jueves, 26 de diciembre de 2013

Another christmas. [One-shot]

¡Buenas! Soy como los Johnny's, cuando no aparezco durante algún tiempo es porque estoy trabajando en algo nuevo xD. Aunque no es en la fecha exacta de Navidad, aún reina el ambiente navideño por todas partes.

Aquí dejo una historia que me ha llevado más de lo previsto, aunque yo no soy mucho de hacer especiales... pero esta vez me di a la aventura. Para este one-shot no hice imagen, puesto que si me pongo a hacerla se retrasaría más y no tendría cuenta publicarlo.

¡Espero que os guste! *w*

¡Y FELICES FIESTAS A TODOS!



Another christmas.


Parejas: Takachii, Hikato, Yamajima, Inoodai, Yabutaro.
Extensión: One-shot.
Género: Shounen-ai.
Nota: Esta historia no sabría cómo calificarla, puesto que es como una recopilación de drabbles, o eso me parece a mí, pero como es una historia en común pensé en ponerlo en one-shot...
Autora:  Mimi-chan.









*Capítulo único.*



La puerta de la casa de Yabu sonaba por tercera vez desde que había empezado la tarde. Se apresuró a abrirles la puerta a sus invitados. Chinen y Arioka entraron sonrientes y ambos con un regalo entre las manos. Pasaron al salón con Yabu detrás de ellos y depositaron los regalos debajo del árbol que había puesto el líder.

- Ya veo que la mayoría ha llegado. – dijo sonriente Daiki mirando a los demás que estaban sentados en el gran sofá que Kota tenía.

- Pues claro, llegáis tarde. – reprendió Hikaru con el ceño algo fruncido, pero con un toque de diversión en su voz. Los otros sonrieron a la vez que elevaban los hombros en un gesto ambiguo.

- Dai-chan se retrasó. – acusó Chinen sentándose en uno de los sillones. El mencionado abrió la boca desmesuradamente.

- Creo que estás equivocado, fuiste tú el que se durmió. – contradijo el mayor acusándole con el dedo índice. El castaño desvió la mirada afirmando las palabras recién dichas.

- Resumiendo, que los dos habéis llegado tarde. – añadió Yabu entrando al salón con una bandeja de galletas y chocolate caliente. Los invitados miraron asombrados las cuantiosas galletas.

- ¿Las has hecho tú? – preguntó sorprendido Takaki mirando las galletas con diferentes formas navideñas; abetos, muñecos de nieve, estrellas fugaces, bolas del árbol y muchas otras.

- Sí, mi hermana me enseñó la receta. – depositó la bandeja en la mesa que había en el centro y los demás miraron detalladamente cada galleta. Kota fue sacando las tazas de la bandeja para depositarlas delante de cada miembro.

- ¿Son comestibles? – añadió Nakajima examinando muy de cerca las galletas. Algunos rieron ante la ocurrencia del moreno. Yabu arrugó un poco el ceño.

- Pues claro, baka. – respondió algo ofendido el líder.

La puerta volvió a sonar sobresaltando al dueño de la casa que se apresuró a abrir. Sus demás invitados estaban llegando. Sonrió cuando abrió la puerta y se encontró a los tres restantes; Inoo, Yamada y Okamoto, y les invitó a pasar. Éstos entraron descalzándose en la entrada y depositando los regalos que cada uno traía debajo del árbol.

- Hola. – saludaron los tres recién llegados. Los que allí estaban devolvieron el saludo y comenzaron una animada charla.

Pronto llegó Yabu con más tazas humeantes con delicioso chocolate caliente dentro. Se pusieron a degustar las galletas acompañadas del chocolate, charlando animadamente y riendo fuertemente.

- Te han salido muy bien, Yabu-chan. – elogió Yamada sonriente. Él entendía bastante sobre cocina y tenía que reconocer que esas galletitas sabían realmente deliciosas.

El mencionado sonrió ampliamente al saber que a sus amigos les gustaba las galletas que se había pasado haciendo toda la tarde, después de tres intentos fallidos al fin le había gustado como habían salido.

La puerta sorprendentemente volvió a sonar sorprendiendo a todos menos al dueño de la casa que esperaba esa visita, la que más esperaba a decir verdad. Los demás se miraron entre ellos extrañados, esperando al líder que había ido a abrir la puerta. Pronto apareció Yabu sonriendo enormemente y con él otra persona que no esperaban ver.

- ¡Ryutaro! – exclamó sorprendido Okamoto al ver al menor ahí, delante de ellos con algo de timidez.

Los demás abrieron los ojos y las bocas desmesuradamente, era una grata sorpresa verle después de tanto tiempo. De vez en cuando mantenían el contacto pero hacía tiempo que no se veían a no ser que Shintaro les enseñase una foto de él o algo parecido. Cada uno se fue levantando y saludando al pequeño que sonreía levemente, tenía ganas de verles y desde hacía mucho tiempo, pero tenía miedo a importunar el trabajo de ellos.

- Vaya… qué sorpresa. – expresó Nakajima una vez que todos estuvieron sentados de nuevo alrededor de la mesa. Morimoto sonrió al ver el rostro feliz y sorprendido en el resto del grupo.

- Sí, no me esperaba que vinieses. – apoyó Inoo aún perplejo de tener al miembro inactivo delante de él. Estaba un poco más alto y las facciones eran algo más maduras, hacía como dos años que no le veía… mucho tiempo.

- Yo tampoco. – relató Ryutaro. – Pero Yabu-kun me invitó a la reunión y no me pude negar, hacía tiempo que quería veros. – sonrió ampliamente. Los demás sonrieron también, la voz también le había cambiado, aunque un poco.

- Menos mal que has podido venir. – continuó Yabu y después le dio un sorbo al chocolate que le calentó la garganta.

- No tenía nada que hacer y me hacía ilusión veros. – contestó elevando los hombros. Aunque realmente ya había quedado con sus amigos, pero nada más enterarse de la reunión que tendría JUMP quiso acudir.

- Bueno cuéntanos, ¿qué has estado haciendo? – curioso como siempre preguntó Daiki. Ahora el tema principal era Ryutaro, nunca estaba de más interesarse por la vida de la gente a la que no veías desde hacía tiempo.

- Estudiando, mis padres no me dan tregua. – respondió cansado. Sus padres desde el incidente habían estado encima de él constantemente, había traicionado su confianza y eso lo estaba pagando ahora.

Los demás sonrieron divertidos por el comentario del menor, gracias a Dios seguía teniendo la misma personalidad que antaño.

- Bueno hombre, como cualquier padre. – trató de restarle importancia al asunto Takaki. Intuía que sus padres ahora le habían quitado un poco la libertad que antes tenía.

Siguieron charlando interesándose por lo que había hecho Morimoto ese tiempo. Y éste les devolvía las preguntas de vez en cuando, aunque lo que ellos habían estado haciendo él lo sabía bastante bien puesto que con cada cosa nueva había anuncios y así era fácil.

- ¡Bueno, hora de los regalos! – exclamó entusiasmado Daiki levantándose y dirigiéndose debajo del árbol.

Fue repartiendo los regalos ya que éstos traían el nombre de cada uno, como el año anterior habían hecho el amigo invisible ya que realmente era divertido. Pasaron la tarde entre risas y sorprendiéndose de los diferentes tipos de regalos que había. Lentamente la noche se fue poniendo y las horas pasaron entre diversión. Llegó la hora de marcharse, se despidieron con pesar.



Takaki y Chinen se fueron por el mismo lugar.

- Qué sorpresa encontrarse a Ryutaro-kun. – comentó Chinen mirando al frente contento, hacía tiempo que quería saber de él. Takaki asintió a las palabras sonriendo también.

- Ha sido muy divertido. – elogió el mayor ensanchando la sonrisa. Chinen miró esa hermosa sonrisa que solamente ponía en determinadas ocasiones, sonrió él también.

- Sí. ¿Qué mejor forma de pasar las navidades con las personas que más aprecias? – sentenció el castaño acercándose al mayor y cogiéndole del brazo, apoyando la cabeza en éste.

- Sin duda, no hay mejor forma. – respondió el mayor manteniendo la sonrisa. Miró al menor que estaba algo sonrojado, normalmente él no solía hacer ese tipo de acercamientos.

- No me imaginaba el regalo que me haría Hikaru. – Yuri soltó una pequeña risita al decir eso, su acompañante rió también. Solamente Yaotome podía regalar una sudadera con Sabonen (el personaje que Hikaru creó sobre Chinen)

- Propio de Hikaru-kun. – añadió Takaki sonriente. Ese año el amigo invisible había estado muy divertido.

- Ya son seis años… cómo pasa el tiempo ¿no? – continuó hablando el menor disfrutando ese momento a solas con su pareja. Era navidad, y en Japón era un día para las parejas más que familiar.

- Sí. – apoyó Yuya mirando al frente recordando los buenos y malos momentos, las dietas que había hecho durante todo ese tiempo, era irremediable le encantaba comer.

- Seis años en los que nos conocemos. ¿Te acuerdas que fue en Navidad cuando te confesaste? – recordó el menor mientras ambos caminaban lentamente. Por suerte era un camino poco concurrido y se permitían ser románticos.

- Por supuesto, hoy hace dos años de eso. – explicó el mayor recordando perfectamente ese día. Siempre le había llamado la atención Chinen, pero era muy pequeño para él así que esperó los años suficientes para después confesarse. Y menos mal que lo hizo él, porque si tenía que esperar a que lo hiciese el menor…

- Hoy, es nuestro aniversario. –

Chinen cesó el andar obligando al moreno a ello también. Se miraron de frente e intensamente, transmitiéndose cuánto amor se tenían. Chinen sonrió, se aceró a él y elevó el rostro por la diferencia de alturas. Yuya le devolvió la sonrisa y se inclinó para besarle suavemente y con ternura. Esos dos años juntos habían sido los mejores de su vida.

- Te quiero. – expresó algo tímido el menor cuando el beso se rompió. Takaki le acarició despacio una mejilla y sonrió con cariño.

- Y yo a ti. – correspondió dándole otro pequeño beso con ternura.






Hikaru y Keito también fueron por un mismo lado, vivían algo alejados pero el mayor se había ofrecido a dejarle en casa.

- No tienes por qué hacerlo. – repitió el menor algo tímido. Aún no estaba acostumbrado a quedar a solas con el mayor.

- Quiero hacerlo. – contradijo el mayor con las manos en los bolsillos de su pantalón mirando al cielo sonriente. Esa navidad había sido muy especial, se habían reencontrado con el miembro más pequeño de todos.

El otro no contestó y simplemente suspiró derrotado, no podría hacer nada contra la cabezonería del castaño. Miró sus pies algo incómodo, ya se acercaban a su casa, solamente le quedaba unos minutos para disfrutar de la compañía del mayor en ese día tan especial.

- Lo he pasado realmente bien. – expresó Okamoto sin mirar al mayor, éste dirigió su mirada al cuerpo de su lado y sonrió contento.

- Yo también. – dijo feliz. Le alegraba que por un día hubiesen estado todos juntos de nuevo, necesitaban una tarde así.

Llegaron a la puerta del edificio donde Okamoto tenía su apartamento, el menor no quería despedirse aún, quería pasar más tiempo con el mayor. Pero tampoco quería importunarle, seguramente que querría pasar la Navidad con su familia.

Se pusieron uno en frente del otro, sabiendo que llegaba la despedida, Yaotome apretó los labios y después le dio una pequeña sonrisa. Sabía que el menor estaría algo triste.

- Feliz Navidad, Keito. – felicitó el mayor acercándose hacia él y cogiéndole suavemente de la cadera, acercándole a su cuerpo. Se miraron intensamente y el menor se ruborizó, sí, tenía que empezar a acostumbrarse a lo “expresivo” que era Hikaru.

- Mira, muérdago. – exclamó el mayor dirigiendo su mirada hacia arriba.

Keito iba a mirar si dicha hierba estaba ahí cuando el mayor le depositó un cálido beso, que le puso la mente en blanco. Correspondió después de recuperarse de la sorpresa durando el beso varios minutos. Se separaron y Yaotome colocó en sus labios su característica sonrisa.

El menor dirigió su mirada hacia arriba para comprobar si había muérdago y se sorprendió al ver que le había mentido.

- Mentiroso, no había muérdago. – habló con sus manos apoyadas en el pecho del mayor y mirándole con el ceño fruncido pero con una sonrisa en los labios.

- Necesitaba una escusa para besarte. – se sinceró sonrojando al menor que desvió la mirada algo incómodo por la revelación.

- Sabes que no necesitas escusas para hacerlo. – murmuró creyendo que Hikaru no le oiría, pero no fue así, le escuchó perfectamente sacándole una sonrisa divertida.

- Lo sé. – respondió.

Se aproximó de nuevo depositándole un suave y delicado beso, lleno de amor y calidez. Les había costado dar el paso, pero por fin eran sinceros con ellos mismos. Otro año que pasaban juntos, la primera navidad que tenían la suerte de pasar unidos.






Nakajima comentaba contento esa tarde a un contento Yamada que le miraba sonriente. Le encantaba ver al menor hablar alegre.

- ¿Lo has pasado bien, Yama-chan? – sacó del ensoñación que tenía el mayor admirando ese bello rostro que tenía el menor.

- Por supuesto. – respondió ensanchando la sonrisa. Yuto sonrió también alegre y en un arrebato de felicidad unió su mano con la del bajo. El mayor abrió los ojos sorprendido por el acercamiento pero sonrió con amor, le encantaba esos detalles que tenía el moreno.

- Yo también, las mejores navidades. – expresó completamente convencido de ello. Ryosuke arrugó el ceño levemente, ¿y las navidades que ellos habían pasado solos? ¿No contaban?

- ¿Y las del año pasado? – preguntó mientras caminaban levemente. Las temperaturas parecían que habían subido cosa que él agradecía.

El más alto se giró a mirar a su novio y examinó detalladamente su rostro, esa era una típica pregunta con doble respuesta. De esas preguntas que tenías que dar la respuesta correcta o estabas perdido.

- Aún mejores. – supuso que eso era lo que quería escuchar el mayor y lo confirmó al ver como éste sonreía aliviado de oír esas palabras. Él sonrió también, Yamada siempre estaba pendiente esos pequeños detalles que hacen vivaces las relaciones.

Caminaron charlando tranquilamente y cogidos de la mano. Un poco de tiempo que tenían para ellos dos y se agradecía, pues tenían mucho trabajo últimamente. Llegaron a un parque solitario en la noche, vivo por el día. Se sentaron en un banco cercano pero apartado, resguardados de las miradas de los pocos transeúntes que pasaban.

- ¿Seguro que estas no han sido tus mejores navidades? – retomó la pregunta anterior sacando una sonrisa divertida en los labios de su acompañante. Yamada odiaba ser pesado, pero quería estar seguro.

- Pues claro. No hay hay mejor Navidad que en la que me entregaste tu cuerpo. – sentenció sacándole los colores al mayor que se alarmó de lo que escuchó.

Le pegó un pequeño golpe en el brazo ante la sorpresa de ese comentario, solamente a Yuto se le ocurrían ese tipo de oraciones. Se tapó la boca tratando de controlar el latido de su corazón que estaba desbocado.

- Baka… - susurró aún sonrojado y apartando la mirada de su novio. La vergüenza era mucha para enfrentarse a ese sonriente rostro que le robaba los suspiros.

Yuto al ver esa faceta tan tierna del mayor, que pocas veces ponía pues no le gustaba ser tierno o no lo quería ser, se acercó rápidamente depositándole un suave beso en los labios. Yamada correspondió tan pronto como se dio cuenta, le acarició una de las mejillas cálidamente. Se separaron y el menor apoyó su frente en la del castaño.

- Gracias por estar otro año en mi vida, Yama-chan. – finalizó con una sonrisa y mirándole intensamente. El mayor sonrió con amor y siguió acariciándole la mejilla.

- Gracias a ti por mejorar la mía. – susurró y unió de nuevo sus labios con los del menor.

Otra navidad que pasaban junto a la persona que querían, otra navidad que era perfecta.






- ¡Inoo-chan, bájame ya! – gritó el menor dando golpes en los hombros del mencionado. Éste le ignoró y simplemente siguió cargándole en la espalda.

- Ha sido un tropiezo, no tienes que exagerar las cosas. – trató de tranquilizar al mayor que seguía por la labor de llevarle a su casa en la espalda simplemente porque tropezó y se había hecho un poco de daño en el tobillo.

- Nunca hay que dar nada por supuesto. – se negó Inoo.

Daiki suspiró derrotado y dejó caer la barbilla en el hombro que antes había golpeado. Cuando Kei se ponía sobreprotector no podía hacer nada, aunque tenía que reconocer que le gustaba esa faceta que tomaba, porque sabía que era solamente con él.

- Mira que eres cabezota. – reprendió el menor mirando el camino que aún les quedaba por delante. Kei sonrió contento, parecía que esta batalla la había ganado y eso pocas veces se daba.

- Pero aún así me quieres. – añadió. Sabía que eso sacaría los colores del menor y así fue, miró por el rabillo del ojo la expresión y comprobó un enorme sonrojo en las adorables mejillas del castaño.

- Nunca hay que dar nada por supuesto. – devolvió las palabras que instantes antes le había dicho. Le sacó la lengua infantilmente y el otro simplemente sonrió divertido.

Estuvieron un rato en silencio, había veces que no hacían falta las palabras, simplemente disfrutar de la grata compañía de un ser querido.

- ¿Crees que será una blanca Navidad, Inoo-chan? – preguntó Daiki mirando al cielo sin apartar la barbilla del hombro de su acompañante.

- Supongo que sí. – respondió él mirando al cielo también. A pesar de estar oscuro, se podía apreciar las nubes unidas formando un manto claro impidiendo ver las estrellas.

- Me encanta cuando nieva en Navidad. – continuó el menor sonriendo con añoranza sus momentos de la infancia. Recordando las tardes de Navidad en las que jugaba con su hermano mayor a la nieve.

Inoo simplemente no dijo nada. Sabía que a Daiki le gustaban las Navidades típicas, esas donde pones un enorme árbol y toda la familia se reúne en torno a una mesa con un gran pavo calentados por el fuego de una chimenea.

El pianista sintió como el menor iba relajando la respiración, signo de que se estaba quedando dormido. Sonrió, algo normal y típico en su adorable novio. Le miró de reojo y efectivamente el menor daba pequeñas cabezadas.

- No me faltes nunca, Inoo-chan. – susurró antes de quedarse completamente dormido, recargando la cabeza al completo en el hombro.

El otro se sorprendió, pocas veces Arioka decía esas cosas, no eran de su estilo. Sonrió dichoso de poder escuchar esas palabras y se aseguraría de recordárselas al castaño al día siguiente. Un copo de nieve cayó delante de sus ojos sorprendiéndole, miró al cielo y amplió la sonrisa. Al final sería una blanca Navidad y el menor se había quedado dormido.

- Te quiero, Dai-chan. – susurró.

Esa era una digna Navidad para recordar.






Yabu sonrió al ver que el menor estaba alto tímido ente su presencia. Ryutaro aún no quería marcharse de su casa.

- Toma. – extendió el brazo pasándole el regalo que le había conseguido hacía una semana. El moreno no había recibido regalo puesto que no había jugado el amigo invisible, pero él se encargaría de que lo tuviese.

- ¿Qué es esto? – preguntó cogiendo el regalo notando que era blando. Miró al mayor sorprendido, éste simplemente ensanchó la sonrisa al ver la cara de perplejidad que portaba Morimoto.

- Ábrelo. – ordenó el mayor, aunque no hacía falta ser muy inteligente para saber de qué se trataba.

El menor obedeció y lo abrió, encontrándose una bufanda de color azul marino. Elevó de nuevo la mirada fijándola en el mayor que mantenía la sonrisa, él simplemente no se lo creía.

- Está hecha a mano, me costó bastante aprender a hacer el punto pero creo que ha quedado bien ¿no? – preguntó algo incómodo. Aún no estaba satisfecho de su trabajo, pero sabía que al menor le gustaría.

- Muchísimas gracias, Yabu. – en sus ojos negros un brillo ilusionado se acentuó. Se acercó y le abrazó, ambos estaban sentados en el sofá. El líder siempre tenía ese tipo de detalles hacia él.

- Ah, pero yo no tengo nada para ti. – exclamó separándose y mirando al mayor algo incómodo. Él no había preparado nada ya que no sabía que le iban a regalar algo.

- No pasa nada, simplemente con que estés aquí es un regalo. – sentenció ruborizando levemente al moreno que desvió la mirada.

- Nada de eso. – habló pasando sus manos por alrededor de su cuello, desabrochando el collar que traía y poniéndolo en el cuello del mayor. – Para ti. – sonrió contento. No eran regalos comparables, pero por lo menos le había dado algo.

- Pero Ryutaro… - se negó el mayor cogiendo el collar mirándolo. Era un rombo con las iniciales del menor grabadas en el centro. Ese collar debía tener valor sentimental.

- Feliz Navidad, Yabu. – felicitó el menor acercándose al mencionando y depositando un tímido beso en los labios.

El mayor correspondió dulcemente disfrutando el beso, transmitiéndole todo el amor que le tenía guardado desde hacía mucho tiempo.



Otra navidad que pasaba y estaban todos juntos. Y esperaban que fuesen muchas navidades y cada vez mejores.



*Fin del one-shot.*


¿Cómo quedó? ¿Os gustó? ¡Espero que sí! >_<
¡Mimi-chan destaa~!

2 comentarios:

  1. Awwwww me ha encantado!! Es todo tieerrrrno y precioso! *__*!! Me encanta el detalle de Ryutaro apareciendo con los demás, lo cierto es que siempre me da mucha penita el pobre... y la frase de yuto me mató a risa ahahahahah y creo que la parte de inoo y daiki me enamoró más que el resto.. bueno, ryutaro y yabu también me gustaron.. no puedo decidirme!!!! En definitiva, a mi me enamortaste!
    Y felices fiestas a ti también!!!

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  2. Yo y mis tardanzas lol. Estuvo bien boniz creo que es obvio que la parte del TakaChii fue mi favorita y la segunda fue la del HikaTo, la tercera el YabuTaro, la cuarta el InooDai y la quinta el YamaJima, lol, pero me a gustado mucho estuvo tan cjxjfjd, gracias por el finc navideño y feliz casi año nuevo a ti ya que como ya paso navidad :)

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