Me temo que esta vez no he podido acabar el capítulo que corresponde... no tengo tiempo y aún está mediado, pero es que hace exactamente un mes que no publico conti de este fic... TT^TT
Sé que aún me faltan varias cosas por publicar, pero no tengo tiempo lo siento. Me temo que tendréis que esperar algo más.
Y por si a alguien le interesa
Sé que es una tontería que avise de eso, puesto que hasta más adelante no lo publicaré
¡Otra cosa! He puesto una encuesta sobre el Hetero, ya que estoy a punto de acabar un one-shot de ese género. La verdad sea cual sea el resultado ese one-shot lo publicaré igual porque no lo voy a dejar en el ordenador... pero despende de la encuesta publicaré o no más Heteros. Aunque solamente era para saber si vosotras lo leeríais, no descarto que más adelante publique alguno. ¡Sentíos libres de contestar lo que queráis! ^.^
Bueno, aquí dejo la continuación que me excedí demasiado... u_u Siento la charla que os acaba de soltar... xD
Parejas: Ariyama, Yamajima, Okajima, Chiitaro, Yabuhika, Takano.
Capítulo doce.
Entre los tres se miraron sorprendidos. Ninguno sabía qué hacer o qué decir. Por no hablar de que Chinen seguía medio adormilado y aún no reaccionaba del todo. Inoo y Takaki se miraban como consultándose qué hacer, o cuál sería el primero en hablar.
- Verás… - comenzó Takaki mientras indagaba una buena escusa que el menor se creyese. Inoo miraba el suelo tímido, era la primera vez que se encontraba en este tipo de situación. Más tarde reñiría a Takaki por el arrebato que había tenido.
Chinen esperaba impaciente una buena respuesta. Sabía que lo que le dirían a continuación seria una escusa, pues claramente no querían revelar lo que pasaba. Pero, ¿y a él que le importaba? Es más, era algo normal ¿no? Siempre había pensando que entre ellos había algo, por lo menos en el pasado. ¿Quién era él para consultar la vida de los demás? Él mismo tenía secretos que no quería revelar a nadie, a lo mejor a Inoo y Takaki les sucedía lo mismo. A lo mejor no querían contárselo a nadie.
- Tranquilos. – dijo una vez que puso orden a sus pensamientos. – No tenéis por qué contarme nada. Yo tampoco diré nada. – hizo una pausa mientras dejaba el vaso en la encimera una vez que estuvo vacío. – Solo espero que sepáis que estáis haciendo y que no perjudique al grupo. – finalizó y se dirigió hasta las escaleras para ir a la habitación a seguir durmiendo.
Takaki miró sorprendido por donde se había ido Chinen. Él pensaba que les bombardearía a preguntas, que no se irían de allí hasta que no les contase todo. Pero sorprendentemente no había sido así. Tal parecía que Chinen comprendía el asunto y no quería indagar más. Y también les dio un buen consejo.
- Chinen ha madurado… - escuchó decir a su acompañante. Le miró y vio que Inoo también estaba sorprendido y mirando hacia las escaleras. Él también miró hacia allá y asintió sonriendo.
- Ellos han crecido y ni cuenta nos hemos dado. – susurró Takaki aún mirando las escaleras. Inoo miró a Takaki. Parecía que se lamentaba de haberse separado, él también lo hacía. Pero con el paso de los años se había acostumbrado a estar sin ellos. Que eso no quería decir que no echase de menos el pasado, lo hacía, pero no verles se le había hecho monótono.
- Eso parece. – afirmó Inoo dispuesto a marcharse de allí, no quería continuar en un mismo sitio a solas con Yuya. Pasó por al lado de él pero se sorprendió cuando éste le sostuvo la muñeca impidiendo que saliese. Se giró sorprendido para mirarle. Sus ojos transmitían determinación, era una mirada intensa que le ponía nervioso.
- No quiero hacer como si nada hubiese pasado. – confesó el castaño mirándole fijamente, sin apartar la mirada en ningún momento, tratando de transmitirle sinceridad. El menor abrió aún más los ojos sorprendido por lo que acababa de escuchar.
- Pero… - contradijo el moreno y Takaki no le dejó continuar.
- Quiero… continuarlo. – con eso creía que Inoo entendería lo que quería. Esperaba que no lo malinterpretase. Bajó su mano de la muñeca para tomarle la mano y entrelazar sus dedos con los blanquecinos del pianista.
Inoo miró el movimiento de la mano. Sentía la cálida mano de Takaki transmitirle firmeza, sinceridad. Sus manos juntas quedaban bien, o eso era lo que pensaba él. Miró el rostro del mayor y vio un pequeño rubor en sus mejillas. Sonrió cálidamente. Sí, él también quería continuar lo que tenían, fuese lo que fuese.
- Está bien. – estrechó su mano con la del castaño. Correspondiendo lo que Takaki había dicho. No sabía en qué momento su corazón le había dicho que quería tener a Takaki a un lado de él, compartir muchos momentos juntos. Pero así lo quería.
Después de eso se fueron juntos y cogidos de la mano a la habitación a dormir, muchas emociones en una sola noche. Suspiraron a ver a todos dormidos, pues temían que aún siguiesen despiertos.
El día siguiente llegó y poco a poco fueron despertando todos. Solamente quedaban Keito y Daiki durmiendo, los demás estaban esparcidos por la casa. Algunos desayunando, otros haciéndose el desayuno, otros en el baño… La mayoría estaban desayunando.
- Que bien he dormido. – dijo Keito mientras aparecía por la puerta de la cocina estirándose. Algunos asintieron a las palabras, otros siguieron desayunando. Okamoto se dirigió a la nevera, le apetecía un desayuno occidental. Se haría un café y unas tostadas, así conseguiría despertar del todo.
- La verdad, es que esas camas son muy cómodas. – elogió Inoo mientras sorbía su leche. Tenía el rostro medio adormilado aún. Había podido dormir un poco nada más, ya que se había pasado toda la noche dándole vueltas al asunto. Ya no le preocupaba la reacción de Takaki, ahora le atormentaba el cómo mirar a Chinen a la cara.
- ¡Chicos, ya lo tengo todo preparado! – entró Yuya asustando a los que desayunaban. Había estado en el sofá con el portátil organizando la salida de ese día, estaba muy entusiasmado. Las vacaciones acababan de empezar y ya tenía grandes planes.
- ¿Ya? – preguntó sorprendido Yamada mientras dejaba la taza en el fregadero. Takaki sonreía radiantemente, sacando otra sonrisa a Inoo que le miraba contento. La felicidad de Yuya era la suya, abrió los ojos sorprendido al pensar eso. ¿Tan importante se había vuelto para él “eso” que tenía con Takaki?
- ¡Claro! – exclamó sentándose en la mesa, Keito y Yamada que estaban de pie se acercaron a la mesa mientras los que estaban sentados, que eran Hikaru, Inoo y Ryutaro, se acercaban para mirar el portátil de Yuya.
Les explicó los planes; irían en autobús hasta el centro, visitarían los templos y recorrerían la cuidad. Luego pararían en el parque central a comer o si querían podían ir a algún restaurante de comida rápida. Después verían las esculturas y visitarían los barrios que hacían famosa a la ciudad. Pararían a descansar, comprarían suvenir y luego volverían a casa.
- Vaya, sí que eres bueno haciendo planes. – elogió Ryutaro completamente sorprendido. Los demás asintieron, sacando una inocente y avergonzada sonrisa al castaño.
- Es que hacía tiempo quería visitar esta ciudad. – ensanchó la sonrisa enseñando sus dientes y achicando los ojos. Kei sonrió cálidamente al verla.
- ¿Qué pasa? – preguntó Chinen sorprendido mientras entraba a la cocina. Los había encontrado a todos amontonados en una parte de la mesa y rodeando a Takaki. Se dirigió al frigorífico y sacó el zumo de naranja. Ya había desayunado. La voz de Chinen sobresaltó a Inoo que abrió los ojos aturdido. No sabía cómo afrontarlo, aunque tal parecía que Yuri no le daría mayor importancia al asunto.
- Takaki nos enseñaba el horario de hoy. – explicó Hikaru. Chinen se acercó hasta la mesa mientras bebía el zumo. Leyó rápidamente la pantalla para después darle varias palmaditas en la espalda a Takaki como diciendo “buen trabajo”.
Estuvieron un rato charlando, mientras Chinen se tomaba el zumo, Keito desayunaba, Takaki seguía con el portátil (al parecer no estaba del todo convencido por el plan que había hecho), Hikaru se había ido a ver la tele, Yamada charlaba animadamente, Ryutaro comentaba lo que decía Ryosuke e Inoo seguía bebiendo la leche.
- No tienes que buscar nada más. – habló Ryutaro interrumpiendo a Takaki. – Está bien como está. – opinó vagamente. A él le había gustado como había quedado el horario, y al resto también. No sabía por qué se empeñaba en seguir buscando sitios que visitar.
- Siento que le falta algo. – meditó mirando fijamente la pantalla. Sabía que algo se le estaba pasando, algo se le olvidaba, o por lo menos esa sensación tenía.
- Tal vez deberíamos ir a la playa. – dijo de repente Inoo haciendo que Yuya le mirase fijamente, sacándole un sonrojo. Nuevamente no sabía de dónde había sacado esa faceta tímida. – Digo, es una ciudad costera ¿no? Si nos sobra tiempo, siempre podemos ir a relajarnos a la playa. – opinó mientras revolvía la leche con la cuchara. Le daba vergüenza mirarle a la cara y más si estaba Chinen presente.
- ¡Eso era! – exclamó el mayor señalándole. Todos abrieron los ojos sorprendidos por el pequeño grito que había pegado el castaño. – Sabía que algo se me pasaba ¡y era la playa! – no podía estar más contento.
- ¿Y ahora cómo lo vas a cuadrar todo? – preguntó interesado Yamada. El horario estaba lleno, no había más sitio.
- Siempre podemos ir a visitarla después de merendar. Total, es para relajarnos, no vamos a meternos en la playa ni nada. – respondió Chinen. Yuya le miró, tenía razón, no era pasarse el día en la playa, simplemente sería sentarse y relajarse con la brisa del mar, nada más.
- Sí, creo que ese sería un buen momento. – habló mientras tecleaba en el ordenador. Los demás siguieron la charla anterior, al ver que ese tema ya no daba para más.
- Chicos. – interrumpió Yuto la animada charla que estaban teniendo. Todos, menos Yuya que seguía tecleando, se giraron a mirarle. Tal parecía que eso no era un saludo, que tenía que informarles de algo. – No consigo despertar a Dai-chan… - susurró cansado. Había estado como media hora llamándole y éste simplemente se había cubierto con la sábana y había hecho caso omiso de sus llamados.
El resto se miraron entre ellos con una sonrisa de obviedad. Daiki no había cambiado nada en esos años que estuvieron separados, seguía siendo el mismo dormilón y poco mañanero que era en aquel entonces.
- Yo le voy a despertar. – informó Inoo antes de que otro se le adelantase. Sentía la necesidad de marcharse de ahí, no aguantaría mucho tiempo más. Había llegado a su más alto nivel de entereza, por no hablar de la timidez que creía inexistente en su persona. Salió lo más rápido que pudo de la cocina.
Yamada siguió con la mirada al moreno que había salido velozmente. ¿Qué quería decir esa rapidez? ¿Sentía urgencia por ver a Daiki? Todos los movimientos que había dado Inoo así lo decían, había salido disparado hacia las escaleras. Arrugó el ceño. Inoo y Daiki eran muy amigos, y no sabía por qué, pero eso le causaba un malestar profundo y poco explicable.
Después de diez minutos, ambos aparecieron por el umbral de la puerta de la cocina. Arioka se rascaba la nuca incómodo, tenía que disculparse con Yuto, seguramente que el alto había estado llamándole un buen cacho. Mientras Kei aparecía con una sonrisa divertida en el rostro, había conseguido despejar un poco su mente en el poco tiempo que estuvo lejos de la cocina.
- ¿Cómo no has conseguido despertar? – inició Takaki mientras levantaba la vista de la pantalla. – Si te dejé la alarma puesta. – obvió el castaño. Arioka desvió la mirada incómodo, cómo explicarle que esas cosas no servían con él, aún teniendo 22 años…
- No la escuché. – mintió Daiki. Inoo ensanchó la sonrisa, no sabía por qué pero esa situación le parecía divertida, lo mismo pasaba con Hikaru.
- No mientas. – añadió el pianista mientras le ponía una mano en el hombro aprovechando que estaba a su lado. – El muy dormilón la apagó. – finalizó Inoo causando grandes carcajadas en sus compañeros. Daiki bajó la mirada apenado, ese era el mayor problema; escuchar, escuchaba la alarma, solo que la apagaba y seguía durmiendo. Era una mala manía que no conseguía quitar.
- ¿La apagaste? – preguntó sorprendido Chinen que era el único, sin contar a Arioka, que no se reía. Sí tenía una sonrisa divertida en el rostro pero más que risa le había causado impresión. Era extraño, ya que te despertabas para apagar la alarma… ¿por qué no te levantas? Era ilógico desde su punto de vista.
Daiki asintió mientras miraba el suelo, no le gustaba ser el centro de atención de las bromas. Pero algún día tenía que salir a la luz que no era bueno en las mañanas. Lo peor, a su parecer, era que sus amigos se habían dado cuenta de que no había madurado en esos años distanciados y ese era un golpe bajo para su orgullo.
- ¿Por qué no desayunas? Vamos a salir pronto a la excursión. – aconsejó Yamada sonriéndole cálidamente. Daiki miró embobado esa sonrisa, ser de las primeras cosas que ve al principio del día le alegraba, incluso le mejoraba el día. Asintió e hizo caso.
Ya habiendo desayunado todos, duchado, preparado y demás; se dispusieron a salir en dirección a la parada del autobús que les dejaría en la capital. Daiki se apresuró a sentarse junto a Inoo, consiguiendo que Takaki frunciese el ceño, pues tenía pensado sentarse él con el pianista. Se sentó con Yabu. Hikaru obligó a Keito a sentarse con él bajo la atenta mirada de Nakajima que se sentó con Yamada. Chinen pese a su malestar y su molestia tuvo que sentarse con Ryutaro, había rezado para que en ese viaje tuviese el menor contacto con él, pero Dios estaba en su contra.
Reinaba un ambiente tenso en varios asientos. Por una parte, y el más pesado, eran Chinen y Ryutaro que no habían cruzado palabra en todo el viaje y eso que ya llevaban veinte minutos. Cada uno miraba en una dirección opuesta, tratando de no encontrarse con la mirada. Aunque a Morimoto parecía que le divertía la situación, ya que tenía una sonrisa divertida en su rostro.
Y luego estaban Yuto y Takaki. Que por separado manifestaban las mismas sensaciones.
Yuto tenía a su lado a Yamada pero no le hacía caso a lo que le decía, ya era la segunda vez que dejaba de prestarle atención a lo que la armoniosa voz de Ryosuke le decía. Cosa que el mayor no se daba cuenta. Nakajima tenía la mirada puesta en Keito, que cuchicheaba con Hikaru cosas que él no sabía, seguramente cosas de pareja, hablarían de sitios en los que sacarse fotos románticas. Cosa que le molestaba y le hacía apretar los labios involuntariamente. Otro hecho era que Keito cada vez le prestaba menos atención a él, parecía que le evitaba todo el tiempo. Ni una conversación en condiciones habían podido tener ellos dos solos.
Y por otra parte, Takaki miraba fijamente y sin cortarse a Daiki, su mirada no era nada amistosa, estaba lejos de serlo. Claramente, el menor no se daba cuenta de ese detalle, estaba bastante ocupado en hablar y susurrarle cosas a Inoo cerca de su oído. Acción que conseguía ponerle celoso, afloraba una furia de su estómago que mitigaba cerrando fuertemente los puños. Luego tendría una charla con Inoo o ya le demostraría al moreno que era suyo de una forma que él solo sabía. Sonrió de medio lado al imaginarse lo que le haría al delgado cuerpo del menor.
Llegaron a su destino y todos se bajaron, rápidamente Chinen se posicionó al lado de Daiki y ambos comenzaron a hablar. Ryutaro no podía evitar sentir algo de molestia, sabía del rechazo que el mayor procesaba hacia su persona, pero verlo a cada segundo del día podía llegar a molestarle. No le incomodaba y mucho menos le dolía, simplemente no le gustaba que Yuri huyese de él, que se alejase de él todo el tiempo.
- Bueno, ¿a dónde queréis ir? – preguntó Takaki sacando un mapa de la mochila que había llevado equipada con todo lo necesario. Los demás se miraron entre ellos pensando qué sitio era bueno visitar.
- ¿No es una tontería que nos preguntes eso? – preguntó Yaotome soltando una sonrisa irónica. El resto se giró a mirarle y Takaki le miraba con incomprensión hacia su comentario, él ensanchó la sonrisa. – ¿No has estado toda la mañana preparando un horario? Cíñete a él. – sonrió y habló con obviedad. Los demás sonrieron también, era cierto. Yuya se apresuró a sacar el horario de su mochila y mirar el primer destino.
Recorrieron lo que mandaba el papel que había hecho Takaki y pararon a descansar como lo traía. Yuto miraba mosqueado la escena, Hikaru apoyaba la cabeza encima del hombro de Keito y a este parecía no molestarle en lo más mínimo. Muy diferente a cuando él se acercaba más de lo debido a Okamoto, siempre le apartaba bruscamente y le decía sonriendo “no invadas mi espacio personal.”
- ¿Todavía no te haces a la idea de que Keito tenga novio? – preguntó Yamada sentándose en el pasto al lado de Nakajima. Habían optado por descansar en el parque de la ciudad, era mucho más espacioso y mucho mejor para relajarse.
- Me da igual. – giró rápidamente la cabeza en otra dirección que no fuese ese “acaramelada” pareja que le estaba empezando a repugnar de tanto que se querían. Yamada sonrió ante ese gesto, Yuto podía ser muy posesivo cuando a Keito se refiere.
- Te lo dije. A Yuto le molesta nuestra cercanía. – susurró Hikaru aún apoyado en el hombro del menor. Keito desvió la mirada cansado, el mayor seguía empeñado en eso de poner celoso al alto, cosa que no entendía.
- ¿Por qué le va a molestar? Yo le veo hablar tranquilamente con Yama-chan, es más, ni siquiera está mirando hacia aquí. – susurró él también, no comprendía por qué había que susurrar pero por si acaso así lo hacía.
- Nada, nada. Tú hazme caso. – levantó la cabeza y se sentó normal. Keito movió el hombro, se le había dormido por el peso de la cabeza del mayor. – Ya me dolía el cuello. – se sobó la parte que le dolía y le dio un bocado a su almuerzo. Keito rió ante el comentario del mayor, ciertamente esa posición que había tomado Yaotome no era cómoda para ninguno de los dos.
- ¿Cómo que Chinen os descubrió? – preguntó Daiki exaltado en uno de los bancos del paseo. Inoo le tapó la boca tan rápido como pudo, lo menos que quería era que toda esa ciudad se enterase, y menos aún el resto de sus amigos.
- ¿Quieres no gritar? – ordenó el mayor mirándole fijamente para después rodar la mirada por todas partes para cerciorarse de que nadie había oído la bocaza del menor. Daiki asintió y el otro despegó la mano de la boca.
- Intentar por lo menos que el grupo no os descubra, por lo menos no hasta que formalicéis algo. – aconsejó el castaño sabiamente. Inoo se sentó en el banco derrotado, que los descubriesen no había sido culpa suya, más bien del bruto de Takaki.
- Lo intentaré, pero Takaki no me da tregua. – suspiró dejándose caer en el respaldo del banco. Daiki le miró cerrar los ojos agotado pero con una enorme sonrisa de inmensa felicidad en el rostro. El acontecimiento de la noche anterior parecía haber hecho dichoso al pianista.
- ¿Desde cuándo te gusta Takaki? – su pregunta fue tan repentina que asombró al mayor que abrió los ojos de par en par. Se irguió y se sentó normal, volvió a suspirar.
- Es algo complicado. – hizo una pausa en la que el castaño asintió. – Siempre me había gustado de pequeño, pero logré olvidarle. – iba a continuar pero Daiki le interrumpió.
- ¿Cómo conseguiste olvidarle? – Inoo le miró sorprendido. Examinó los ojos de Arioka, ahí solamente encontraba esperanza, parecía que él también quería olvidar a alguien. Pero no podía decirle cómo le había olvidado, pues tendría que rebelarle que el grupo había estado roto durante dos años.
- Ni idea, cuando quise darme cuenta ya le había dejado de querer. – hizo una pausa donde dirigió su mirada al castaño alto que charlaba animadamente con Chinen. – Pero no era así, cuando nos acostamos en su casa me di cuenta de que seguía perdidamente enamorado de él. – suspiró derrotado. No había podido desechar sus sentimientos. – Supongo que el primer amor nunca se olvida ¿ne? – habló con tono divertido y mirando al menor que tenía su vista en un punto fijo.
Siguió la mirada del castaño, sorprendiéndose de encontrarle mirando a Ryosuke. Abrió la boca sorprendido. ¿Esa mirada quería decir que aún no olvidaba a Yamada? Así lo parecía o así lo entendía él.
Daiki miraba intensamente al menor, su pecho se oprimía cada vez que veía al castaño reír al lado de Nakajima. ¿Eso eran los celos? Era la primera vez en su vida que los sentía de esa intensidad. Durante la relación con Yamada los había sentido varias veces pero no eran anda comparado con lo que estaba sintiendo ahora. Tenían un sabor amargo, conseguía subirle hasta la boca, poniendo una mueca de asco en el rostro, por no mencionar el escozor de ojos ante la gana de llorar. No le gustaba sentir eso, no quería, pero era lo mejor. Así lo había decidido y así lo haría.
- Dai-chan, ¿sigues…? – no continuó la pregunta al verle girar la cara al menor con una total mirada de tristeza, una profunda y devastadora angustia. Tragó sorprendido al ver semejante mueca en el habitual rostro sonriente del castaño.
- ¿Sigo? – rápidamente se recompuso, o eso creía él. No sabía que reflejaba exactamente lo que sentía aunque él creía que no lo hacía. A Inoo no le hizo falta continuar la pregunta, pues la respuesta era bastante clara. Sonrió despreocupado pues claramente Daiki no quería que nadie supiese que seguía queriendo al menor.
- ¿Sigues queriendo ir a comprar suvenir? – preguntó ensanchando la sonrisa. El menor arrugó un poco el ceño extrañado por la pregunta del pianista, pero sonrió y asintió efusivamente.
La tarde pasó rápida, Takaki había monopolizado a Inoo y cada vez que Arioka se acercaba una mirada retadora le hacía frenar. El menor no comprendía esa “rivalidad” que Yuya procesaba hacia su persona, aunque podía intuir por donde iba la cosa. Seguramente tenía que ver algo con Inoo.
Cuando se dieron cuenta ya habían acabado el horario y tenían que comprar los suvenir. Cada uno compró el que más apto le parecía. Daiki no se decidía, era una cuestión muy importante los estaba escogiendo para sus padres que más tarde se los daría. Cuando pasasen esos meses que tenía pensado pasar con sus amigos.
- ¿No te decides? – preguntó Yamada a un lado de él que al verle tan concentrado debatiendo le dieron ganas de echarle una mano. Él ya había comprado los suyos.
- Es que los quiero comprar todos, pero no traigo tanto dinero. – explicó derrotado el menor mientras dejaba el llavero con el nombre de la ciudad grabado en la pequeña placa que lo conformaba. Yamada sonrió tiernamente, cada vez lo confirmaba más, Daiki no había cambiado nada.
- ¿Qué tal este? – señaló un llavero con un delfín de cristal de un azul mar del Caribe. Transparente, de agua cristalina. Era elegante a la vez que barato, parecía una buena idea. El mayor lo examinó de más de cerca, pesaba un poco y parecía resistente a los golpes. (Por su torpeza era un requisito indispensable)
- ¡Es perfecto! – exclamó feliz el mayor sonriendo ampliamente, cerrando los ojos en el acto. Ryosuke sonrió también, abrió su bolsa y enseñó un llavero igual que el de Arioka.
- Así tenemos uno cada uno. – ladeó un poco la cabeza a la vez que subía el llavero poniéndolo a la altura de su rostro y sonriéndole cálidamente. Arioka miró primero su llavero y luego el del menor, sonrió divertido.
- Iba a comprarlo para mi madre. – hizo una pausa en la que Yamada abrió los ojos sorprendido. – Pero creo que me llevaré otro para mí. – sentenció cogiendo otro de la fila que había, del mismo color que el del menor. Cambió el de su madre por otro de otro color, quería que solamente él y Yamada tuviesen el mismo delfín.
- ¿Para tu madre? ¿Pero no está en otra ciudad? ¿Cuándo se lo piensas dar? – preguntó curioso el castaño que guardó su delfín en la bolsita de la tienda. Arioka tragó fuertemente, había metido la pata, todavía no quería decir nada.
- Se lo mandaré por correo. – respondió rápidamente y lo primero que se pasó por la mente. Rezó para que Ryosuke le creyese. Y así fue, el otro sonrió ampliamente y asintió. Le acompañó hasta la caja y pagaron.
Llegaron a la casa de la playa de la familia Takaki. Estaban agotados, habían caminado mucho. Todos se dejaron caer en los tres sofás que había en el gran salón principal.
- Si lo llego a saber no te dejo hacer el horario, Takaki. – se quejó Hikaru agotado mientras apoyaba la cabeza en el respaldo del cómodo sofá.
- Vamos, él lo hizo con la mejor intención. – defendió sin darse cuenta Inoo. Yaotome le miró sorprendido, normalmente el moreno solía aliarse con él para meterse con el resto del grupo.
- ¿Estás defendiendo a Takaki, Inoo-chan? – preguntó pícaro Yabu que levantó una ceja a la vez que sonreía divertido. El pianista desvió la mirada sonrojado, los demás sonrieron divertidos.
- ¿Pero lo hemos pasado bien, no? – se apresuró a comentar Chinen. Él sabía por qué Inoo defendía al planeador y para no abrir más cuestiones en el grupo le defendió. Además de que parecía que a ninguno de los dos implicados se le ocurría ninguna escusa.
- Bueno, me voy a dar una ducha. – sentenció Yaotome levantándose del sofá a la vez que cogía su mochila y subía al piso de arriba.
Yabu miró divertido la escena, era perfecta. Se apresuró a seguirle diciendo que él también iba a ducharse. Dejó la mochila en la habitación y corrió hacia el baño que tenía varias duchas. No comprendían para qué querían tantas, pero era de agradecer en esa situación (en que 5 personas dormían en la misma habitación). Se denudó y entró en la ducha de Yaotome.
- Hola, Hikaru, ¿no te habrás olvidado de mí, verdad? – besó el hombro desnudo del menor que se detuvo en seco…
*Fin del cap.12*
¡Espero que os haya gustado! *3* Como siempre, a mí me encanta escribir este fic... no sé por qué será xD
¡Mimi-chan destaa~!
*w*
ResponderEliminar¡Qué lindo!
asjbdsilfbvdilz Esa relación de Takaki y Kei me encanta <3
Chii salvándolos, qué lindo.
Esa sensación que tiene Daiki... pobresito D: Keito también está sufriendo mucho y sjdchbkdsufcb YabuHika al final... la cereza del pastel *w*
Espero por más <3 Se está poniendo muy genialoso...
Gracias por darnos esta conti *w*
jaja ese Inoo tan tímido ahora que esta muy cerca de Yuya
ResponderEliminarPobre Keito y Dai son los que mas sufren y los tontos de Yamada y Yuto no se dan cuenta de sus verdaderos sentimientos, que lindo Hika ayudando a su gran amigo que sufre tanto, pero que se cuide de Kota que parece que no habrá tregua kyaaaaaa y menos en el baño
y el pobre Chinen no quiere estar ni un segundo junto a Ryutaro
Que bonito!!! (Cada vez que subes un capítulo empiezo a dar brincos por todo el pueblo ajajajajajaaj)
ResponderEliminarMe ha encantado la madurez de chinen.. es tan.. me encanta es tan tierno!! Y cada vez me da mas pena Daiki, pobre chaval D: y el yabuhika de al final.. que ganas de mas!!!!