miércoles, 10 de julio de 2013

Only you. [Capítulo 7]

Viendo que capítulo nueve ya lo tengo hecho, aquí traigo el siete. Tenía pensado acabarlo en el capítulo diez. Pero viendo lo visto, creo que se alargará unos capítulos más. Ya tengo todas las historias de todas las parejas montadas (incluso puedo imaginarme los diálogos xD), pero creo que se alargan mucho. Aún así, no creo que llegue a los veinte capítulos, o eso espero...
Bueno, no me enrrollo más, aquí os dejo el capítulo.





Capítulo7














Sorprendentemente los días habían avanzado a una velocidad desconocida para Yamada. Pues ya era viernes en la noche y al día siguiente tendría la reunión tan esperada para él. Estaba que desbordaba felicidad por todos los poros de su cuerpo. Se sentía realmente en una nube, esa semana lo había pasado muy bien, les había contado a Keito y a Chinen la reciente relación que tenía con Yuto y, para sorpresa de él, se lo habían tomado bastante bien. Chinen les había dicho que ya era hora, pues se notaba que desde hacía un tiempo Yuto tenía sentimientos por él y Keito simplemente se limitó a felicitarlos. Agradeció enormemente esa actitud en sus amigos y gracias a eso se sentía más ligero. Y un peso se le quitó de los hombros.

Y esa misma tarde había tenido una cita de lo más maravillosa con Nakajima, realmente lo había pasado bien. Y todos los días se mandaban mensajes, lo que le hacía pensar que realmente le estaba comenzando a gustar Yuto. Se sentía muy a gusto con él, le comprendía, protegía y quería. Se sentía muy dichoso de tenerle a su lado, pues era una maravillosa persona. Agradecía enormemente el haberle dicho que sí, pues ahora le gustaba. Ahora no tenía miedo a no corresponderle pues le quería. Y el beso de esa tarde lo había confirmado, había sentido emociones que creía muertas cuando Daiki se fue de su lado.



****** Flash Back. ******



Yuto y él caminaban tranquilamente por las calles atestadas de gente. Hablaban de cosas triviales, ya estaban de regreso a casa. Se sentían a gusto con la compañía del otro, era una tranquilidad indescriptible, nunca sentida antes. Sus manos no estaban unidas, pero de vez en cuando se rozaban haciendo que ambos se mirasen y sonrojasen.

Estaban por delante de casa de Yamada, el menor se había ofrecido a llevarle a casa aún sabiendo que él era el mayor, ese gesto molestaba a Ryosuke.

- ¿Por qué tienes que hacer esto? - puso un puchero permitiéndose ser infantil con Yuto porque sabía que este le consentía. Y le gustaba ser consentido por él. - Quiero decir, soy mayor que tú. - se cruzó de brazos y arrugó el ceño completando el gesto infantil. Yuto se limitó a sonreír, ese puchero era de lo más tierno con esas grandes mejillas infladas.

- Siempre lo he hecho. - se limitó a contestar con las manos en los bolsillos del pantalón. Dirigió la mirada al frente y sonrió dichoso de poder vivir ese momento. Ryosuke miró el semblante sonriente del menor, tenía una enérgica sonrisa en el rostro. Aunque siempre la tenía esta estaba más acentuada que las demás.

- ¿Qué te hace tan feliz? - le preguntó aún con esa actitud consentida, pero ya había quitado el puchero. Esa felicidad que parecía desbordar Yuto le causaba curiosidad, no sabía qué era lo que se la producía.

Yuto detuvo su paso y miró al mayor ante la pregunta. Su mirada era intensa y transmitía mucho, o por lo menos eso le parecía a Yamada. Llegó a perderse en esa impasible mirada, en esos imperturbables ojos que conseguían aflorar de su estómago sentimientos encontrados.

- Tú. - sentenció sorprendiendo al mayor que se había quedado absorto mirando esos penetrantes ojos. Pestañeó varias veces al no saber a qué se refería Yuto. - Tú eres el que me hace feliz, Yama-chan. - habló acercándose a él sorprendiendo al mayor.

No creía lo que acababa de escuchar, él era el causante del semblante feliz de Yuto. Era la primera vez que le decían algo así, a la cara, desde la partida de Daiki. Hacía tiempo que no se sentía especial para alguien. Y se alegraba de ser el causante de la felicidad de Yuto, pues el menor también era el causante de su felicidad.

Vio como Nakajima se acercaba a él a paso lento pero decidido. Cuando estuvo lo suficientemente cerca Yamada elevó el rostro para mirar fijamente a los ojos de Yuto. Tratar de saber qué era lo que Yuto iba a hacer.

Abrió los ojos cuando vio que Yuto se acercaba aún más a su rostro, sintió cómo le cogió de la cintura acercándole a él quitándole la opción de escapar. Pero, si era sincero, no quería escapar, quería que se diesen ese beso. Porque sabía que ahora iba el beso, ese beso que desde hacía unos días estaba deseando.

Y por fin llegó, ambos juntaron sus labios, en un tierno y lento beso. Primero Yuto movió los labios en busca de respuesta, respuesta que Yamada le dio inmediatamente cuando la pidió. Era un beso tierno, tranquilo, sin prisas, ahora mismo solamente querían transmitirse lo que sentían, nada más, los besos fogosos y ardientes llegarían después, ahora, simplemente querían sentir. Las mejillas del mayor se colorearon, era un beso intenso y con mucho amor.



****** Flash Back. ******





Yamada se tocó los labios, pareciera que aún sentía el amor y la ternura de Yuto en ellos. Sus mejillas se colorearon intensamente, aún recordaba a la perfección la vergüenza que había pasado, inclusive ahora la sentía. Pero después del beso, Yuto le sonrió tiernamente y siguieron el trayecto, igual que antes. No había nada incómodo, y eso era lo bueno. Con Yuto podía ser él mismo, podía sentirse de mil maneras diferentes que cuando estuviese con Yuto todas esas emociones cesarían.

Durmió plácidamente, sin pesadillas, sin recuerdos, ni pasado, ni Daiki... sin nada. Esta noche fue tranquila, sin sobresaltos, sin despertar a media noche, ni llorar con los recuerdos. ¿Sería todo por Yuto? No lo sabía, simplemente quería que nunca cambiase, dormir todas las noches así, aunque eso significase no recordar a Daiki por las noches, ni soñarle. Correría el riesgo, solamente quería volver a dormir tranquilo, y a mirar hacia adelante.



El sábado amanecía, con la alegría de nueve personas que querían volver a encontrarse. Llegaba la hora acordada, cada uno manifestaba un sentimiento, nostalgia, alegría, nerviosismo, anhelo, felicidad, inconformidad, tranquilidad... muchos sentimientos para un simple encuentro, pero es que con ese encuentro volvían a encontrarse viejos amigos, antiguos recuerdos, sentimientos dormidos... muchas cosas se sentían cuando volvías a ver el rostro de esas personas con las que compartiste los mejores años de tu adolescencia.



Poco a poco el reloj avanzaba y la hora acordada llegaba. Todos se vestían tranquilamente para que no pasase nada improvisto. Salieron dispuestos a llegar al sitio concordado y así dar paso al especial día que les esperaba. Llegaron uno a uno saludándose alegremente, realmente necesitaban verse, aunque solamente una tarde, compartían un pasado realmente feliz como para olvidarse de él. Realmente habían llegado a ser buenos amigos, de esos que solamente encuentras una vez en la vida, y que el resto no paras de compararlos a ellos, así era que no volverías a encontrar personas tan cercanas como esos verdaderos amigos.

Decidieron ir a una cafetería tranquila, propuesta por Yabu, para así poder relajarse y hablar tranquilamente del paso de estos años. Extrañamente, habían cambiado poco, solamente en el aspecto físico, y no mucho, pues la mayoría se sorprendió de lo poco que había crecido Chinen, en cambio, Ryutaro había pegado un estirón inmenso.

- Tenías razón, Yabu. Este es un buen sitio para hablar. – felicitó Inoo mirando el lugar asombrado de la paz que transpiraban las claras paredes del local. Los demás concordaron con las palabras dichas por el moreno mientras admiraban la armonía del lugar. Yabu sonrió contento al verlos tan impresionados por el lugar.

- A decir verdad, es mi lugar de trabajo. – comentó el mayor de todos sonriendo como él sabía, haciendo sus ojos pequeños al mostrar los dientes en la sonrisa. Sonrisa en la que Hikaru se perdió nada más verla, pero solamente recordar las palabras que le había dicho Kota días antes, le hacía cambiar el semblante a uno pensativo y serio. Algunos miraron al susodicho sorprendido, pues Yabu venía de buena familia, no rebosaban dinero pero sí se podían permitir varios lujos. Así era que vivía en la zona acomodada del barrio.

- ¿Trabajas aquí? – le preguntó Yuto. Ya todos estaban sentados en una de las mesas que tenían sillones, alejadas del barullo de las demás mesas, para así poder hablar aún más relajados. Yabu asintió ante las palabras de Nakajima, quien puso una mueca de asombro.

- ¿Entonces nos harán descuento? – todos los demás se giraron para mirar a Yuya que sonría alegre. – ¿Podré pedir la comida que quiera? – le preguntó ilusionado brillándole los ojos de emoción. Le encantaba comer y parecía que esa cafetería tenía muy buenos aperitivos.

- Takaki… no has cambiado nada. – suspiró Chinen que estaba a un lado de él. Parecía que el apetito del mayor seguía siendo tan grande como antes, aunque podía jurar que incluso más. El nombrado sonrió alegre, sí, en ese aspecto no había cambiado nada.



Transcurrió la tarde entre charlas, risas y anécdotas. Se contaron qué estaban estudiando ahora, se contaron algunas novedades en las familias, historias que habían vivido con sus amigos de ahora, recordaron anécdotas de antes… disfrutaron mucho con esa pequeña reunión.

- Y en temas de amor, ¿cómo vais? – preguntó pícaro Hikaru que sonrió maliciosamente cuando dos de ellos se sonrojaron, aunque se sorprendió un poco al ver que eran Yamada y Yuto. Notó una mirada entristecida de Keito, una de amargura de Chinen y una incómoda de Yabu. Era una estampa perfecta para su pícara personalidad.

- Bueno, seguramente que Ryutaro no habrá tenido su primera experiencia. – picoteó Inoo al menor de todos que estaba serio, recordado el lujurioso pasado con Chinen. Sonrió de medio lado cuando escuchó esas palabras salir de blanquecina boca del pianista.

- Por supuesto que la he tenido, ya tengo 18 años, es de lo más normal. – habló totalmente calmado y sin cohibirse. Dirigió una leve mirada a Chinen, pues su primera experiencia había sido con el mayor. Éste solamente desvió la mirada, no quería recordar esos sucesos con Ryutaro, pero su mente le torturaba.

- ¿A sí? ¿Y con quién? – preguntó entusiasmado Yabu. Siempre había sido como un hermano mayor para Morimoto, siempre cuidándole, aconsejándole, prestándole los juegos, guiándole, incluso picoteándole de vez en cuando… vamos, un hermano mayor en toda regla.

- Eso no es de tu incumbencia. – sonrió, no quería sonar demasiado bruto ni borde. Aunque tampoco le importaba mucho decir con quién había tenido la primera experiencia, pero seguramente que para Chinen no era agradable, además de que siempre lo habían mantenido en secreto y esta no sería la excepción.

- ¿Y qué me dices de tu sonrojo, Yama-chan? – preguntó pícaro Yaotome haciendo que todas las miradas se posasen en Yamada.

Algunos se sintieron aliviados, ese sonrojo quería decir que había alguien nuevo en la vida de Yamada, había superado lo de Daiki, eso era algo bueno. Todos menos uno de los mayores, el moreno, que arrugó el ceño, no le gustaba para nada ese sonrojo. Mientras para los demás era signo de tranquilidad, a él le molestaba.

- ¿Mi sonrojo? – se notaba el nerviosismo en su habla, todos los demás ensancharon la sonrisa, pues ese nerviosismo era signo de que había algo. Yuto sonrió al verle tan tímido, sabía que eso era ocasionado por él y le gustaba. – No me he sonrojado… - susurró ni si quiera tenía el valor para afrontar esa mentira que había dicho.

- Oh vamos Yama-chan, sabes perfectamente que te has sonrojado. – siguió insistiendo Hikaru, ahora parecía que la había tomado con Yamada. Inoo examinaba muy de cerca todas sus reacciones, quería saber hasta qué punto estaba enamorado Yamada de “ese alguien”. – ¿Quién es el afortunado? – preguntó directamente Hikaru.

Ryosuke no sabía dónde meterse, la vergüenza era mucha, demasiada. Además de que aún no podía hablar abiertamente de la relación de Yuto, había algo que se lo impedía, ya desde un principio no dijo nada. Si Keito y Chinen se habían enterado era por palabra de Yuto. No sabía por qué pero quería mantenerlo en secreto, no quería que se enterase nadie.

- ¡Bueno, bueno! – interrumpió Keito, no quería escuchar más sobre la relación de Yuto y Yamada, aún no había conseguido despegarse a Yuto de su corazón y le dolía escucharlo. Y tampoco quería ver el sonrojo de Yamada, pues sabía de sobra que era por la reciente relación. Los demás le miraron sorprendidos y confusos. – Dejemos a Yamada tranquilo, ya nos lo dirá cuando quiera. – sonrió calmado y dulce. Algunos sonrieron también y asintieron a sus palabras, tampoco había que obligar al pequeño Ryosuke a contar sus intimidades.

Continuaron su charla entre risas.

Yamada los miraba a todos compartir opiniones y reír enérgicamente, todos tenían una expresión de pura felicidad, parecía que llevaban tiempo queriendo este reencuentro, seguramente que así era. No pudo evitar pensar “ojalá Dai-chan estuviese aquí viendo esto.” Quería que el mayor estuviese ahí con todos, hablando y riendo, contando cómo lo había pasado lejos del barrio.

Bajó la mirada entristecido, le dolía que Daiki se perdiese este momento tan importante en la vida de ellos, este reencuentro quedaría para siempre en la memoria de todos y cada uno de ellos, menos en la de Arioka. Pero no se podía hacer nada, Daiki no podía venir, estaba muy lejos de aquí.

Las campanitas de encima de la puerta de la cafetería sonaron anunciando un nuevo cliente. Nadie le había prestado atención, pues toda la tarde habían estado entrado y saliendo clientes de la cafetería. Pero Inoo se giró sonriendo abiertamente mientras susurraba un leve “ya está aquí” que Keito escuchó perfectamente ya que estaba a un lado de él. Yuto, que estaba en frente del morneo, miró ese repentino comportamiento de Inoo mientras los demás seguían charlando ajenos al ruido.

Siguió la mirada de Inoo que veía hacia la puerta, arrugó el ceño en signo de confusión. No entendía qué traía tan contento al moreno, y continuó siguiendo la vista de Inoo. Vislumbró una pequeña silueta caminando por el pequeño pasillo que había entre las mesas y la barra. Esa silueta caminaba en dirección a ellos, con paso decidido y ansioso. Miró el rostro de esa persona pero no lo distinguió pues la puerta transparente estaba detrás de él y dejaba pasar mucha claridad. Noto el pelo algo ondulado y castaño oscuro de la persona, al igual que una complexión delgada.

- No puede ser… - escuchó levemente de Yamada. Se giró a mirar al castaño y se sorprendió al ver los ojos abiertos de par en par del mayor, como si estuviese viendo una alucinación, algo producto de su mente.

Dirigió su mirada a dónde estaba mirando el mayor y notó que estaba mirando al mismo sitio que Inoo, pero la expresión de su rostro era completamente diferente a la del menor.

Una vez que la silueta se acercaba a su mesa, se hacía más visible su rostro, cada vez que se acercaba Yuto comenzaba a sorprenderse y a comprender la sorpresa de Yamada. Esa persona era…

- ¡Dai-chan! – gritó Inoo mientras corría hacia él a abrazarle.

La pequeña silueta sonrió mostrando sus blanquecinos dientes. Yuto miró a Yamada que seguía con los ojos abiertos de par en par, pero… con un brillo especial






*Fin de cap.7*



Espero que les haya gustado! *-*

lunes, 1 de julio de 2013

Only you. [Capítulo seis]

Bueno, como dije aquí dejo el capítulo seis de este serial. Siento que cada vez se hacen más largos los capítulos, espero que se les haga pesada la lectura... u_u'





Capítulo seis. 



Yamada recostado en su cama miraba el techo pensativo. ¿Realmente acababa de suceder eso? ¿Estaba saliendo oficialmente con Yuto? Pero él no sentía nada especial por él, ¿por qué le había dicho que sí, entonces? No lo entendía. Haría sufrir a Yuto con sus confusos sentimientos, ¿había sido egoísta? ¿Había salido con Yuto porque se merecía esta oportunidad? Le había dicho que sí a sabiendas de que no sentía lo mismo que el menor.

Se giró quedando echado sobre su costado, se sentía mal. Estaba utilizando a una persona para su propio beneficio, nada bueno salía de utilizar a las personas. "Pero esos temores son normales. Eso es de lo que se trata el amor, de lo inseguro, de lo incierto..." Las palabras dichas por Nakajima momentos antes retumbaron en su mente. ¿Sería que se estaba enamorando de Yuto? No, eso era imposible. Solamente estaba considerando los sentimientos de los demás.

Su móvil vibró sacándolo del mar de pensamientos que le atormentaban la cabeza. Miró con vagancia dicho aparato y lo miró molesto. ¿Quién sería ahora? Se sentó en la cama y lo cogió de encima de la mesita de noche. Miró quién le había mandado el mensaje y se sorprendió de ver que era de Yuto. Abrió el mensaje algo nervioso, no comprendía por qué se ponía así, Yuto estaba haciendo que su interior se alterase. Al leer el mensaje abrió los ojos, poco después sonrió contento.


"No le des más vueltas al asunto, tampoco te sientas mal. Yo quiero estar contigo, así que no has hecho nada malo. Me has hecho enormemente feliz, así que deja de atormentarte y trata de descansar que mañana tenemos examen."

 
Leyó en voz alta mensaje, aún no se creía lo transparente que podía ser a ojos de Yuto. Siempre sabía qué le pasaba en cualquier momento, incluso sin él decirle cómo se sentía el menor lo adivinaba con solo una mirada. No sabía si sentir miedo o una enorme felicidad. Saber que siempre podría contar con Yuto le alegraba, pero sabía que eso no bastaba. Ahora comprendía que gustarle Yuto era lo mejor que podía hacer, porque sabía que con él no sufriría, porque él estaría ahí para protegerle.

Sin darse cuenta una sonrisa enamorada se posó en su rostro mientras miraba la pantalla de su móvil.

Sí, haría todo lo que fuese por enamorarse de Yuto, dejaría de una buena vez el pasado atrás. Era lo mejor.





********





Hikaru se encontraba en su universidad, no conseguía concentrarse en sus estudios. Pues había un incordio que le molestaba, aún estando en la biblioteca el mayor no se cortaba lo más mínimo. Le daba miradas lascivas, sonrisas seductoras... logrando que su concentración se perdiese. Aunque tampoco hacía falta mucho para eso, la verdad era que no tenía mucha concentración. Por eso le molestaba, porque le costaba mucho concentrarse para que ahora llegase "ese" a estropeárselo.

Cerró su libro fuertemente sorprendiendo a su amigo que estaba a un lado de él. Le miró preocupado y sorprendido, pues no esperaba esa reacción del castaño.

- ¿Hikaru? ¿A dónde vas? - le preguntó mirándole interrogante, Hikaru suspiró mientras se rascaba la nuca exasperado. No comprendía el comportamiento de Yaotome iba a volver a preguntarle porque no estaba seguro de que le hubiese escuchado.

- Me voy a casa, no puedo concentrarme. - explicó mientras guardaba todo en su mochila. Tenía que salir de ahí cuanto antes, no aguantaba estar en el mismo sitio que "él", de verdad no lo soportaba. Conocía la fama del mayor, pues era realmente popular en la universidad, pero esa popularidad no era nada buena ante sus ojos.

- Espera, voy contigo. - rápidamente habló antes de que el menor se fuese sin él. Pero su actividad de guardar sus cosas en su mochila se vio interrumpida por la voz de Hikaru que le detuvo.

- No, tú quédate. No quiero, que por no poder concentrarme yo, te quedes sin una tarde de estudio. - sentenció mientras le miraba con una sonrisa alegre en su rostro. Salió de la biblioteca de la universidad antes de que su amigo pudiese objetar nada. No era para evitar a su amigo, simplemente quería escapar antes de que el otro se diese cuenta de su ausencia y fuese tras él.

Llegó hasta su aula para coger algunos libros que le faltaban para marcharse finalmente de ese recinto, tenía que darse prisa pues no quería encontrarse con ese molesto chico que desde aquel mensaje no dejaba de molestarle. A pesar de haber compartido un pasado juntos, incluso llegaron a ser unos amigos inseparables, ahora era todo distinto. El mayor había cambiado de personalidad, ahora no podía imaginarse ser amigo de ese ser, lo encontraba realmente molesto.

- Valla, valla. - habló alguien detrás de él deteniendo su andar por uno de los pasillos que daban a la entrada principal. Se giró rápidamente al distinguir el propietario de dicha voz. "No conseguí escapar a tiempo..." pensó lamentando su falta de rapidez. Arrugó el ceño cuando se miraron de frente, el otro simplemente aumentó la sonrisa. Ver ese ceño le hacía sentirse orgulloso. - ¿Ya te vas, Hikaru-kun? - su voz sonaba algo sarcástica.

El mayor estaba apoyado en la pared del pasillo con los brazos cruzados mirándole de frente, sonriéndole burlón al haberle cazado antes de que se fuese. Hikaru seguía sin comprender el repentino deseo del mayor por molestarle a todas horas, a pesar de ir a distintas carreras el mayor encontraba siempre hueco para molestarle en todos los descansos.

- Sí. - se limitó a contestar para darse la vuelta y seguir con su cometido. Su ceño no se suavizó, le molestaba que el mayor tomase esa actitud con él. El mayor más que nadie tenía que saber que esos trucos no funcionaban con él, no era el primero que le intentaba seducir y tampoco sería el último en fracasar.

Caminó unos cuantos pasos, pero no pudo avanzar más, porque el otro le cogió del brazo haciendo que se girase. Después sintió como era empotrado en la pared con el otro impidiéndole el poder escapar. Una mano la mantenía en el brazo que le había cogido y la otra apoyada en la pared a la altura de la cintura de Hikaru. El menor suspiró cansado, no era la primera vez que se daba esta situación.

- ¿Tengo que volver a repetírtelo? - le preguntó mirándole desafiante. El mayor ensanchó su sonrisa, su pelo liso acariciaba la frente de Hikaru. Ambos se miraban intensamente, aunque con diferentes sentimientos en sus ojos. Los ojos de Hikaru transmitían molestia y frialdad y los otros sensualidad y determinación. - No vas a conseguir nada conmigo, así que deja esta actitud que no te pega. – el mayor mantenía la mirada. Sabía cuántos de sus amigos habían sucumbido a ella, pero él no, él no era como los demás. No permitiría que le tratase como a ellos, no, eso nunca.

- Todos dicen eso al principio. - acarició lentamente el brazo de Hikaru con la yema de sus dedos provocando que la piel del menor se erizara, sonrió al notarlo. Acercó más su rostro al del menor a pesar del desconforme del menor, no se inmutó y siguió su cometido. - Al final acabarás en mi cama, como todos. - susurró sensualmente mientras seguía acariciando suavemente su brazo.

Hikaru no bajaba la guardia, se estaba mosqueando de verdad. No hacía más que compararlo con los demás y realmente le molestaba. ¿Por qué de repente actuaba así? Habían pasado de ignorarse mutuamente a andar como el perro en caza del gato. No comprendía el repentino cambio del mayor y nunca lo haría, porque no compartía esa ideología de andar acostándose con cualquiera que tuviese miembro viril.

- Tú mejor que nadie sabes que no soy como "todos". - recalcó la última palabra con rabia. Antaño eran buenos amigos y esta situación se escapaba de su inteligencia. Solamente le había hablado para decirle lo de la reunión que había planeado con Yamada y desde ahí no paraba de acosarlo. ¿Qué había hecho para merecer esto?

- Por eso sé que caerás. Porque te conozco muy bien... y sé lo que te gusta. - susurró en su oído con tono sensual. A Hikaru un escalofrío le recorrió la espina dorsal, escuchar esa voz tan sensual salir de los labios de mayor le hacía sentir un fuego interno nunca sentido antes. Tragó fuertemente para recomponerse y tratar de apagar ese fuego, no bajaría la guardia ante ese Don Juan que no había nadie que le saciase.

- Estás equivocado. - habló mirándole fijamente sin apartar la mirada. Ya no tenía el ceño fruncido pero su determinación y seriedad era muy notoria. Haciendo que el mayor se apartase un poco ante el repentino cambio que el menor había tenido. - El Hikaru que tú conoces no es el que tienes aquí en frente. El que tú conoces murió hace mucho tiempo. - El mayor soltó sorprendido el brazo de Hikaru y se alejó, buscando el significado a esas palabras. - Ya no soy como aquél entonces. Comprende de una vez, que tú y yo nunca más vamos a estar relacionados en ningún sentido. - Hikaru se despegó de la pared para coger la mochila que le había caído cuando el mayor le había empotrado contra pared.

- Así que hazte un favor y déjalo ya, Yabu. - sentenció mientras seguía caminando de espaldas a él dejando al mayor mirando al suelo incrédulo. Sin comprender qué había pasado y qué querían decir las palabras "El Hikaru que tú conoces murió hace mucho tiempo." Elevó la mirada viendo como el castaño se iba sin mirar atrás.



****************



Yuto no cabía de júbilo, aún recordaba perfectamente la conversación que había tenido no hacía ni tres horas con Yamada. Recordaba a la perfección las emociones vividas, los nervios que había sentido y más aún la felicidad que había explosionado en su interior cuando escuchó decir a Yamada "Vale, Yuto, vamos a intentarlo". Daba vueltas a la cama de la felicidad mientras miraba al techo dichoso. Tenía que contárselo a alguien, y sólo había una persona que le apoyaría incondicionalmente, aunque ya se imaginaba la sorpresa que se iba a llevar.

Sonrió mientras cogía el móvil que tenía a un costado de él, pues no hacía ni media hora que le había mandado un mensaje a Yamada para tranquilizarle pues sabía que el mayor se sentiría algo mal. Porque sabía de sobra que Yamada seguía enamorado de Daiki, pero nunca lo reconocería, ni si quiera a sí mismo. Pero Yamada tenía que aceptar que Daiki se había ido y puede que no volviese, no podía depender de una promesa hecha hace tres años, porque una promesa se la lleva el viento al momento de pronunciarla.

Todo eso lo pensó mientras esperaba a que la otra persona contestase al teléfono, ya habían sonado cuatro tonos y el mayor no se dignaba a contestar. Estaba a punto de colgar, para que no le saltase el contestador, cuando el mayor le contestó algo agitado, seguramente había corrido para coger el teléfono.

- ¿Te pillo ocupado? - le preguntó sonriente aún echado en la cama. Necesitaba contárselo a alguien y ese alguien era nada más y nada menos que Keito. Aunque sabía que Yamada no quería que se enterasen sus amigos, o por lo menos no tan pronto. Pero a Keito tenía que contárselo, porque podía confiar plenamente en él, sabía que no iba a decir nada.

- Pero si sólo eres tú, Yuto... - suspiró cansado el mayor. El mencionado arrugó el ceño por ese "pero si sólo eres tú" que había utilizado el mayor para referirse a su llamado. La confianza daba asco... pensó malhumorado el menor. - Pues sí me pillas ocupado, estoy en mitad de mi clase de guitarra. - explicó. Hacía unos meses que se había interesado por ese instrumento y se le daba de maravilla, en pocos meses había aprendido bastante.

- ¿Y qué haces que me contestas la llamada? - le preguntó en tono de reproche algo sonriente. Le gustaba saber que aunque el mayor estaba ocupado corría a contestarle su llamada, le encantaba a decir verdad. Aunque ya estaba feliz por el reciente hecho en su vida sentimental. Solo de acordarse le entraban ganas de saltar por toda la habitación y gritar a los cuatro vientos que Yamada era su novio. Pero sabía que ese era un comportamiento infantil y podía incomodar al mayor y sólo por eso se contenía, pero sentía unas ganas enormes de hacerlo.

- ¡¿Qué?! ¡¿Y de quién crees que es la culpa, idiota?! - contestó en un tono incrédulo pero elevando el volumen de su voz. Yuto sonrió, escuchó un resoplido por parte de Keito y ensanchó aún más la sonrisa divertido. Sabía que Okamoto no podía enfadarse con él, eran grandes amigos como para eso. - ¿Ha pasado algo? - le preguntó más calmado y preocupado, normalmente Yuto no solía llamarle a esta hora porque sabía que estaba ocupado.

- Tengo que contarte un suceso importante. - contestó emocionado Yuto mientras se levantaba de la cama y miraba a través de su ventana que estaba encima de la cama. Miraba a través de ella sin mirar, porque su mirada estaba perdida de la emoción, recordando en su mente una y otra vez las palabras dichas por Ryosuke.

- Pues date prisa, porque no tengo mucho tiempo. - apresuró el mayor, el profesor había acudido en su búsqueda preocupado, ya que había marchado corriendo hacia las mochilas cuando escuchó su móvil. - Bueno, mejor me lo cuentas por la noche, el profesor viene a buscarme. Lo siento, ya hablamos más tarde. - y después de que él le contestase con un leve "sí" colgó. Yuto miró el móvil pensativo, bueno, solamente tenía que esperar hasta hoy por la noche para contárselo.



*********



Keito miraba pensativo su teléfono, acababa de hablar con Yuto. Había llegado a casa después de la práctica de guitarra y tenía curiosidad por saber qué era lo que el menor tenía que decirle. Pero nunca se imaginó que eso fuese lo que le diría.


"He comenzado a salir con Yama-chan."


Esas palabras le habían descolocado por completo, ¿cuándo había pasado eso? ¿Y por qué él nunca lo notó? No se había dado cuenta de los sentimientos de Yuto hacía Ryosuke, ni si quiera lo había sospechado ni un poco. Sus sentimientos hacia Nakajima le habían cegado, y esa ceguera ahora le estaba escarmentando. Había sido muy ingenuo si pensaba que Yuto alguna vez se fijaría en él.

Pero la culpa de todo eso la tenía él, él había optado por ser ciego y no querer ver lo que la realidad le mostraba. Porque más de una vez encontró a Yuto absorto mirando a Ryosuke en clase, embobado al verle entrenar al fútbol, ensimismado cuando le escuchaba cantar en el karaoke. Pero de todas esas miradas no se había querido dar cuenta, miró para otro lado cuando todo eso pasaba alegando que eran simples suposiciones. Y ahora esas suposiciones estaban confirmadas, pero ya no solo eran los sentimientos de Yuto, si no la reciente relación que este mantenía con Yamada. Eso también le había pillado por sorpresa, pues él pensaba que Ryosuke seguía amando a Daiki, pero también había sido ciego en ese tema.

Dejó el teléfono encima de la cama. Teléfono por el que minutos antes había cortado la conversación con Yuto alegando que estaba cansado. Pero en realidad no quería que notase sus sentimientos, porque ahora más que nunca tenía que esconderlos o simplemente olvidarse de él. Aunque sabía que no era tarea fácil tenía que hacerlo, ya no solo por el bien de la relación de ellos dos, sino por su propio bien también. Porque no obtenía nada si seguía enamorado de un chico que ni si quiera sabía de sus sentimientos.

Suspiró cansado, dejando salir toda la angustia que sentía, pues lo quisiese o no acababa de ser rechazado involuntariamente. Su pecho le dolía y le palpitaba fuertemente, abrasándole en cada una de esas palpitaciones. Sentía un dolor enorme que no se iba, pero nada podía hacer. Solamente dejarlo pasar y aceptar la realidad, aceptar que Yuto jamás lo vería como más que un amigo.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño para relajarse, necesitaba desconectar un poco y pensar mejor las cosas, mañana sería un día muy difícil.



************



Yuto se desperezó cuando notó el primer rayo de sol sobre sus ojos, acompañado de los incansables golpes que su madre daba sobre la puerta de su habitación. Gimió mientras se estiraba, nada más que pudo fijar la vista miró el despertador para ver la hora. Suspiró cuando se dio cuenta de que era muy temprano. Miró la puerta en la que los golpes no cesaban. Se sentó en la cama suspirando de nuevo.

- Ya estoy despierto. - informó para que su madre lo supiese y no acabase entrando para tirarle de la cama. Ésta cesó los golpes y se fue avisando a Nakajima de que el desayuno estaba listo Se levantó y se encaminó hacia el baño para acabar despertándose del todo.

Una vez que ya se hubo vestido y desayunado, salió para caminar hacia el instituto. Tenía unas ganas enormes de ver a su reciente novio, se sentía el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Ahora que Ryosuke estaba a su lado lo veía todo más claro, sabía que tenía un futuro brillante a su lado. Y aunque sabía que podía que el castaño no le correspondiese, aunque no lo quisiese reconocer, tenía que aprovechar esa maravillosa oportunidad que el mayor le estaba ofreciendo, porque sabía que no se daría de nuevo.

Delante de él divisó esa pequeña pero ancha silueta que conformaba Ryosuke, esa silueta que reconocería en la oscuridad más absoluta. Sonrió radiante mientras corría para ir a saludarle, tenía ganas de ver ese rostro sonriente y adormilado que solía portar el mayor por las mañanas.

- Hola, Yama-chan. - saludó manteniendo su más radiante sonrisa. El nombrado se giró sorprendido al escuchar esa voz, le miró con los ojos sorprendidos pero al segundo siguiente le sonreía con el rostro iluminado.

- Hola, Yuto. ¿Qué tal amaneciste? - se sentía nervioso, así que desvió la mirada y la posó en el suelo sintiéndose incapaz de afrontar la mirada del más alto a causa de su timidez. Yuto sonrió por la actitud que había tomado Yamada, pocas veces era él el causante de esa faceta del mayor.

- Bien, mejor ahora que te he visto. - soltó de repente sorprendiéndose él mismo. No sabía desde cuándo era tan impulsivo a la hora de hablar, no sabía que tenía ese lado. Pero se recompuso cuando vio esa mirada atónita del mayor. Sonrió después al ver un pequeño sonrojo en las redondas mejillas de Yamada.

- No tienes por qué decir esas cosas... - susurró sonrojado Ryosuke mientras apartaba la mirada del alto. No tenía fuerzas para verle, aún no estaba acostumbrado a esos comentarios por parte del menor. Bueno, ni por parte del menor, ni por parte de nadie. Ya que Daiki tampoco era muy dado a echarle piropos cada poco.

- ¡Hola chicos! - saludó Chinen una vez que llegaron a la entrada del instituto. Yuto le sonrió y le devolvió el saludo. Miró a Keito pero éste desvió la mirada, no encontraba el valor para verle después de la revelación de Yuto la noche anterior. Nakajima se sorprendió cuando notó que Okamoto le había rechazado el contacto de miradas.

Los cuatro se encaminaron hacia el interior del instituto para comenzar la jornada escolar.





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- ¿Entonces vas a venir? - preguntó un moreno alto, con facciones delicadas y con una radiante sonrisa en el rostro. Tenía una delgada pero imponente figura, las chicas a su alrededor se quedaban embobadas al verle, no por nada era de los populares en la universidad. Hablaba por teléfono sujetándolo con sus finos y largos dedos blancos, dedos valiosos a causa de ser un pianista.

- ¡Claro que sí Inoo-chan! - exclamó una voz enérgica y fina al otro lado de la línea. El moreno sonrió contento, hacía mucho tiempo que no se veían y quería que estuviera en la reunión del sábado, ya que si todos iban a quedar, el otro también podía hacerlo. Y casualmente aún conservaba el mismo número de teléfono.

- Vale, es el sábado. Llega puntual y no te duermas. - advirtió aún contento el moreno. Recibiendo un efusivo "sí" por parte de otro chico. Después se despidieron y el moreno no pudo borrar esa sonrisa durante todo el día. Ahora tenía muchas más ganas de la reunión, no podía esperar a ver las caras que pondrían todos, porque "él" vendría. 




*Fin del cap. 6*




 También van apareciendo más parejas, como véis, cada pareja tiene su historia... espero que les vaya gustando más el fic. Como siempre a mí me encanta escribirlo. *-*