¡Aquí dejo el cap 5! Sí, lo sé, tardo muchísimo en publicarlos. Pero no tengo nada de tiempo. Es más. ahora mismo son las 4:39 de la noche en mi país. Estos son los ratitos que tengo para ponerme al ordenador, así que imaginaros.
Pero lo importante es que está aquí y que podéis leerlo.
¡Me encantó leeros en el cap anterior! ¡Muchísimas gracias! La verdad es que me animásteis un montón y eso me incitó a escribir. Así que es gracias a vosotros que el cap esté aquí.
¡Un nuevo miembro aparece! Y además se desvela la relación de éste con algunos de los demás.
¡A disfrutar!
Yo a ver si empiezo el cap 6...
Capítulo 5
Takaki resopló, llevaba dos días en esa revista pero ya estaba agotado. Mucho ajetreo. Esos chicos parecía que trabajaban a contrarreloj todos los días. Exclusivas de bodas por aquí, nuevas empresas por allá... No le gustaba nada ese mundillo. Prefería muchísimo más su tranquila oficina, algo apurada algunas veces, pero siempre relajada y calma.
- ¡Takaki! - escuchó su nombre en forma de grito. Nuevamente Daiki estaba en su sitio para comer. Le sonrió y se levantó cogiendo la cartera de su maletín.
- ¿Qué tal el día? - el menor sacó tema de conversación, Takaki era muy amable y simpático, pero bastante nulo en las conversaciones. Aunque era parte de su encanto.
- Bien, bastante tranquilo la verdad. Aunque todavía no me acostumbro a este ajetreo. - se sinceró girándose en su silla para mirar al menor. Este sonrió alegre, tenía razón, su revista era un caos casi todos los días.
- Y esto no esa nada, espera a que haya alguna exclusiva... - ensanchó la sonrisa Daiki. Takaki bufó molesto, no quería ni imaginar a que ese día llegase.
- ¿Quieres que tomemos un descanso? - preguntó el menor sonriente todavía. Yuya miró el reloj que había en la pantalla del ordenador, las 12 del mediodía, buena hora para tomarse un descanso.
Asintió y se levantó. Caminaron hacia la cafetería que estaba en el piso inferior, decidieron ir por las escaleras.
- ¡Arioka! - se escuchó en medio del pasillo. El nombrado se encogió de hombros ante el susto, pero no se giró al llamado.
- Mierda... - susurró el nombrado. Takaki miraba la escena extrañado, se giró a mirar a la persona que había gritado en medio del pasillo.
Tenía el pelo algo largo y teñido de un castaño claro y se acercaba rápidamente hacia Daiki. Éste ni se movía, parecía incluso temblar. ¿Quién sería ese chico?
- ¿A dónde crees que vas? - preguntó el recién llegado una vez que estuvo junto a ellos. Takaki miraba la escena todavía sin comprender. - Dejamos la conversación a medias. - el menor seguía sin girarse, y tenía el ceño algo fruncido.
- ¡Te estoy hablando, Tapioka! - gritó el otro chico. "¿Tapioka?" pensó Yuya extrañado. Ante ese llamado el otro se giró rápidamente encarando al tercero en llegar.
- ¡No me llames así! - gruñó el menor. Takaki miraba a todos lados incómodo, esos dos estaban siendo demasiado escandalosos, la gente todavía seguía trabajando.
Yuya abrió los ojos sorprendido cuando vio como el que acababa de llegar le daba un capón al más bajo de los tres. Este se sobó la parte afectada.
- ¡No olvides que soy tu superior! - exclamó nuevamente en voz alta el otro. Takaki comenzaba a preguntarse si esos dos no sabían hablar en un tono bajo.
- ¿Qué es lo que quieres? Ahora mismo iba a tomar un café. - habló malhumorado el menor, mientras se cruzaba de brazos. Parecía incluso enfadado.
- Perfecto, es el momento justo para un café. - habló el tercero mientras miraba su reloj de pulsera que parecía algo caro. Daiki levantó una ceja. Takaki seguía mirando la escena perplejo, sin entender absolutamente nada.
- ¿Qué? ¡Nadie te invitó! - levantó el tono de voz nuevamente Arioka.
- ¿Perdona? - preguntó el otro mientras nuevamente levantaba el puño, amenazando al menor con otro capón si no aceptaba.
Takaki parpadeó incrédulo, ¿qué era todo esto? ¿Quién era ese hombre? ¡No entendía nada! ¡Parecía que se habían olvidado de que él estaba ahí! Y ahora tenía que tomar un café con otro revoltoso que sacaba su puño a pasear demasiado rápido.
Los tres caminaron hacia la cafetería. Yuya escuchaba como el de melena rubia reñía todo el camino a Daiki, que solamente estaba callado, aunque se apreciaba su enfado. Se notaba que se mordía la lengua por no contestarle.
Llegaron y pidieron un café los tres, aunque Yuya lo acompañó con un sandwich, a esa hora siempre le entraba hambre. Se sentaron en una mesa algo apartada, escogida por Daiki pues el otro seguía riñéndole por el tono con el que le había hablado.
- Perdona... - habló de repente el de melena mirando a Yuya que saboreaba su sandwich. Éste le miró sorprendido de que le hablase. - No nos han presentado... - continuó una vez que obtuvo la atención de Takaki.
- Daiki, preséntanos. - ordenó el de melena. Daiki abrió la boca sorprendido
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- ¿Qué? ¡Preséntante tú mismo! - alzó un poco la voz algo mosqueado. Su superior le irritaba de sobremanera, eran muy buenos amigos, pero era algo insoportable todo tenía que decirlo.
- ¡Qué nos presentes! - se alteró de nuevo el de melena. Takaki tragó el trozo de sandwich que todavía tenía en la boca. Vio como el otro se acomodaba la chaqueta del traje gris que llevaba
- Takaki Yuya. - habló Daiki hastiado mientras señalaba al nombrado. - Yaotome Hikaru, mi superior. - señaló al susodicho.
Takaki se limpió con la servilleta que le habían dado junto al sandwich. Extendió la mano para extrecharla con el superior de Daiki.
- Takaki, un placer. Estoy de "intercambio" aquí. - habló gesticulando las comillas. Pues no era un intercambio en sí.
- Oh, entonces tu eres el que trabaja en Construcciones Chinen. - sonrió Hikaru. Takaki asintió. No sabía por qué pero Hikaru y Daiki emitían la misma aura de escandalosos. No le molestaba, pero era algo que le cansaba. Le recordaba a su hermano pequeño.
- Así que os conocéis. - siguió hablando Yaotome. Daiki asintió.
- Sí, trabaja con Inoo-chan. - respondió Arioka ya de mejor humor. Cuando Yaotome se ponía en plan patrón era insoportable.
- Oh, ¿trabajas con Inoo? - se sorprendió el superior de Daiki. Takaki asintió.
- ¿Le conoces? - preguntó sin mucho interés, la verdad es que intuía que Yaotome era una persona que raramente se mantenía callada, entonces optó por sacar tema de conversación. Además, ya había acabado de comer.
- Sí, Dai-chan, Inoo-chan y yo fuimos a la misma secundaria. Aunque claro, Dai-chan iba un curso por debajo. - sonrió y le revolvió el cabello al nombrado. Este bufó molesto, mientras se lo acomodaba.
- Ya veo. Entonces os conocéis bastante. - Takaki le pegó un trago a su café para terminar de pasar el sandwich. Yaotome asintió sonriente.
- Así es, aunque Daiki todavía no lleva eso de tratarme con respeto. - habló orgulloso el de melena. Daiki levantó una ceja.
- Já, no te debo ningún respeto. - sonrió de medio lado el menor. Yaotome quitó su postura de autosuficiencia y levantó el puño nuevamente.
- ¿Cómo dices? - habló entredientes simulando furia. La verdad es que se llevaban bastante bien.
Hubo un tiempo donde habían perdido el contacto, pues Daiki había tardado en entrar en la universidad de periodismo mientras que él había entrado a la primera. Pero se reencontraron en la universidad y casualmente habían hecho las prácticas en la misma revista, y los habían cogido a los dos. Con años de diferencia claro está. Para cuando Daiki entró en la revista Yaotome ya llevaba dos años trabajando en ella. Por eso ahora era su superior.
Siguieron hablando de trivialidades como de anécdotas de la secundaria. Takaki participaba poco, como cuando le preguntaban cómo era Inoo en el trabajo contestaba, o cuando le preguntaban cualquier cosa.
Takaki optó por retirarse antes, quería subir a la azotea haber si echaba un cigarro. Después de comer era lo que le pedía. Yaotome y Daiki decidieron quedarse y pedirse otro café.
- ¿Cómo vas con la exclusiva de Yamada? - preguntó Hikaru posando el vaso de plástico donde estaba su café solo. Arioka desvió la cabeza.
- No he avanzado nada... - susurró hastiado. No quería hacer la exclusiva, pero Yaotome se la había encargado alegando que el mismo Yamada quería que la hiciese él. No entendía ese afín que tenía el menor por molestarle. Ahora ni en el trabajo podía relajarse.
- Dai-chan... - el tono calmado del mayor sorprendió al nombrado, y más ya que había usado el apodo de la secundaria. - Sabes que mi jefe se va a enfadar si no lo tenemos a tiempo. ¿Qué pasa si otra revista se entera y se nos adelanta? - Hikaru juntó las manos encima de la mesa, entrelazando los dedos.
- Ya lo sé... pero es una persona difícil de tratar. - su tono era bajo, pero Yaotome pudo escucharlo perfectamente. Achicó los ojos, examinando a su amigo de la secundaria.
- ¿Por qué dices eso? No es lo que he escuchado. Tengo entendido que es un chico bastante amable y maduro para la edad que tiene. - siguió examinando las expresiones de su bajo amigo. ¿Por qué decía algo así? ¿Puede que tuviesen algún tipo de contacto? ¿Y por eso Yamada había querido que Daiki se encargase de su exclusiva?
- Por que sí... he tenido que cruzarme varias veces con él. - respondió. No quería decir que en verdad era un niño mimado, egocéntrico y arrogante. Porque eso dañaría su imagen pública y tampoco le caía tan mal.
Hikaru seguía escudriñándole con la mirada. Sabía que Daiki ocultaba algo. Tal vez conocía a Yamada personalmente, o habían coincidido en algún sitio y sabía algo que él ignoraba. Sonrió de lado, ya se encargaría de saberlo. No por nada había sido de los mejores periodistas de su generación en su revista. Le encantaba su profesión y creía que tenía el deber de informar al pueblo de las cosas que hacían los famosos. Que el pueblo supiese qué clase de gente eran los idols que seguían, para bien o para mal. Y Yamada no sería la excepción. Es más, veía una oportunidad de oro con Daiki. Pues si no recordaba mal, Yamada también había pedido que fuese Daiki quién se encargase de la sesión de fotos, cuando no se necesitaba a ningún periodista para eso. Y ahora quería que él otra vez se encargase de la noticia de la empresa, era bastante sospechoso.
- ¿Pasa algo? - preguntó Daiki al notar a Hikaru callado, algo raro en su persona. Hikaru negó restándole importancia a la vez que una sonrisa de lado le asomaba en el rostro.
****
Inoo salía de la empresa a la vez que miraba su reloj de pulsera. Miró a ambos lados y caminó en dirección a la estación de metro. Suspiró, echaba de menos a Takaki. La verdad es que era un chico bastante reservado y poco hablaba, pero para él su presencia era primordial en la oficina. Qué se podía hacer, le gustaba. Había caído rendido a sus pies. No había sido amor a primera vista, más bien fue cuando poco a poco fue tratándole. Empezaron a hablar casualmente, de cosas sin importancia. Nada complicado, pues Inoo era una persona bastante abierta. Había sido al revés con Yuya, quién le había costado más abrirse, contarle sobre su familia y demás. Aunque poco sabía sobre sus intereses románticos o parejas del pasado. Pero pensándolo bien, le daba igual. Estaba mejor sin saberlo.
Suspiró de nuevo mirando el reloj. Aceleró un poco el paso o perdería el metro que le dejaba en la estación de su vecindario. Caminó unas cuadras más, ya podía divisar la entrada subterránea que daba al metro. Entonces miró de nuevo el reloj y se dio cuenta de que el tren había pasado hacía cinco minutos. Bufó molesto. Después de casi haber corrido había perdido el tren. Miró en todas direcciones buscando un sitio donde pasar la hora que le quedaba para que llegase el siguiente tren. Encontró un bar estilo americano que le llamó la atención. Más bien alguien. Ensanchó enormemente la sonrisa al notar quién estaba en la terraza de ese bar.
Corrió hasta la terraza, causando casi un accidente al cruzar sin mirar. Sus ojos estaban puestos solamente en la persona que ahí estaba. Su corazón latía acelerado de volver a verle, aunque sólo hacía dos días que no se veían y le preguntaba a Daiki por él todos los días, no era lo mismo. Sintió como si su estómago se llenase de repente, aunque no había comido nada desde el medio día, no tenía nada de hambre. ¿Serían las famosas mariposas?
- Buenas. - saludó nada más llegar. Pues pensando en todas esas cosas ya había llegado junto a él.
- ¡Inoo! - respondió al saludo Takaki. No se esperaba para nada toparle ahí. Miró a todos lados buscando la razón de por qué estuviese ahí.
Inoo notó que miraba a los lados, se entristeció un poco al pensar que tal vez estaría esperando a alguien.
- ¿Esperas a alguien? - habló en un tono lastimero, que Takaki por supuesto no notó. Este negó rotundamente.
- No, no, siéntate. - señaló la silla en frente de él para que el moreno se sentase. Este le obedeció contento.
- ¿Qué haces por este área? - preguntó interesado Takaki. La verdad que había sido una grata sorpresa.
- Pensé que por aquí llegaría antes a la estación, pero me equivoqué. - habló sonriendo. Takaki sonrió levemente también, ese era la torpeza habitual de Inoo. - ¿Qué tal todo por la revista? - preguntó a la vez que le hacía una seña a la camarera.
- Bien, aunque no me acostumbro al ajetreo. Muchos papeles, mucho estrés. - comentó mientras guardaba su teléfono al cual estaba jugando antes de que llegase Inoo. El moreno rió levemente sorprendiendo al mayor.
- Normal, las revistas suelen ser así. ¿Qué tal te trata Dai-chan? - habló Inoo antes de pedir un té helado al camarero que se había acercado y nada más recibir la orden se marchó.
- Muy bien, la verdad es que es un gran chico. - hizo una pausa donde bebió de su Coca-Cola. Inoo sintió una punzada de celos en el pecho. No era de extrañar, Inoo siempre había sido algo posesivo con las personas que le gustaban.
- Aunque bastante escandoloso. - suspiró recordando el tono en el que hablaba el menor. Inoo sonrió ante eso, sí, había que acostumbrarse a la energía de Daiki. - Echo de menos la oficina. - volvió a suspirar mientras se pasa la mano por el pelo. Estos días hacía mucho calor.
A Inoo se le iluminaron los ojos pensando que tal vez en la palabra "oficina" entrase todo el conjunto, él también.
- Oh... ¿las sillas son más cómodas en nuestra oficina? - bromeó Inoo mientras llevaba un dedo a su barbilla haciéndose el tonto.
Takaki soltó una carcajada, no se esperaba para nada ese comentario. Kei escuchó ese sonido que a él le pareció angelical. Sí, le echaba de menos una barbaridad. Sí, estaba colado de Yuya hasta los huesos. Y no podía hacer nada al respecto.
- Sabes a qué me refiero. Echo de menos todo en general. La tranquilidad de la oficina, el poco papeleo, el leve murmullo, el café... todo. - pegó otro trago a su cocacola mientras observaba cómo el camarero depositaba el té helado de Inoo delante de él y se retiraba nuevamente.
- ¿A mí también? - preguntó Inoo casi sin querer. Se empezó a poner nervioso y levantó la mirada mientras cogía las pajitas y jugaba con el hielo.
Takaki sonrió levemente.
- Claro que sí. - le había costado acostumbrarse a esos comentarios de Inoo. Pero había aprendido a base de tiempo que Inoo era como un cachorrito abandonado. Que buscaba amor y que necesitaba muestras de cariño cada poco. Y la verdad que a él le costaba poco darle esas muestras de cariño.
Inoo ensanchó la sonrisa enormemente a la vez que se le paraba el corazón. Sabía que Yuya lo hbaía dicho sin segundas intenciones, pero a él le daba igual, el haber escuchado eso le había emocionado. Sabía que era un iluso, que Daiki tenía razón, pero sentía algo muy fuerte por Takaki, algo que él no podía ni frenar ni controlar. Pego un sorbo al té a través de las pajitas pensando que tal vez eso calmase su acelerado corazón.
- ¿Y cómo es que estás por aquí, Takaki-kun? - preguntó Inoo interesado para después sorber de su té. Takaki miró nuevamente su teléfono causando el interés de Kei. Que se preguntaba nuevamente si esperaba a alguien.
- Ah, vivo por aquí cerca. - contestó sin más guardando el móvil. - Suelo tomar algo aquí antes de ir a casa. Como ves, está cerca de la oficina. - Kei asintió. Sí, la verdad que estaba bastante cerca.
- ¿Estás seguro de que no esperas a nadie? - insistió Inoo algo preocupado. Le estaba gustando pasar este tiempo con él, pero si tenía algo que hacer no le gustaría estar estorbando.
Takaki sonrió ante la preocupación del moreno e hizo un ademán con la mano restándole importancia.
- No, no, seguro. Es más, me estoy divirtiendo. - mantuvo la sonrisa el mayor. Takaki realmente no sabía lo que probocaba en el moreno. No sabía que si seguía endulzándole los oídos de esa manera acabaría provocándole taquicardia.
- ¿Por qué insistes tanto en eso? - se aventuró a preguntar Yuya, ya era la segunda vez que le decía lo mismo.
Kei en vez de contestar señaló a la mano derecha del mayor, mano en la que estaba el teléfono móvil que no había soltado desde que había sacado.
- Ah, ¿por eso? - levantó la mano enseñando el teléfono y sonrió. Kei asintió. - Estoy pendiente porque sobre esta hora suele venir mi hermano pequeño. -
El moreno pareció suspirar. Estaba tranquilo, no había ningún interés romántico por el que preocuparse. O por lo menos, no hoy. Se relajó en el asiento, la verdad que la vida amorosa de Yuya le preocupaba bastante, pero no encontraba el momento perfecto para preguntarle ni mucho menos, la forma de sacar el tema.
Como si hubiese sido invocado el hermano menor Takaki apareció delante de ellos sonriente. Kei se le quedó mirando. Se parecían bastante, solo que el hermano pequeño tenía el pelo corto y negro. Takaki solía tener un aspecto más de Yankee, como más agresivo. Mientras que el pequeño tenía la apariencia de un idol. Alto también y algo moreno de tez.
- Inoo, este es mi hermano pequeño, Yuu. - presentó Yuya presentando al Takaki pequeño. - Yuu, este es mi compañero de trabajo, Inoo Kei. - Inoo sonrió ampliamente. Al fin conocía algo más de Takaki.
El menor de los tres hizo una reverencia y acto seguido se sentó en la mesa con ellos. Después de eso vinieron charlas sobre los estudios y los asuntos privados Yuu. Tipo chicas, hobbies...
Inoo desfrutó esa hora en la que tuvo que esperar junto con los hermanos Takaki el tren. Le hubiese gustado quedarse más, pero tampoco podía llegar tarde y no quería importunar, intuía que esto era algo habitual en los hermanos, quería dejarles algo de privacidad. Se despidió de ellos con un reverencia y se dirigió hacia la estación que tampoco quedaba tan lejos. Sonreía contento, había podido ver a Takaki y se había enterado de varias cosas. Como que por lo que se veía no tenía pareja y había podido conocer a su hermano pequeño. No podía esperar para contárselo a Daiki.
****
Okamoto suspiraba cansado, el tener que lidiar por las mañanas con Yamada la verdad que era algo cansado. Aunque pagaba generosamente, había veces que el dinero no era suficiente. Cuando Yamada tenía el día torcido no había quién lidiase con él.
- ¿Otra ronda? - habló el camarero del pequeño bar donde estaba tomando algo. Keito asintió mientras arribana el vaso para que lo llenase de whisky.
Volvió a suspirar. Hoy estaba especialmente cansado, además de que todo el tema de la nueva sucursal lo traía de cabeza. Básicamente el cuadrar el horario de su jefe de las siguientes tres semanas era realmente difícil, y eso que todavía no había acabado.
- ¡Keito! - escuchó su nombre de una voz que reconocería incluso en el infierno. Se giró sonriendo.
- Hikaru, ¿qué tal? - habló girándose hacia su vaso para después sorber de él. El líquido le ardió en la garganta para después calentarle el estómago.
Hikaru se sentó en el taburete de al lado, dado que Keito estaba en la barra sentado.
- Bien, cansado. - suspiró. El camarero se acercó y Hikaru señaló el vaso de Keito pidiendo otro como el de él.
- Trabajar en una revista debe ser difícil. - Keito le sonrió divertido, anque él estaba igual de cansado y no trabajaba en una revista.
- Sí y más ahora con el tema de vuestra exclusiva. - volvió a suspirar Hikaru mientras le pegaba un trago algo grande a su whisky.
- Dímelo a mí, se me hace imposible cuadrarle los horarios a Yamada-sama. - en su tono se podía notar que realmente estaba derrotado.
Hikaru sonrió a la vez que soltaba un suspiro. El mundo laboral era cansado, da igual de lo que trabajases, te consumía por completo.
- Hacía mucho tiempo que no venías. - habló de repente el menor que continuaba mirando su vaso. Hikaru sonrió, si la verdad que hacía tiempo que no pasaba por ahí.
Comenzaron a hablar de trivialidades. La verdad es que eran amigos de la infancia, habían crecido juntos, porque además eran vecinos. Sus padres eran muy amigos, y muchas veces habían cenado las dos familias juntas. Es más, era tradicción el juntarse una o dos veces al año. Para Hikaru, Keito era como un hermano pequeño, le daba mucha ternura. Le sacaba ese instinto protector, que por ejemplo su hermana mayor no sacaba. Keito era todo bondad, fácilmente era engañado y la gente tendía a meterse con él. Y cuando esto pasaba, Okamoto solo permanecía callado recibiendo lo que fuese. Varias veces había tenido que ir a defenderlo de algunos abusones. Para él, Keito era una parte importante de su vida.
Completamente diferente era para el menor, que había estado enamorado toda su vida de al que consideraba su protector. Desde siempre había sabido que él tiraba más para los hombres, desde bien pequeño. Hikaru siempre había sido un referente para él, pues cuando él siempre había sido tímido el mayor era muy extrovertido, era muy fácil hablar con él. Además de que se preocupaba mucho por los demás, más que de sí mismo. Y eso a Keito le encantaba. Sabía que podía contar con él en cualquier situación. Siempre que él estaba en alguna situación tensa, Hikaru acudía a rescatarle. Sonaba muy a manga shoujo, pero era así. Y solamente cuando entró en la secundaria se había dado cuenta de lo importante que era Hikaru, pero en un aspecto completamente diferente al que siempre había creído. Por desgracia nunca habían ido al mismo instituto, Keito había ido a uno que se especializaba en el inglés, así que era que ahora podía hablar los dos idiomas con fluidez. Pero Keito sabía que ese amor no era correspondido, pues él mejor que nadie sabía cuáles eran los sentimientos de Hikaru. Varias veces le había visto tontear con chicas, haciendo que su corazón le doliese, había pasado por varios desamores por causa de la misma persona. Pero era algo que ahora, con 25 años, tenía asumido. Y como persona adulta, comprendía que no siempre la persona que amas te devuelve ese amor. Había aprendido a vivir con esos sentimientos no correspondidos que tenía hacia su amigo de la infancia y protector. E intuía que seguiría así por bastante tiempo. Pues dado su naturaleza, no le diría nunca sus sentimientos.
- Aahh... - escuchó un suspiro del mayor, se giró algo preocupado. Cualquier cosa que hiciese o le pasase a Hikaru le preocupaba de sobremanera.
- ¿Qué pasó? - preguntó algo preocupado.
- Tenemos que quedar más a menudo, ¿cuánto hacía que no nos veíamos? - habló mirándole directamente a los ojos. Keito tuvo que apartar la mirada de esos ojos color chocolate que tanto le encantaban.
- Pues como dos meses o así... - trató de recordar el menor. Hikaru asintió.
- Bueno, un día de estos quedamos a tomar algo y te presento a algunos compañeros del trabajo. - sonrió ampliamente el mayor y Keito se quedó prendado de esa sonrisa, que a él le parecía la más bella.
*****
Dos días más tarde del encuentro de Keito y Hikaru era cuando habían pactado encontrarse, pues era viernes y al día siguiente no trabajaba ninguno. Hikaru se lo había comentado a Daiki y por alguna razón Takaki también acabado invitado. Daiki había propuesto invitar a Inoo así quedaban los tres como en los viejos tiempos, aunque también era con segundas intenciones. Puesto que si Takaki iba, era una buena oportunidad de Inoo para acercarse al mayor.
Arioka había optado por no decirle nada a Inoo sobre el interés romántico que Yuya tenía hacia alguien. No quería desilusionarle. La verdad es que varias veces había tratado de decírselo, pero nada más mencionar el nombre del susodicho, a Kei se le iluminaban los ojos con una intensidad increíble y al final, nunca se atrevía a terminar de contarle. En cierta parte era mejor para su amigo, o eso quería pensar.
Habían hablado de encontrarse también con un amigo de la infancia de Hikaru. Ellos habían dicho que sin problema.
- ¡Dai-chan! - escuchó el nombrado al salir por la puerta del edificio de su trabajo. Se giró al llamado y encontró que Yuto venía a su encuentro con una enorme sonrisa en la cara y la mano levantada en señal de saludo.
- ¿Qué pasa? - devolvió la sonrisa el mayor, mientras cambiaba el maletín de mano. Yuto recuperó la respiración y le sonrió aún más si cabía.
- ¿Quieres ir a tomar algo? - hizo una pausa donde respiró profundamente. - Ya sabes que los viernes siempre quedamos... - habló rascándose la mejilla algo nervioso. Arioka abrió los ojos, no se había acordado. Era cierto, los viernes solía quedar con Yuto.
- Ah, lo siento Yuto. - se disculpó mientras desviaba la mirada incómodo, se sentía culpable. Yuto parpadeó varias veces sin entender. - He quedado con unos amigos de la oficina y con Inoo-chan. - explicó.
Yuto tragó saliva, ¿no podían quedar hoy? Todos los viernes desde hacía ya unos cuatro meses quedaban, ¡quería estar con Daiki! Sonrió cuando se le ocurrió una manera de solucionarlo.
- ¿Quiénes irán? - Daiki le miró y vio su mirada algo esperanzada.
- Pues... Takaki, mi superior, Inoo-chan, un amigo de mi superior y yo. - contestó derrotado. No sabía por qué pero no quería ver triste a Yuto. Pocas veces pasaba pues Nakajima era una persona demasiado positiva y enérgica, era difícil entristecerle con algo. Siempre buscaba o una solución o el lado bueno a las cosas.
- ¿Puedo ir? - preguntó deseando que el mayor dijera que sí.
Quería pasar más tiempo con Daiki, quería que él se acostumbrase a su presencia, llegar a ser alguien en la vida del mayor y después, solo después de ser importante para Arioka, confesarse. Quería primero ganarse su confianza, saber sus temores, sus alegrías, su pasado y sus planes de futuro. Quería ser un pilar para el mayor, que le tuviese en los primeros puestos de sus amistades. Y cuando fuese el momento confesarse, decirle lo que llevaba guardando durante un tiempo, para bien o para mal.
Daiki suspiró derrotado, nunca podría decir que no a esa cara ilusionada que sólo el menor podría poner. Apretó la boca a la vez que levemente sonreía, sin proponérselo Yuto ejercía una cierta... fuerza sobre sus decisiones.
- Claro, ¿por qué no? Cuantos más seamos mejor. - ensanchó la sonrisa cuando vio cómo se le iluminaba el rostro al menor. Éste instintivamente le abrazó de la emoción. Daiki sonrió tierno al recibir ese gesto.
Cuando Yuto se dio cuenta de lo que había hecho, al notar la cercanía con el cuerpo del mayor, al oler el aroma que irradiaba Daiki, al acelerársele el corazón al notar el calor del otro cuerpo, se apartó súbitamente. Su corazón le palpitaba frenéticamente a causa de la cercanía con el mayor, y un leve sonrojo se pronunció en el rostro. Desbió la mirada tímido, había sido algo corto, pero suficiente para abatirle las defensas.
- ¡Tapioka! - se escuchó desde dentro del edificio.
Yuto abrió los ojos extrañado de escuchar eso, no lo había entendido. ¿Era una palabra italiana? Miró a la razón de casi sufrir taquicardia y lo vio fruncir el ceño y apretar los puños.
- ¡Qué no me llames así! - le escuchó decir Yuto a Daiki.
Acto seguido apareció un joven de melena castaña junto a Takaki. Yuto le sonrió a Takaki y éste le devolvió el gesto aunque más disimulado. Miró a la otra persona que no conocía, pero que intuía que fue al que se le escuchó antes.
Vio cómo el de melena le daba un capón a Arioka. Yuto arrugó un poco el ceño, ¿quién era esa persona y por qué le pegaba a Daiki? Se preguntaba el más alto de los cuatro.
- Yuto, este es Yaotome Hikaru. Mi superior. - presentó Daiki cuando Hikaru le amenazaba con pegarle una segunda vez si no los presentaba.
- Hikaru, Nakajima Yuto. Trabaja a veces para la revista. - Hikaru asintió y le extendió la mano. Yuto se la estrechó en un apretón. - Vendrá con nosotros a tomar algo, no pasa nada ¿no? - dijo Daiki. Hikaru negó, la verdad es que se habían juntado unos cuantos.
****
Llegaron al bar acordado, que era el de la última vez. Estaban los cuatro allí, sólo faltaban Keito e Inoo. Y éste último le había mandado un mensaje diciendo que ya había cogido el metro para allá. Hikaru no sabía nada de Keito y estaba preocupado, ¿tal vez le había pasado algo?
A los veinte minutos llegó Inoo apurado. Sonrió enormemente al ver a Takaki allí, conversaba tranquilamente con Daiki y el resto. Aunque veía que se llevaba bastante bien con su mejor amigo. Amplió la sonrisa y caminó hacía el final del bar que era donde ellos estaban en una mesa bastante grande.
- ¡Inoo-chan! - exclamó Hikaru nada más que le vió. Se levantó rápidamente de la silla y caminó a él. Se fundieron en un abrazo. Hacía tranquilamente unos tres años que no se veían. La última vez había sido igual que esta, habían quedado los tres para tomar algo.
Sabían que ahora cada uno tenía su vida y sus obligaciones. Que no podían quedar tan seguido como en la secundaria. Por eso estos encuentros sin planear eran los mejores.
- ¿Qué tal has estado? - preguntó Inoo dándole unas palmadas en la espalda, siendo devueltas por Yaotome de la misma forma.
- Bien, muy ocupado. ¿Igual que tú, no? - se separaron y ambos sonrieron ampliamente. Los otros tres seguían hablando en la mesa.
- Sí, algo así. - asintió mientras ambos caminaban hacia la mesa. Inoo les saludó a todos y se sentó al lado de Daiki. Quien le dio una palmadita en la espalda a modo de saludo.
Estuvieron hablando poniéndose al día, pues tenían mucho que contarse. Pasó el tiempo entre risas por las ocurrencias de Daiki y Yuto. Quién rápidamente había cogido confianza con Hikaru. Intuía que era un chico bromista y divertido, y eso le gustaba. Se enteró de que Hikaru, Inoo y Daiki habían ido a la misma secundaria. Y posteriormente Daiki y Hikaru a la misma universidad. Yuto se interesó por saber cómo había sido Daiki e Inoo en la secundaria, aunque más sobre Daiki. Y Yaotome le prometió de quedar algún día para enseñarle los álbunes.
- Perdón por la tardanza. - habló alguien detrás de Takaki, pues era el que estaba de espaldas a la puerta.
Hikaru sonrió aliviado, pues no le había pasado nada a su amigo de la infancia.
- ¡Me tenías preocupado, Keito! - señaló acusadoramente el de melena castaña. Este sonrió restándole importancia y se sentó en el hueco que había entre Takaki y Hikaru, quedando en frente de Yuto.
- Lo siento, Yamada-sama, estaba de muy mal humor hoy y tuve que cuadrarle el horario tres veces. - dijo mientras dejaba la chaqueta colgada del respaldo de la silla.
Daiki abrió los ojos sorprendido, lo mismo pasó con Yuto. Conocían a ese chico.
- ¡Eres el asistente de Yamada-san! - señaló Yuto al que acababa de llegar. Hikaru le dio un manotazo en el dedo.
- ¡No le señales! - le riñó. Yuto se sobó la mano mientras pensaba que el propio Yaotome había señalado a Keito cuando llegó.
- ¿Nos conocemos? - la curiosidad de Keito había aumentado al ver cómo había reaccionado Nakajima.
- Claro. - se adelantó en respoder Arioka. Keito dirigió su mirada al que acababa de hablar. - Hará dos semana Yamada-san estuvo en una sesión de fotos para nuestra revista. - explicó Arioka algo tenso. Recordar ese día no le hacía nada bien, un calor subía desde su bajo vientre al pecho.
- Yo fui el fotógrafo. - se señaló Yuto. Hikaru abrió los ojos sorprendido.
- Ah, ya me acuerdo. Un placer. - hizo una leve reverencia.
- ¿Estuviste en la revista y no fuiste a verme? - le acusó algo ofendido Hikaru. Keito apretó la boca.
- Sabes como se pone Yamada-sama, además fui por trabajo. - respondió el menor mientras sacaba el teléfono de su maletín.
- Bueno, yo soy Inoo amigo de la secundaria de Hikka. - se autopresentó el moreno.
- Okamoto Keito. - hizo una leve reverencia al momento de decir su nombre.
- Takaki Yuya. - sintió a su lado el recién llegado. Y nuevamente hizo una reverencia.
- ¡Qué pequeño es el mundo! - alzó la voz Nakajima. Todavía no se podía creer que tuviese al asistente de Yamada Ryosuke delante de él.
Siguieron hablando tranquilamente, la verdad es que Keito era un chico simpático. Inoo miraba con los ojos iluminados a Takaki. La verdad es que le traía de cabeza, no podía negar que estaba coladito por él. No sabía cómo había pasado, pero ahí estaba, completamente entregado a una persona. Sí, era muy enamoradizo, pero esta vez sentía que saldría bien. Sonrió enamorado.
Yuto miraba cómo Daiki contaba una anécdota de la secundaria. Sonreía enormemente mirando el rostro divertido del mayor. Era bastante expresivo y tierno, le encantaba. Siempre tan vivaz, tan alegre, positivo y extrovertido. Aunque cuando tenía un mal día era mejor ni mirarle. Pero incluso eso le gustaba. Verle la cara enfurruñada por las mañanas, o sonnolienta por la noche. Incluso sonrojado por el alcohol, le gustaba Daiki en todas facetas.
Keito por su parte observaba atento a Hikaru que compartía su punto de vista de la anécdota de Daiki. Sonrió sin darse cuenta. Nunca se cansaría de mirarle, ni de quererle. Temía que nunca se enamoraría de nadie más, que ese gran amor que sentía ahora mismo, no habría nadie que se lo ganase. Nadie se podía comparar a Hikaru. Apoyó la barbilla en la palma de su mano, escuchando atento cada palabra que salía de los labios del mayor.
Notó que alguien le miraba y notó que era el fotógrafo. Se sorprendió levemente, pensando que tal vez le había descubierto. Pero él también había visto como miraba a Arioka. Sonrió al ver como el moreno le sonreía comprensivamente. Keito supo perfectamente lo que quería decir eso.
"Somos iguales, ambos tenemos un sentimiento no correspondido."
Y ambos sonrieron cómplices de compartir ese secreto que nadie más sabía. Sin intuir, que eso les acercaría más de lo que estaban unidos a sus respectivos amores.
Fin del cap.5
¿Qué os ha parecido? ¿Os va gustando la historia?
Tengo pensado enredarlo un montón, hasta el punto que no se por qué parejas decantarme, pero supongo que conforme vaya abanzando la historia, pondré alguna encuesta.
¿De qué forma creéis que conectarán Keito y Yuto?
¿Quién será el amor de Takaki?
¿Inoo conseguirá llegar al corazoncito de Takaki?
¿Qué será ese calor en el bajo vientre de Daiki?
¿Cuánto tiempo aguantará Yuto ese amor no correspondido?
¿Qué habrá sido de Yamada y Chinen?
¡Espero vuestras opiniones y comentarios!
¡Mimi-chan destaa~!
Ay no sé X'D
ResponderEliminarYo solo diré que espero que Inoo no sufra, que Takaki lo quiera a él y sean felices y ya los demás si enredadados, pero el TakaNoo no X'D
Aish me encanta <3
Estaba esperando la actualización con muchas ganas <3
Muchas gracias y estaré esperando el siguiente <3
Muchos ánimos <3
¡¿Qué?! Valcame, me va a dar un no sé que, realmente me está gustanfo, llego tarde a comentar, pero ando estudiando, por cierto, ya quiero ver OkaJima y AriYama ewe puff.
ResponderEliminarEn fin, me super encantó y andaremos al pendiente de los demás capitulos