Bueno aquí traigo uno de los one-shot que había dicho, lamentablemente tendré que ponerlos antes de que me marche, porque mi hermano quiere formatear el ordenador y tengo que tener todos los archivos fuera del ordenador para el día antes de que me marche. Entonces iré poniéndolos durante estos días.
Espero que les guste. ^^
Título: Mírame solo a mí.
Parejas: Yama-jima.
Autora: Mimi-chan
Extensión: One-shot 10 págs del world.
Género: Drama, Romance.
Comentario de la autora: Disfruten de esta linda historia ^^. No sabía muy bien como llamarla, así que opté por este nombre, aunque no guardan mucha relación. Aunque si te fijas sí tiene algo de relación el título y la trama. Bueno, no los entretengo más. ^^
Como siempre caminaba de regreso a casa después de haber trabajado. Su casa le quedaba algo retirada de la agencia, pero nada podía hacer. Además, quería estirar un poco las piernas, y algo de aire libre tampoco le iría mal.
De pronto su celular empezó a sonar, supo quién llamaba por la melodía que sonaba, la había puesto específicamente para él.
- ¿Moshi, moshi? – respondió haciéndose un poco el tonto para que él dijese su nombre.
- Yuto. – habló con su inconfundible voz. – Soy yo, Ryosuke. – finalizó para ponerle al corriente de quien era. Yuto quedó feliz al ser pronunciado su nombre por esa voz tan perfecta.
- Ah, dime. – dijo sonriente mientras caminaba por las oscuras calles.
- Solo quería avisarte de que no podré acompañarte hasta casa hoy. – al parecer Yamada todavía no sabía que hacía como 20 minutos la jornada laboral ya había acabado.
- Me lo suponía al no verte en la entrada. – respondió contento de que Ryosuke se preocupase por él.
- Lo siento. – se disculpó al no poder acompañarlo. Se lo habían prometido, desde que al más pequeño le sorprendieron en plena calle, amenazándole con una navaja.
- Tranquilo no pasa nada. – le restó importancia. – Te preocupas demasiado. – sonrió contento al verlo tan preocupado por él. – Además, ya he crecido, nadie se atrevería a meterse conmigo, con lo alto que soy. – dijo divertido, pero no escuchó ninguna risa por parte del mayor. Suspiró. – Que no pasa nada. – intentó tranquilizar el menor.
- Si tú lo dices. – aún seguía preocupado. – Mañana te prometo que no te fallaré. – prometió el mayor al otro lado de la línea.
- Vale. – terminó por aceptar. Sabía de sobra que Yamada no pararía hasta que no estuviese tranquilo. – ¿Y cómo es que no has podido venir? – eso le tenía confuso, el mayor no le había dicho nada de que marcharía.
- Es que Chinen me dijo que su madre quería verme. – parecía una excusa barata, pero no le quedaba de otra que aceptarla. No le parecía mal que Ryosuke le dejase para ir con Chinen, no, él no era ese tipo de persona.
- Ah, asique fue eso. – Yuto rodó sus ojos algo triste, pues a lo mejor algo de envidia sí que le daba. Pero estaba siendo egoísta, él lo tenía todos los días de regreso a casa, porque un día no estuviese con él no pasaba nada ¿no?
- ¿Estás enfadado? – preguntó Ryosuke algo triste. Yuto sonrió, tenía que reconocer que le gustaba que Ryosuke estuviese todo el día pendiente de él. Le gustaba eso, y mucho.
- No. – contestó manteniendo aún la sonrisa. – ¿Y sólo hablaste con la madre de Chinen? – preguntó en un tono pícaro haciendo que el mayor se incomodase.
- ¡Baka! – gritó Yamada, tanto que el menor tubo que apartar el teléfono del oído de lo alto que había gritado. – ¡No digas tonterías! ¿Qué podríamos hacer? – Yuto sabía perfectamente que ahora Yamada debía tener las mejillas sonrojadas.
- No sé… - respondió pícaramente. – ¿Aún estás en casa de él? – le preguntó para cambiar de tema. El insinuar tales cosas hacía que un malestar se implantase en su pecho.
- Eh… sí. – había tardado un poco en contestar por lo que supuso que Yamada no se lo quería contar, cosa que le extrañó.
- Ah, entonces no te entretengo más. – habló muy a su pesar, le encantaba hablar por teléfono con Ryosuke pero ahora estaba en casa de alguien más y seguramente que si hablaban mucho Chinen no tardaría en auto-invitarse a la conversación.
- No, tranquilo. – a decir verdad Yamada tampoco quería cortar la llamada. Yuto sonrió al darse cuenta que, otra vez, Ryosuke estaba siendo muy atento con él.
- No pasa nada. Estás en casa de Chinen asique, te dejo en buenas manos. – sonrió aunque Ryosuke no le pudiese ver. – Bye, bye. – se despidió, esperó a que el mayor se despidiese y colgó.
Cuando se dio cuenta ya estaba a la entrada de la estación del metro. Sí, la agencia quedaba bastante lejos de su casa. ¿Era así de largo el camino a su casa? Cuando iba con Ryosuke el camino se le había más corto de lo que ahora parecía. Estaba confuso.
Finalmente después de 30 minutos llegó a casa donde su madre lo esperaba con una alegre sonrisa. Subió por las escaleras y se dirigió a su cuarto. Pero cuando pasó por una de las puertas, unos brazos le rodearon sorprendiéndole bastante. Tanto que dio un pequeño grito.
- ¡Nii-chan! ¡Okaeri! – escuchó una voz donde su cintura. Bajó la vista y vio ahí a su hermano pequeño. Sonrió y le revolvió su largo cabello.
- Raiya. Tadaima. – contestó aún revolviéndole el cabello. – Tienes que cortártelo ya eh. – chinchó el mayor haciendo que el pequeño hiciese un puchero tierno mientras se despegaba de su hermano.
- ¡No me lo pienso cortar! – le sacó la lengua y corrió hacia su cuarto cerrando la puerta. Yuto sonrió divertido. Su hermano y él tenían muy buena relación, era increíble lo bien que se podían llevar dos personas y lo mucho que se podían llegar a querer.
Caminó hacia su cuarto y dejó la mochila encima de la cama. Y se encaminó hacia su baño para darse una ducha, estaba cansado la práctica de ese día había sido muy dura.
Después de la relajante ducha abajó a cenar y una vez que ya había acabado y con los dientes limpios se dirigió a su cuarto para acabar el día, pero como siempre Ryosuke le llamó para hablar. Todas las noches era lo mismo, cuando no llamaba Ryosuke le llamaba Yuto. Y solían pasar una hora entera hablando.
~Al día siguiente~
Ya todos se encontraban en la sala de ensayo designada a Hey! Say! JUMP! Cada grupo tenía una diferente y los Johnnys Jr. Te una mucho más grande para ellos. Estaban esperando las instrucciones de su mánager para saber qué canciones bailar.
- Yuto. – llamó Keito mientras se acercaba a él y le ponía la mano en el hombro.
- Oh, Keito-kun. – saludó con su enérgica sonrisa de siempre. – ¿Qué tal? – le preguntó mientras los dos se dirigían a una mesa con cuatro sillas que había al fondo de la sala.
- Muy bien, con ganas de saber qué vamos hacer. – respondió contento el mayor devolviéndole la sonrisa.
- Te has levantado muy enérgico hoy ¿verdad? – comentó divertido el pequeño escapándosele una risilla. Keito solamente asintió a esa afirmación, ese día se había levantado con más ganas de lo normal.
- ¿Ha habido algún avance con Yamada? – le preguntó directamente Okamoto. Esa pregunta tan directa hizo que se atragantase con el agua de su botella. Acto seguido tosió mientras se pegaba golpes en el pecho. – ¡Tranquilo! – exclamó Keito sonriendo al ver cómo se había puesto el menor.
- ¡Pero tú te crees...! – fue interrumpido por el mayor que hizo un signo de silencio poniendo su dedo índice delante de sus labios. – ¿Pero tú te crees que es normal preguntármelo de esa forma? – se quejó en un tono más bajo.
- ¿Entonces? ¿Cómo te lo pregunto? – Keito se encogió de hombros confuso. No sabía otra forma de formular esa pregunta.
- Pues no sé… pero tan directamente no. – se volvió a quejar Yuto.
- Vale, vale, ya entendí. – acató el mayor ante la repentina riña que le había caído por una simple pregunta. – ¿Pero hubo algún avance? ¿O no? – volvió a retomar la pregunta. Ante eso Yuto solo pudo negar con la cabeza y acercar más su silla a la de Okamoto para poder hablar un poco más en privado.
Todo eso había sido observado por dos personas que no habían perdido de vista a esos dos. Esas dos personas eran Yamada y Chinen.
- Esos dos parecen estar más cercanos que antes ¿no? – comentó Chinen mientras se cruzaba de brazos observándolos cuchichear y a Yuto sonrojarse levemente.
- Eso parece. – respondió algo molesto el mayor mientras miraba fijamente a Yuto quejarse y sonrojarse a la vez. Le molestaba que le mostrase ese rostro a Keito, ¿por qué con él no se sonrojaba así? ¿Sería que no sentía lo mismo estando con él y cuando estaba con Keito? ¿Sería que sentía algo especial por Keito? Esa última pregunta lo llenó de cólera girándose para no ver más esa escena que le repugnaba y le creaba molestia.
Chinen se dio cuenta del cambio de humor en el mayor cuando vio a Yuto acercarse demasiado a Keito para hablarle al oído. Yuri intuía el por qué de ese cambio, pero por lo que se veía Yamada aún no se daba cuenta. Todos en el grupo sabían que a Yuto le gustaba Yamada pero el único que no se daba cuenta era el susodicho.
También todos sabían del amor que el más bajo de todos sentía por Yamada, inclusive Ryosuke podía percibirlo algunas veces, pero podía llegar a ser tan inocente que lo dejaba pasar, pensado que son imaginaciones suyas. Chinen no pudo hacer otra cosa que lo que siempre hacía, ir detrás de Yamada para ser su consejero, aunque le doliese. Pero, ¿de qué servía estar enamorado de una persona sino estás ahí para apoyarla en los momentos duros? Esa era la forma que Chinen tenía de expresarle a Ryosuke el profundo amor que le tenía.
- ¿Estás enfadado? – le preguntó cuando ya se hubo sentado al lado del mayor y le dedicó una sonrisa despreocupada. Yamada miró esa sonrisa y se sintió algo menos molesto, pero de nuevo dirigió su mirada a aquellos dos que seguían con secretitos y la molestia volvió a él.
- No. – el mal humor subió cuando volvió a percibir el acercamiento de esos dos. Los pensamientos de Yamada volaron hacia ideas que no le hacían ni pizca de gracia. Cosas como que eran novios o amantes, pasaron por su mente.
- Pero dime. – interrumpió los pensamientos del mayor. Por un momento Yamada se había olvidado de que estaba acompañado por Chinen y de que estaba en la agencia. – ¿Por qué estás tan molesto? – le preguntó algo serio, esa seriedad fue la que hizo que Ryosuke dirigiese una mirada a su acompañante.
Era cierto, ¿por qué estaba molesto? Esa pregunta le había dejado confuso, puso un dedo en su barbilla, meditando las diferentes posibilidades, pero no se le ocurría ninguna. ¿Era normal ponerse así de molesto porque tu mejor amigo hablase con otra persona?
– ¿Ryosuke? – llamó Chinen ya que el mayor había quedado en silencio. Este volvió a dirigir la mirada al pequeño, aún confuso.
- No lo sé. – respondió finalmente y totalmente serio. Y el no saber por qué estaba tan molesto le irritaba aún más. De repente Ryosuke escuchó la risa de Chinen, sorprendiéndole, “¿y este, de qué se reía ahora?” Fue la pregunta que le rondó por la mente. – ¿Chinen? – preguntó extrañado por el comportamiento del menor.
- ¡No tenías por qué pensarlo tan seriamente! – exclamó divertido mientras seguía riéndose a carcajadas. Sin saber por qué Yamada también empezó a reírse también, la risa de Chinen era contagiosa. Todos los demás en la sala se les quedaron viendo ya que estaban haciendo bastante ruido, algunos rieron por la forma en la que se reían esos dos.
Yuto se sorprendió de lo que vio, pocas veces Yamada reía así con él. ¿Sería que sus chistes no eran tan buenos como los de Chinen? Bueno, puede ser que con Chinen estuviese más cómodo, prácticamente estaban todo el día juntos. Se podía decir que incluso tenían una relación más cercana que la que tenían ellos dos, que ya eran bastante cercanos de por sí.
En clase siempre estaban ellos tres junto con Kamiki, pero siempre se quedaba fuera cuando esos dos hacían una broma que solo ellos dos compartían. Y eso le entristecía, eso demostraba que todavía no era lo suficientemente confiable para Yamada. Era cierto, él quería ser una de las personas más importantes para el mayor, pero al parecer debía estar en el sexto o séptimo lugar, y seguramente, Chinen estaba por delante de él. Bajó la mirada entristecido al pensar todo eso.
- ¿Yuto? – llamó preocupado Keito al ver el repentino cambio de humor del pequeño. ¿Qué le podía haber pasado? – ¿Sucede algo? – preguntó preocupado.
- ¿Eh? – se había quedado tan absorto en sus pensamientos que no había escuchado con claridad lo que Keito le había dicho. Aunque supuso lo que le pudo haber preguntado. – No, no pasa nada. – y le sonrió para que no se preocupase, pero aún así Okamoto le miraba receloso, sin creerse del todo lo que el menor había dicho.
- Si tú lo dices… - seguía sin creerse lo que Nakajima había dicho, pero si no quería contárselo, él no le forzaría. – ¡¿Pero este mánager dónde se ha metido?! ¡Tengo ganas de bailaaaar! – exclamó levantándose, sorprendiendo al menor que dio un saltito en la silla y le miró divertido.
- Baka – dijo Yuto mientras también se levantaba. – ¿Vamos a las máquinas? Tengo algo de hambre… – y se tocó el estómago para dramatizar más el asunto y que Keito le acompañase.
- ¿Tanta hambre tienes? – preguntó incrédulo. Miró su reloj de pulsera y se dio cuenta de que ya eran las doce del mediodía. Yuto asintió mirándolo con ojitos de cordero para darle pena. – Vale anda, te acompaño. – pero Yuto siguió mirándole de esa misma forma. – Te he dicho que te voy acompañar. – aclaró.
- ¡Ah, vale! ¡Bien! – dijo mientras sonreía alegremente. EL mayor le dio un pequeño golpecito en la cabeza mientras le llamaba “baka”, ante lo cual los dos rieron.
- ¿Vais a las máquinas? – interrumpió Daiki la caminata mirándolos esperanzados. Los dos asintieron. – ¿Podríais comprarme un jugo? – y puso la misma mirada de corderito que Yuto, lo cual le funcionó perfectamente. – ¡Arigatou! – exclamó alegre. Los otros dos solamente sonrieron y se fueron a las máquinas.
“¿Y ahora dónde van?” se preguntó mentalmente Yamada mientras los seguía de cerca. Un tic le estaba creciendo en el ojo izquierdo a causa de la molestia que estaba sintiendo. “¿Por qué están tan cercanos hoy?” pensó enfadado. “¿Estará molesto por qué no le acompañé a casa ayer?” su estado cambió a uno de confusión. “No, eso no puede ser porque ayer por la noche hablemos como siempre” se auto-animó. “¡¿Entonces qué es?!” volvió a su estado de irritación del principio.
Poco después llegaron con bollos y jugo en las manos. Yamada suspiró tranquilo al ver que solo habían ido a las máquinas. Tiempo después entró el mánager dándoles las actividades que tendrían hoy, al parecer tendrían que quedarse hasta tarde por el tiempo perdido.
El reloj grande de la empresa ya había tocado las nueve de la noche, la hora en la que los JUMP se marchaban. Yuto había tratado de acercarse a Yamada pero este estaba realmente molesto con él, lo que hizo que se preocupase bastante. ¿Por qué Yamada estaba tan enfadado con él? Ese tema le tenía preocupado, tanto que hizo al pobre Keito tener que explicarle los pasos varias veces, pero no pasaba nada, porque Okamoto tenía ganas de bailar.
Cuando ya todos salían Yuto se apresuró para alcanzar a Yamada que se había marchado como alma que lleva el diablo. Realmente le preocupaba que estuviese tan enfadado, a lo mejor comiendo un trozo de tarta de fresas le levantaba el ánimo.
- ¡Yama-chan! – llamó haciendo que el mayor se detuviese, pero sin girarse, detalle que Yuto no tomó en cuenta. Corrió hasta alcanzarlo y le sonrió. – ¿Tienes algo que hacer? – le preguntó con la misma sonrisa enérgica de siempre. Yamada al verla se le pasó el enfado.
- No. – respondió ya más calmado. Mirando hacia otro lado que no fuese Yuto.
- Bien. – exclamó sonriente el más alto. – ¿Te apetece ir a ese restaurante a comer la tarta de fresas que tanto te gusta? Por supuesto, pago yo. – y siguió sonriendo, Yamada lo miró embobado, le gustaba tanto esa sonrisa. Realmente se veía bien en Yuto. Pero al pensar que esa misma sonrisa se la daba a Keito hizo que le hirviese la sangre de nuevo.
- No, tengo algo que hacer. – respondió otra vez molesto, empezando a andar rápido para alejarse lo antes posible de Yuto. Nakajima se sorprendió de lo que había dicho el mayor, más que sorprendido… no lo entendía. No entendía el repentino cambio de humor del mayor.
- ¿Qué? ¡Pero si acabas de decir que no tienes nada que hacer! – exclamó confuso mientras corría detrás de Yamada, cuando lo alcanzó se puso delante de él para que no pudiese caminar. – Anda, Yama-chan, ¿por qué no vienes? – insistió el más alto dándole de nuevo esa sonrisa que hacía que Ryosuke bajase las defensas. Esa sonrisa que… ¿aceleraba su corazón? ¿La sonrisa de Yuto aceleraba su corazón?
- ¿Por qué no vas con Keito? – susurró mirando el suelo, lo dijo tan bajo que Yuto no consiguió escucharle bien.
- ¿Qué has dicho? – le preguntó acercándose un poco más al mayor. Este levantó el rostro enfadado, encarando al causante de su malestar. Tenía las mejillas sonrojadas de lo enfadado que estaba.
- ¡Qué por qué no te vas con Keito a comer pastel, baka! – le gritó realmente furioso. Su cara estaba roja por lo enfadado que estaba, era la primera vez que se enfadaba así con alguien. Lo que no entendía era el porqué le molestaba tanto el hecho de que Yuto fuese cercano a Keito.
- ¿Eh? ¿Con Keito? ¿Qué tiene que ver Keito en todo esto? – estaba confuso. ¿Por qué metía a Keito en todo esto? Era la primera vez que veía tan molesto a Ryosuke, y también la primera vez que lo veía tan molesto con él. Con Yuto siempre se comportaba atento y considerado, pero ahora no era atento ni considerado para nada.
- ¡¡Déjame en paz!! – gritó realmente furioso. – ¡¡Y vete con el baka de Keito a ese estúpido restaurante!! – volvió a gritar, mientras pasaba por al lado de Yuto caminando apresuradamente y dando unas zancadas muy grandes. Quería llegar cuanto antes a casa para darse un baño y relajarse.
~~ En otro lugar ~~
Keito se estaba dando un baño cuando de repente unas ganas de estornudar enormes se le presentaron en la nariz. Cuando al fin estornudó.
- ¿Hay alguien hablando de mí? ¿O me habré resfriado? – se cuestionó confuso mientras se rascaba la cabeza pensativo.
~~ De vuelta con Yama-jima ~~
Yuto seguía ahí inmóvil. Seguía sin entender el comportamiento de Yamada. ¿Qué había hecho para que se comportase así con él? ¿Qué mal había hecho para que la persona que amaba le tratase de esa forma? Le dolía el pecho, su corazón se estrujaba. ¿Qué pasaría si esto se quedaba así? ¿Qué pasaba si no volvían ser amigos nunca más? ¿Realmente sería capaz de dejar las cosas así?
No, ni de coña. No quería dejar así las cosas, Ryosuke era muy importante como para perderlo por algo así. Además necesitaba explicaciones y las necesitaba ahora. Giró sobres sus talones dando una vuelta de 360º y corrió por la dirección por la que se había ido Yamada. No, no quería que las cosas acabasen así, no quería enfadarse con Yamada por algo así. Si había hecho algo mal, le pediría perdón mil veces hasta que le perdonase, no quería perderlo, era demasiado importante para él.
Corrió todo lo que sus piernas podían, corrió hasta quedarse sin aliento, cuando por fin pudo ver una silueta familiar sonrió contento. Corrió aún más para alcanzarlo. Cuando estuvo detrás de él lo cogió del brazo y lo giró para que lo mirase. Puso la otra mano en su rodilla para recuperar la respiración, miraba al suelo mientras algunas gotas de sudor resbalaban por su frente, enmarcando su rostro. Bajando por la sien, hasta repasar la clavícula.
A Yamada esa postura, y esa visión le parecía demasiado… ¿sexy? ¿Sensual? ¿Tentadora? Le daban ganas de secarle esas gotas con la mano, acariciar ese rostro que esos momentos le parecía tan… hermoso. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué de repente pensaba así de su amigo?
- Yama-chan. – llamó Yuto una vez que levantó el rostro encarándolo con una mirada demasiado seria. Yamada tembló ante la imponente mirada que estaba recibiendo, su corazón se aceleró e intentó caminar para atrás, quería escapar, no le gustaba sentirse tan nervioso como ahora se estaba sintiendo. Pero no pudo caminar mucho más porque Yuto lo tenía cogido de un brazo.
- ¿Na-Nani? – intentó parecer molesto, pero no podía. Se le había pasado el enfado, ahora solamente podía pensar en lo tentador que se veía Yuto respirando agitadamente y con algo de sudor. De un momento una imagen algo… subidita de tono, pasó por su mente haciendo que se sonrojase.
- ¿Qué te pasa? – dijo más tranquilo, hablándole tan calmadamente como siempre le hablaba a Ryosuke. – ¿Qué he hecho mal? Dímelo, lo corregiré. – suplicó el más alto. Haría todo lo que fuese para que Yamada le perdonase.
- ¿Por qué estás aquí? – volvió a su tono molesto una vez que recobró la compostura. Las preguntas que Yuto le había hecho, le hizo recordar la molestia que había sentido durante todo el día. – ¡Te he dicho que me dejes en paz! – y se soltó bruscamente del agarre de Yuto. – ¡Vete con Keito, déjame tranquilo! – volvió a gritar.
- ¡No puedo! ¡Simplemente no puedo dejarte cuando estás así! – elevó el tono de voz para que Yamada dejase de gritarle y le escuchase. – ¡Además, Keito no tiene nada que ver! – continuó con el tono elevado.
- ¡Si tanto lo defiendes y tanto te gusta estar con él...! ¡¡No sé qué haces aquí!! – le gritó ya colérico. Estaba realmente molesto con Yuto, además de que se había atrevido a coquetear con otro delante de él, todavía venía y le preguntaba qué había hecho mal. ¡Esto era el colmo!
- ¿Cómo que no sabes qué hago aquí? – Yuto abrió los ojos sorprendido. ¿Tan enfado estaba Yamada? ¿Pero no entendía qué había hecho?
- ¡Sí! ¡No tienes por qué estar aquí! ¡No te pienso perdonar! – volvió a gritar. Yuto intentó hablar, pero Yamada siguió gritando y gritando. No paraba de gritarle y no le dejaba hablar, eso le estaba mosqueando. ¿Cómo podía hacerle callar y que escuchase lo que le tenía qué decir? Yamada seguí gritando y gritando.
En un arranque de desesperación cogió a Yamada por los hombros y lo acercó a él, para después besarle. Yamada abrió los ojos sorprendido de lo que Yuto se había atrevido a hacer. El beso duró unos 15 segundos que para Yamada fueron eternos, pero Yuto empezó a despegar los labios del mayor. Yuto cuando se dio cuenta de lo que hizo se horrorizó, ahora su amistad sí estaba perdida para siempre.
- Ah, Yama-chan, lo siento, pero tú no te callabas y e-entonces yo… - se excusaba nervioso el más alto aún sin soltarlo.
- Otra vez. – susurró aún con los ojos abiertos de par en par el mayor. Yuto lo miró incrédulo y confundido. A Yamada ese beso le había sabido a poco, quería otro para saber si lo que había sentido con ese primer beso que le había dado, era real o solo una ilusión. – Bésame otra vez. – volvió a pedir el mayor mientras cerraba los ojos esperando que el menor le besase.
Yuto no sabía qué hacer, ¿se lo daría? Bueno, ¿qué podía perder? El propio Yamada se lo estaba pidiendo. Acató la orden y se fue acercando hasta volver a posicionar sus fríos labios contra los carnosos y ardientes de Yamada. Yuto notó como el mayor comenzó a mover los labios en forma de respuesta, Nakajima abrió los ojos, sorprendido, pero no le hizo esperar. Carpe diem, había que vivir el momento, ya más tarde se arrepentiría, pero ahora, lo único que podía hacer era besarle y trasmitirle todo lo que sentía al mayor.
Se fueron separando poco a poco. Abriendo los ojos a medida que se separaban.
– Ahora me doy cuenta, que… - le costaba admitirlo. Pero tenía que decírselo, no podía dejarle con la duda. Vio como los ojos de Yuto esperaban expectantes las palabras que fuese a decir. Se sonrojó. Puso sus delgados brazos alrededor del fino cuello del más alto, eso sí, tuvo que ponerse de puntillas. – Me gustas. – susurró el mayor en el oído de Nakajima.
Este abrió los ojos de sobre-manera, realmente sorprendido por lo que Ryosuke acababa de decir. No podía asimilar lo que acababa de escuchar, ¿era verdad? ¿No estaba soñando? ¿Su amor era correspondido? Pequeñas lágrimas inundaron sus ojos aún abiertos y rodaron impasibles, empapando el rostro de Yuto. Estaba realmente contento, feliz, dichoso… no podía expresarlo.
Yamada pensando que no era correspondido se iba a separar de Yuto cuando este lo apretó fuertemente contra él, atrayéndole nuevamente hacia su cuerpo. Yamada se sorprendió pero sonrió contento. Ahora sabía que lo que había sentido durante todo el día habían sido… celos.
- Tú también me gustas. – susurró en el oído de Yamada. Este sonrió contento. Al fin se había dado cuenta de lo que sentía por Yuto y por qué siempre estaba preocupado por él, por qué siempre trataba de protegerlo, por qué siempre quería llamar la atención de Yuto… Desde el principio había estado enamorado de él.
Fin. ~
Espero que les haya gustado. Y espero sus comentarios!! ^^
Que bonito, me encantó!!!!! fue hermoso el yamajima!!!!!!
ResponderEliminarMe da un poco de lastima Chii pero el amor puede mas!!
Hola!!!! Yo otra vez XD
ResponderEliminarTe comento de parte de Hitomy-chan, le encantó pero no puede comentarte por problemas con blogger, si te podrías hacer una box ^^
Ah, vale. Si sí, dile que sin problema hago una box, si es así más fácil para que ella comente la hago sin molestia. ^^
EliminarY gracias por tus comentarios mabelucome, dale las gracias a Hitomy también ^^
Owww me gustó mucho el fic!! Está tan tierno :'D
ResponderEliminarMe he imaginado que Yamada se puso muy bipolar por sus celos xD!
Me dio lástima por Chinen, pobre u.u pero si no es correspondido, no hay mas que hacer :3
Tú también escribes genial, Mimi *-*
Me alegro que te haya gustado. Que tú digas que escribo bien.. es todo un halago, cuando yo pienso lo mismo de tí. Me alegro que te haya gustado ^^
EliminarGuauuu¡¡¡Que hermoso yamajima O_o
ResponderEliminarDios¡¡ >///<, no se como explicarte lo que me gusto, a estado increidibladoroso¡¡
Me encantooo, cada uno por su lado con los celo, y no se daban cuenta de que ambos eran
correspondidos por el otro¡¡
Me dio mucha gracia, cuando paraste el momento, para lo del estornudo de keito¡¡
empeze a reirme como una loca !!
Lo ameee¡¡ me da pena de chii pero igualmente nadie puede meterse en medio de nuestra hermosa pareja : YAMAJIMA¡¡ goumen chiii¡¡
jajajaja me encantó la palabra que pusiste para describir la historia, jajajaja. Es estupendo que te haya gustado. Lo del estornudo de Keito, fue algo improvisado, me alegra que te haya echo gracia >.<
EliminarGracias por comentar. ^^