martes, 12 de febrero de 2013

Only you. [Capítulo 4] [Serial]

Aquí traigo el cuarto capítulo de este "mini-serial" que cada vez se va haciendo más largo, no sé si se pueda considerar mini-serial, pero bueno... u.u


Only you.

Parejas: Ariyama, Yamajima, Okajima, Chiitaro, Yabuhika, Takanoo.

*Capítulo 4*


Era sábado, así que hoy tocaba tarde con sus amigos. Ahora que la mayoría estaba libre de actividades extraescolares, de exámenes y academias, podían quedar libremente sin tener que pensar en el tiempo que tenían o en otra cosa que no fuese pasarlo bien. A Yamada le encantaban los sábados que salía la tarde entera con sus amigos porque siempre se llevaba un buen recuerdo de ellas, la mayoría siempre daban vueltas alrededor de Tokyo o se quedaban en un parque a hablar, o iban a una cafetería... fuese donde fuese lo pasaban bien.

Se miró al espejo sonriendo, le gustaba lo que veía. Tenía buen gusto a la hora de vestir, aunque no tan bueno como el de Keito. Él era una máquina cuando de ropa se trataba, combinaba los colores de una forma que llegabas a quedarte absorto mirando la armonía de los colores.

- ¡Ya me voy! - se despidió al atravesar la puerta principal de su casa. Volvió a sonreír al escuchar la tenue respuesta de su madre desde el salón. Caminó contento y deseoso de la gran tarde que le esperaba. Aunque más ganas tenía de la tarde que le esperaba con todos sus antiguos amigos. Ahora que sabía que Keito, Yuto y Chinen estaban igual de deseosos no se sentía nervioso, porque sabía que ellos estarían ahí para hacerle compañía cuando las cosas se pusiesen tensas.

Cuando llegó al lugar indicado, la estación de su distrito, notó que solo Keito había llegado. Aceleró el paso para encontrarse con su amigo que escuchaba música distraído. Le tocó el hombro para que supiese que estaba ahí, Keito retiró los auriculares y le sonrió al encontrarle ahí.

- ¿Los demás aún no han llegado? - preguntó rodando su mirada por el tumulto de gente que a esas horas había en la estación. No encontró ni rastro de sus dos amigos ausentes. Así que depositó de nuevo su mirada en el amigo presente.

- Solo Yuto a llegado. Pero ha ido hasta una máquina para comprar agua. - contestó mientras guardaba su mp4 en la pequeña mochila que portaba. Yamada sonrió mientras miraba en dirección a las máquinas más cercanas para intentar encontrar a Yuto, pero con la cantidad de personas que había era imposible. - Y Chinen avisó de que iba a llegar algo tarde. - dirigió su mirada al menor. Este le miró sorprendido ante la revelación.

- ¿Y eso? - mantuvo la expresión de sorpresa. Keito elevó los hombros en un gesto ambiguo. Yamada entre-arrugó el ceño tratando de encontrar una posible respuesta a la ausencia del menor, que normalmente no solía perderse tarde.

- Me mandó un mensaje diciendo que tenía que encontrarse con alguien antes. - explicó una voz detrás de Ryosuke que asustó al más bajo. Keito no se había asustado pues le había visto. El brinco que Yamada dio por el susto causó gracia en el menor de todos. - Oh, perdón, ¿te he asustado, Yama-chan? - preguntó algo divertido para pegarle un sorbo a su botella de agua.

Yamada se giró molesto ante la burla de Yuto y le pegó algo fuerte en el brazo, como reprimenda por haberse reído de él. El menor se atragantó con el agua a causa del golpe recibido. Keito se puso a un lado de Yuto para darle palmadas en la espalda para que así el atraganta-miento se le pasase.

- Bueno, vamos. - ordenó algo molesto Yamada encaminándose en dirección opuesta a ellos. Los otros dos aceleraron el paso para alcanzarle y así poder empezar la tarde.




*En una cafetería cercana*



- ¿Para qué me has citado aquí? - preguntó algo descortés Chinen mientras le daba un sorbo a su taza de chocolate caliente. En esas fechas era un sorbo de calor necesario. El otro joven, de pelo completamente negro, piel pálida y de rostro envidiable; sonrió al escuchar el todo frío del mayor.

- ¿Ahora vas a utilizar ese tono conmigo? - sonriendo contestó. Le encantaba esa frialdad con la que Chinen le había tratado. Eso decía que lo que había sucedido en el pasado, todavía estaba reciente para él. Todavía se acordaba de lo que había sucedido entre ellos hace ya algún tiempo.

- Creo que es lo correcto. - escueto respondió. No precisaba utilizar más palabras con él, pues el contacto no era el mismo, así que no podrían tener el mismo trato que antes. - Creo recordar que ya no somos amigos, así que el trato cordial acabó. - sentenció el mayor fijando su negra mirada encima de la del menor, completamente negra también.

- Muy cordial antes no era... - susurró acercando un poco su rostro al del mayor, que le miró gélida-mente. Acabando con la atmósfera que el otro intentaba crear.

- ¿Ah, no? ¿Entonces, cómo era? - cierto tono irónico se escuchó en Chinen. El menor le miró fijamente, sin apartar un segundo la suya de la del mayor. Al final tuvo que apartarla Chinen, todavía no era inmune a esa mirada que tanto le transmitía y tanto le hacía recordar.

- Era más... carnal. - vocalizó la última palabra con un tono pícaro en su voz. Chinen aprovechando que tenía la mirada gacha se sonrojó, recordar todos esos momentos que había compartido con el menor... le hacían saltar los colores. Elevó su rostro con decisión, no permitiría que le incomodase, no, eso nunca.

- Eso fue en el pasado, no tiene nada ver con el presente. - sentenció completamente decidido de que hacía lo correcto. El otro le miró sorprendido, normalmente a ese tono Chinen no era capaz de negarse. Pero lo había echo, mucho tiempo había pasado... - Di lo que tengas que decir de una vez. - ordenó el mayor mirándole fijamente. Ante esa mirada el pequeño vaciló, su fortaleza se estaba quebrando ante la frialdad del mayor.

- Solamente quería verte... - susurró mirándole tímido, Chinen se sorprendió. ¿Había escuchado bien? El mismo chico que tiempo atrás le demostraba los placeres ocultos, el mismo chico que solamente le había querido para fortalecer esos placeres, el mismo chico que le había cambiado por otro a la menor oportunidad... le estaba diciendo que quería verle. ¿Podía eso suceder? Claro que podía, él lo estaba escuchando claramente. Le dio un trago a su chocolate para recomponerse y quitarse todos esos pensamientos de su cabeza.

- ¿De eso se trataba? - preguntó intentando aparentar indiferencia, no sabía si lo estaba logrando, pero le estaba resultando realmente imposible en aparentar. Removió su cuchara dentro de la taza y miró al líquido marrón dar vueltas en ella. Ahora mismo no encontraba nada más interesante que mirar, sabía que si miraba su cara recaería. - Podías esperar hasta el día de la reunión. - habló mirando aún la taza. El otro chico sonrió al verle actuar de tal forma.

- No podía aguantarme. - susurró sensual, Chinen se dio cuenta de ese tono utilizado por el menor y levantó la mirada rápidamente al darse cuenta de las intenciones "ocultas" del chico. Ahora sabía realmente para qué le había citado ahí. La mirada cambió a una de total frialdad, ese tono le hacía recordar el dolor sentido años anteriores, le transportaba a los años compartidos con él.

Se levantó, sacó la cartera y dejó varias monedas en la mesa, se notaba su molestia en sus ariscos actos. El otro se quedó mirando sus actos algo sorprendido, no entendía el comportamiento del mayor y lo observó moverse bajo una atónita mirada. Chinen miró furioso al menor.

- Si sexo es todo lo que buscas, te puedes ir por donde has venido. En mí no lo vas a encontrar. - escupió esas palabras con todo el desprecio que sentía hacia él. Caminó hacia la salida cogiendo el abrigo del perchero que había a un lado de ella y salió de la cafetería escuchando el acostumbrado "vuelva de nuevo".

Estaba realmente molesto, ¡¿cómo se atrevía a llamarle para insinuarle tener sexo?! ¡¿Pero en qué mente cabía?! ¡Después de tres años sin verse le viene diciendo esto! ¡Estaba enfadado! ¡Mucho más que eso! ¡Le estaba cogiendo odio a ese pequeño diablo que solo pensaba con...!

- ¡Basta! - gritó. ¿Por qué estaba tan enfadado? Era el que mejor conocía a ese diablo de todos, o eso pensaba él. Pero no estaba enfadado por la insinuación... más bien estaba... desilusionado. Sí, tenía que reconocerlo, estaba esperando palabras de amor por parte del menor. Sí, esperaba un "no he dejado de pensar en ti todo este tiempo" o algo por el estilo. - Ja... - y tras ese "ja" llegaron muchos más en forma de risa fingida. - Hay que ver que ingenuo soy... - susurró después de reír. Esa risa era por lo patético que se sentía en ese momento.

Paró en seco al notar que las lágrimas rodaban por sus mejillas frías y pálidas. ¿Por qué lloraba? ¿Tanto le dolía el echo de que solo le quisiese para una buena noche? Sí, eso dolía, dolía mucho. El que solo fueses un trozo de carne para la persona a la que quieres, o a la que quisiste, era doloroso. Ya tenía una herida en su corazón por el dolor sufrido en el pasado a causa de la misma situación, parecía que nunca dejaría ser eso para él. Nunca le vería como persona. Pero de eso él tenía la culpa, él había empezado el juego y ahora era él el que acababa llorando.

Escuchó su teléfono sonar en el bolsillo de su trenca marrón, se limpió las lágrimas mientras con la otra mano buscaba el móvil en el bolsillo. Cuando lo sacó suspiró y contestó a la llamada, mirando antes quién llamaba que era Keito.

- ¿Sí? - preguntó respirando profundamente para tranquilizar su pulsación y que Keito no notase su voz quebrada. Tenía que aparentar que no pasaba nada. Sus amigos no sabían lo que había sucedido con el menor tiempo atrás y tampoco quería contarlo ahora.

- Chinen, ¿te falta mucho? - le preguntó algo nervioso el mayor del grupo. Chinen se extrañó de la pregunta, normalmente Keito solía ser paciente. Pero escuchó a sus dos ruidosos amigos hablar al otro lado de la línea.

- ¿Qué te ha dicho? - preguntó uno.

- ¿Va a venir ya? Dile que no se puede perder un sábado por la tarde. - insistían sus amigos por detrás de Keito.

- ¿Lo oíste? - preguntó sonriente Keito. Le parecía tierno cuando sus dos amigos se ponían en plan caprichoso, y más los dos a la vez, que era algo inusual de ver.

Chinen sonrió al comprobar que había alguien que sí se preocupaba por él y que querían que estuviese con ellos. - ¿Dónde estáis? - preguntó sonriente. El sentir que le haces falta a alguien es un sentimiento muy hermoso, sentirse querido y necesitado... le encantaba.

- En el mismo karaoke de siempre. - explicó el mayor al otro lado de la línea. Chinen sonrió.

- Vale, ahora voy para allá. - sentenció. Ambos colgaron y Chinen se encaminó hacia el Karaoke para encontrarse con sus adorados amigos.

Era increíble el poder que podían tener sus amigos con solo una simple llamada, le habían levantado el ánimo. Ya no había pensamientos tormentosos en su mente, ahora estaba relajado, no había cupo para malos pensares. Y así estaría mejor, ¿por qué atormentarse pensando cosas inútiles? Sabía que el menor no cambiaría y si cambiaba, él no iba esperar eternamente a que eso sucediese. Ya encontraría a alguien mejor, seguramente que habría alguien ansioso por conocerle.


********


La tarde había pasado sin sobresaltos, como se esperaba. Keito había acompañado a Chinen hasta su casa y Yuto se ofreció a llevar a Yamada, vivían en la misma calle, así que no suponía ninguna molestia para el más alto. Yamada caminaba pensando en la cita acordada con el grupo dentro de una semana.

- ¿En qué piensas, Yama-chan? - preguntó Yuto sonriendo, le causaba curiosidad la alegría que desbordaba el absorto Yamada. Llevaban un rato en silencio y eso incomodaba un poco al menor. Normalmente a ellos no se les agotaban los temas de conversación.

- En la reunión. - contestó aún dentro de sus pensamientos, no cabía de la alegría y esa alegría iría a más en cuanto la fecha estuviese más cerca - El próximo sábado nos volveremos a encontrar todos, ¿no tienes ganas? - le preguntó contento el mayor, girándose a mirarle.

- Pues claro que tengo ganas. - contestó Yuto mirando el cielo que ya estaba oscuro, ahora, que se acercaba el invierno oscurecía antes. Por supuesto que él tenía ganas también, pero no comprendía las enormes ganas que Yamada sentía. Era una simple reunión de antiguos amigos, como esa que se celebraba de antiguos alumnos... era motivo para estar feliz, pero no tanto.

- Que bien. - susurró Yamada alegre de que a Nakajima le hiciese ilusión el reencontrarse de nuevo. Aunque seguramente que no tantas ganas como a él. Volvió a sonreír mientras tarareaba una canción.

Yuto seguía sin comprender lo ansioso que estaba Yamada, se sentía algo triste. Porque sentía que Yamada no era del todo feliz con ellos, que necesitaba ser nueve de nuevo para poder ser feliz completamente. Y eso le entristecía, porque él estaba contento con el grupo de cuatro que habían formado, por supuesto que había sido muy feliz siendo nueve, o diez, pero se sentía más cómodo en el pequeño grupo de ellos cuatro.

- Yamada... - una pregunta se le cruzó por la mente, solamente esa idea le parecía la correcta para el estado de ánimo del mayor. El nombrado hizo sonar su garganta para que supiese que le estaba escuchando. Yuto tragó saliva fuertemente, no sabía cómo formularle esa pregunta, pero tenía que hacerla para salir de dudas. - ¿Sigues queriendo a Daiki? - preguntó directamente mientras detenía su paso para fijarse en la expresión que pusiese Ryosuke.

El mayor paró en seco, pero con la sonrisa se giró a mirar a Yuto. No comprendía el motivo de esa pregunta, y tampoco sabía a santo de qué Nakajima le preguntaba eso. Habían pasado tres años desde que Daiki se había marchado y lo había pasado muy mal, pero había conseguido olvidarse de él. Eso lo sabía de sobra.

- No, ¿por qué lo preguntas? - devolvió la pregunta. Seguramente que Yuto estaba preocupado por él y por la reunión.

- Yo creo que todavía no has podido desechar ese sentimiento. - contestó Yuto evadiendo la pregunta de Yamada. No sabía qué contestar a esa pregunta. La verdad no la podía decir, porque sino la amistad se acabaría, porque no podía confesar-le a Yamada los sentimientos que mantenía ocultos en su pecho. Pero Yamada le había dicho que había olvidado a Daiki, ¿podría creerle?

- Por supuesto que ya no le quiero - sentenció completamente convencido de que lo que decía era verdad. Sabía que ya no sentía nada por Daiki. El recordarlo no era parte de los sentimientos de amor, simplemente lo recordaba porque añoraba esos momentos en que todo era felicidad, en que estaban los diez juntos. No porque siguiese amando a Daiki, y estaba convencido de ello. - ¿En qué te basas para decir que sigo amando a Daiki? - le preguntó algo confuso y molesto. No entendía el motivo de la acusación del menor.

- Me baso en que; desde que Daiki se fue no has mantenido ninguna relación sentimental con nadie, no te ha gustado nadie... y menos, has vuelto a pensar en el amor. - explicó Yuto también convencido de que él estaba en lo cierto. Yamada se sorprendió, era cierto, desde que Daiki se fue no había vuelto a amar.

- Vale, eso puede ser cierto. Pero no significa que siga amando a Daiki. - se trató de escusar el no haber querido a nadie en todo ese tiempo. - Simplemente no se me ha presentado la oportunidad. - se cruzó de brazos. Eso también era verdad, nadie le había insinuado el querer algo serio con él.

Yuto abrió los ojos, una oportunidad de oro se le estaba presentando ante sus ojos. ¿Podía tomar eso como con algo de esperanza? ¿Podría proponer-le el ser novios? Bueno, no perdía nada por intentarlo. Él era cualificado, sabía qué le gustaba a Yamada, qué le disgustaba, qué asignaturas eran sus favoritas, cuáles no... Sabía mucho de Yamada como para ser más que apto para el puesto de novio.

- Y si yo te pidiese salir... ¿qué me dirías? - preguntó mirándole fijamente.

Yamada abrió los ojos sorprendido, vale, eso no se lo esperaba para nada. ¿Se le acababa de confesar Yuto? Nunca había imaginado que Yuto albergase esos sentimientos hacia él. Aunque, no era una mala idea...


*Fin*


Como muchas habíais supuesto, Yuto será uno de los inconvenientes en la relación Ariyama. Espero que les haya gustado este cap. ^_^ 
Me está gustando escribir esta historia... :3

Mimi-chan destaaa~!

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