Bueno, no me enrrollo más, aquí os dejo el capítulo.
Capítulo7
Sorprendentemente los días habían avanzado a una velocidad desconocida para Yamada. Pues ya era viernes en la noche y al día siguiente tendría la reunión tan esperada para él. Estaba que desbordaba felicidad por todos los poros de su cuerpo. Se sentía realmente en una nube, esa semana lo había pasado muy bien, les había contado a Keito y a Chinen la reciente relación que tenía con Yuto y, para sorpresa de él, se lo habían tomado bastante bien. Chinen les había dicho que ya era hora, pues se notaba que desde hacía un tiempo Yuto tenía sentimientos por él y Keito simplemente se limitó a felicitarlos. Agradeció enormemente esa actitud en sus amigos y gracias a eso se sentía más ligero. Y un peso se le quitó de los hombros.
Y esa misma tarde había tenido una cita de lo más maravillosa con Nakajima, realmente lo había pasado bien. Y todos los días se mandaban mensajes, lo que le hacía pensar que realmente le estaba comenzando a gustar Yuto. Se sentía muy a gusto con él, le comprendía, protegía y quería. Se sentía muy dichoso de tenerle a su lado, pues era una maravillosa persona. Agradecía enormemente el haberle dicho que sí, pues ahora le gustaba. Ahora no tenía miedo a no corresponderle pues le quería. Y el beso de esa tarde lo había confirmado, había sentido emociones que creía muertas cuando Daiki se fue de su lado.
****** Flash Back. ******
Yuto y él caminaban tranquilamente por las calles atestadas de gente. Hablaban de cosas triviales, ya estaban de regreso a casa. Se sentían a gusto con la compañía del otro, era una tranquilidad indescriptible, nunca sentida antes. Sus manos no estaban unidas, pero de vez en cuando se rozaban haciendo que ambos se mirasen y sonrojasen.
Estaban por delante de casa de Yamada, el menor se había ofrecido a llevarle a casa aún sabiendo que él era el mayor, ese gesto molestaba a Ryosuke.
- ¿Por qué tienes que hacer esto? - puso un puchero permitiéndose ser infantil con Yuto porque sabía que este le consentía. Y le gustaba ser consentido por él. - Quiero decir, soy mayor que tú. - se cruzó de brazos y arrugó el ceño completando el gesto infantil. Yuto se limitó a sonreír, ese puchero era de lo más tierno con esas grandes mejillas infladas.
- Siempre lo he hecho. - se limitó a contestar con las manos en los bolsillos del pantalón. Dirigió la mirada al frente y sonrió dichoso de poder vivir ese momento. Ryosuke miró el semblante sonriente del menor, tenía una enérgica sonrisa en el rostro. Aunque siempre la tenía esta estaba más acentuada que las demás.
- ¿Qué te hace tan feliz? - le preguntó aún con esa actitud consentida, pero ya había quitado el puchero. Esa felicidad que parecía desbordar Yuto le causaba curiosidad, no sabía qué era lo que se la producía.
Yuto detuvo su paso y miró al mayor ante la pregunta. Su mirada era intensa y transmitía mucho, o por lo menos eso le parecía a Yamada. Llegó a perderse en esa impasible mirada, en esos imperturbables ojos que conseguían aflorar de su estómago sentimientos encontrados.
- Tú. - sentenció sorprendiendo al mayor que se había quedado absorto mirando esos penetrantes ojos. Pestañeó varias veces al no saber a qué se refería Yuto. - Tú eres el que me hace feliz, Yama-chan. - habló acercándose a él sorprendiendo al mayor.
No creía lo que acababa de escuchar, él era el causante del semblante feliz de Yuto. Era la primera vez que le decían algo así, a la cara, desde la partida de Daiki. Hacía tiempo que no se sentía especial para alguien. Y se alegraba de ser el causante de la felicidad de Yuto, pues el menor también era el causante de su felicidad.
Vio como Nakajima se acercaba a él a paso lento pero decidido. Cuando estuvo lo suficientemente cerca Yamada elevó el rostro para mirar fijamente a los ojos de Yuto. Tratar de saber qué era lo que Yuto iba a hacer.
Abrió los ojos cuando vio que Yuto se acercaba aún más a su rostro, sintió cómo le cogió de la cintura acercándole a él quitándole la opción de escapar. Pero, si era sincero, no quería escapar, quería que se diesen ese beso. Porque sabía que ahora iba el beso, ese beso que desde hacía unos días estaba deseando.
Y por fin llegó, ambos juntaron sus labios, en un tierno y lento beso. Primero Yuto movió los labios en busca de respuesta, respuesta que Yamada le dio inmediatamente cuando la pidió. Era un beso tierno, tranquilo, sin prisas, ahora mismo solamente querían transmitirse lo que sentían, nada más, los besos fogosos y ardientes llegarían después, ahora, simplemente querían sentir. Las mejillas del mayor se colorearon, era un beso intenso y con mucho amor.
****** Flash Back. ******
Yamada se tocó los labios, pareciera que aún sentía el amor y la ternura de Yuto en ellos. Sus mejillas se colorearon intensamente, aún recordaba a la perfección la vergüenza que había pasado, inclusive ahora la sentía. Pero después del beso, Yuto le sonrió tiernamente y siguieron el trayecto, igual que antes. No había nada incómodo, y eso era lo bueno. Con Yuto podía ser él mismo, podía sentirse de mil maneras diferentes que cuando estuviese con Yuto todas esas emociones cesarían.
Durmió plácidamente, sin pesadillas, sin recuerdos, ni pasado, ni Daiki... sin nada. Esta noche fue tranquila, sin sobresaltos, sin despertar a media noche, ni llorar con los recuerdos. ¿Sería todo por Yuto? No lo sabía, simplemente quería que nunca cambiase, dormir todas las noches así, aunque eso significase no recordar a Daiki por las noches, ni soñarle. Correría el riesgo, solamente quería volver a dormir tranquilo, y a mirar hacia adelante.
El sábado amanecía, con la alegría de nueve personas que querían volver a encontrarse. Llegaba la hora acordada, cada uno manifestaba un sentimiento, nostalgia, alegría, nerviosismo, anhelo, felicidad, inconformidad, tranquilidad... muchos sentimientos para un simple encuentro, pero es que con ese encuentro volvían a encontrarse viejos amigos, antiguos recuerdos, sentimientos dormidos... muchas cosas se sentían cuando volvías a ver el rostro de esas personas con las que compartiste los mejores años de tu adolescencia.
Poco a poco el reloj avanzaba y la hora acordada llegaba. Todos se vestían tranquilamente para que no pasase nada improvisto. Salieron dispuestos a llegar al sitio concordado y así dar paso al especial día que les esperaba. Llegaron uno a uno saludándose alegremente, realmente necesitaban verse, aunque solamente una tarde, compartían un pasado realmente feliz como para olvidarse de él. Realmente habían llegado a ser buenos amigos, de esos que solamente encuentras una vez en la vida, y que el resto no paras de compararlos a ellos, así era que no volverías a encontrar personas tan cercanas como esos verdaderos amigos.
Decidieron ir a una cafetería tranquila, propuesta por Yabu, para así poder relajarse y hablar tranquilamente del paso de estos años. Extrañamente, habían cambiado poco, solamente en el aspecto físico, y no mucho, pues la mayoría se sorprendió de lo poco que había crecido Chinen, en cambio, Ryutaro había pegado un estirón inmenso.
- Tenías razón, Yabu. Este es un buen sitio para hablar. – felicitó Inoo mirando el lugar asombrado de la paz que transpiraban las claras paredes del local. Los demás concordaron con las palabras dichas por el moreno mientras admiraban la armonía del lugar. Yabu sonrió contento al verlos tan impresionados por el lugar.
- A decir verdad, es mi lugar de trabajo. – comentó el mayor de todos sonriendo como él sabía, haciendo sus ojos pequeños al mostrar los dientes en la sonrisa. Sonrisa en la que Hikaru se perdió nada más verla, pero solamente recordar las palabras que le había dicho Kota días antes, le hacía cambiar el semblante a uno pensativo y serio. Algunos miraron al susodicho sorprendido, pues Yabu venía de buena familia, no rebosaban dinero pero sí se podían permitir varios lujos. Así era que vivía en la zona acomodada del barrio.
- ¿Trabajas aquí? – le preguntó Yuto. Ya todos estaban sentados en una de las mesas que tenían sillones, alejadas del barullo de las demás mesas, para así poder hablar aún más relajados. Yabu asintió ante las palabras de Nakajima, quien puso una mueca de asombro.
- ¿Entonces nos harán descuento? – todos los demás se giraron para mirar a Yuya que sonría alegre. – ¿Podré pedir la comida que quiera? – le preguntó ilusionado brillándole los ojos de emoción. Le encantaba comer y parecía que esa cafetería tenía muy buenos aperitivos.
- Takaki… no has cambiado nada. – suspiró Chinen que estaba a un lado de él. Parecía que el apetito del mayor seguía siendo tan grande como antes, aunque podía jurar que incluso más. El nombrado sonrió alegre, sí, en ese aspecto no había cambiado nada.
Transcurrió la tarde entre charlas, risas y anécdotas. Se contaron qué estaban estudiando ahora, se contaron algunas novedades en las familias, historias que habían vivido con sus amigos de ahora, recordaron anécdotas de antes… disfrutaron mucho con esa pequeña reunión.
- Y en temas de amor, ¿cómo vais? – preguntó pícaro Hikaru que sonrió maliciosamente cuando dos de ellos se sonrojaron, aunque se sorprendió un poco al ver que eran Yamada y Yuto. Notó una mirada entristecida de Keito, una de amargura de Chinen y una incómoda de Yabu. Era una estampa perfecta para su pícara personalidad.
- Bueno, seguramente que Ryutaro no habrá tenido su primera experiencia. – picoteó Inoo al menor de todos que estaba serio, recordado el lujurioso pasado con Chinen. Sonrió de medio lado cuando escuchó esas palabras salir de blanquecina boca del pianista.
- Por supuesto que la he tenido, ya tengo 18 años, es de lo más normal. – habló totalmente calmado y sin cohibirse. Dirigió una leve mirada a Chinen, pues su primera experiencia había sido con el mayor. Éste solamente desvió la mirada, no quería recordar esos sucesos con Ryutaro, pero su mente le torturaba.
- ¿A sí? ¿Y con quién? – preguntó entusiasmado Yabu. Siempre había sido como un hermano mayor para Morimoto, siempre cuidándole, aconsejándole, prestándole los juegos, guiándole, incluso picoteándole de vez en cuando… vamos, un hermano mayor en toda regla.
- Eso no es de tu incumbencia. – sonrió, no quería sonar demasiado bruto ni borde. Aunque tampoco le importaba mucho decir con quién había tenido la primera experiencia, pero seguramente que para Chinen no era agradable, además de que siempre lo habían mantenido en secreto y esta no sería la excepción.
- ¿Y qué me dices de tu sonrojo, Yama-chan? – preguntó pícaro Yaotome haciendo que todas las miradas se posasen en Yamada.
Algunos se sintieron aliviados, ese sonrojo quería decir que había alguien nuevo en la vida de Yamada, había superado lo de Daiki, eso era algo bueno. Todos menos uno de los mayores, el moreno, que arrugó el ceño, no le gustaba para nada ese sonrojo. Mientras para los demás era signo de tranquilidad, a él le molestaba.
- ¿Mi sonrojo? – se notaba el nerviosismo en su habla, todos los demás ensancharon la sonrisa, pues ese nerviosismo era signo de que había algo. Yuto sonrió al verle tan tímido, sabía que eso era ocasionado por él y le gustaba. – No me he sonrojado… - susurró ni si quiera tenía el valor para afrontar esa mentira que había dicho.
- Oh vamos Yama-chan, sabes perfectamente que te has sonrojado. – siguió insistiendo Hikaru, ahora parecía que la había tomado con Yamada. Inoo examinaba muy de cerca todas sus reacciones, quería saber hasta qué punto estaba enamorado Yamada de “ese alguien”. – ¿Quién es el afortunado? – preguntó directamente Hikaru.
Ryosuke no sabía dónde meterse, la vergüenza era mucha, demasiada. Además de que aún no podía hablar abiertamente de la relación de Yuto, había algo que se lo impedía, ya desde un principio no dijo nada. Si Keito y Chinen se habían enterado era por palabra de Yuto. No sabía por qué pero quería mantenerlo en secreto, no quería que se enterase nadie.
- ¡Bueno, bueno! – interrumpió Keito, no quería escuchar más sobre la relación de Yuto y Yamada, aún no había conseguido despegarse a Yuto de su corazón y le dolía escucharlo. Y tampoco quería ver el sonrojo de Yamada, pues sabía de sobra que era por la reciente relación. Los demás le miraron sorprendidos y confusos. – Dejemos a Yamada tranquilo, ya nos lo dirá cuando quiera. – sonrió calmado y dulce. Algunos sonrieron también y asintieron a sus palabras, tampoco había que obligar al pequeño Ryosuke a contar sus intimidades.
Continuaron su charla entre risas.
Yamada los miraba a todos compartir opiniones y reír enérgicamente, todos tenían una expresión de pura felicidad, parecía que llevaban tiempo queriendo este reencuentro, seguramente que así era. No pudo evitar pensar “ojalá Dai-chan estuviese aquí viendo esto.” Quería que el mayor estuviese ahí con todos, hablando y riendo, contando cómo lo había pasado lejos del barrio.
Bajó la mirada entristecido, le dolía que Daiki se perdiese este momento tan importante en la vida de ellos, este reencuentro quedaría para siempre en la memoria de todos y cada uno de ellos, menos en la de Arioka. Pero no se podía hacer nada, Daiki no podía venir, estaba muy lejos de aquí.
Las campanitas de encima de la puerta de la cafetería sonaron anunciando un nuevo cliente. Nadie le había prestado atención, pues toda la tarde habían estado entrado y saliendo clientes de la cafetería. Pero Inoo se giró sonriendo abiertamente mientras susurraba un leve “ya está aquí” que Keito escuchó perfectamente ya que estaba a un lado de él. Yuto, que estaba en frente del morneo, miró ese repentino comportamiento de Inoo mientras los demás seguían charlando ajenos al ruido.
Siguió la mirada de Inoo que veía hacia la puerta, arrugó el ceño en signo de confusión. No entendía qué traía tan contento al moreno, y continuó siguiendo la vista de Inoo. Vislumbró una pequeña silueta caminando por el pequeño pasillo que había entre las mesas y la barra. Esa silueta caminaba en dirección a ellos, con paso decidido y ansioso. Miró el rostro de esa persona pero no lo distinguió pues la puerta transparente estaba detrás de él y dejaba pasar mucha claridad. Noto el pelo algo ondulado y castaño oscuro de la persona, al igual que una complexión delgada.
- No puede ser… - escuchó levemente de Yamada. Se giró a mirar al castaño y se sorprendió al ver los ojos abiertos de par en par del mayor, como si estuviese viendo una alucinación, algo producto de su mente.
Dirigió su mirada a dónde estaba mirando el mayor y notó que estaba mirando al mismo sitio que Inoo, pero la expresión de su rostro era completamente diferente a la del menor.
Una vez que la silueta se acercaba a su mesa, se hacía más visible su rostro, cada vez que se acercaba Yuto comenzaba a sorprenderse y a comprender la sorpresa de Yamada. Esa persona era…
- ¡Dai-chan! – gritó Inoo mientras corría hacia él a abrazarle.
La pequeña silueta sonrió mostrando sus blanquecinos dientes. Yuto miró a Yamada que seguía con los ojos abiertos de par en par, pero… con un brillo especial
*Fin de cap.7*
Espero que les haya gustado! *-*
*O* DAIKI HA VUELTO A CASA POR NAVIDAD! (?????????????????????) Bueno, no, pero casi XDDD
ResponderEliminarSabía que ese Inoo había tramado algo así, aunque ahora Daiki a saber qué hace cuando vea que Yamada está con Yuto u.u Que lo dejen y que Keito se vaya con Yuto a consolarlo!!!! *-* Aunque no sea fanática del Ariyama, por tu culpa sí XD
nfvgbydtgyfd hasta el 9? Ya estás subiéndolos e.e