajena a todo lo que había sucedido la noche anterior, y ajena a que ellos dos habían dormido juntos. Yamada solamente sonrió aliviado al ver que no había sido descubierto.
- Hai. – mintió. La señora Nakajima solamente asintió y bajó las escaleras, ya que las había subido porque había escuchado pasos en el piso de arriba. Cuando Yamada no pudo verla entró apresuradamente a su cuarto para estar a salvo, una vez ahí suspiró sonoramente, aún mantenía dentro de él la adrenalina que había acumulado en esa misión imposible. Pero la misión había sido… – ¡Un éxito! – levantó el pulgar emocionado, no había sido descubierto.
Ahora… lo que le preocupaba sería la reacción que tendría Nakajima al despertarse. Suspiró. Eso era otro tema a tratar, pero de todo esto tenía la culpa ¡Yuto! El mal rato que le había hecho pasar ayer pensando que le había podido pasar algo y el mal rato que le había hecho para ahora, todo, ¡era culpa! ¡Se aseguraría de que el Nakajima se enterase de lo que pasaba cuando incomodas a Yamada! Aún no sabía cómo lo haría, pero lo haría.
Caminó hacia la cama y se echó bocarriba, con los brazos en cruz. Pero… era la primera vez que podía dormir tranquilo, no había tenido pesadillas, ni malos recuerdos, ni le había costado dormir. ¿Sería por haber dormido con Yuto? No, eso no podía ser posible. Solamente había acumulado cansancio y se durmió. Solo había sido eso. Se levantó y se encaminó hacia su baño para ducharse y despejar un poco la mente. Salió con la toalla en la cadera y una toalla en el cuello. Se dirigió a la cómoda para buscar la ropa que se pondría hoy.
Una vez que estuvo listo se dispuso a bajar para ir a desayunar, tenía hambre. Cuando bajó se dio cuenta de que no estaba el señor Nakajima y tampoco Yuto. Suspiró tranquilo al no tener que enfrentar a Yuto todavía, aunque sabiendo lo bebido que iba ayer tardaría en despertar.
Desayunó tranquilo con la señora Nakajima comentando las noticias. Le ayudó a recoger la mesa y se dispuso a ir a su cuarto para pensar qué hacer el resto del día.
- Ah, Yama-chan. – llamó la señora Nakajima cuando estaba subiendo las escaleras. Se giró para mirarla. – ¿Podrías despertar a Yuto-kun? – y lo finalizó con una cálida sonrisa. Yamada se tensó, ¿despertarlo? Tragó fuertemente y asintió. No sólo tendría que afrontarlo sino que lo tenía que despertar él. Subió los escalones que le quedaban y caminó por el pasillo.
Picó antes de entrar con la esperanza de que estuviese despierto, pero al no contestarle nadie supuso que seguiría durmiendo. Suspiró, llenándose de valor. Abrió la puerta lentamente. Y entró despacio, no sabía por qué estaba siendo tan minucioso si tenía que despertarlo. Cerró la puerta sin hacer ningún ruido y se acercó despacio a la cama del joven. Lo miró dormir se le veía tan tranquilo, tan feliz, tan despreocupado…
Instintivamente se acercó para verlo mejor, y estiró el brazo en dirección al rostro del pequeño con intención de acariciarlo. Tenía unos mechones del pelo tapándole un ojo, se los apartaría. Acercó su mano aún más para poder apartarlos. Con la yema de sus dedos rozó la sien de Yuto haciendo que una corriente eléctrica cruzase por su espina dorsal provocando que se le erizase la piel. Tocó el suave pelo del pequeño y se lo colocó detrás de la oreja, rozándola con sus dedos. Ese gesto hizo que el pequeño riese mientras movía la cabeza para apartar lo que fuese que lo estaba molestando.
Con ese ruido Yamada se dio cuenta de lo que había hecho, hasta ese momento que no se había dado cuenta de que su rostro estaba demasiado cerca del de Yuto, tampoco se había dado cuenta de cuándo se había sentado en la orilla de la cama. Parecía que había entrado en una especie de trance. Al ver que el menor se movía en la cama se asustó y se levantó de golpe para que Nakajima no notase nada fuera de lo normal.
El pequeño no se había despertado, suspiró aliviado. Pero eso solo quería decir que lo tenía que despertar él. Se acercó de nuevo a la cama y poniendo cara de molestia lo llamó, pero Yuto no reaccionaba. Lo llamó un poco más fuerte para que le escuchase, lo único que recibió como respuesta fue un quejido por parte del pequeño.
- ¿Pero qué eres? ¿Un bebé? – mencionó molesto mientras se colocaba las manos en la cadera en forma de jarra. Volvió a suspirar molesto y se acercó más para poner sus manos en el delgado cuerpo del menor y moverlo y así despertarlo. Pero no funcionó así que tuvo que moverlo más fuerte, teniendo más contacto con el cuerpo del menor. Y tampoco se despertó, solo recibió quejidos y gruñidos. – Menuda marmota estás hecho. – se quejó mientras volvía a la posición inicial, apartando las manos del cuerpo del pequeño.
Se estaba empezando a hartar y eso no era nada bueno, tenía muy mal carácter cuando se enfadaba. Optó por el mismo movimiento que antes pero esta vez lo haría más fuerte. Se acercó de nuevo a él y colocó sus manos en el cuerpo de Yuto, pero éste repentinamente se movió haciendo que el mayor perdiese el equilibrio y cayese encima de él. Con tal mala suerte de que Yuto se había despertado por el golpe recibido.
- ¿Qué haces? – preguntó malhumorado Yuto mientras lo miraba extrañado y algo molesto. Despertarse y ver a ese chico encima de él no era nada agradable.
- Te estuve llamando y no despertabas. – se quejó el mayor aún encima de él. Estaba sonrojado porque la situación era comprometedora. Estaba encima de la parte inferior del cuerpo de Yuto.
- ¿Y como no lo conseguiste optaste por espachurrarme tirándote encima de mí? – murmuró molesto el menor mientras se pasaba una mano por el pelo despeinándose. Yamada se molestó por el comentario que Yuto había hecho.
- ¡No fue a propósito baka! – elevó el tono de voz molesto. Aún seguía encima de las piernas de Yuto, pero se le había olvidado ya que Yuto le estaba sacando de quicio, otra vez.
- Vale, estás demostrando que eres bastante torpe. – se volvió a quejar el pequeño malhumorado. – A propósito, ¿te puedes levantar? Se me han dormido las piernas. – se quejó intentando mover una de las piernas. Yamada reaccionó levantándose rápidamente, lo hizo tan rápido que perdió el equilibrio y cayó de culo. En un intento de agarrarse a algo para no caer tiró todo lo que había encima de la mesita de noche de Yuto.
- Ittee… - se quejó mientras se sobaba la parte afectada. Yuto solo lo miró molesto mientras le miraba fijamente.
- ¿Quieres no destrozar mi habitación? ¿No tenías suficiente con aplastarme a mí? – se volvió a quejar Yuto. Al parecer su humor cuando despertaba era detestable y eso lo estaba comprobando Yamada ahora. – Pero mira que eres torpe. – repitió el menor mientras se destapaba y ponía los pies en el suelo.
- ¡¿Quieres dejar de llamarme torpe?! – exclamó molesto el mayor mientras lo miraba furioso. – Ha sido un accidente ¡un accidente! – le recalcó para que dejase de llamarlo torpe. Él no era torpe para nada, era todo ese chico que tenía mala suerte. Se levantó enfadado dándole una mirada matadora.
- Espero que recojas eso antes de irte. – sentenció el más alto mientras se dirigía al baño para darse una ducha y despertar del todo.
Una vez que Yamada estuvo solo en la habitación, arrugó la nariz mientras apretaba los labios. En un intento de hacerle burla. Se agachó para recoger las cosas que había tirado y vio que había sido una caja con algunas pertenecías del pequeño, esas pertenecías eran cartas que al parecer estaban abiertas, pero metidas en el sobre. La tentación de leerlas pasó por su cabeza pero al meditarlo otra vez, prefirió no hacerlo.
Escuchó el ruido del agua en el baño y pudiendo más la curiosidad que la razón, se sentó en la cama a leer las cartas que había. Se sorprendió de lo que leyó, eran cartas de amenaza, amenazas de muerte. Yamada abrió los ojos de la sorpresa y puso una mano en su boca que tenía forma de “o”.
¡Como me vuelva a enterar de que te acercas a mi hermano, te parto las piernas! ¡¿Entendiste?! Yo sé de qué calaña son los chicos como tú. Asique enterado estás, como te acerques a él, no tendré ningún reparo en ir hasta tu casa a buscarte.
Avisado estás. T. Y.
Y así acababa una de las cartas. Miró la puerta para asegurarse de que Yuto no salía y cogió otra carta. Esa también era de amenaza, al parecer todas de la misma persona. Por lo que había leído, Yuto había tenido una “aventura” con el hermano de ese tal “T. Y.” y el pobre chico se había enamorado de Nakajima. Guardó esa carta en su correspondiente sobre y siguió con la siguiente y así hasta leer la última. Estaba tan absorto en la lectura que no había notado cuando Yuto cerró el agua y había salido del baño.
- ¿Qué haces? – preguntó el menor desde el umbral de la puerta. Yamada se sobresaltó, pegando un brinco. Guardó la carta como pudo en su sobre. – Te he dicho que qué haces. – repitió mientras se acercaba a él, hasta llegar a ponerse a su lado. A Yamada no le había dado tiempo a dejar la caja en su sitio cuando Yuto estuvo a su lado.
- Nada. – habló rápidamente mientras dejaba la caja en su sitio. –Me dijiste que lo recogiese y eso estoy haciendo. – mintió algo nervioso. Si Yuto lo pillaba husmeando en sus cosas se pondría hecha una furia.
El menor se acercó a la caja, vio que había una carta que estaba medio fuera, ató cabos y se dio cuenta de lo que Yamada estaba haciendo mientras él se estaba duchando.
- Mentiroso. - murmuró. Yamada no le pudo oír y le pidió que repitiese lo que había dicho. – ¡Estabas leyendo mis cosas! – el mayor se sorprendió, ¿cómo podía haberlo pillado? Si cuando guardó las cartas estaba de espaldas a Yuto.
- ¿Q-Qué? – preguntó nervioso el mayor, tenía algo de miedo por ser descubierto. No quería que Yuto se enfadase con él, básicamente, porque si no sería peor la convivencia.
- ¡¿Quién te ha dado permiso para leer mis cosas?! ¡¿Eh?! – le encaró ferozmente. Ryosuke se asustó y se inclinó un poco más en la cama para no tenerlo cerca y tener algo de espacio personal. – ¡Contesta! – ordenó el menor.
- N-Nadie… - respondió desviando la mirada. No sabía cómo afrontar la mirada que estaba recibiendo por parte de Yuto. Además, tenía todo el derecho del mundo para enfadarse, había leído cosas privadas del menor. – P-Pero aún así… creo que deberías decírselo a alguien. – habló aún con la mirada desviada. – Te están amenazando… tienes que ir a la policía. – continuó hablando el mayor aún sin mirarle, no sabía cómo afrontarlo. – Si quieres yo puedo… - pero fue interrumpido por el menor que lo había cogido por el brazo levantándole de la cama y arrastrándole hacia la puerta. Abrió la puerta con intención de echarle fuera.
- ¡No necesito tu ayuda! – gritó mientras lo empujaba hacia el pasillo y cerró la puerta bruscamente haciendo que sonase demasiado fuerte.
La señora Nakajima se asustó del portazo que había escuchado y se asomó para ver qué pasaba.
- ¿Ryo-chan? – preguntó la señora Nakajima mientras se secaba las manos ya que la habían interrumpido cuando estaba lavando los platos. Yamada giró el rostro para mirar a la señora Nakajima y le sonrió despreocupadamente.
- Mal despertar. – mantuvo la sonrisa hasta que la señora Nakajima se dio por satisfecha y volvió a su labor. En cuanto la mujer hubo desaparecido, Ryosuke quitó la sonrisa y se encaminó cabizbajo a su cuarto, pensativo.
Cuando llegó a su cuarto, cerró la puerta y se recostó en su cama boca arriba. Tapando sus ojos con su antebrazo, creando una sombra en sus ojos.
- Baka. – se insultó a sí mismo. No encontraba otra palabra para describirlo en ese momento, ¿cómo se le había ocurrido fisgonear en las cosas de los demás? Pero, ahora todo eso le tenía muy preocupado.
Yuto estaba siendo acosado, ¿por qué no se defendía? O por lo menos, ¿por qué no lo denunciaba? Estaba en todo su derecho. Aunque el haber mantenido relaciones sexuales con alguien y luego tirarlo por la borda o hacer como si no existiera esa persona, era algo muy duro, pero de ahí… a llegar a amenazar a una persona… había un tramo.
De repente unas ganas enormes por ayudarle le entraron, ¿por qué se preocupaba tanto por él? Se habían tratado mal mutuamente, no se soportaban, no podían convivir juntos y aún así, quería ayudarlo. ¿Cómo podía ser eso posible? ¿Realmente era tan buena persona? Una cosa tenía clara, haría algo por ayudarlo. Pero, ¿el qué? Lo primero que le rondó por la mente fue; insistirle para que denunciase y eso haría, no sabía qué otra cosa hacer. Cuando se le ocurriese una mejor idea la haría.
Pero insistirle ahora sería mala idea, mejor esperar hasta hoy por la noche, o mejor hasta mañana. Ahora mismo Yuto estaba muy enfadado con y él y sacarle el tema de nuevo no era del todo una buena idea.
- ¡Yosh! – dijo decidido mientras se levantaba y apretaba el puño en alto, en signo de determinación. Pero la determinación se fue cuando escuchó a Yuto salir de su cuarto dando un gran portazo. – Sí que está enfadado. – pensó en voz alta Yamada. – Mejor lo dejo para mañana. – dijo bajando la mirada apenado.
Sabía que haber mirado sus cosas estaba mal, incluso leer su correspondencia era delito, pero eso le serviría para ayudarle, aunque no se dejase. Porque parecía ser que Yuto era muy testarudo cuando se lo proponía.
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Tranquilamente habían pasado la tarde y la noche en la casa Nakajima. Bueno lo “tranquilo” que había sido era muy relativo. Ya que a Yamada se le ponían los pelos de punta cada vez que Yuto lo miraba furioso, realmente estaba enfadado con él. Bueno, pero en algún momento se le pasaría ¿no?
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La noche había pasado y la mañana asomaba por el horizonte, haciendo que los rayos de sol le despertasen. Era lunes y como tal, tenía que levantarse más temprano, para alistarse y llegar a tiempo. Se desperezó y abrió los ojos mirando alrededor, buscando el despertador, este marcaba las 7 y cuarto, ¡iba tarde! ya que entraba a las 8:00.
Casi por milagro logró llegar pasar el muro del colegio a tiempo, antes de que cerrasen la verja. Puso sus manos en sus rodillas, recobrando el aliento. Mirando al suelo notó como las gotas de sudor rodaban por su frente. Se irguió y sacó un pañuelo de su bolsillo trasero del pantalón y se lo pasó por la frente para secar el sudor.
- ¡Yama-chan! – gritó una voz que le resultaba conocida detrás de él. Se giró aún con el pañuelo en la frente y respirando algo agitado, aunque ya se estaba calmando la respiración. Vio al mismo chico pequeño con el que había hablado en el mercado. El “chibi” aún estaba lejos de él, por lo cual tuvo que correr para acercarse a Yamada.
- Oh… - no podía acordarse del nombre, le daría algo de vergüenza que éste se acordase de su nombre y él no acordarse del de él. – Chinen Yuri-kun. – fugazmente se acordó del nombre que el propio susodicho le había dicho. Solo que por las prisas había dicho el nombre completo…
- ¿Chinen Yuri-kun? – claramente era una pregunta retórica, acto seguido Chinen comenzó a reírse. – Con Chinen o Yuri vale. – después de la pausa que hizo para poder hablar, comenzó a reírse de nuevo. Ryosuke se sonrojó mirando al suelo, escondiendo su rostro.
- E-Entonces te llamaré… Chinen. – decidió el mayor algo sonrojado todavía, aunque la pena del momento ya se le había pasado. Para suerte del mayor la campana sonó, iniciando las clases, así el menor no podría seguir riéndose de él.
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Las tres primeras clases ya habían pasado, con esto se daba por finalizada la primera parte del horario, ahora, para descansar un poco tenían la hora de descanso. Así que Ryosuke decidió ir, como siempre, a la azotea a comer tranquilo. Pero antes de que saliese al pasillo Yuri lo interceptó, impidiendo que siguiese su camino.
- ¡Ah, Yama-chan! ¿Te gustaría venir a comer conmigo y unos amigos? – le preguntó poniendo ojitos de cordero degollado. A Ryosuke esa mirada no le ablandeció para nada, pero no quería ser maleducado asique aceptó.
Los dos se dirigieron a una especie de campus, bajo la atenta mirada de Yuto, que no había perdido de vista a Yamada desde el inicio de las clases. Y más al saber que éste se relacionaba con… Chinen Yuri.
Ryosuke escuchaba todo lo que Chinen decía. El más bajo no paraba de sacarle temas de conversación y Yamada solamente contestaba cuando se le preguntaba. Le parecía extraña la personalidad de Chinen ¿cómo podía hablar tan tranquilo con él, sin ni siquiera conocerse?
- ¡Dai-chan~! – gritó el menor levantando el rostro. En el trayecto al “campus” Chinen le contó que su instituto compartía campus con la universidad de al lado. Ambos establecimientos regidos por la misma familia. A causa de eso los amigos con los que se iban a encontrar eran universitarios, eso quería decir… senpais.
- Hola chicos. – saludó Chinen una vez que llegó la mesa en la que estaban sentados. Hoy hacía buen día asique habían decidido sentarse fuera, en la terraza de la cafetería.
- Hola Chinen. – devolvieron el saludo ellos. Eran 4 chicos, a cada cual más diferente que el anterior. Pero aún así parecían buenos amigos.
- ¿Quién es este chico? – preguntó el que parecía ser el mayor de todos. Se sabía por la amabilidad con la que le había hablado. Claro estaba que si era un chico más o menos de la su edad no lo trataría como un niño pequeño a Chinen.
- Ah, un alumno nuevo de mi clase. – sonrió mientras los dos menores se sentaban en la mesa. A Ryosuke le había tocado al lado de… ¡otro chibi! El chico de al lado no parecía ser mayor que él, incluso sentado podía estimar que medía poco. Chinen lo miró diciéndole con la mirada que se presentase.
Ryosuke los miró uno por uno, todos esperando escuchar su nombre. Realmente eran muy distintos entre ellos, había uno que emitía un aura de diversión, otro de peligro, otro de ternura y por último, otro de amabilidad.
- Yamada Ryosuke. – se presentó finalmente. Bajando la mirada algo apenado. No sabía qué reacción iban a tener los senpais respecto a él.
- ¡Vaya empezaba a creer que eras mudo! – expresó el que tenía el aura de diversión. Ryosuke lo miró, parecía fácil hablar con él. Los demás sonrieron al comentario del de pelo rubio. – Soy Yaotome Hikaru, por cierto. – le sonrió alegremente.
- Ignora a este baka. – habló el que estaba a un lado de Yaotome. Ignorando el grito de Hikaru por haberlo llamado baka, continuó hablando. – Yabu Kota. – y le revolvió el pelo al ver que Yamada estaba incómodo. Chinen sonrió alegre al ver que sus amigos se llevaban bien, aunque todavía faltaba por ver la reacción de dos de ellos.
- ¡Arioka Daiki! – y acompañado de esas palabras vino una enérgica sonrisa y un apretón de manos. Yamada lo miró extrañado, ese chico era muy… ¿enérgico? Sí, se podría decir así. En diagonal a él, al lado del mayor de todos, Yabu, estaba en que emitía el aura de peligrosidad. Era algo serio y parecía que nada le causaba gracias, es más, en todo el “diálogo” no había hablado nada. Era muy diferente al chico que tenía al lado de él.
- Vamos, Yuya preséntate. – “ordenó” Chinen mirando hacia el nombrado. El chico que respondía al nombre de “Yuya” puso su mirada en el más pequeño, clavándola fijamente en los ojos de Chinen. Este le mantenía la mirada, parecía que se conocían muy bien. Yuya miró a Ryosuke, esto hizo que el menor se pusiese recto y le mirase tímidamente.
- Takaki Yuya. – dijo igual de serio que antes. Yamada asintió y no dijo nada. Chinen sonrió alegre, al menos había conseguido que Takaki se presentase. Los otros tres sonrieron también, Yuya no era muy bueno consiguiendo amigos.
- Bueno, pues ya estamos todos presentados. – dijo finalmente Daiki sonriendo alegremente, sonrisa a la que Yamada ya se estaba acostumbrando. Era una sonrisa muy radiante, muy enérgica, muy… encantadora. Sí, esa podía ser la definición. – ¡Oh! – gritó sorprendido Arioka. Yamada se asustó, ya que estaba mirando para Arioka en ese momento. El grito le había parecido tan inesperado que pegó un brinco en el asiento.
- ¿Qué te pasa, ahora? – preguntó Hikaru mientras dejaba de mirar el móvil, con el cual estaba jugando. – ¡Ah! ¡Perdí! – se quejó malhumorado Yaotome mientras miraba incrédulo el móvil. Era el segundo nivel, no podía haber perdido…
Yamada extrañado siguió mirando a Daiki que aún tenía en el rostro la sorpresa. Como aún no le había respondido a Hikaru decidió preguntar él mismo.
- ¿Qué pasa, Arioka-senpai? – tímidamente preguntó. Aunque Daiki parecía un chico abierto a nuevas amistades, Ryosuke aún no era capaz de hacer amigos tan rápidamente.
- ¡Yuto-kuun~! – gritó Daiki mientras apoyaba las manos en la mesa, levantándose. Elevó un brazo y movió la mano agitadamente. Hasta para los saludos empleaba mucha energía. Un momento, ¿Yuto? ¿Nakajima Yuto?
- Oh, oh. – escuchó decir a Yabu. Yamada miró al que había hablado. El tono que había empleado le parecía extraño. – Problemas… – susurró el mayor. Ryosuke se extrañó de lo que había escuchado, ¿qué significaba?
Después rodó su mirada hasta “Yuto” para verificar que era Nakajima. Y sí, era su compañero de casa. ¿Takaki tenía problemas con Yuto? ¿Es que Yuto no tenía bastante con los problemas de las amenazas? Vio como Yuto lo miraba, después de haber saludado a Daiki, ambos se mantenían la mirada. Yuto se dirigía a su mesa… ¿qué haría? No quería que ellos supiesen que estaba viviendo con él, sólo le traería problemas a los dos. Se levantó rápidamente, sorprendiendo a todos.
- Gomen, me he acordado que tengo algo que hacer. – y se dio la vuelta, caminando en dirección contraria a Yuto. Caminaba rápidamente, llegando al interior del instituto en un abrir y cerrar de ojos. Siguió caminando hasta los baños. Entró y cerró la puerta.
- Pero, ¿qué estoy haciendo? – se preguntó mirando su reflejo en el espejo. En él veía a un chico, apurado, desesperado por escapar, pero… escapar… ¿de qué exactamente? No entendía nada.
- El tonto bobo. – respondió alguien a su pregunta detrás de él. Se giró rápidamente para ver quién había hablado y se sorprendió de ver allí a Yuto. ¿A qué velocidad caminaba ese hombre?
- Era una pregunta retórica, no tenías que responder. – arrugó el entrecejo al ver la sonrisa burlona en el rostro de Nakajima. No se habían hablado en todo el día y ahora le hablaba para meterse con él.
Yamada vio que la conversación iba al mismo sitio de siempre, a una discusión. Y ahora mismo, no tenía ganas. Asique para evitar su malhumor, prefirió salir, pasando por al lado de Yuto y abriendo la puerta para salir. Pero un brazo, que le pasó por un lado de la cabeza, cerrando la puerta.
- Asique… primero me quieres ayudar… y ahora me traicionas. – susurró el más alto en su oído. Un escalofrío recorrió toda su espina dorsal, haciendo que se sonrojase. Se giró con los cachetes algo rosados, sorprendiendo al menor.
- ¿Q-Quien te ha traicionado? – trató de sonar molesto, pero el tartamudeo se lo impidió. Yuto sonrió de medio lado, arrogante de lo que un susurro suyo podía hacer en el pequeño cuerpo de Yamada.
- Tú. – respondió acercándose un poco más, colocando el otro brazo en la puerta, acorralando a Yamada entre su cuerpo y la puerta. A Yamada le incomodaba la cercanía que estaba cogiendo el menor, pero no podía escapar. Se apegó todo lo que pudo a la puerta, pero no consiguió aumentar la distancia entre ellos.
- ¿Cuándo? – aún seguía sonrojado, lo podía sentir, pero al menos, el tartamudeo se había ido. Se miraban fijamente, Yuto miraba al mayor intensamente, aguantando la sonrisa orgullosa, puesto que el mayor seguía sonrojado.
- Antes, en la mesa estaba el autor de esas cartas. – le susurró en el oído haciendo que otro escalofrío recorriese su espalda, aumentando el sonrojo. ¿El autor de esas cartas era uno de ellos cinco? ¿Quién era?
- ¿Qué? ¿Quién es? – le preguntó interesado. Las ganas de ayudarle volvieron a él pero, ¿por qué? No lo entendía. Pero bueno, no era tiempo de raciocinio era tiempo de actuar ayudando a Nakajima.
- Takaki Yuya. – respondió sin titubeos. Bueno… las iniciales coincidían, y las palabras dichas por Yabu también corroboraban que el autor estaba en esa mesa.
- ¿Takaki-senpai? ¿Tiene un hermano? – le preguntó extrañado. Se había olvidado de lo cerca que Yuto estaba… aunque Yuto también, pero no cambiaba la posición.
- Así es. Aunque no es un hermano de sangre… y ese hermano estaba en esa mesa. – Yamada abrió los ojos desmesuradamente, ¿había hablado con el chico que estaba enamorado de Yuto? ¿Quién era? Era no único que le interesaba y la pregunta no paraba de repetirse en su cabeza. – Chinen Yuri. – respondió Yuto sonriendo.
- Chinen… Yuri. - ¿Chinen era el chico con el que Yuto se había acostado? ¿Chinen era el chico que se había enamorado de Yuto y éste lo había dejado al olvido?
Continuará...
Ja ne, Mimi-chan desta!! ^^
Wiiiiiiii~ Lo seguiste~
ResponderEliminarNo debería de haber leido su correo pero así sabe que lo amenazan, Yuto no es que sea de muchas palabras...
uyuyuyuyuyuy Takaki es el malvado que va detrás de Yuto *-* Me los imagino a los 2 peleándose sin camisa *////* (?)
Chinen me parecía sospechoso y ahora ya se porque... Aunque el que se alegra mas de ver a Yuto es Daiki y eso que él solo es hacerlo con él, nee?
Me encanta cuando se pone tan cerquita del otro *-* Conti cuando puedas!!!
Noooooo!!!! Yuto y Chinen tuvieron una noche de adrenalina o_O___Bakaki es el k amenaza a Yuto O.O___no se porque pero creo k Daiki siente algo por Yamada ;-) __
ResponderEliminarasdasdasdasdasdas escena yamajima <3 __amo la forma coqueta de Yuto el si sabe como encender a Yamada <3 __espero por la contii así k Gambatte!!!__espero y mi comentario se publique yak estoy desde mi móvil :-)
OMG DDD:!
ResponderEliminarEl fic está muy interesanteeee *0*
La relación de odio-amor me gusta mucho xDD!
Takaki es hermanastro de Chinen :O presiento como que a Takaki le gusta Chinen pero a Chinen le está empezando a gustar Yamada(? e.e
Hahaha ya me ando haciendo ideas xD! pero de verdad está muy interesante *-*
Escribes increíblemente genial >u<!
No me puedo creer lo de yuto y chinen ,incluso imaginaba yamachii pero en la vida nakachii,eres increible,me he quedado absorta en la lectura,escribes de fabula y esta historia simplemente esta alucinante-sin palabras- me encanta que yamada se sonroje cuando siente cerca a yuto y...me encanta que yuto lo acorrale y le susurre al oido Kyaa lo amo >///<4
ResponderEliminarme encantaria que hubiera algo de ariyama,por lo menos para dar celos a yuto o algo por el estilo¡¡¡Pero en serio,escribes de fabula,no seras alguna escritora haciendose pasar por una loca adolescente yaoijaponizada?¿
Te amodoroo,y porfavoooor continualoooooooo,cada vez se pone mas interesante, no puedo esperaar >///<
jajajajaja te puedo aseguirar que no soy una escritora profesional. Me alagas con tus palabras la verdad. Además haces que mis animos por escribir suban! >.<
EliminarYo también te amodoro (Te lo robé ^^)
OMG OMG OMG Mimi-chan por qué no haz subido mas!?
ResponderEliminarme tienes en completa intriga ^°^
Como que el chico que amaba a Yuto-rin era Yuri? pobre de mi Chii TT^TT
Te esta quedando genial!
Tienes que continuarlo! >w<
waaaaaaaaaaaaaaa!!!!! me encanta *O* esta genial!! waaa!! yuya protegiendo a chii~~<3 tan lindo!!! me encanta!!! *O* quiero conti
ResponderEliminarYo necesito ;_; la continuación de este fic, lo necesito ;3; sé piadosa y concédemelo como regalito de futura navidad(?) x'D
ResponderEliminarAdemás solo haber sido nombrado el NakaChii, aish, muero de amor ;_; NakaChii♥ aunque yuto seguro se lo hizo con fuerza 1313(?) y aunque no haya más que eso sfsdfsdsf no se puede evitar! Y luego el YamaJima y las situaciones y en si la personalidad chachicool de Yuto *_* me gusta mucho~♥por fa~aunque ponga que está pausado(?) sé buena ;_; ♥