miércoles, 9 de abril de 2014

Only you [Capítulo 21]

¡Ey! ¡Qué estoy aquí! ¿Alguien se acuerda de quién soy? xD ¿Demasiada exageración? Supongo que sí. Pero es que llevo más de dos meses de ausencia y mis explicaciones son: exámenes, inestabilidades familiares, problemas de salud... Todas ellas son ciertas. He tenido exámenes, las inestabilidades familiares, son que hizo un año de la muerte de mi tía. Y los temas de salud, he estado por casi un mes entero enferma.
¡Pero aquí estoy! ¡Renobada y llena de energía!
No prometo que publique más rápidamente, pues sinceramente he tenido poco tiempo para adelantar mucho, pero sí estaré más presente.
¿Se acuerdan de mi serial? xD
¡Aquí el capítulo 21!




Capítulo 21






- ¡Ya estamos en casa! – informó Yamada nada más entrar por la puerta.

Estaba cargado con bolsas al igual que Yuya y Yuto que entraban detrás de él. Takaki suspiró cansado y dejó las bolsas en el suelo para después sobarse los dedos.

- Lo que pesan. – se quejó el mayor mirando sus dedos enrojecidos a causa del peso de las bolsas.

- Anda, no era para tanto. – afirmó Yuto mirándole sonriente y pasando al interior de la casa hacia la cocina. Yamada le siguió.

- Mira quién habla, el que hace pesas todos los días. – dijo Yuya volviendo a cargar las bosas para seguir a los otros dos.

Yamada sonrió. A pesar de ser de los mayores, Takaki rápidamente se añadía a una riña infantil. Dejaron las bolsas encima de la mesa y el mayor aprovechó para sentarse en una silla.

- Ayuda algo, por lo menos. – reprendió Yamada mientras guardaba el arroz en un armario.

El mayor encogió los hombros y miró hacia otro lado, estaba muy cansado. No sabía que el supermercado quedaba tan lejos de la casa aunque, siempre iba a la compra el cocinero.

Daiki y Hikaru aparecieron por la puerta de la cocina, sonrientes.

- ¿Habéis comprado mucho? – preguntó Yaotome digiriéndose a una de las bolsas y mirar su interior.

- No seas curioso y ayuda. – riñó Nakajima poniéndose a un lado.

Daiki sonrió y dirigió su mirada hacia Ryosuke que luchaba por intentar guardar la sal en la segunda balda del armario. Se acercó a él por detrás, con ganas de molestarle.

- ¿Te ayudo? – dijo detrás de él.

Yamada se sobresaltó al escuchar esa voz tan cerca de su oído. Su corazón se aceleró y la piel se le erizó, ese mínimo acercamiento con el mayor conseguía alterarle de sobremanera y eso le molestaba, pues se suponía que eso no tenía que pasar.

- No creo que llegues. – se hizo a un lado para no estar tan cerca de él.

- Claro que sí. – respondió con autosuficiencia.

- A ver, listo. – extendió el paquete de la sal y le enseñó una sonrisa retadora.

Daiki cogió el paquete y se giró para después elevar el brazo y tratar de depositar la sal. Pero como había dicho el menor, no llegaba. Probó a ponerse de puntillas, pero nada, estiró todo lo que pudo el brazo y tampoco alcanzó.

Yamada miraba divertido la escena, trataba de aguantar las enormes ganas de reír que tenía. Arioka parecía tan adorable tratando de llegar, con los carrillos inflados y algo sonrojado por el esfuerzo de estirarse. Sonrió cálidamente, Daiki podía ser muy adorable cuando quería. Una mano por encima del hombro de Arioka pasó y cogió el paquete de la sal, depositándolo en su lugar. Ryosuke siguió la trayectoria de la mano y encontró a su novio.

- ¡Yuto! – exclamó enfadado Daiki mirándole con el ceño fruncido. El menor miró inocente al castaño.

- ¡No necesitaba tu ayuda! Llegaba de sobra. – se cruzó de brazos y miró en otra dirección inflando las mejillas. Yamada rió ante esa escena.

- Ya claro. – añadió Ryosuke mirándole burlón, él sabía perfectamente que Arioka no llegaría, pues eran de la misma estatura.

- ¿Qué has dicho? – encaró el mayor mirándole mal. Yuto aprovechó para escabullirse y así no tener que llevar una riña innecesaria de Arioka.

- ¿Qué te ha hecho pensar que si yo no llegaba, lo ibas a hacer tu? – encaró el también. No era una riña seria, se notaba que había diversión en el ambiente. Aunque el tema de la estatura siempre había sido tabú entre ellos dos.

- Perdona, soy más alto que tú. – se defendió posando la mano en el pecho teatralmente. Yamada bufó irónico ante lo que acababa de escuchar.

- Sabes perfectamente que somos los dos iguales en altura. – repitió el menor mirándole con evidencia. Sus años anteriores juntos lo confirmaban, nunca habían tenido problemas a la hora de… besarse.

Yamada abrió los ojos cuando se dio cuenta de lo que había pensado, además se descubrió a sí mismo mirando los labios del mayor con un ferviente deseo de volver a probarlos. Desvió la mirada rogando que nadie la hubiese notado y se riñó mentalmente.

- ¿Yamada? – preguntó algo preocupado Arioka.

- ¿Qué, pesado? – contestó borde y frío. Daiki se sorprendió del tono puesto por el menor y apretó la mandíbula al sentir una fuerte opresión en el pecho.

- Nada. – respondió girándose y marchándose de la cocina.

Ryosuke miró como se fue el mayor, sintiéndose culpable inmediatamente. No tenía que haberle contestado así pero tampoco lo había hecho a propósito. Quiso ir detrás de él y disculparse, pero se contuvo, no, no podía ir. Cerró los ojos fuertemente a la vez que apretaba los puños con impotencia. Se había dicho que tendría el mínimo contacto con Arioka y así sería, costase lo que costase.



Daiki caminó hacia el exterior de la casa dando un sonoro golpe a la puerta principal, asustando a los que estaban en la cocina. Caminó dando zancadas en dirección a la playa, estaba molesto con todo. No comprendía su enfado pero estaba que le llevaba el diablo, esas frías palabras de Yamada le habían encendido de sobremanera.

Llegó a un punto alejado y se sentó en la arena mirando hacia el mar. El sol se posaba ardiente sobre su cuerpo y la brisa mecía lentamente su cabello. El ruido de las olas rompiendo en la orilla le tranquilizaba. El mejor lugar para relajarse siempre sería la playa. Cerró los ojos disfrutando de la leve brisa, respiró profundo, llenando sus pulmones con ese olor tan peculiar que tenía la playa.

Se mordió el labio inferior cuando recordó el trato de Yamada. En primer lugar, ¿por qué se había acercado a él para incordiarle? ¡Había tomado una decisión! Y no se podía permitir tener mucho contacto con Ryosuke para que después no fuese más difícil. Pero era inevitable para él no acercarse al menor, era completamente imposible. Había algo que le atraía, que le hacía preocuparse por él, que le hacía querer ver esa hermosa sonrisa que tenía siempre.

Pero no, no podía seguir así. Si no, todo sería más difícil después. No, tenía que alejarse lo más posible de Yamada para así poder olvidarse de él y dejarle ser feliz. Porque el menor se lo merecía. Seguramente no estaba cómodo cada vez que se acercaba a él y menos después de lo que había pasado la última vez.

Se tocó los labios recordando la suavidad de los de Yamada, sensación que le encantaba y que amaba. Que quería volver a sentir. Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos de su cabeza, no, no se podía permitir recordar eso. Ni eso ni el maravilloso pasado que tenían juntos, nada. Todo eso tenía que quedar enterrado en lo más profundo de su corazón, por el bien de Yamada.



- ¿Dai-chan tarda mucho en llegar no? – preguntó Hikaru rompiendo el incómodo silencio que se había formado.

No podía negar que estaba preocupado por él y que esa mezcla entre curiosidad y preocupación le estaba matando internamente, pero tenía que aguantarse. No era un tema que se pudiese sacar a la ligera, había que meditar detalladamente, pensar en las posibles respuestas que le diese Arioka. Ni atosigarle a preguntas, pues seguramente que sería un tema delicado. Debía ser importante ya que él no había dicho nada de ello hasta ahora.

- Eso parece. – respondió Takaki sacándole de sus pensamientos.

Instintivamente Yaotome miró hacia Yamada, quería saber qué expresión estaría haciendo, si estaría preocupado por Arioka. Y se sorprendió de lo que encontró; el menor estaba mordiéndose las uñas nerviosamente. ¿Tan preocupado estaba? Ninguno de los demás estaba en ese estado. ¿Ryosuke sabía el por qué se había marchado de esa manera?

- También se están tardando Yabu-chan, Keito, Inoo-chan y Ryutaro. – informó Yuto mientras miraba el reloj de pulsera en su muñeca izquierda.

Ahora Hikaru posó su mirada en el moreno, también parecía preocupado por ellos cuatro. Seguramente el que más le preocupaba era Okamoto, sonrió ladino. Él desde un principio sabía que Nakajima reaccionaría de ese modo al enterarse de su relación. Yuto podía ser muy maduro en algunos momentos, pero todavía era algo niño. Si le quitabas su juguete, al que nunca prestó atención, en seguida te lo reclamará diciendo que es su juguete favorito. Aunque la situación le hacía gracia, realmente debía ser doloroso para Okamoto, pues convivía constantemente con el rechazo indirecto del moreno.

La puerta se abrió sobresaltando a los cuatro que esperaban impacientes y en silencio la llegada de los demás.

Yamada miró ilusionado pensando que sería Arioka, pero se equivocó, eran los otros cuatro que llegaban riendo entre ellos. Se apoyó desilusionado en el respaldo del sofá, estaba preocupado por Daiki, se había ido muy enfadado y por un comentario que él había hecho. Pero… ¿no era mejor así? A lo mejor, ahora Arioka dejaría de hablarle. Aunque… inesperadamente, pensar en ese rechazo le dolía.

- ¿Qué hacéis tan callados ahí sentados? – preguntó sorprendido Inoo cuando los vio a todos sentados mirando cada uno en direcciones opuestas.

- Reposar la mente. – respondió Takaki vagamente.

Inoo abrió los ojos ante esa respuesta y acto seguido estalló en carcajadas, algunos de los demás le siguieron.

- ¿Qué respuesta es esa? – dijo entre risas, sobándose el estómago.

Takaki le miró reír enérgicamente, con esa risa tan singular que tenía. Sonrió cálidamente, verle con los ojos cerrados, riendo despreocupado, con las mejillas algo sonrojadas a causa de la risa; era la mejor de las visiones. Más allá de los momentos íntimos que ellos dos compartían.

- Os esperábamos. – respondió ahora Hikaru. Miró a Yabu que sonreía tierno mientras miraba a Inoo reírse. No podía negar que el asunto de la amabilidad del líder también le preocupaba, pero gracias al tema de Arioka había dejado de preguntárselo.

- ¿Y eso? – ahora era el menor de todos quién preguntaba curioso. Normalmente cada uno tenía su espacio y no tenían que dar explicaciones.

Morimoto rodó la mirada por todo el salón, buscando a una persona en concreto. Pero no la encontró, cosa que le extrañó, pues el bajo se había quedado en casa aprovechando esa preciada oportunidad para su adorada siesta. Arrugó el ceño extrañado a la vez que mínimamente preocupado.

- ¿Y Chinen? – esa pregunta salió sin su consentimiento de su boca. Los demás se giraron a mirarle y después buscaron al pequeño.

- Se quedó durmiendo en nuestra habitación. – aclaró Hikaru, pues era el único de los que estaban que se había quedado en casa.

Ryutaro suspiró tranquilo al escuchar aquello, sonrió de lado cuando una genial idea se le pasó por la mente.

- Iré a despertarle. – informó caminando rumbo a las escaleras sonriendo divertido y ansioso.

Llegó al piso superior y en la segunda puerta a la derecha entró sin ningún tipo de pudor. Puso el seguro a la puerta y caminó en dirección a la cama en la que recostaba Chinen. Se acercó a él directamente y soltó la pequeña mochila que llevaba, cayendo a un lado de la cama. Examinó el rostro del mayor fijamente, analizando cada detalle que ya se sabía, esas largas y negras pestañas, la ancha pero proporcionada nariz, los blanquecinos carrillos… y esos labios que acababan en una coqueta curva en las comisuras. Ensanchó la sonrisa y se acercó a su rostro.

Depositó un húmedo y suave beso, hizo presión para profundizar lo que podía dada la situación. Cerró los ojos fuertemente, memorizando la sensación de volver a tocar esos labios. No se cansaría nunca de ellos.

A causa de la presión que ejercía Ryutaro sobre su boca, Chinen fue despertando lentamente, desconcertado por el peso que sentía en cierta parte de su rostro. Abrió desmesuradamente los ojos al percatarse que estaba siendo besado, rápidamente y de un solo empujón apartó a la persona que le besaba.

- ¡¿Pero qué?! – preguntó elevando el tono y con la boca ligeramente abierta. Suspiró algo tranquilo al percatarse de que era Morimoto quien le besaba.

Sin darle aviso ni recuperación, el menor volvió a besarle. Se sorprendió otra vez ante el repentino movimiento por parte del otro. Abrió la boca ante la sorpresa, momento que aprovechó el otro para profundizar el beso adentrando su lengua. Morimoto posó su mano en la nuca del mayor negándole cualquier posibilidad de escape. Chinen acabó sucumbiendo a esos sentimientos que tenía y correspondió al beso, comenzando a entrelazar su lengua con la ajena.

Sus labios encajaban como piezas de un puzle, sus lenguas se reconocían a la perfección. Movían lentamente los labios dejando cavidad a los movimientos de las lenguas. Pronto el beso se rompió a causa de la oxigenación, se miraron con las respiraciones alteradas por el fogoso encuentro. Ni tiempo le dio Ryutaro a Chinen para tranquilizarse cuando ya repartía montones de besos en el pequeño y dulce cuello del mayor.

Yuri suspiró ante el beso que le dio el menor cerca del la oreja, ocasionándole unas pequeñas cosquillas. Estiró un poco el cuello dejándose hacer, disfrutando de los placeres que el menor le daba, entregando la poca cordura que le quedaba. Cerró los ojos sintiendo los suaves labios posarse encima de su piel. Cerró los ojos memorizando cada sensación, Ryutaro últimamente se había vuelto agresivo, a cada momento demandaba un beso suyo.

Abrió los ojos cuando sintió las yemas frías del moreno posadas en uno de sus pezones. Retuvo un gemido que amenazaba con ser sonoro. Fijó su vista en la puerta y se alarmó, temiendo que alguien les encontrase.

- Ryutaro… - susurró, aunque más pareció un gemido. El menor hizo un ruido con la garganta. – Alguien puede entrar… – susurró de nuevo.

El menor levantó el rostro y se apoderó demandante de los labios de Chinen. Quien no pudo más que corresponder el beso. Sus lenguas se encontraron de nuevo a la vez que sus labios se rozaban frenéticos. Morimoto no cesó el movimiento de estimulación en el pezón del más bajo.

- Espera… - insistió nada más tener la boca libre. Ahora el moreno se centraba en besarle el cuello de nuevo.

Cerró los ojos disfrutando de las caricias del menor, ahogó un suspiro cuando Ryutaro le besó la clavícula. Dios, deseaba que siguiese, que acabase por despojarle de cualquier ropa y que le hiciese suyo. Pero no… alguien podía descubrirles, además, no estaban en su habitación. Su entrepierna se endureció leve cuando sintió un mordisco en el arco de su hombro. ¿Quién le mandaría haber puesto camiseta de tirantes? Eso le daba más acceso a su piel aunque… ¿a quién quería engañar? Le encantaba.

Ryutaro subió la camiseta del mayor dejando libre acceso a la piel abdominal del otro. Bajó la cabeza, haciendo que Chinen se echase completamente en la cama, y comenzó a besar cada parte de esa ardiente piel. Descendió esparciendo besos hasta que el pantalón le impidió continuar.

Yuri se sorprendió hasta donde quería llegar el menor, elevó la cabeza exaltado, mirándole sorprendido. Ryutaro al verle tan alterado sonrió de medio lado mientras comenzaba a desabrocharle el cinturón sin dejar de mirarle intensamente. Chinen se mordió el labio sonrojado al recibir esa mirada cargada de lujuria y esa sonrisa ladina. Comenzaba a perder la cordura, cerró los ojos mientras se mordía el labio, esperando a que acabase de desatarle el cinturón.

- Ryutaro, ¿conseguiste despertarle? – habló Yabu al otro lado de la puerta.

Los que estaban dentro se irguieron y miraron entre ellos. Chinen se sonrojó completamente a la vez que maldecía de mil maneras al pequeño que sonreía divertido. Se levantó y abrochó el cinturón, levantándose de la cama rápidamente. Escuchó una pequeña carcajada por parte de Morimoto, lo que hizo que le mirase mal.

- ¿De qué te ríes? – susurró para que el líder no les escuchase.

- Es divertida la cara que pones. – respondió soltando otra carcajada.

Chinen se enfadó, si ponía esa cara era precisamente por su culpa. El mayor cogió la almohada de la cama de Inoo y se la aventó a la cara completamente enfadado.

- Es por tu culpa. – dijo mirándole mal a la vez que le tiraba la almohada.

- ¿Qué es por mi culpa? – preguntó cogiendo el blando objeto antes de que le diese en la cara. No podía evitarlo, esa situación le parecía muy graciosa.

- Todo lo que está pasando. – respondió algo malhumorado, pero con motivos.

Después, e instintivamente, miró hacia su entrepierna que aún latía fuertemente y se erguía en contra del pantalón. Ryutaro al ver la dirección de la mirada del mayor, miró hacia allí también. Se sorprendió al encontrar el prominente bulto.

- ¿Qué pasa? ¿Te has emocionado? – se burló mirándole con una ceja levantada.

Chinen se sonrojó hasta las orejas y miró al suelo algo tímido. Se mordió el labio inferior rogando que se pasase el momento bochornoso. Y los comentarios de Morimoto no servían ni para calmarle, ni para mejorar la situación. Es más, no ayudaban en nada. Se dejó caer en la cama derrotado por esa situación que sinceramente le podía. Bajó la camiseta tapando el bulto y rezó para que Yabu no se diese cuenta.

Ryutaro sonrió al verle tan tímido, pocas veces se le veía así. Se dirigió hacia la puerta para abrir al mayor que seguramente aguardaba impaciente.

Yabu les miró extrañado y expectante, pues habían tardado en abrir la puerta. Los vio: a Ryutaro parado a un lado de la puerta y a Chinen sentado e incómodo en la cama de Inoo.

- ¿Ryutaro fue brusco al despertarte? – le preguntó a Chinen ya que se le veía algo enfadado y eso fue lo que se le ocurrió que podía haberle pasado, claramente, la verdadera razón, estaba lejos de pasarle por la mente.

- Sí, tiene unas maneras de despertar a la gente un poco… – se cortó el más bajo, no podía decir el resto. Miró de reojo al mencionado y le puso la peor mirada que sabía.

- Bueno, pero por lo menos ya estás despierto. – Ryutaro sonrió, le parecía muy graciosa la incomodidad de Chinen. Miró al líder que sonreía amablemente, él no sabía los mensajes subliminales que se decían el uno al otro.





En el piso inferior, Daiki seguía sin aparecer. Yamada cada cierto tiempo miraba el reloj de pared que había encima de la televisión y a la puerta, le preocupaba enormemente dónde estaba el mayor, ya que por sus palabras se había ido. Tenía claro que había sido brusco y frío, pero tampoco lo había hecho queriendo. Le había salido así, sin más. Suspiró sonoramente, necesitaba despejarse, tranquilizarse.

Yuto que estaba a un lado de él, le miró extrañado por su comportamiento. ¿Qué le pasaba a su novio? Solamente ahora se daba cuenta que estaba tenso.

- ¿Pasa algo? – le sonrió cuando el mayor le miró algo sorprendido. Quería poder aportarle algo de tranquilidad a ese estado alterado que tenía.

- No. – simplemente contestó. Tenía miedo contestarle igual de cortante que a Daiki, por eso se había ahorrado el decirle más palabras.

- ¿Por qué no sales a que te dé un poco el aire? Se nota que estás tenso. – ensanchó la sonrisa para que su novio optase por hacerle caso y saliese a caminar un poco por la playa, seguramente así se sentiría mejor.

- Vale, eso haré. – se levantó y se dirigió hacia la puerta avisando a los demás que iba a salir un poco.

Cuando el aire le golpeó en la cara, sus facciones se relajaron. Yuto tenía razón, caminar un poco seguramente le haría no pensar tanto, estar ahí encerrado esperando la llegada de Arioka no le haría bien. Por lo menos si salía, pensaría en otras cosas. Caminó hacia la orilla del mar y se descalzó, caminaría por el agua para relajarse aún más. Cerró los ojos al sentir la frialdad del agua relajarle la piel, des-tensándole completamente la pesadumbre de los hombros. Suspiró relajado. Abrió los párpados y siguió caminando en silencio y disfrutando de la brisa que peinaba su pelo y el ruido de las olas.

A lo lejos divisó una silueta sentada mirando hacia el horizonte completamente absorto a lo que pasaba a su alrededor. Con un par de pasos más se pudo dar cuenta de quién se trataba, justamente era la persona por la que se encontraba ahí. Los nervios atacaron su estómago consiguiendo que sus rodillas se sintiesen débiles. No sabía si saludarle o no, sería muy frívolo y prepotente ir a saludarle como si nada hubiese pasado. Pero tampoco quería estar así eternamente con el mayor, Daiki era una parte importante de su día a día.

Le vio cerrar los ojos disfrutando de la relajación de la playa, una pequeña sonrisa asomó por sus carnosos labios. Seguramente de algún recuerdo que pasase por su mente. Su pelo danzaba al ritmo del aire, despejándole la frente que siempre traía cubierta por su inseparable flequillo.

Yamada sonrió al verle así, como hacía años, verle tan joven y jovial. Verle sonreír despreocupado, como hacía semanas que no le veía. El Daiki que había vuelto no era el mismo que se fue, algo había cambiado y era un cambio enorme. No era el mismo que con el que había estado saliendo por casi dos años. Había veces que sí podía ver un atisbo del niño que había sido, de la persona que le llenaba la existencia años atrás, pero no, sin duda, ese que ahora estaba a unos metros de él era un persona que desconocía.

Contuvo la respiración cuando notó que el mayor giraba el rostro casualmente hacia su dirección. Tragó nervioso ante la posible reacción que Arioka pudiese tener, seguramente ignoraría su presencia y seguiría a lo suyo. Pero abrió los ojos sorprendido cuando le vio sonreírle cálidamente, un acto completamente inesperado. ¿Por qué le sonreía? ¿No se suponía que estaba enfadado con él? Sintió un escozor en su garganta, se sentía culpable. Bajó el rostro indeciso de si acercarse o no. Cuando subió el rostro decidiendo que lo mejor era ir, notó como el mayor estaba de pie sacudiendo su bañador por la arena.

Se sorprendió cuando le vio dirigirse hacia su persona, ¿qué le iría a decir? Se mordió en interior de los carrillos nervioso, miró sus dedos de los pies jugar con la arena, no había nada más interesante. Vio los pies desnudos del mayor en frente de los suyos, elevó la mirada para posarla en esos ojos cafés que le sonreían. Tragó nervioso, esperando el reproche por parte de Arioka.

- Prometo no acercarme más a ti. – el menor abrió los ojos enormemente cuando escuchó esas palabras. Abrió la boca ante el asombro resecándosele los labios. Su corazón se estrujó dolorosamente. ¿Daiki no estaría con él? ¿Realmente sería así?

- ¿Qu-? – no pudo continuar la pregunta ya que el mayor le interrumpió. Su voz sonaba decidida, pero él podía ver cómo en sus ojos se veía un alumbre de tristeza. Tragó saliva tratando de calmar el doloroso palpitar de su corazón.

- Entiendo tu sorpresa. Pero es mejor así. – sonrió lo mejor que pudo, le dolía decir esas palabras. Él quería estar al lado de Ryosuke, pero su presencia era non grata. Tenía que hacerse a un lado completamente para que el otro fuese feliz, aún si fuese por encima de su propia felicidad.

- ¿Mejor? – su voz salió en un susurro. Apretó su camiseta entre sus manos de la impotencia, ¿mejor? ¿Mejor para quién? Sintió un peso en su hombro y vio una mano posada en el, siguió la trayectoria y posó de nuevo su vista en el rostro del mayor.

- No te molestaré más. – sonrió forzosamente. Le dolía el pecho y el nudo en su garganta no le dejaba expresarse bien, esperaba que por lo menos fuese entendible.

Yamada sintió como la mano de Daiki se despegaba de su hombro y volvía a su sitio. Le vio sonreír tristemente, tan triste que le hizo sentirse así también. Apretó los labios disipando el dolor que sentía en su garganta, una opresión que le dolía. ¿Por qué Daiki sonreía así? Por qué aunque él lo decidió así, ¿se le veía tan triste?

Notó como Arioka se movía hacia un lado de él y comenzaba a caminar en dirección a la casa. Se giró mirando su espalda y el pelo menearse a la vez que la camiseta. Sus ojos le escocieron, sintiendo como las lágrimas se acumulaban en el párpado inferior. ¿Realmente eso era lo mejor?


Fin del cap.21

¡Espero que os haya gustado! 
¿Habrá alguien que todavía me lea? ¯\_(ツ)_/¯
¡Mimi-chan destaaa~!

4 comentarios:

  1. obvio!!!! YO TODAVIA LO LEO!!!
    ;_____; mimi-chan me hace sufrir~
    he esperado muchooo -lloriquea-
    conti~ conti~ onegai -se le arrodilla-

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  2. ¡Yo sigo leyendo y esperando con ansia cada día!!!!!!!!!!!!!!
    Espero que todos los problemas que te están rodeando mejoren...de verdad lo digo ;A;

    Y en cuanto al fic....
    POR QUE? Esa escena tan tierna entre yamada y daiki tenía que acabar así... yamada bakaaa!!! No pueden separarse, ay, hacen una pareja tan perfecta... el final sobre todo me ha dado una pena enorme... por qué son tan idiotas y no se dan cuenta de que se queiren y tienen que estar juntos????
    Pero creo que la escena chiitaro me ha dejado encantadísima..tan sexys y tan nunca-vamos-a-porder-hacerlo ahahahhahahahahahaha

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  3. Ay ;A;
    Daiki ha tomado la decisión más difícil de su vida, con lo tanto que quiere a Yama-chan... inclusive, no puede ocultar que esa decisión le está doliendo en demasía frente a él, su sonrisa... su sonrisa duele tanto ;O;
    ¡Ryo-chan, no lo dejes ir!
    Punto dos: La relación ChiiTaro está que florece *____* ¡¡qué niños!! asgsdjcbdjfhvbjdscfbxjc
    Y Ko-chan ni idea de lo que pasaba dentro :'D Los amo >..<
    Punto tres: ¿Ese baño de sol que tomó Daiki hasta que llegó Ryosuke no le hará daño? Estuvo mucho tiempo allí, me preocupa D:

    Y ahora sí, estoy pendiente también yo de cuando publicas, así que me verás aquí seguido :'D
    Lo de tus problemas, espero se relajen un poco y ¡cuida más tu salud! Pero siendo sinceras, en medio de problemas y la uni las defensas bajan a lo vil :/

    Gracias por esta conti preciosa *___* te adoro~~
    Kira out~~

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  4. Yo lo leo y aun sigo esperando la continuación porfa sigue escribiendo que el fic me ha gustado mucho XD

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Si te ha gustado comenta! con tu comentario haces que me anime a escribir más! Gracias! ^^