[Oneshot] ¿Por qué? Y esta vez... fue Yamada. [Yamachii]

¡Buenas! Paso a dejar un pequeño oneshot que me pidio mi quedirísima Alex-chan.
Van dos en uno, pues es como la "continuación" de: ¿Por qué?
Puse continuación entre comillas porque se trata de otra situación sobre esta pareja donde uno de ellos no comprende el enfado del otro.

Siento la forma tan rara del final, siento que he empeorado mi escritura... u_u

¿Por qué? Y esta vez... fue Yamada.

 Título: ¿Por qué? Y esta vez... fue Yamada.

Extensión: Oneshot

Pareja: Yamachii [Yamada Ryosuke&Chinen Yuri]

Género: Romance

Dedicado a: Alex-chan

*Capítulo único.*

- ¡Yamada eres un idiota! – gritó Chinen encolerizado y completamente enfadado con el mencionado. Por su parte, el mayor no comprendía el enfado del moreno.

El resto de miembros miraron en dirección a Yuri que salió de la sala dando un portazo que asustó a varios. Daiki se acercó a Ryosuke extrañado de lo que había sucedido.

- ¿Qué ha pasado? – su tono de preocupación era notorio.

- Eso quisiera saber yo. – respondió derrotado el menor dejándose caer en una silla.

Daiki volvió a mirar a la puerta que había sufrido las consecuencias del enfado del moreno. Y giró el rostro para mirar nuevamente a su amigo.

- ¿Estás diciendo que no sabes por qué se ha enfadado? – habló incrédulo el mayor.

- Eso mismo. – soltó un suspiró de resignación.

- Menuda clase de novio estás hecho. – Daiki le miró con reproche, se suponía que Ryosuke tenía que conocer mejor que nadie al más pequeño.

- Estábamos hablando tranquilamente cuando de repente ha gritado eso. – dirigió la mirada hacia la puerta. Ahora temía hablar con el menor, sabía que como mínimo “imbécil” sería el insulto más leve.

- ¿Qué? – preguntó sorprendido. – No ha podido ser así, tiene que haber algo más. – evaluó convencido el mayor.

- Vete a hablar con él. – se sumó a la conversación Hikaru. Ambos se giraron sorprendidos en dirección del mayor que solamente sonrió contento por las reacciones.

- Hikaru, no escuches las conversaciones de los demás. – reprendió Daiki mirándole de reojo. El otro simplemente ensanchó su sonrisa.

- ¿Estás loco? – intervino Yamada. - ¿Quieres que me pegue? – continuó temiendo que esa sería, posiblemente, la respuesta del menor ante un “¿por qué estás enfadado?”

- Anda, no exageres. ¿Piensas dejarlo así? – contradijo Yaotome mirándole con sensatez.

Yamada desvió la mirada y bufó molesto, Hikaru tenía razón, si alargaba la situación Chinen se enfadaría aún más, además, sabía que a Yuri le gustaba que fuese detrás de él cada vez que se enfada.

Se levantó poco convencido de que lo que hacía estaba bien, pero por no aguantar el sermón de Arioka y Yaotome recibiría los golpes del moreno. Caminó con algo de nerviosismo hacia la puerta, salió y miró en ambas direcciones pensando por dónde podría haber ido.

Vio una de las puertas del pasillo abiertas y supuso que podría estar ahí, tampoco perdía nada por mirar en esa habitación. Gracias al cielo, su suposición había sido acertada y el menor se encontraba hecho un ovillo debajo de la mesa que había en el centro de la sala.

- ¿Yuri? – llamó para que el menor supiese que estaba ahí.

Nada más escuchar su voz el moreno giró la cabeza súbitamente y le mandó una mirada enfurecida que le hizo tragar fuertemente. “Esta vez el enfado ha subido a otro nivel…” pensó algo temeroso el mayor que se acercó lentamente hacia el otro. Parecía un cazador acercándose lentamente a un feroz león que amenazaba con comerle.

- Vamos, sale de ahí. – habló con voz suave para calmar al menor. Solamente recibió otra mirada aún más enfurecida.

- Déjame en paz. – espetó completamente cabreado. Yamada abrió las fosas nasales y los ojos sorprendido por el mordaz tono de voz.

Ryosuke no sabía si seguir avanzando o huir ahora que “el león” había apartado la mirada de su persona. Pero no, tenía que solucionar esto, quería estar bien con Chinen.

- Venga, sale y hablamos. – “Y así te perderé perdón por lo que sea que haya hecho…” añadió en su mente, no lo dijo por temor a la respuesta del otro. Porque si además le manifestaba que no sabía por qué estaba enfadado sería más letal la “mordida” del “león”.

Chinen meditó las palabras de su novio, tenía razón. Tenían que arreglar eso, pero ahora mismo estaba tan enfadado que una palabra más del mayor y perdería los estribos. ¿Cómo podía haberle hecho eso?

Gateó por debajo de la mesa hasta que salió y se puso de pie. Yamada sonrió satisfecho de que el menor optase por ponerle las cosas algo fáciles.

- Eres un idiota… - murmuró el menor sin mirarle y con los carrillos inflados como un niño pequeño. Por no añadir que tenía los brazos cruzados con reproche.

- ¿Por qué? – se aventuró a preguntar.

Chinen giró rápidamente la cara hacia mirándole encolerizado, ¿cómo se atrevía a preguntarle eso? Apretó los dientes conteniendo varios insultos más.

- ¿Cómo que por qué? – su tono había sonado más tranquilo de lo que esperaba.

- Sí, no entiendo por qué te has enfadado. – añadió una vez que notó que el menor estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por controlarse.

Yuri mordió el interior de su labio inferior con exasperación. Yamada podía ser muy atento, inteligente y detallista, pero cuanto a lenguaje corporal o analizar la situación era muy despistado.

- Haz el favor de recordar de qué estábamos hablando cuando me enfadé. – tuvo que suspirar varias veces para tranquilizarse, parecía que de verdad Yamada estaba perdido.

- De lo que hicimos el fin de semana. – respondió automáticamente le mayor.

- ¿Y tú que me dijiste que hiciste? – analizó mientras daba golpecitos con su dedo índice de la mano izquierda sobre el codo derecho. (Recordemos que tenía los brazos cruzados)

- Que había ido a una cita con Kento-kun. – parecía que estaba en automático, ya que respondió sin pensar. Solamente, cuando se dio cuenta de lo que había dicho comprendió el motivo del enfado de su novio.

Sonrió divertido, Chinen solamente estaba celoso. Lo que no sabía era que no tenía por qué. Se acercó hasta el menor hasta posar sus manos en las caderas, el menor reaccionó favorablemente y se dejó tocar.

- ¿Estabas celoso de Kento-kun? – no pudo disimular su tono divertido. Acercó el cuerpo de Yuri hacia el suyo notando su calor.

- ¿Cómo no voy a estarlo? Si ese mismo día cancelaste una cita conmigo. – reprochó mirándole intensamente y aún con los carrillos inflados.

Yamada simplemente ensanchó la sonrisa.

- Pero es que Kento-kun parecía ilusionado… ya sabes en la estima que me tiene. – explicó. Fue por eso mismo que tuvo que negarse a su adorada cita con él.

- Por eso mismo me salen los celos. – hizo una pausa donde desvió la mirada incómodo. – Kento-kun parece estar enamorado de ti. – susurró avergonzado.

La verdad es que sentir celos no era algo normal en él, pero Nakajima Kento siempre profesaba el amor que sentía hacia su pareja por todas partes y eso le enervaba. Y luego enterarse que Yamada había cancelado una cita ¡con él! Para ir a una con Kento…

- ¿Bromeas? – rió el mayor apretando sus manos sobre las caderas ajenas. – Kento-kun tiene una relación con Kikuchi-kun desde hace tiempo. – explicó el mayor.

La verdad es que eso se lo había confesado Nakajima hacía varios meses.

- ¿De verdad? – habló esperanzado mirando a los grandes ojos castaños de su novio. Éste simplemente asintió sonriente. Chinen suspiró tranquilo.

- Kento-kun solamente me admira, nada más. No tienes que preocuparte. –

Chinen separó sus brazos y posó sus manos en el amplio pecho del castaño.

- Pero no puedo evitar ponerme celoso de él. – habló haciendo un puchero.

- Es como si yo me pongo celoso de Ohno-kun. – sonrió carismático el mayor.

Chinen guardó silencio, pues era cierto. Sus celos eran sin fundamentos, pues estaba claro que entre Kento y Yamada no pasaría nada, además, de que ahora sabía que el menor tenía pareja.

- Parece mentira que no sepas que solo tengo ojos para ti. – habló mirando intensamente los apetecibles labios del menor.

Chinen sonrió coqueto y pasó sus manos alrededor del cuello de Yamada.

- ¿Así que solo tienes ojos para mí? – le preguntó acercándose provocadoramente hacia el rostro de Ryosuke.

- Sí. – contestó acercando él también el rostro.

- Dios, me vuelves loco. – habló el castaño nuevamente con el lívido subido. Chinen sonrió satisfecho con esas palabras.

- Demuéstramelo. – retó el menor rozando sus labios con los ajenos.

- Tú te lo has buscado. – susurró antes de cogerlo por la cintura y sentarlo en la mesa para una demostración de su amor.

 *Fin.*

¡Espero que os haya gustado! (aunque esté tan malescrito)

¡Mimi-chan destaa~~!